La pobreza tiene rostro de mujer

Libro y censura

"La historia del libro corre paralela a la de la censura. Una de las cosas esenciales que proporciona la lectura es aprender a pensar, y no hay nada más peligroso para el poder que un pueblo pensante. La tarea del político es más fácil frente a un pueblo idiota, educarnos en la estupidez es quitarnos los libros, y eso siempre ha sido tarea de dictadores."
Alberto Manguel, en una entrevista en El País.
Mikel Agirregabiria

Semáforos injustos

Los novísimos postes de luces con temporizador desvelan sus secretos.

Los semáforos son tan cotidianos que han sigo objeto de abundantes chistes. Los más inocentes se basan en la posición enfrentada de las parejas de semáforos, donde uno se pone rojo porque el otro le mira… mientras se cambia. En Lepe, los hacen más altos para que nadie se los salte, o incluso dicen que tienen cuatro colores: el verde para pasar, el amarillo para reducir, el rojo para frenar,… y después el ‘negro’ para que te limpie el parabrisas.

En Getxo desaparece la luz ámbar, de precaución, porque peatones y conductores saben el tiempo de espera que les corresponde. Los modernos semáforos instalados han superado la función básica de transmitir señales, como indica su etimología griega, derivada de sema- (signo) y -foro (lugar). Dotados con leds, diodos electro-luminiscentes de menor consumo y mayor duración, además del color y la posición del foco encendido añaden otras informaciones gráficas, como el tiempo remanente antes de cambiar la preferencia de paso y la velocidad a la que debemos cruzar.

Observando un ciclo completo, se comprende quién se lleva la parte del león entre coches y viandantes: A los automóviles se les otorga 55 segundos, casi un minuto, mientras a los peatones se nos concede unos miserables 20 segundos. Ya sabemos que siendo la calzada para los automóviles, ello les debe dar cierta preferencia en tiempo, pero muchos conductores y conductoras parecen ignorar que las aceras son en exclusiva para los peatones, al aparcar reincidente e impunemente sobre ellas.

Lo peor es la recomendación del ‘muñequito’ verde, aquí no lleva falda como en Lugo, sobre cómo hemos de atravesar el paso de cebra. Desde de primer segundo nos sugiere que empecemos a correr como desesperados, nada de andar o pasear, a fin de que no nos atropellen los rugientes vehículos que observan más el icono coloreado que a las personas de todas las edades que hemos empezado a practicar el nuevo deporte semaforil.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/semaforos.DOC

5 vídeos para aprender a ser feliz


2º Vídeo. 3º Vídeo. 4º Vídeo. 5º Vídeo.

Cuidado con automedicarse

Las reglas de la vida

Para ser felices, los jóvenes deben comprender y observar las leyes que rigen el juego de la vida, y los mayores conocer incluso sus excepciones.

La jovencita dijo a su madre: “No quiero volver a clase; esos estudios ya no me interesan”. A continuación, le contó con detalle sus… vagos proyectos. Prefería abandonar el ciclo de grado medio, a mediados de curso, para ‘descansar’ seis meses y después abordar un bachillerato y un ciclo de grado superior. En sus fantasiosos sueños, se iba a preparar para un gran esfuerzo… relajándose durante medio año sin más dedicación que haraganear de lunes a domingo.

No es un caso aislado entre nosotros. La familia no logra disuadirla, porque ella sabe combinar muy favorablemente su doble vertiente de niña y mujer. Al borde de la mayoría de edad, su mentalidad infantil le permite suponer que la vida es un juego, donde las decisiones no provocan consecuencias, y su soberbia actitud de casi adulta la lleva a reivindicar su libre capacidad de decisión.

La realidad es muy diferente a lo que ella supone. Unos meses sin obligación alguna marca negativamente su porvenir. Nadie que se acostumbra a la molicie recobra la actividad, simplemente porque llegue una fecha en el calendario. Aquel abandono prematuro, sin más argumentos que la simple y común pereza, en muchas ocasiones no puede ser corregida por progenitores y tutores, y significa el fin de los estudios en la etapa más propicia.

Hemos de saber explicar al sector menos estudioso de nuestra juventud que no merece paga ni vacaciones quien no trabaja, y estudiar es el trabajo de niños y jóvenes, quienes han de cumplir con su derecho y su deber de educarse. Si alguien no hace nada por los demás, ni siquiera por sí mismo (porque estudiar a quien más beneficia es a uno mismo), no puede esperar nada de la vida. Existe una regla básica en la naturaleza: todo cuesta un esfuerzo y quien no está dispuesto a aportar su contribución, a corto, medio o largo plazo cuenta con un negro futuro.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/reglas.DOC