Reportaje: Fiesta de Eloína, Josu y Ángel

Una fiesta de encuentro entre inspectores e inspectoras, en activo o en júbilo, cuyas FOTOS pueden verse AQUÍ, y se amplían pulsando en ALL SIZES,...

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Visita guiada.


Aurresku de honor.


Discurso del Delegado (1/2).


Discurso del Delegado (2/2).


Iñakik egindako Bertsoak.


También se ha distribuido un CD con todos los vídeos en su calidad original, mucho mayor que la que se aprecia en Internet. Muestra las palabras de agradecimiento de los tres homenajeados, Eloína Vélez, Josu Erdozain y Ángel San Vicente (en este caso se han editado en varios episodios).

Originalidad

Si el pecado original es la imitación, la sinceridad es la virtud original. Sólo progresa la humanidad desde la genuina y singular originalidad.

Todas las personas nacen únicas y originales; pero la mayoría mueren como copias. La misma Historia es una galería de cuadros en la que aparecen pocos originales y demasiadas copias. El valor de la originalidad no reside en la novedad, sino en la sinceridad. Por eso, generalmente los novedosos apedrean a los originales.

A veces nos confundimos al considerar que para ser originales ha de apostarse por lo insólito, cuando lo oportuno es buscar lo conveniente y lo natural. La definición más propia de la originalidad es espontaneidad, sencillez o sobriedad. La originalidad, a diferencia de la novedad, depende más del fondo que de la forma.

La originalidad nunca es un propósito. Ser original es una cualidad; quererlo ser es un defecto. Quien busca ser más novedoso que original, lo más probable es que no alcance sino el ridículo. Hay quienes no pensando nada por sí solos, se creen también en posesión de ideas originales por el mero hecho de obrar justamente al revés de otros que les precedieron. Pero el mundo no ha acabado de nacer, y buscar la originalidad es algo muy diferente de negar todas las evidentes previas.

La excentricidad jamás es prueba de genialidad, sino lo opuesto de la originalidad, cuyo secreto consiste no en hacer las cosas de diferente manera, sino en organizarlas mejor. La originalidad puede y suele partir de una juiciosa imitación seguida de innovación. En ocasiones los imitadores anteceden a los originales. Cuando dos coinciden en una buena idea, no pertenece ésta al primero que la tuvo, sino al que la concibió mejor.

Todo lo bueno que existe es fruto de la originalidad. No existe nada bueno que no sea original, aunque las mentes vulgares no puedan comprender la utilidad de la originalidad. La gente clonada apenas percibe diferencias entre sus semejantes, pero quienes agudizan su espíritu descubren más almas originales y singulares, que ni imitan a nadie, ni pueden ser imitadas.

La originalidad es una vuelta a los orígenes. La originalidad es la grandeza propia de soledad de un espíritu que no busca el artificio ni la conveniencia de acomodarse a la medianía del entorno. La originalidad no radica en decir algo nuevo, sino en redescubrirlo y decirlo todo como si nunca hubiese sido dicho por nadie. Confiemos que este modesto texto sea bueno y original, aunque la parte buena no sea original y la parte original no sea buena. A fin de cuentas, algunos consideramos que un relato siempre será nuevo y original si hace amables algunas verdades muy antiguas.
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Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/original.htm

Cita del día

Encontraremos un camino; o bien, lo construiremos.


Aníbal Barca, (247 aC – 183 aC), ejemplo de fe y decisión que le permitieron cruzar los Alpes con elefantes.

¡Vaya semanita!

Otro de los escasos programas de televisión que valen la pena. Algunos de sus mejores vídeos (selección de 114) en YouTube. Otros vídeos en Google: VIDEO-1, VIDEO-2,...

Tópicos de vascos...

Más problemas

Un problema es un problema porque contiene una paradoja.

