Impresionante vídeo de un niño de once años conduciendo un coche por el barrio barcelonés de Can Tunis... Viendo esto, se comprende que la política debería comenzar y acabar en la postergada y desacreditada Educación,... Vía: Gran angular. Gracias a Mauro A. Fuentes Álvarez que lo ha compartido con nosotros.
La política atiende preferentemente el corto plazo; a lo sumo, los cuatro años de una legislatura. La políRica, por el contrario, casi se desentiende del presente inmediato y eleva la mirada hacia el horizonte. Observando la lejanía, este agitado proceso de elección de Lehendakari y de formación de gobierno se puede ver con una cierta esperanza. La políRica nunca atribuye errores en el electorado, que se define claro en sus preferencias de acuerdo a lo que se le pregunta. Naturalmente que la ciudadanía es sensible a las presiones de los medios, de la publicidad y de cómo los partidos se comunican con la sociedad. Pero esto es algo que debe formar parte esencial de la política, que ha de reforzarse en transparencia, en canalizar su operatoria y en dar escucha y participación a su militancia... y, sobre todo, a su electorado. Y este proceso está apenas iniciado, quedando mucho por recorrer en la selección de listas (primarias), en las políticas impulsadas o defendidas, y en las temáticas de las que se habla durante y entre los breves períodos electorales. Con plazos dilatados de tiempo, podríamos comparar la situación presente con la de hace ocho años. En 2001 el choque de carneros fue más brutal que hoy, en marzo de 2009. Entonces, competían dos bloques monoliticos: un Acuerdo de Lizarra y un PP-PSOE de Oreja-Redondo. Estas autonómicas han suavizado las formas, han dejado fuera a cada vez menos votos ilegalizados, y permitirán un relevo gubernamental, si se produce, dentro de la rutina parlamentaria. Pero faltan probablemente otros ochos años para normalizar la política vasca, olvidar la aberración de la violencia en todas sus manifestaciones, superar la atroz crisis económica y comenzar una alternancia o variabilidad común en las democracias europeas más avanzadas.
Por ello, quienes apostamos por la políRica trataremos que en todos los pasos que se vayan dando se busque la superación de los enfrentamientos sempiternos con una perspectiva democrática más acendrada y desdramatizada. Han sido décadas de trincheras, siglos quizá, y la aparición de banderas blancas, de negociación entre diferentes, quizá aventure un futuro expedito como el que se merece una población que ha sufrido el odio y la incomprensión en dosis que no se corresponden con otros avanzados parámetros sociales de nuestra realidad.
Levantar una bandera blanca no siginifica rendirse, sino comprender al fin. El blanco es un color de integración, es una suma de colores particulares, es el cromatismo de la políRica. Portar una bandera blanca no es de cobardes viles, sino de pacifistas inteligentes, prospectivos y valientes. Vídeo inferior de "Feliz Navidad" (1ª y 2ª parte), película basada en una nochebuena de 1914 en el frente de la Primera Guerra Mundial.
Miroslav Tichý es un extraño personaje, un octogenario excéntrico mendigo que cada día obtiene compulsivamente cien "retratos robados" de mujeres de su pueblo perdido de Chequia. Esas instantáneas de artista voyeur, pero de mirada siempre respetuosa y sensible, llegan a cotizarse entre cuatro mil y doce mil euros, dinero que no recibe este sin techo aparentemente demente. Utiliza cámaras "recuperadas", hechas con cartón y reciclando material de desecho con una extraordinaria habilidad. El tratamiento posterior de las imágenes las personaliza con singular precisión. Tichý nació en 1926 en Netcice (Mähren) y estudió en la Academia de Bellas Artes de Praga de 1945 a 1948. Tras el servicio militar en los años 50 formó parte del grupo de pintores "Los 5 de Brno", opuesto al realismo socialista. Desde 1946 hubo de recibir tratamiento psiquiátrico; en 1957 sufrió una crisis sicótica y fue internado durante un año. A partir de los '60, en la ciudad de Kyjob, comenzó a vivir como un indigente dedicado sólo a su arte melancólico de apreciar la belleza femenina.
Hoy ha sido día de doble visita. Al tiempo que se organizaba el PISA SYMPOSIUM 2009 en el Conservatorio de Bilbao, en la Delegación de Educación recibíamos la anual visita del Programa Arion. Adelantamos algunas fotos de la presentación inicial y se presentará una crónica final tras su visita semanal y la cena de despedida del próximo jueves (vídeo). Listado. Otras visitas Arion.
Mi sorpresa cuando siendo muy joven comprendí el impúdico Segundo Principio de la Termodinámica.
Como la movida Mecánica o la límpida Óptica, podría la Termodinámica considerarse una rama más de la Física. Pero contiene bochornosos secretos que sus leyes desvelan. La Primera Ley es el conocido principio de conservación de la energía. La energía puede transformarse, pero mantiene su valor total. Parece una tranquilizadora constatación de una cierta permanencia del universo. La sorpresa surge con la Segunda Ley que restringe las posibilidades que abría la Primera. Resulta que los intercambios de forma de la energía sólo pueden producirse si necesariamente aumenta la entropía, que es… el desorden. Revela que la naturaleza propende inexorablemente hacia el caos. Resulta escandaloso saber que la sórdida entropía implica que no hay límite de máxima temperatura, pero sí de mínima (apenas -273ºC que representa el orden extremo de la materia). La energía se transforma sólo degradándose, luego todo es irreversible. Los procesos de transformación energética, incluida cualquier forma de vida, caminan hacia un inevitable maremágnum final. Ayer había más orden que hoy y mañana habrá menos. Pocas verdades, filosóficas o científicas, son más angustiosas que este segundo axioma. Surgen dos interrogantes: 1º ¿Deberíamos restringir los libros de Termodinámica sólo a adultos bien formados? 2º Si el desorden es una fatalidad implacable, ¿para qué voy a arreglar mi cuarto de estudio?