El debate sobre el debate del bipartidismo insultante.
Reconozco que ni vi los debates Borrell-Oreja, ni he ojeado apenas Crónicas Marcianas. La televisión me produce esa irrefrenable somnolencia de la ignorancia supina enlatada, que es aún más aburrida que la desenvuelta estupidez. Un encuentro con estos dos protagonistas amenazaba con ser peor que la mosca Tsé-tsé. a efectos de provocar la inflamación del cerebro y sus meninges. Posteriormente leyendo los periódicos, me reafirmo en proseguir con la práctica e higiénica costumbre de ver la televisión sólo en los escaparates al pasear.
Según cuenta la prensa escrita, que por cierto se nutre crecientemente de esta pseudo-realidad catódica, por la colección de monótonos monólogos sucesivos y alternados, por el tono que hasta en letra impresa se advierte y por el nulo interés del contenido, se aprecia con claridad que este doble o triple encuentro de estos diplodocos políticos pertenece al género de ficción establecido por CM, donde algunos famosillos se insultan con perseverancia, profesionalidad y respetándose el turno por alguna causa exótica y simplona, en razón de los honorarios que puntualmente cobran por sesión.
Pienso acudir a votar el próximo domingo 13-J, porque aún quedan opciones políticas respetables y menos anquilosadas que las que representan estos dos contendientes de los “partidos supremos” en un Estado que no quiere ser de charanga y pandereta, a pesar de lo que emiten las televisiones dominantes con contumacia y sin salirse del guión de “panem et circem” (al pueblo, pan y circo).
Gatos raros
Lecciones gatunas para políticos de altura.
Me piden que escriba sobre los “cuatro gatos” que acuden a los mítines o ven los debates televisivos de estas apáticas elecciones europeas de 2004. Les respondo a vuelapluma que quizá fuese más interesante especular sobre gatos, y probablemente obtener algunas recomendaciones para los políticos.
Los gatos son los animales más analizados que existen. Se ha elucubrado sobre ellos más que sobre cualquier otra especie y en presencia literaria superan incluso a los perros. Jean Cocteau señalaba que “Si yo prefiero los gatos a los perros, es porque no hay gatos policías”. Los proverbios y citas son innumerables. Se ha publicado que la mujer tiene alma de gato (¡?), que no importa que el gato sea blanco o negro sino que cace ratones, que quién le pone el cascabel, que le buscan tres pies, que te lo pueden dar como liebre, que de noche todos son pardos, que traen mala suerte los negros, que escaldados huyen del agua fría, o que tienen siete vidas.
Analicemos los cuatro gatos más fantásticos, no comunes en los hogares pero distinguidos y afamados. En orden de complejidad creciente, comencemos primero por el gato más abundante y fuerte, tanto que podría levantar incluso a un elefante. Supongo que lo habrán adivinado. Si no es así, otra pista es que se refugia por las noches en los garajes.
El segundo gato popular es el de Murphy, reconocido por sus leyes de la fatalidad. Una de las más interesantes observa que si "una tostada cae al suelo, siempre lo hará por la cara untada de mermelada". Dado que también se sabe que “todo gato cae siempre de pie", obtenemos fácilmente la "paradoja del gato de Murphy o del gato volador". Si a un gato le pegamos una tostada con mermelada en la espalda, y lo lanzamos al aire, la tostada tenderá a caer por su lado al tiempo que el gato tenderá a caer de pie. Como las dos leyes anteriores no admiten excepción, la única solución posible es que el gato no caiga, es decir, se quede flotando en el aire. No intenten este experimento, pero el “gato de Murphy” es tan ininteligible como la “tortuga de Aquiles”.
El tercer minino es el de Alicia en el País de las Maravillas, el “gato de Cheshire”. Alicia le preguntó: “¿Podrías decirme qué camino debo seguir?”. “Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”, contestó el gato. “No me importa mucho el sitio...”, dijo Alicia y concluyó el felino: “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”. El relato es más extenso y merece ser releído, pero lo esencial es este inicio de la conversación.
El cuarto es el "gato de Schrödinger", protagonista de una célebre prueba imaginaria que propuso en 1935 este físico y Premio Nobel. El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un dispositivo con gas venenoso, que se activa al detectar una partícula alfa y un átomo radiactivo con un 50% de probabilidad de emitir una partícula alfa. Si se emite una partícula alfa, el gato muere; y si no, el gato continúa vivo. Mientras no abramos la caja, según la naturaleza ondulatoria de la Mecánica Cuántica de probabilidad e incertidumbre aplicadas a este cuerpo macroscópico, entonces tendríamos un gato en la incómoda situación de quedar descrito por una función de onda extremadamente compleja, resultado de la superposición de dos estados combinados: los correspondientes a un gato vivo y a un gato muerto. Según el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto, y se trataría de dos estados indistinguibles.