El gran pedagogo John Dewey, creador del “método del problema”, consideraba que "se aprende resolviendo problemas". Con suerte, incluso habremos conocido algún profesor (de matemáticas en mi caso, como el Sr. Ayuso, de Escolapios de Bilbao a finales de los años ‘60) que nos adiestró a resolver problemas sucesivos y de dificultad creciente. Se trata del mejor entrenamiento para la vida: Cada vez que resolvemos un problema, allí está el profesor para proporcionarnos el siguiente.

Los problemas son nuestros mejores amigos. Todo problema trae consigo un germen de solución. La vida sólo nos presenta problemas que podemos resolver o en cuya solución podemos colaborar. Un problema dejaría de serlo,… si no tuviese solución. Un problema sin solución sólo sería un problema mal planteado. Claro que un problema es difícil, si no nunca sería un verdadero problema. Soluciones rápidas no resuelven problemas, ni fórmulas sencillas zanjaron nunca problemas complejos.

Los problemas no se olvidan,... se resuelven. La mejor forma de librarse de un problema es solventarlo. La mayoría de las veces empleamos más tiempo en hablar de los problemas que en afrontarlos. Muchos de nuestros problemas duran demasiado o quedan pendientes porque tememos a sus soluciones. A menudo lo que no aceptamos no son los problemas, sino la solución que piden.

Con demasiada frecuencia damos a los alumnos soluciones que recordar, en vez de problemas que resolver. Quienes prefieren enfrentarse y no rehuir a los problemas pronto aprenden algunas claves. 1º Se da con frecuencia la paradoja de que sólo podemos resolver los problemas cuando pensamos que no son tales problemas. 2º Acotar el problema es la única manera de resolverlo. 3º Muchas veces es más importante encontrar la causa de un problema que su solución. 4º El problema más grande del mundo se podía haber solucionado cuando todavía era pequeño.

Los problemas son excusas para los derrotados y desafíos para los trabajadores. Un problema es un reto del que siempre podemos salir exitosos,… o habiendo aprendido algo. El miedo es siempre un problema, el esfuerzo siempre es una solución. En esta vida seamos solución, y no problema.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/problemas.htm

Un día perdido

Veloz el tiempo corre y queda sólo el pesar de haberlo mal perdido.

Un día perdido es un día irrecuperable. De todo lo que hemos perdido, lo que más añoramos es el tiempo perdido. Napoleón creía que “Podemos recuperar el terreno perdido. El tiempo perdido, no”. Otros matizan más: Dinero perdido, nada perdido; tiempo perdido, algo perdido; corazón perdido, todo perdido.

Un día perdido es un día sin pasear, sin jugar, sin pintar, sin estudiar, sin aprender, sin leer, sin escribir,… pero sobre todo es un día sin amar. El día más irremediablemente perdido es aquel en que no nos hemos reído, o ni siquiera sonreído. Peor aún es el día que no hemos logrado que otros sonrían, o rían, o lean, o aprendan,… con nosotros.

Esos son los días más perdidos. Aquéllos en que no hemos amado o ayudado a nadie. Cayo Suetonio atribuyó al Emperador Tito la siguiente frase: “¡Amigos, he aquí un día perdido para mí!”. Palabras pronunciadas cierta noche, cuando advirtió que no había realizado ninguna buena obra. Lo no hecho cada día, es lo irremisiblemente perdido. También lo diferido, es medio perdido.

Hemos perdido demasiado tiempo, pero no sabemos cuál exactamente. La sabiduría considera que no es tiempo perdido el dedicado al trabajo, aunque éste parezca modesto e intrascendente. Tampoco es tiempo perdido el empleado en escuchar con humildad. Menos perdido aún es el día en el que hayamos fallado; al contrario, es enriquecedor pues el fracaso siempre acaece preñado de enseñanza.

Los verdaderos paraísos son los que hemos perdido, y esos paraísos perdidos sólo están en nosotros mismos. Luego están a nuestro alcance los paraísos genuinos. Recuperemos el tiempo perdido. Que no sea hoy un día perdido. Todavía estamos a tiempo de sonreír y de lograr que otros sonrían.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/perdido.htm