Internet es como el aire que respiramos: Dejen que circulen libremente a nuestro alrededor para hacernos la vida más inspirada y desahogada.¡Ya está bien! Llamo por enésima vez a la organización de algún gran evento de Sociedad 2.0, con Innovación en mayúsculas, famosos ponentes venidos de medio mundo para hablar del prometedor futuro que viene, y pregunto siempre la misma cuestión: "¿
Habrá wifi en la sala?". Y como de costumbre, excepto algunas pocas y honrosas excepciones, contestan muy afables y sorprendidos: "
No lo habíamos pensado, pero veremos si es posible conseguirlo...". Incluso, en la mayoría de ocasiones, el congreso tiene lugar en escenarios o entornos muy avanzados y preparados, pero todavía hay quien no comprende que la conexión inalámbrica es como el oxígeno, indispensables para vivir que no es sino estar interrelacionados. Y la mejor solución es wifi abundante y libre, sin papeletas con contraseñas que retardan el proceso de comunicar
on line que ya estamos allí, que va a comenzar el acontecimiento, y en directo cómo se desarrolla el conferencia,... especialmente para quienes no pueden vivirlo en primera persona.
La nueva ciberrealidad ha transformado los actos públicos, sean simposios académicos o mítines electorales. Lo presencial es muy limitado en el tiempo y en el espacio. En un palacio de congresos, o en una plaza pública, sólo se reúne por unos minutos a muy poca gente. La realidad 2.0 obliga a agitar con mucha antelación ese encuentro, a recibir ideas que mejorarán lo compartido en el encuentro físico, y luego a proyectar visiones, presentar crónicas diversas, conclusiones plurales y seguir el debate con nuevas aportaciones... hasta la siguiente ocasión. El habitual congreso anual de cualquier colectivo debe durar... todo un año, preparándolo durante meses, viviéndolo en esos poco días y difundiéndolo otros meses. Y ello se hace por todo tipo de medios, pero Internet ofrece nuevas y creativas posibilidades. El
marketing viral anterior y el eco de la sombra blogosférica ulterior son quienes dan profundidad y alcance a lo que antes eran meros eventos, por mucho que se cuidasen los detalles de un programa inevitablemente reducido. Si esta perspectiva integral y extendida es aceptada, en el momento álgido de la reunión presencial, ¿cómo es posible olvidar a quienes no han podido estar allí en ese momento pero que podrían ser copartícipes a través del ciberespacio? Es una falta de educación inmensa ignorar o coartar sencillos y baratos medios, como el wifi, que permitirían amplificar muy considerablemente el ámbito de alcance del suceso.
En conclusión: Si el presupuesto no alcanza para todo, reduzcan los cafés o los canapés, pero ofrezcan wifi, enchufes y facilidades para abrir el espectáculo a quienes pueden vivirlo a través de Internet. Recuerden: ¿Cómo prefieren que se encuentren los asistentes: Cableados o cabreados? Pongan wifi libre en los palacios de congresos, en las plazas y calles, en las cafeterías y restaurantes, en los transportes públicos, en los estadios y en las iglesias,… ¿Quién se anima a ser el primero en ofrecer un Metro 2.0, un barrio, un municipio o un país entero conectado con soluciones legales como
FON?
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