Estos mis gatos preferidos: el mecánico-práctico, el humorístico-absurdo, el literario-imaginario y el científico-filosófico. Aplicados a la política sugieren consejos como los siguientes para nuestros gobernantes: 1º) Que sepan cuál es su lugar, necesario para ayudar en caso de apuro, pero no siempre omnipresentes, como el gato de los coches. 2º) Que no se planteen maximalismos imposibles de casar unos con otros, como el gato de Murphy. 3º) Que se pregunten adónde quieren llegar antes de emprender el camino, como el gato de Alicia. 4º) Que dejen los experimentos para los científicos, sobre todo cuando se trata de vivir o morir, como el gato de Schrödinger. Los políticos debieran aprender de esa indirecta que dice que -para guardar el sentido de las proporciones-es conveniente tener un perro que nos adore, pero también un gato que nos desprecie.
Una anécdota para terminar. Hace años, cuando apenas era una cría feminista, nuestra hija nos preguntó alzando la voz en una sala de espera atiborrada de público: “Aita (papá), ¿cómo sabes que el gato de la abuela no es una gata?”. El silencio se extendió a la espera de ver cómo salíamos de aquel compromiso. Al final, pude balbucear: “Es gato, porque… ¿no te has fijado en los bigotes que tiene?”.
Me piden que escriba sobre los “cuatro gatos” que acuden a los mítines o ven los debates televisivos de estas apáticas elecciones europeas de 2004. Les respondo a vuelapluma que quizá fuese más interesante especular sobre gatos, y probablemente obtener algunas recomendaciones para los políticos.
Los gatos son los animales más analizados que existen. Se ha elucubrado sobre ellos más que sobre cualquier otra especie y en presencia literaria superan incluso a los perros. Jean Cocteau señalaba que “Si yo prefiero los gatos a los perros, es porque no hay gatos policías”. Los proverbios y citas son innumerables. Se ha publicado que la mujer tiene alma de gato (¡?), que no importa que el gato sea blanco o negro sino que cace ratones, que quién le pone el cascabel, que le buscan tres pies, que te lo pueden dar como liebre, que de noche todos son pardos, que traen mala suerte los negros, que escaldados huyen del agua fría, o que tienen siete vidas.
Analicemos los cuatro gatos más fantásticos, no comunes en los hogares pero distinguidos y afamados. En orden de complejidad creciente, comencemos primero por el gato más abundante y fuerte, tanto que podría levantar incluso a un elefante. Supongo que lo habrán adivinado. Si no es así, otra pista es que se refugia por las noches en los garajes.
El segundo gato popular es el de Murphy, reconocido por sus leyes de la fatalidad. Una de las más interesantes observa que si "una tostada cae al suelo, siempre lo hará por la cara untada de mermelada". Dado que también se sabe que “todo gato cae siempre de pie", obtenemos fácilmente la "paradoja del gato de Murphy o del gato volador". Si a un gato le pegamos una tostada con mermelada en la espalda, y lo lanzamos al aire, la tostada tenderá a caer por su lado al tiempo que el gato tenderá a caer de pie. Como las dos leyes anteriores no admiten excepción, la única solución posible es que el gato no caiga, es decir, se quede flotando en el aire. No intenten este experimento, pero el “gato de Murphy” es tan ininteligible como la “tortuga de Aquiles”.
El tercer minino es el de Alicia en el País de las Maravillas, el “gato de Cheshire”. Alicia le preguntó: “¿Podrías decirme qué camino debo seguir?”. “Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”, contestó el gato. “No me importa mucho el sitio...”, dijo Alicia y concluyó el felino: “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”. El relato es más extenso y merece ser releído, pero lo esencial es este inicio de la conversación.
El cuarto es el "gato de Schrödinger", protagonista de una célebre prueba imaginaria que propuso en 1935 este físico y Premio Nobel. El experimento mental consiste en imaginar a un gato metido dentro de una caja que contiene un dispositivo con gas venenoso, que se activa al detectar una partícula alfa y un átomo radiactivo con un 50% de probabilidad de emitir una partícula alfa. Si se emite una partícula alfa, el gato muere; y si no, el gato continúa vivo. Mientras no abramos la caja, según la naturaleza ondulatoria de la Mecánica Cuántica de probabilidad e incertidumbre aplicadas a este cuerpo macroscópico, entonces tendríamos un gato en la incómoda situación de quedar descrito por una función de onda extremadamente compleja, resultado de la superposición de dos estados combinados: los correspondientes a un gato vivo y a un gato muerto. Según el formalismo cuántico, el gato estaría a la vez vivo y muerto, y se trataría de dos estados indistinguibles.
