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La palabra más bella (III/III)

Tercera y última entrega de candidaturas para un inagotable debate relanzado por un nuevo concurso sobre la palabra más ilustre del diccionario.

1. Paz (Preferentemente a País y Patria para Perspicaces Proyectos Plurales)

Sólo tres letras: La final (Z), la inicial (A) y una consonante que a veces suena, y otras veces no (como en psicología). Monosilábica y una de las palabras más pequeñas del diccionario y posiblemente la más grande para todos los seres humanos, sin importar pasaporte, raza, color o religión. Es el concepto clave que hace posible que todas los demás tengan algún sentido, por lo que es anhelado y apreciado en grado sumo. Con la paz todo se puede; sin la paz nada avanza. Todas las demás palabras pierden su significado sin paz. Además de la paz exterior e interior, Paz es un bello nombre de mujer.

2. Quizá (¡Qué Quimérica Quintaesencia del Querer!)

Quizá es una palabra de color verde esperanza de que acaso ocurra lo anhelado: Porque quizá llegue el día en el que vivamos en un mundo más justo, quizá el amor se asome a nuestra puerta en el momento más inesperado, y quizá los días pasen sin su tictac rutinario. Refleja la realidad de la duda en su vocal abierta final (quizáaaaa…) con la última y la primera letra del abecedario. Además de su fonética juguetona entre amantes, es el adverbio que mejor define toda la vida del ser humano.

3. Razón (Rebelde y Realista, Recóndita y Rutilante, Risueña y Resplandeciente)

Es la más alta y singular facultad de las personas, la que nos diferencia de los demás seres vivos. Sin ella, sólo seríamos una especie más dentro del mundo animal, por lo evitemos actuar irracionalmente. Constituye nuestra mejor herramienta ante este complejo mundo para convivir felizmente. Este don aplicado con pasión nos permite encontrar el entendimiento universal desde el respeto recíproco, si llegamos a comprender que desde posiciones diversas varios pueden, simultáneamente, "tener razón". Para proponerla, no hacen falta más… razones.

4. Sí (Sentencia Sencilla, Sensible y Sabia Siempre con Sonrisa Soñadora)

Un sí es afirmación que indica aceptación y encuentro, que conlleva acción, crea un puente con quien nos pregunta, y declara fe y confianza en el poder del nosotros. Quizá sólo en ocasiones sea una palabra bonita de decir, pero siempre es lo más bello de oír. Con este conciso y sonoro monosílabo que apenas dura un suspiro en el aire, a veces tajante y a veces susurrante, se inicia todo, tanto lo bueno como lo malo. Por ello conviene conocerlo bien y administrarlo mejor, sin olvidar su versión "asertiva" de quienes prefieren responder con el metalenguaje del jé-jé mediante un sí –sí (espérame sentado). Sí, decididamente, nos gustas.

5. Tú (Tesoro Tierno, Talismán Trascendente, Tentación de Terso Terciopelo,…)

Sólo Tú sabes por qué Te elijo, porque sin Ti no hay nosotros, porque sólo Tú puedes citarme por mi nombre. Tú eres mi Tú, y yo soy tu Tú. Tú lo eres todo mi mundo, te necesito a ti para sobrevivir. Poesía eres Tú, la persona más importante de nuestra pareja. Un simple pronombre, un sencillo monosílabo, que cuando se pronuncia despliega toda la carga emocional de tu complejo universo de persona que me ama, que me mira, que me besa. Tú es el inicio del nosotros, y la anulación de la soledad. Quien tiene la suerte de pronunciarla demuestra no está solo, que comparte amor, o amistad, o compañía.

6. Universo (Único, Unido, Ubérrimo Umbral de Utopía y Ucronía)

Máxima expresión de sonido armonioso que crea en la mente una imagen de realidad sin límite, que lo abarca todo, que es el todo, la energía mágica, la creación divina, todo lo que conocemos y lo que esperamos llegar a conocer dentro y fuera del ser humano. Su significado es algo infinitamente grandioso, inmenso y misterioso. Es el ÚNIco VERSO que contiene toda la poesía, uniendo y englobando todas las palabras y acabando en VERSO.

7. Verdad (Valor Valiente, Virtuoso y Vibrante del Verso y del Verbo)

Con la verdad por delante, lejos llegaremos. La verdad nos hará libres en un mundo donde la mentira no puede seguir. La verdad entraña la genuina esencia del ser humano, la honestidad del espíritu puro que expresa sin doblez lo que siente o lo que piensa. No tiene contraindicaciones, ni efectos secundarios perversos. Es una palabra eufónica, equilibrada y generosa; si la partes por la mitad sigue ofreciendo consejo: VER y DAD. Además, la verdad siempre brilla, aunque sea por su ausencia.

