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World Cafe de Radio Euskadi en Donostia

Como ya hicimos en la primera convocatoria del World Cafe en Bilbao en 2008 junto al Museo Guggenheim, también hoy hemos acudido a la segunda convocatoria de EITB del año 2009. En este caso ha sido en el interior del Centro Kursaal (Donostia - San Sebastián). Nuevamente ha sido una reunión con muchos amigos ya desde el autobús, y de nuevas amistades ya desde el Metro al ser la hora tan tempranera.
Los tres grupos de personas que han pasado por nuestra mesa han estado compuestos por las siguientes personas, todas ellas amables, locuaces y sumamente extravertidas que se pueden ver en las fotos y en el vídeo. El primer equipo lo formaban Mari Carmen (Oiatzun), Kontxi (Irún) y Florin (Budapest, ahora en Bilbao). El segundo grupo lo componían el matrimonio de Aurora y Enrique (Donostia); Izaskun (Bilbao) y Fernando (Bilbao). Y en la tercera tanda han estado las alemanas Barbara (madre) y Britta (hija), ambas de Hamburgo pero residentes en Formentera y Lesaka, junto a Iker (de Santurtzi y ahora en Getxo).
Charlar durante hora y media con gente habladora y con ganas de compartir opiniones siempre es gratificante e instructivo. Muchas ideas eran comunes, pero también aparecieron divergencias y perspectivas enriquecedoras. La diversidad de edades, formaciones, orígenes y vivencias aportaron reflexiones dignas de ser recogidas. Se mencionó por parte de Britta que le sorprendía la escasa respuesta individual y colectiva de la juventud vasca y española ante la gravedad del paro juvenil, la carestía de la vivienda y otros graves problemas que padecen. Ella recordaba que en Alemania, hace unos años o en Francia ahora, los jóvenes se manifestaban por temas parecidos. Aquí, sin embargo, las únicas protestas eran por la imposibilidad de organizar algún "botellón" o el cierre anticipado en una hora en medio de la madrugada del fin de semana. Iker y yo mismo comentábamos el contexto histórico y cultural de las manifestaciones que han conocido los más jóvenes aquí, rozando los dos polos de la ilegalidad o de la convocatoria demasiado institucionalizada siendo organizadas por los propios políticos, incluso los gobernantes. Quizá ello ha desnaturalizado el significado de las manifestaciones de protesta democrática y oposición pacífica.
Todos los intervinientes, sin excepción, pero desde una abanico abierto de preferencias políticas señalaron la mala imagen que proyecta la violencia y el terrorismo sobre el pueblo vasco, tanto más negativa y contundente cuando no puede ser contrarrestada por un conocimiento directo de la realidad ciudadana nuestra, que anhela la paz y la convivencia desde una historia de sufrimiento inacabado. ¿Cómo nos ven a las vascas y vascos? Mucho mejor cuando nos conocen de cerca, que cuando leen las noticias que se transmiten habitualmente, casi siempre penosas provocadas por la violencia de quienes siguen atentando y matando con excusas políticas. Esto mismo se verificaba en la encuesta de Gizaker que nos facilitaron, recientemente realizada.
Aparecieron diversas preocupaciones actuales y de futuro. La crisis que se aprecia y la amenaza del paro, o de las mayores dificultades para salir del desempleo o de los contratos basura, el riesgo de mayor inseguridad por la desesperación de quienes viven en condiciones precarias, la disolución de la identidad (o de los valores característicos) vasca por la globalización y la llegada de personas de otras culturas, la escasa confianza en el futuro que no anima a tener muchos hijos o que retrasa su llegada, la tardía emancipación de los jóvenes ante la carestía de la vivienda y los bajos salarios,...
También se aportaron ideas de mejora, basadas en la educación, en viajar más (¿más?) y aprender de los demás, en reformular la vida sin tantas necesidades materiales (esto parece que va calando), en no quejarse tanto y trabajar más (¡seguiremos con esto en el siguiente post!),... A modo de conclusión, se declaró que aquí se vivía bien. Algunos, en la nuestra y en otras mesas según comentamos en el autobús de vuelta, indicaron que después de vivir en continentes, países y regiones distintas se habían decidido por quedarse en el País Vasco por la situación general y por la calidad de su gente, algo fría inicialmente pero donde se encontraba calidez cuando se accedía a la amistad tal y como aquí se interpreta. Otros valoraron positivamente el tamaño medio de las ciudades vascas, y la combinación ideal de urbe y campo.
Fotos y vídeo (en un montaje con time-lapse y grabación directa, con música superpuesta en los diálogos). Otras crónicas de EITB (Radio Euskadi), Josu Garro, Iñaki Murua,...