Estos mis gatos preferidos: el mecánico-práctico, el humorístico-absurdo, el literario-imaginario y el científico-filosófico. Aplicados a la política sugieren consejos como los siguientes para nuestros gobernantes: 1º) Que sepan cuál es su lugar, necesario para ayudar en caso de apuro, pero no siempre omnipresentes, como el gato de los coches. 2º) Que no se planteen maximalismos imposibles de casar unos con otros, como el gato de Murphy. 3º) Que se pregunten adónde quieren llegar antes de emprender el camino, como el gato de Alicia. 4º) Que dejen los experimentos para los científicos, sobre todo cuando se trata de vivir o morir, como el gato de Schrödinger. Los políticos debieran aprender de esa indirecta que dice que -para guardar el sentido de las proporciones-es conveniente tener un perro que nos adore, pero también un gato que nos desprecie.
Una anécdota para terminar. Hace años, cuando apenas era una cría feminista, nuestra hija nos preguntó alzando la voz en una sala de espera atiborrada de público: “Aita (papá), ¿cómo sabes que el gato de la abuela no es una gata?”. El silencio se extendió a la espera de ver cómo salíamos de aquel compromiso. Al final, pude balbucear: “Es gato, porque… ¿no te has fijado en los bigotes que tiene?”.
Mi amor, nunca estés triste
Súbito despertar
Cuando despertó, su diosa todavía estaba allí.
Todas las furias del cielo parece se han desatado.
Bajo la lluvia no veo, sino seres inhumanos.
Tigres y leones fieros, elefantes encrespados.
Muchos cuadrúpedos presos y animales agitados.
Creo que sólo es un sueño: el Diluvio recordado.
Cuando al final me despierto, mi amada está a mi lado.
Contigo me sobra el resto,… del arca del Noé santo.
Bésame, tonto votante
Un acrónimo en inglés aconseja claridad y sencillez, KISS (‘BESO’): Keep It Simple, Stupid! (‘¡Simplifícalo, estúpido!’).
Durante el diseño de UNIX (un sistema operativo para ordenadores), se instituyó la famosa doctrina KISS (“Mantenlo simple, atontado”), para sugerir que cuanto más sencilla sea la implementación de un programa, menor probabilidad habrá de que falle y más fácil será su mantenimiento posterior. Este acertado consejo de la programación, que apuesta por la simplificación, es aplicable igualmente en muchos otros ámbitos, desde la arquitectura funcional hasta el marketing comercial, o desde las técnicas de liderazgo hasta la gramática literaria…, al estilo del preciso y conciso Azorín porque Salman Rushdie diría que la complejidad de la narración incrementa su disfrute.
En software, y muy frecuentemente en otros aspectos de la vida cotidiana, el camino más corto, inteligible, seguro y práctico es el más simple. Pero lo sencillo exige mucho conocimiento, creatividad y dedicación. El ilustre caricaturista Al Hirschfeld decía "Cuando estoy apurado, hago un dibujo complicado. Cuando tengo tiempo, hago uno sencillo". La moraleja es que sencillo no significa fácil,... sino que la elegancia está en la simplicidad.
El problema es cuando la triunfante doctrina KISS, tautológica en informática, se aplica en ámbitos como los chabacanos programas de televisión, los desfasados currículos de educación o las propuestas políticas simplonas. Si con este eslogan se pretende reducir la complejidad hasta la caricatura que cualquier “torpe” pueda entender, seguramente el resultado será esperpéntico y destinado a aletargar a un público a quien se quiere mantener en la inopia.
Traspasar un “principio de mínima sorpresa” a un “elogio de la simpleza” resulta pésimo y contraproducente. Los intelectuales y los creadores de opinión deben adoptar un estilo amable, comprensible y accesible para todo el público, pero sin caer en el reduccionismo de obviar lo esencial para destacar lo superfluo.
La política, en numerosas ocasiones, es un modelo de mala aplicación de la divisa KISS. Los políticos deben efectúen un esfuerzo de inteligencia si pretenden que el electorado “les pese y, quizá luego, les bese”. En las campañas electorales debería superarse el habitual binomio BE-SO, compuesto por un BE-llo lema simplón, más un SO-porífero programa electoral absurdamente extenso y tedioso.
Por último, el segundo significado de KISS también debe matizarse en su aplicación externa a la informática. KISS indica igualmente `Keep it SECRET, stupid!' (Manténgalo SECRETO), para destacar una cualidad que ofrece confidencialidad y robustez a un código o contraseña. Pero en política, la ciudadanía merece conocer toda la verdad, sin abrumarla con detalles, y sin engañarla con falsedades, tergiversaciones u ocultaciones.
