
Quizá, por la emotividad del momento, estas palabras del Santo Patrón de la Juventud cristiana nos han conmovido muy hondamente:«Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias.»