Manifestaciones y votos

Estamos los vascos y las vascas muy avezados en “manifas”. Nos gustan, nos va la marcha. Siempre hemos sido andarines y caminar, por el centro de las avenidas, es una afición que puede convertirse pronto en deporte autóctono. Hemos ido a centenares de “manifas”, sabemos portar pancartas, pasearnos cada sábado y domingo por rutas urbanas o rurales. Incluso podría tener éxito y tirada alguna publicación sobre “próximas manifas”, porque el calendario anual está tan repleto de convocatorias que las numerosas ferias escolares (de ikastolas y centros públicos principalmente) ya no encuentran domingo libre.

Al principio primaron los lemas políticos y ecologistas, el “No a Lemoniz” fue un hito, con medio millón que puso a prueba la resistencia del subsuelo bilbaíno. “Libertad”, “Amnistía”, “No a la OTAN”,… fueron dejando paso a un predominante monocultivo de “PAZ”, solicitada desde todos los ángulos, incluso en sus perspectivas cruzadas. La sociología de la denominada “izquierda abertzale” es, indudablemente, la que tiene más kilometraje en “marchas”, siendo habitual el promedio mínimo de una semanal con flota de autobuses incluida. Pero también otras sociologías comienzan a incorporarse, agregando turismo peninsular a las ciudadelas vascas. Aunque, para ser justos, la palma se la lleva el propio poder institucional vasco, el mismo gobierno vasco del nacionalismo democrático con su Lehendakari a la cabeza, con máxima capacidad de convocatoria. Si Ibarretxe lo pide, todo es posible en materia de “manifas”, reuniendo exhibiciones sin más límite que la capacidad de la urbe.

¡Vivan las exhibiciones callejeras!, siempre que sean festivas, respetuosas y sin alborotos. ¡Viva el turismo interior y exterior!, recomendándose una ruta más variada de lugares de manifestación, en comarcas menos habituales para sorprender agradablemente a nuestros participantes y visitantes con la belleza y organización de nuestros pueblos medianos y pequeños. Seguro que muchos de nuestros viajeros, los venidos de fuera, se han asombrado al ver que en Euskadi no hay trincheras, ni barricadas y que todo, incluso el clima meteorológico, es mucho más cálido de lo que les habían contado.

Aquí no sobra nadie, excepto ETA (El Traicionero Argumento), y todas las celebraciones con manifestación debieran quedar instituidas con regularidad, con banderines y meriendas, con gorros y globos. Vivan todos los lemas y eslóganes: Por la Independencia o por la Dependencia, por la Unión, la Separación o la Libre Adhesión, por la Monarquía o la República,… También las manifestaciones de defensa de lo propio, y las de “excusatio non petita, accusatio en manifa”.

¡Ah, pero las pancartas no sustituyen a las urnas para determinar la representatividad de una sociedad! La democracia se expresa con el derecho de reunión y de manifestación, pero las diferencias políticas se miden exclusivamente con los votos depositados en cada proceso electoral, correspondiendo a cada ciudadano una papeleta, sin ilegalizar opiniones políticas. Sí a las manifestaciones, a todas, pero también SÍ a las consultas populares donde se tasa y evalúa definitivamente y con precisión la opinión de un pueblo.

Año Nuevo

Ideas para aplicar desde el 1 de enero. Quizá luego sea demasiado tarde. Son recetas personales, pero efectivas a escala planetaria.

Hemos llegado hasta finales de 2005. Miremos a nuestro alrededor. ¿Qué vemos? Un mundo más moderno, pero lleno de desigualdades y donde millones mueren de hambre. En Europa poseemos casas más grandes, pero familias más pequeñas. Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero reducido nuestros valores. Disponemos de más recursos, pero menos tiempo. Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.

Hace años que llegamos la Luna y regresamos, pero apenas conocemos a nuestros vecinos del barrio. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el interior. Apenas sabemos quiénes somos. Éstos son tiempos de más libertad, pero menos alegría. Llegan dos sueldos en casa, pero suben los divorcios. Las casas son más bonitas, pero abundan los hogares rotos.

Cada instante, cada minuto y cada hora son irrepetibles. No guardemos nada para una “ocasión especial”, porque cada día que vivimos es una jornada única. Pasemos más tiempo con la familia y los amigos. Admiremos lo bello que nos rodea, sin fijarnos en las hierbas malas del jardín de la vida. Apartemos de nuestro vocabulario esas frases que retrasan o impiden el disfrute de la existencia: “Uno de estos días, algún día,…”. Ahora mismo, repitamos a nuestros seres queridos, familiares y amistades, cuánto les apreciamos y les necesitamos.

Abramos lo ojos. Somos los elegidos. Disponemos de una ocasión inmejorable. Basta con hacer el bien, y todo podría funcionar de maravilla. Tratemos a los demás, como nos gustaría ser tratados. Sigamos a dirigentes que nos guíen por caminos de paz y con patrones de amor, no de odio. Todos tenemos derecho a soñar. Sería tan fácil...

Versión final en: http:///2005/nuevo.htm