Billy Wilder dirigió en 1964 la película “Bésame, tonto”. Su título es una expresión cariñosa, no aplicable para recabar el voto ciego a un perspicaz electorado propio de una democracia asentada en una sociedad culta y libre. La confianza sólo la merecen los partidos políticos que se presentan con proyecto, compromiso, perspicacia, transparencia y autenticidad. La máquina del mundo quizá sea harto compleja, pero ello sólo demuestra el progreso de la civilización y la clarividencia de la ciudadanía.
Durante el diseño de UNIX (un sistema operativo para ordenadores), se instituyó la famosa doctrina KISS (“Mantenlo simple, atontado”), para sugerir que cuanto más sencilla sea la implementación de un programa, menor probabilidad habrá de que falle y más fácil será su mantenimiento posterior. Este acertado consejo de la programación, que apuesta por la simplificación, es aplicable igualmente en muchos otros ámbitos, desde la arquitectura funcional hasta el marketing comercial, o desde las técnicas de liderazgo hasta la gramática literaria…, al estilo del preciso y conciso Azorín porque Salman Rushdie diría que la complejidad de la narración incrementa su disfrute.
En software, y muy frecuentemente en otros aspectos de la vida cotidiana, el camino más corto, inteligible, seguro y práctico es el más simple. Pero lo sencillo exige mucho conocimiento, creatividad y dedicación. El ilustre caricaturista Al Hirschfeld decía "Cuando estoy apurado, hago un dibujo complicado. Cuando tengo tiempo, hago uno sencillo". La moraleja es que sencillo no significa fácil,... sino que la elegancia está en la simplicidad.
El problema es cuando la triunfante doctrina KISS, tautológica en informática, se aplica en ámbitos como los chabacanos programas de televisión, los desfasados currículos de educación o las propuestas políticas simplonas. Si con este eslogan se pretende reducir la complejidad hasta la caricatura que cualquier “torpe” pueda entender, seguramente el resultado será esperpéntico y destinado a aletargar a un público a quien se quiere mantener en la inopia.
Traspasar un “principio de mínima sorpresa” a un “elogio de la simpleza” resulta pésimo y contraproducente. Los intelectuales y los creadores de opinión deben adoptar un estilo amable, comprensible y accesible para todo el público, pero sin caer en el reduccionismo de obviar lo esencial para destacar lo superfluo.
La política, en numerosas ocasiones, es un modelo de mala aplicación de la divisa KISS. Los políticos deben efectúen un esfuerzo de inteligencia si pretenden que el electorado “les pese y, quizá luego, les bese”. En las campañas electorales debería superarse el habitual binomio BE-SO, compuesto por un BE-llo lema simplón, más un SO-porífero programa electoral absurdamente extenso y tedioso.
Por último, el segundo significado de KISS también debe matizarse en su aplicación externa a la informática. KISS indica igualmente `Keep it SECRET, stupid!' (Manténgalo SECRETO), para destacar una cualidad que ofrece confidencialidad y robustez a un código o contraseña. Pero en política, la ciudadanía merece conocer toda la verdad, sin abrumarla con detalles, y sin engañarla con falsedades, tergiversaciones u ocultaciones.
Billy Wilder dirigió en 1964 la película “Bésame, tonto”. Su título es una expresión cariñosa, no aplicable para recabar el voto ciego a un perspicaz electorado propio de una democracia asentada en una sociedad culta y libre. La confianza sólo la merecen los partidos políticos que se presentan con proyecto, compromiso, perspicacia, transparencia y autenticidad. La máquina del mundo quizá sea harto compleja, pero ello sólo demuestra el progreso de la civilización y la clarividencia de la ciudadanía.
Contigo acerté
Breve historia de una decisión perfecta.
Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser. Es en los momentos de resolución cuando se configura el destino propio. Muchos pequeños detalles determinan las grandes decisiones, porque toda determinación es el resultado de mil impresiones contradictorias. Cuando han pasado los años, todos sabemos que muchas de nuestras decisiones pudieron haber sido sólo parcialmente correctas o manifiestamente mejorables.
Después de treinta años, sigo pensando que tú fuiste mi mejor decisión. Cuando te vi por primera vez, supe que te quería, que me era imposible no amarte, y que únicamente podría vivir contigo o morir solo. Ni por un instante quise dejar escapar aquella oportunidad de enlazar nuestras vidas eternamente.
