Si algo deseamos transmitir quienes educamos, es la necesidad de que quienes aprenden sientan el gratificante éxtasis de una tarea en la que nos concentramos plenamente, que se realimenta por sí misma y que llega a absorbernos hasta olvidar todo lo que nos rodea. Aprender, llegar a dominar o sentir la destreza creciente en alguna materia, es lo que da sentido a nuestras vidas, lo que hace que sintamos que construimos catedrales con nuestra labor cotidiana..
En las modernas teorías de motivación, muy valiosas en educación, está jugando un papel central la teoría del flujo de Mihaly Csikszentmihalyi. Su obra "Fluir: La psicología de las experiencias óptimas" describe al flujo como "el estado mental operativo en el cual la persona está completamente inmersa en la actividad que está ejecutando". Combinar armónicamente el nivel de competencia con el grado de desafío es un método que se demuestra infalible para crecer como persona, desarrollarse en el aprendizaje y alcanzar un alto grado de motivación y felicidad (caminando por la vereda que orilla la ansiedad y la relajación.
Una de las mejores posibilidades de este sistema es su valor grupal, cuando se suman una serie de
factores como el trabajo organizado, en paralelo, de equipos heterogéneos (sentida esta diversidad como potenciadora) concentrados en los objetivos, actuando en espacios de planificación creativa (sillas, paredes decoradas, gráficos –mesas no–, para actuar en movimiento -ver similitudes con el Método Montessori-) y con una clara visualización del avance, aportaciones y retos del proyecto.
En educación, existe un concepto de sobreaprendizaje que parece ser un importante factor en esta técnica, en que Csikszentmihalyi establece en su libro Experiencia Óptima que el sobreaprendizaje permite una concentración mental, visualizando el rendimiento deseado como algo singular, una acción integrada en vez de un conjunto de acciones. En el año 2000, Csikszentmihalyi analizó los principios y prácticas del Método Montessori de educación. Éste método plantea de forma intencionada oportunidades y experiencias de flujo para los estudiantes. Csikszentmihalyi y el psicólogo Kevin Rathunde se embarcaron en un estudio de estudiantes de diversas edades bajo los parámetros de Montessori y la educación tradicional. Ésta investigación arrojó que los estudiantes alcanzaban experiencia de flujo más frecuentemente dentro de los parámetros dispuestos por el método italiano.
En las modernas teorías de motivación, muy valiosas en educación, está jugando un papel central la teoría del flujo de Mihaly Csikszentmihalyi. Su obra "Fluir: La psicología de las experiencias óptimas" describe al flujo como "el estado mental operativo en el cual la persona está completamente inmersa en la actividad que está ejecutando". Combinar armónicamente el nivel de competencia con el grado de desafío es un método que se demuestra infalible para crecer como persona, desarrollarse en el aprendizaje y alcanzar un alto grado de motivación y felicidad (caminando por la vereda que orilla la ansiedad y la relajación.
Una de las mejores posibilidades de este sistema es su valor grupal, cuando se suman una serie de
factores como el trabajo organizado, en paralelo, de equipos heterogéneos (sentida esta diversidad como potenciadora) concentrados en los objetivos, actuando en espacios de planificación creativa (sillas, paredes decoradas, gráficos –mesas no–, para actuar en movimiento -ver similitudes con el Método Montessori-) y con una clara visualización del avance, aportaciones y retos del proyecto.
En educación, existe un concepto de sobreaprendizaje que parece ser un importante factor en esta técnica, en que Csikszentmihalyi establece en su libro Experiencia Óptima que el sobreaprendizaje permite una concentración mental, visualizando el rendimiento deseado como algo singular, una acción integrada en vez de un conjunto de acciones. En el año 2000, Csikszentmihalyi analizó los principios y prácticas del Método Montessori de educación. Éste método plantea de forma intencionada oportunidades y experiencias de flujo para los estudiantes. Csikszentmihalyi y el psicólogo Kevin Rathunde se embarcaron en un estudio de estudiantes de diversas edades bajo los parámetros de Montessori y la educación tradicional. Ésta investigación arrojó que los estudiantes alcanzaban experiencia de flujo más frecuentemente dentro de los parámetros dispuestos por el método italiano.
Pero para entender mejor qué es un estado de flujo, quizá sea conveniente analizar el estado justamente opuesto: lo que Csikszentmihalyi denomina "entropía psíquica". Un estado de entropía psíquica es aquel en el que no hay ningún orden en la conciencia, en el que los pensamientos aparecen y desaparecen caprichosamente sin que podamos controlarlos.
Es lo que ocurre cuando vamos a la cama dándole vueltas a algo que nos preocupa. Lo mejor sería olvidarnos del asunto para poder dormir tranquilos y mañana, con la cabeza más despejada, ver qué se puede hacer para solucionarlo. Pero es inútil, porque cuando nos encontramos muy preocupados, los pensamientos tienen vida propia y no podemos controlarlos.
Csikszentmihalyi sostiene que, frecuentemente, “pasamos los días inconscientes de nuestra vida emocional y sin contacto alguno con ella”. Eso trae consigo algo que resulta conocido y es que vamos oscilando de un extremo al otro: “vivimos con ansiedad el trabajo cotidiano y estamos inmersos en el aburrimiento durante el ocio”. Pero apunta que se puede salir de es tal situación de “asfixiante pendulación”: “La clave está en ponernos retos , tareas que exijan un alto grado de concentración y compromiso , en lugar de ceder a un hedonismo hueco”.
Es lo que ocurre cuando vamos a la cama dándole vueltas a algo que nos preocupa. Lo mejor sería olvidarnos del asunto para poder dormir tranquilos y mañana, con la cabeza más despejada, ver qué se puede hacer para solucionarlo. Pero es inútil, porque cuando nos encontramos muy preocupados, los pensamientos tienen vida propia y no podemos controlarlos.
Csikszentmihalyi sostiene que, frecuentemente, “pasamos los días inconscientes de nuestra vida emocional y sin contacto alguno con ella”. Eso trae consigo algo que resulta conocido y es que vamos oscilando de un extremo al otro: “vivimos con ansiedad el trabajo cotidiano y estamos inmersos en el aburrimiento durante el ocio”. Pero apunta que se puede salir de es tal situación de “asfixiante pendulación”: “La clave está en ponernos retos , tareas que exijan un alto grado de concentración y compromiso , en lugar de ceder a un hedonismo hueco”.