Para no zozobrar ni zascandilear, nos zafaremos de este zafarrancho sin zambullirnos en la letra Z y zanjaremos las propuestas sin zigzaguear y sin zarandajas propias de zafios zagales zarrapastrosos, zopencos y zangolotinos.Versión .DOC para imprimir


Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/palabra3.htm

Año Nuevo

Ideas para aplicar desde el 1 de enero. Quizá luego sea demasiado tarde. Son recetas personales, pero efectivas a escala planetaria.

Hemos llegado hasta finales de 2005. Miremos a nuestro alrededor. ¿Qué vemos? Un mundo más moderno, pero lleno de desigualdades y donde millones mueren de hambre. En Europa poseemos casas más grandes, pero familias más pequeñas. Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero reducido nuestros valores. Disponemos de más recursos, pero menos tiempo. Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.

Hace años que llegamos la Luna y regresamos, pero apenas conocemos a nuestros vecinos del barrio. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el interior. Apenas sabemos quiénes somos. Éstos son tiempos de más libertad, pero menos alegría. Llegan dos sueldos en casa, pero suben los divorcios. Las casas son más bonitas, pero abundan los hogares rotos.

Cada instante, cada minuto y cada hora son irrepetibles. No guardemos nada para una “ocasión especial”, porque cada día que vivimos es una jornada única. Pasemos más tiempo con la familia y los amigos. Admiremos lo bello que nos rodea, sin fijarnos en las hierbas malas del jardín de la vida. Apartemos de nuestro vocabulario esas frases que retrasan o impiden el disfrute de la existencia: “Uno de estos días, algún día,…”. Ahora mismo, repitamos a nuestros seres queridos, familiares y amistades, cuánto les apreciamos y les necesitamos.

Abramos lo ojos. Somos los elegidos. Disponemos de una ocasión inmejorable. Basta con hacer el bien, y todo podría funcionar de maravilla. Tratemos a los demás, como nos gustaría ser tratados. Sigamos a dirigentes que nos guíen por caminos de paz y con patrones de amor, no de odio. Todos tenemos derecho a soñar. Sería tan fácil...

Versión final en: http:///2005/nuevo.htm

El deseo de Teseo

La leyenda del Minotauro es muy esperanzadora para niños y adultos, que compartimos con Teseo el deseo de Paz.

El mito de Teseo, Ariadna, Fedra y el Minotauro procede de la cultura minoica de hace 40 siglos, si bien fue recogido literariamente por el poeta latino Publio Ovidio Nasón en el inicio de nuestra era, poco antes del nacimiento de Jesucristo. Esta compleja tragedia de célebres personajes ha sido objeto de atención continuada por autores como Nietzsche, Freud, Cortázar o Borges.

La crónica comienza en Creta cuando reinaba el poderoso rey Minos. Cnosos, la capital de la isla, era famosa por el laberinto de intrincados corredores, en cuyo interior vivía el cruel Minotauro, un engendro con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de la Reina Pasifae con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. Minos recibió la noticia de que su hijo Androgeo había sido asesinado cuando se dirigía a participar en unos juegos olímpicos. El monarca reunió un ejército y cercó Atenas que se rindió, aceptando la condición de que cada nueve años enviaría siete jóvenes y siete doncellas a Creta para que ser arrojados al Minotauro. Sólo si alguno de los atenienses mataba al Minotauro y salía del laberinto, Atenas sería eximida de la condena.

Teseo, hijo único del rey de Atenas Egeo, se ofreció como candidato cuando por tercera vez hubieron de pagar tan ominoso tributo, embarcando con las víctimas en una nave de velas negras. El monarca y su heredero convinieron en que si Teseo lograba la hazaña, el navío retornaría con velas blancas. Estando ya en la prisión cretense, Teseo fue visto por Ariadna y Fedra, hijas de Minos. Cautivada Ariadna por la valentía del príncipe, decidió ayudarle a derrotar al Minotauro, indicándole un ardid sugerido por el constructor Dédalo: un hilo tendido para encontrar la salida cuando acabase la lucha.

Teseo exterminó al temible Minotauro y pudo regresar hasta la puerta, salvando la vida de sus compañeros y liberando a su ciudad de tan horrible condena. Al reembarcar Teseo, también subieron a bordo en secreto Ariadna y Fedra, que acompañó a su hermana mayor. Durante la travesía se refugiaron en la isla de Naxos para protegerse de una pavorosa tormenta. Vuelta la calma, emprendieron el viaje sin Ariadna, al haber desaparecido tras dormirse en el bosque, extenuada por el cansancio. Dionisio, o Baco dios del vino, la rescató y le ofreció casamiento e inmortalidad.