Desde el día que te conocí, soy feliz. Tú me enseñaste que sólo se vive de veras, cuando se funden dos vidas en una. Contigo las penas se dividen y las alegrías se multiplican. No sé adónde nos lleva el amor, pero contigo quiero ir en este sublime viaje de descubrimiento mutuo, el mejor que cualquier ser humano puede emprender. Juntos la vida se vuelve auténtica y hasta el mundo parece cálido.
Amor, tu sola presencia calma la incertidumbre de vivir en un planeta despiadado. El sol comenzó a brillar, cuando se reflejó en tus ojos. Desde que me besaste, el universo entero se estabilizó. De la mañana a la noche, de enero a diciembre, y para siempre, te amo. Amor, tú eres un largo adiós que espero nunca se acabe. No sé cómo contarlo, no sé cómo decirlo; sí sé cómo soñarlo, sí sé cómo sentirlo: contigo acerté.
Vivir es decidir constantemente lo que vamos a ser. Es en los momentos de resolución cuando se configura el destino propio. Muchos pequeños detalles determinan las grandes decisiones, porque toda determinación es el resultado de mil impresiones contradictorias. Cuando han pasado los años, todos sabemos que muchas de nuestras decisiones pudieron haber sido sólo parcialmente correctas o manifiestamente mejorables.
Después de treinta años, sigo pensando que tú fuiste mi mejor decisión. Cuando te vi por primera vez, supe que te quería, que me era imposible no amarte, y que únicamente podría vivir contigo o morir solo. Ni por un instante quise dejar escapar aquella oportunidad de enlazar nuestras vidas eternamente.
Desde el día que te conocí, soy feliz. Tú me enseñaste que sólo se vive de veras, cuando se funden dos vidas en una. Contigo las penas se dividen y las alegrías se multiplican. No sé adónde nos lleva el amor, pero contigo quiero ir en este sublime viaje de descubrimiento mutuo, el mejor que cualquier ser humano puede emprender. Juntos la vida se vuelve auténtica y hasta el mundo parece cálido.
Amor, tu sola presencia calma la incertidumbre de vivir en un planeta despiadado. El sol comenzó a brillar, cuando se reflejó en tus ojos. Desde que me besaste, el universo entero se estabilizó. De la mañana a la noche, de enero a diciembre, y para siempre, te amo. Amor, tú eres un largo adiós que espero nunca se acabe. No sé cómo contarlo, no sé cómo decirlo; sí sé cómo soñarlo, sí sé cómo sentirlo: contigo acerté.
A Bono jabonoso
A Bono: No se pierda, que abono no es carbono, ni da cuerda a la izquierda; recuerda que sólo es… “mi**da”.
Rusiñol pensaba que “Los que sin ton ni son ostentan condecoraciones, son como tiendas de poco género, que todo lo exponen en el escaparate”, y Nervo que “Los honores, las condecoraciones y los tratamientos han sido hechos para dar relieve a las medianías”. El buen consejo lo dio Guicciardini: “Ambiciona el honor, no los honores”. Rangos, grados, distintivos y adornos, condecoraciones y garambainas de todo género, así como títulos, blasones y honores sólo dan mérito a quienes no lo poseen.
Antes la política era cosa simple: De un lado, los que todo tienen: dinero, cargos y honores; del otro, los que nada poseen. Aquéllos todo lo encuentran bien. Éstos lo encuentran todo mal. A la derecha, la digestión, a la izquierda, el apetito. Luego llegó Lennon, y declaró: “No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras”.
Bono se lo creyó y se auto-concedió un medallón. Menos mal que luego, arrepentido, la declinó. No se sabe por qué: Si necesita una medalla ahora, ¡que se la dé! ¿Acaso no le dieron otra a Cascos en Galicia por el éxito del Prestige? ¿Los méritos de Bono?: Haber replegado tropas y, sobre todo, no tomar el Perejil como el anterior minisTrillo.
Rusiñol pensaba que “Los que sin ton ni son ostentan condecoraciones, son como tiendas de poco género, que todo lo exponen en el escaparate”, y Nervo que “Los honores, las condecoraciones y los tratamientos han sido hechos para dar relieve a las medianías”. El buen consejo lo dio Guicciardini: “Ambiciona el honor, no los honores”. Rangos, grados, distintivos y adornos, condecoraciones y garambainas de todo género, así como títulos, blasones y honores sólo dan mérito a quienes no lo poseen.
Antes la política era cosa simple: De un lado, los que todo tienen: dinero, cargos y honores; del otro, los que nada poseen. Aquéllos todo lo encuentran bien. Éstos lo encuentran todo mal. A la derecha, la digestión, a la izquierda, el apetito. Luego llegó Lennon, y declaró: “No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras”.
