
A raíz de estos descubrimientos y de la campaña a favor del reo, el presidente de la República, Loubet, concedió el indulto a Dreyfus el 19 de septiembre de 1899, aunque sin reconocer su inocencia. Dreyfus siguió luchando por demostrarla hasta conseguirlo finalmente el 12 de julio de 1906, cuando la Corte de Casación anuló definitivamente el juicio. Fue reintegrado al Ejército con todos sus honores, y se le concedió tanto la Legión de Honor como un mando de artillería en Vincennes.