En Atenas cundía la angustia por la tardanza y diariamente el anciano Egeo acudía a la orilla, esperando el retorno de su hijo. Cuando el barco apareció en el horizonte, traía las velas negras. El rey desesperado se suicidó arrojándose al mar, que desde entonces lleva su nombre. Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar el signo de su éxito, las velas blancas. Teseo fue elegido nuevo soberano, rigiendo los destinos atenienses por largos años, y casándose con Fedra (lo que originó nuevos dramas épicos).

Esta leyenda exhibe un torrente de enseñanzas sobre las cualidades y los defectos humanos. Destaca atributos como el altruismo y el valor de Teseo, o el amor y la inteligencia de Ariadna, junto a yerros como el abandono de Ariadna, el olvido de Teseo o la desesperación de Egeo. Las metáforas también son innumerables: un ideal con estrategia, la confianza en uno mismo, la superación del miedo a lo desconocido, la fe depositada por otra persona, la validez de un buen consejo, la salida por amor del laberinto, la descuidada gestión de la victoria,…

La Humanidad se ve reflejada en Teseo y Ariadna. Con amor, resolución y talento podemos superar al monstruo de la guerra (Minotauro), que reclama una continua matanza de víctimas inocentes. Sólo cuando la violencia desaparezca de nuestras vidas, saldremos del laberinto histórico de muerte y desolación. No desesperemos nunca, ni abandonemos nuestras convicciones, porque algún día, nosotros también, avistaremos las velas blancas de la paz.

Manifestaciones y votos

Estamos los vascos y las vascas muy avezados en “manifas”. Nos gustan, nos va la marcha. Siempre hemos sido andarines y caminar, por el centro de las avenidas, es una afición que puede convertirse pronto en deporte autóctono. Hemos ido a centenares de “manifas”, sabemos portar pancartas, pasearnos cada sábado y domingo por rutas urbanas o rurales. Incluso podría tener éxito y tirada alguna publicación sobre “próximas manifas”, porque el calendario anual está tan repleto de convocatorias que las numerosas ferias escolares (de ikastolas y centros públicos principalmente) ya no encuentran domingo libre.

Al principio primaron los lemas políticos y ecologistas, el “No a Lemoniz” fue un hito, con medio millón que puso a prueba la resistencia del subsuelo bilbaíno. “Libertad”, “Amnistía”, “No a la OTAN”,… fueron dejando paso a un predominante monocultivo de “PAZ”, solicitada desde todos los ángulos, incluso en sus perspectivas cruzadas. La sociología de la denominada “izquierda abertzale” es, indudablemente, la que tiene más kilometraje en “marchas”, siendo habitual el promedio mínimo de una semanal con flota de autobuses incluida. Pero también otras sociologías comienzan a incorporarse, agregando turismo peninsular a las ciudadelas vascas. Aunque, para ser justos, la palma se la lleva el propio poder institucional vasco, el mismo gobierno vasco del nacionalismo democrático con su Lehendakari a la cabeza, con máxima capacidad de convocatoria. Si Ibarretxe lo pide, todo es posible en materia de “manifas”, reuniendo exhibiciones sin más límite que la capacidad de la urbe.

¡Vivan las exhibiciones callejeras!, siempre que sean festivas, respetuosas y sin alborotos. ¡Viva el turismo interior y exterior!, recomendándose una ruta más variada de lugares de manifestación, en comarcas menos habituales para sorprender agradablemente a nuestros participantes y visitantes con la belleza y organización de nuestros pueblos medianos y pequeños. Seguro que muchos de nuestros viajeros, los venidos de fuera, se han asombrado al ver que en Euskadi no hay trincheras, ni barricadas y que todo, incluso el clima meteorológico, es mucho más cálido de lo que les habían contado.

Aquí no sobra nadie, excepto ETA (El Traicionero Argumento), y todas las celebraciones con manifestación debieran quedar instituidas con regularidad, con banderines y meriendas, con gorros y globos. Vivan todos los lemas y eslóganes: Por la Independencia o por la Dependencia, por la Unión, la Separación o la Libre Adhesión, por la Monarquía o la República,… También las manifestaciones de defensa de lo propio, y las de “excusatio non petita, accusatio en manifa”.

¡Ah, pero las pancartas no sustituyen a las urnas para determinar la representatividad de una sociedad! La democracia se expresa con el derecho de reunión y de manifestación, pero las diferencias políticas se miden exclusivamente con los votos depositados en cada proceso electoral, correspondiendo a cada ciudadano una papeleta, sin ilegalizar opiniones políticas. Sí a las manifestaciones, a todas, pero también SÍ a las consultas populares donde se tasa y evalúa definitivamente y con precisión la opinión de un pueblo.