Bono se lo creyó y se auto-concedió un medallón. Menos mal que luego, arrepentido, la declinó. No se sabe por qué: Si necesita una medalla ahora, ¡que se la dé! ¿Acaso no le dieron otra a Cascos en Galicia por el éxito del Prestige? ¿Los méritos de Bono?: Haber replegado tropas y, sobre todo, no tomar el Perejil como el anterior minisTrillo.
¡Eureka, Europa!
Convocatoria electoral europea,… esa gran desconocida.
Las elecciones europeas han llegado… y nadie sabe cómo ha sido. Entre el 10 y el 13 de junio se celebrarán las elecciones en 25 Estados europeos, llamando a las urnas a un contingente sin precedentes: 350 millones de votantes potenciales que habrán de decidir la composición del Parlamento Europeo con 732 miembros. Provendrán del Estado español 54, 10 escaños menos que en 1999 por el Tratado de Niza, y que se reducirán en 2009 hasta 50 parlamentarios en Estrasburgo.
En sus 25 años de existencia, estos comicios a la Eurocámara nunca han logrado elevar el perfil del debate en todo el continente, en torno a ideas y programas europeos. En la actualidad, cuando el desacuerdo ha impedido cerrar una Constitución europea, el panorama de desinterés es palmario y manifiesto. El espíritu europeísta debe consolidarse; mientras tanto el electorado actúa con la inteligencia de interesarse más por los ámbitos próximos de decisión política.
Quizá la esencia fundamental del modelo europeo sea la subsidiariedad del poder, el principio que ha permitido aglutinar a una ciudadanía de historia y origen tan diverso. En ese sentido, la visión más avanzada y futurista del valor de Europa se mide por el interés elevado pero decreciente de la ciudadanía entre las elecciones “autonómicas”, centrales y europeas, obvio en las Comunidades Históricas (Euskadi, Catalunya,…), pero que no se percibe en regiones donde España es la referencia casi única.
Analicemos cómo se motiva al electorado de nuestro entorno para su movilización ante el Parlamento Europeo. En primer lugar, no ha habido precampaña alguna, e incluso en las dos semanas de campaña oficial la presencia en medios de comunicación y en publicidad es mínima. Los programas electorales son pobrísimos, apenas unas hojas deslavazadas frente a mamotretos de volúmenes en pasadas elecciones. Por ejemplo, el Partido Popular presentaba un programa electoral de 426 páginas en las generales, frente al programa de 31 en las europeas; el PSOE rebaja 209 a 26 sus páginas. Con esta desidia electoral, dudosamente se implican en el proyecto europeísta.
Los candidatos presentados para Europa por PP y PSOE, Mayor Oreja y Borrell, son incuestionablemente pretendientes reciclados, perdedores de procesos anteriores, a los que conviene alejar de las centrales de poder. Mayor Oreja ha fracasado en todas y cada una de las numerosas elecciones de todo orden a las que se ha presentado, desde alcalde de Donostia en adelante. Le faltaba acumular su último descalabro electoral y se apresta al naufragio final. Borrell, y sobre todo Rosa Díez, son parecidamente espectros amortizados, a quienes sus ejecutivas prefieren ver en la lejanía. El debate televisivo de dos dinosaurios políticos, esgrimiendo los restos de las argumentaciones del 14-M, despierta sólo el interés de los arqueólogos de la política.
Las candidaturas más esperanzadoras son las supuestamente menores, en un Estado donde algunos pretenden imponer un imposible bipartidismo. Representan la visión social alternativa de IU, o la pluralidad socio-lingüística de los pueblos del Estado, agrupados para trasladar una visión plurinacional desde distintas nacionalidades, pero en tres carteles: GALEUSCA, con CiU, PNV, BNG, BNV; EUROPA DE LOS PUEBLOS, con ERC, EA, CHA, PSA,..; y COALICIÓN EUROPEA con Coalición Canaria, Unió Mallorquina, PAR, UV, CDN,… Resulta novedosa y potente, la concreción en GALEUSCA de los firmantes de la Declaración de Barcelona, que congrega frente a la bipolarización del bloque PP-PSOE a los partidos más representativos de las tres naciones históricas: CiU en Catalunya, EAJ-PNV en Euskadi y BNG en Galiza.
La predicción de resultados, a escala de Estado, resulta particularmente predecible. La victoria del PSOE es segura, por arrastre del 14-M y el “tirón” negativo de Mayor Oreja. Sólo la intervención de José María Aznar, con alguna declaración o visita privada, podría empeorar la situación del PP. La tercera candidatura debe ser GALEUSCA, encabezada por Ignasi Guardans (CiU) y Josu Ortuondo (PNV), que aboga por la participación de los pueblos y regiones "en la escena europea e internacional", así como por la representación de las "naciones sin Estado" en el Consejo de Ministros de la UE y en las instituciones europeas. La cuarta candidatura sería para IU, seguida a cierta distancia por EUROPA DE LOS PUEBLOS y COALICIÓN EUROPEA.
