
Pensando en las capitales, y también en mi Getxo, creo que estas serían mis prioridades:
1. Predicar la honestidad con el ejemplo las cualidades básicas de un responsable político en su gestión, para servir a sus conciudadanos y no para beneficiarse del poder. Para ello, comenzar con una declaración pública de bienes, revelando el sueldo total y renunciando a toda otra actividad lucrativa. Esa honradez se manifestaría también en un trato igualitario para todos, sin ventajas políticas ni sociales para nadie.
2. Abordar el tema de la vivienda de inmediato y con todas las posibilidades reales para toda la ciudadanía, bien en propiedad o bien en alquiler. Un objetivo primordial sería facilitar la emancipación de la juventud, facilitando alojamiento acorde con sus ingresos.
3. Facilitar el acceso a la educación a toda la ciudadanía, desde la escuela infantil hasta la educación de personas adultas, con todo tipo de opciones de enseñanza reglada o no, presencial o a distancia,… siempre en colaboración con las instituciones educativas y con criterios de acceso universal para que nadie renuncie a seguir cultivándose.
4. Favorecer la convivencia de vecinos y visitantes, mediante campañas de convencimiento social que haga compatibles a viandantes y vehículos, al ocio de personas jóvenes y mayores, cohabitando autóctonos y foráneos, y entendiendo que trabajo, fiesta y descanso son necesarios para todos.
5. Extender un manto de solidaridad que albergue a los más necesitados, comenzando por los vecinos más desvalidos (menores, mayores, inmigrantes,…), o víctimas de todo tipo de violencia. Esta protección debería alcanzar a algún otro municipio remoto, del Tercer Mundo, con cuyos habitantes se establecería un vínculo de Humanidad, que nos ilustrase –a unos y a otros- en cómo no hay felicidad que no sea compartida.
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