La baja participación de la ciudadanía es segura, pero si la abstención rebasa el 45% del electorado se encenderán las luces rojas en la correspondiente circunscripción. En tal caso, la responsabilidad mayor incumbirá a los “partidos grandes”, que parece que prefieren adormecer este tipo de convocatoria, mientras que los “partidos menores” sí parecen asumir un mayor grado de responsabilidad política y social.
Resulta muy recomendable que el próximo domingo 13 de junio manifestemos nuestro compromiso con una Europa democrática, social, solidaria, respetuosa de su pluralidad nacional y cultural y promotora de un mundo más pacífico, justo y solidario. Elijamos cuidadosamente a quienes deben guiar la ampliación europea y la aprobación de un nuevo Tratado Constitucional, a fin de que apuesten por una nueva cultura política de respeto a la pluralidad cultural y lingüística de todas las naciones que integran el continente, trascendiendo el empacho administrativo de la simple unión económica y monetaria para garantizar el bienestar, el empleo, la protección social y el desarrollo sostenible de los Pueblos de Europa.
La UE es un éxito de colaboración política y social jamás alcanzado antes en ningún rincón del planeta, la mejor referencia de cómo en el siglo XXI se puede organizar todo un continente, el más complejo y belicoso de la Historia de la Humanidad, bajo el principio de unidad en la diversidad. Para valorar la trascendencia de estas elecciones, basta considerar la orientación de la futura Constitución Europea, que debería reconocer lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, y permitir la reforma electoral estableciendo diferentes circunscripciones electorales en función de la organización administrativa, la estructura geográfica o la tradición histórica de las regiones que configuran Europa.
Hemos de acudir a votar el 13-J si defendemos una Europa humanista, próxima a la ciudadanía, transparente, responsable y respetuosa con todas las minorías. La profundización democrática y de consolidación de las estructuras institucionales de la Unión Europea debe partir de la necesidad de reconocimiento expreso de la existencia y de los derechos políticos de todos los ciudadanos y ciudadanas, así como de los derechos colectivos de todas las regiones europeas, muchas con competencia legislativa como Catalunya, Galiza o Euskadi, lo que debe convertirlas en auténticas naciones en el seno de una Europa Unida. Confiemos en nosotros mismos: Europa es nuestro futuro común.
Las elecciones europeas han llegado… y nadie sabe cómo ha sido. Entre el 10 y el 13 de junio se celebrarán las elecciones en 25 Estados europeos, llamando a las urnas a un contingente sin precedentes: 350 millones de votantes potenciales que habrán de decidir la composición del Parlamento Europeo con 732 miembros. Provendrán del Estado español 54, 10 escaños menos que en 1999 por el Tratado de Niza, y que se reducirán en 2009 hasta 50 parlamentarios en Estrasburgo.
En sus 25 años de existencia, estos comicios a la Eurocámara nunca han logrado elevar el perfil del debate en todo el continente, en torno a ideas y programas europeos. En la actualidad, cuando el desacuerdo ha impedido cerrar una Constitución europea, el panorama de desinterés es palmario y manifiesto. El espíritu europeísta debe consolidarse; mientras tanto el electorado actúa con la inteligencia de interesarse más por los ámbitos próximos de decisión política.
Quizá la esencia fundamental del modelo europeo sea la subsidiariedad del poder, el principio que ha permitido aglutinar a una ciudadanía de historia y origen tan diverso. En ese sentido, la visión más avanzada y futurista del valor de Europa se mide por el interés elevado pero decreciente de la ciudadanía entre las elecciones “autonómicas”, centrales y europeas, obvio en las Comunidades Históricas (Euskadi, Catalunya,…), pero que no se percibe en regiones donde España es la referencia casi única.
Analicemos cómo se motiva al electorado de nuestro entorno para su movilización ante el Parlamento Europeo. En primer lugar, no ha habido precampaña alguna, e incluso en las dos semanas de campaña oficial la presencia en medios de comunicación y en publicidad es mínima. Los programas electorales son pobrísimos, apenas unas hojas deslavazadas frente a mamotretos de volúmenes en pasadas elecciones. Por ejemplo, el Partido Popular presentaba un programa electoral de 426 páginas en las generales, frente al programa de 31 en las europeas; el PSOE rebaja 209 a 26 sus páginas. Con esta desidia electoral, dudosamente se implican en el proyecto europeísta.
Los candidatos presentados para Europa por PP y PSOE, Mayor Oreja y Borrell, son incuestionablemente pretendientes reciclados, perdedores de procesos anteriores, a los que conviene alejar de las centrales de poder. Mayor Oreja ha fracasado en todas y cada una de las numerosas elecciones de todo orden a las que se ha presentado, desde alcalde de Donostia en adelante. Le faltaba acumular su último descalabro electoral y se apresta al naufragio final. Borrell, y sobre todo Rosa Díez, son parecidamente espectros amortizados, a quienes sus ejecutivas prefieren ver en la lejanía. El debate televisivo de dos dinosaurios políticos, esgrimiendo los restos de las argumentaciones del 14-M, despierta sólo el interés de los arqueólogos de la política.
Las candidaturas más esperanzadoras son las supuestamente menores, en un Estado donde algunos pretenden imponer un imposible bipartidismo. Representan la visión social alternativa de IU, o la pluralidad socio-lingüística de los pueblos del Estado, agrupados para trasladar una visión plurinacional desde distintas nacionalidades, pero en tres carteles: GALEUSCA, con CiU, PNV, BNG, BNV; EUROPA DE LOS PUEBLOS, con ERC, EA, CHA, PSA,..; y COALICIÓN EUROPEA con Coalición Canaria, Unió Mallorquina, PAR, UV, CDN,… Resulta novedosa y potente, la concreción en GALEUSCA de los firmantes de la Declaración de Barcelona, que congrega frente a la bipolarización del bloque PP-PSOE a los partidos más representativos de las tres naciones históricas: CiU en Catalunya, EAJ-PNV en Euskadi y BNG en Galiza.
La predicción de resultados, a escala de Estado, resulta particularmente predecible. La victoria del PSOE es segura, por arrastre del 14-M y el “tirón” negativo de Mayor Oreja. Sólo la intervención de José María Aznar, con alguna declaración o visita privada, podría empeorar la situación del PP. La tercera candidatura debe ser GALEUSCA, encabezada por Ignasi Guardans (CiU) y Josu Ortuondo (PNV), que aboga por la participación de los pueblos y regiones "en la escena europea e internacional", así como por la representación de las "naciones sin Estado" en el Consejo de Ministros de la UE y en las instituciones europeas. La cuarta candidatura sería para IU, seguida a cierta distancia por EUROPA DE LOS PUEBLOS y COALICIÓN EUROPEA.
La baja participación de la ciudadanía es segura, pero si la abstención rebasa el 45% del electorado se encenderán las luces rojas en la correspondiente circunscripción. En tal caso, la responsabilidad mayor incumbirá a los “partidos grandes”, que parece que prefieren adormecer este tipo de convocatoria, mientras que los “partidos menores” sí parecen asumir un mayor grado de responsabilidad política y social.
Resulta muy recomendable que el próximo domingo 13 de junio manifestemos nuestro compromiso con una Europa democrática, social, solidaria, respetuosa de su pluralidad nacional y cultural y promotora de un mundo más pacífico, justo y solidario. Elijamos cuidadosamente a quienes deben guiar la ampliación europea y la aprobación de un nuevo Tratado Constitucional, a fin de que apuesten por una nueva cultura política de respeto a la pluralidad cultural y lingüística de todas las naciones que integran el continente, trascendiendo el empacho administrativo de la simple unión económica y monetaria para garantizar el bienestar, el empleo, la protección social y el desarrollo sostenible de los Pueblos de Europa.
La UE es un éxito de colaboración política y social jamás alcanzado antes en ningún rincón del planeta, la mejor referencia de cómo en el siglo XXI se puede organizar todo un continente, el más complejo y belicoso de la Historia de la Humanidad, bajo el principio de unidad en la diversidad. Para valorar la trascendencia de estas elecciones, basta considerar la orientación de la futura Constitución Europea, que debería reconocer lenguas como el catalán, el gallego o el euskera, y permitir la reforma electoral estableciendo diferentes circunscripciones electorales en función de la organización administrativa, la estructura geográfica o la tradición histórica de las regiones que configuran Europa.
Hemos de acudir a votar el 13-J si defendemos una Europa humanista, próxima a la ciudadanía, transparente, responsable y respetuosa con todas las minorías. La profundización democrática y de consolidación de las estructuras institucionales de la Unión Europea debe partir de la necesidad de reconocimiento expreso de la existencia y de los derechos políticos de todos los ciudadanos y ciudadanas, así como de los derechos colectivos de todas las regiones europeas, muchas con competencia legislativa como Catalunya, Galiza o Euskadi, lo que debe convertirlas en auténticas naciones en el seno de una Europa Unida. Confiemos en nosotros mismos: Europa es nuestro futuro común.
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