La historia ha dado protagonismo a personajes históricos por razones muy diversas. Pero siempre dejan más impacto quienes hicieron el mal. Son más reconocidos por la opinión pública los dictadores sanguinarios, que se clasifican por los millones de víctimas cuya muerte causaron.
Se atribuyen 17 millones de vidas sesgadas en 12 años por Adolf Hitler, que provocó la II Guerra Mundial. Stalin asesinó a 23 millones de personas en su mandato de 32 años. Mao Zedong aniquiló a 78 millones de seres humanos bajo su poder durante 34 años.
Otros criminales de lesa humanidad fueron Leopoldo II de Bélgica, que arrasó a 15 millones de congoleños; Hideki Tōjō, Primer Ministro de Japón durante la Segunda Guerra Mundial, 5 millones de víctimas; Ismail Enver Pasha, líder de la Revolución de los Jóvenes Turcos, 2,5 millones; Pol Pot, Primer ministro de Camboya, 1,7 millones;
Kim Il Sung, fundador de Corea del Norte, 1,6 millones; Mengistu Haile Mariam, Presidente de la República Democrática Popular de Etiopía, 1,5 millones; Yakubu Gowon, presidente de Nigeria, 1,1 millones
de muertos en Biafra,...
Estos diez criminales de la historia, reciente del siglo XX, totalizan la horripilante cifra de casi 150 millones de hombres, mujeres y niños asesinados en tres continentes: Asia, Europa y África. Nuestra cultura de historia privilegia los malos modelos de congéneres, olvidando a quienes salvaron más vidas que las que destruyeron estos tiranos.
¿Saben quién fue John Snow, que se estima salvó más de 177 millones de vidas en el siglo XX con su obra? Fue un médico inglés, precursor de la epidemiología, que optó por la cloración del agua en 1905. A lo largo de la historia hemos ido desarrollando métodos cada vez más eficaces para garantizar la seguridad del agua que consumimos. Algunos tienen más de 4000 años de antigüedad, empezando por la decantación y la filtración, y terminando por la cloración, que nos permitió minimizar el riesgo de contagio de cólera, tifus, disentería y polio. Otro referente que impulsó la cloración fue el físico John L. Leal.
Otros científicos, médicos, epidemiólogos,... , máximos héroes de la ciencia que merecen nuestro reconocimiento y recuerdo:
Estos diez criminales de la historia, reciente del siglo XX, totalizan la horripilante cifra de casi 150 millones de hombres, mujeres y niños asesinados en tres continentes: Asia, Europa y África. Nuestra cultura de historia privilegia los malos modelos de congéneres, olvidando a quienes salvaron más vidas que las que destruyeron estos tiranos.
¿Saben quién fue John Snow, que se estima salvó más de 177 millones de vidas en el siglo XX con su obra? Fue un médico inglés, precursor de la epidemiología, que optó por la cloración del agua en 1905. A lo largo de la historia hemos ido desarrollando métodos cada vez más eficaces para garantizar la seguridad del agua que consumimos. Algunos tienen más de 4000 años de antigüedad, empezando por la decantación y la filtración, y terminando por la cloración, que nos permitió minimizar el riesgo de contagio de cólera, tifus, disentería y polio. Otro referente que impulsó la cloración fue el físico John L. Leal.
Otros científicos, médicos, epidemiólogos,... , máximos héroes de la ciencia que merecen nuestro reconocimiento y recuerdo:
- Fritz Haber, químico, descubridor de Fertilizantes Sintéticos, 2,720,000,000 vidas salvadas.
- Carl Bosch, ingeniero, perfeccionador de los abonos artificiales, 2,720,000,000 vidas salvadas.
- Karl Landsteiner, biólogo, descubridor de los grupos sanguíneos, 1,094,000,000
- Richard Lewisohn (Transfusiones de sangre) 1,094,000,000
- Edward Jenner (Vacuna de la viruela) 530,000,000
- Norman Borlaug (Revolución Verde, trigo,...) 259,000,000
- Linn Enslow (Cloración del agua) 177,000,000
- Abel Wolman (Cloración del agua) 177,000,000
- William Foege (Método de vacunación - Erradicación de la viruela) 131,000,000
- Leslie Collier (Vacuna liofilizada - Erradicación de la viruela) 131,000,000
- Benjamin Rubin (Aguja bifurcada - Erradicación de la viruela) 131,000,000
- Aaron Ismach (Pistola inyectora - Erradicación de la viruela) 131,000,000
- John Enders (Polio & Sarampión Vacuna) 120,000,000
- Maurice Hilleman (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Ann Holloway (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Samuel Katz (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Kevin McCarthy (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Milan Milovanovic (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Anna Mitus (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Thomas Peebles (Sarampión Vacuna) 118,000,000
- Howard Florey (Penicilina) 82,000,000
- Ernst Chain (Penicilina) 82,000,000
- Norman Heatley (Penicilina) 82,000,000
- Alexander Fleming (Molde de Penicilina) 82,000,000
- Víktor Zhdánov, quien al erradicar la viruela ha salvado más de 63 millones de vidas.
- Gaston Ramon (Vacuna de la Difteria y el Tétanos) 60,000,000
- David Nalin (Terapia de rehidratación oral frente a diarreas) 54,000,000
- Richard Cash (Terapia de rehidratación oral) 54,000,000
- Norbert Hirschhorn (Terapia de rehidratación oral) 54,000,000
- Robert Phillips (Terapia de rehidratación oral) 54,000,000
- David Sachar (Terapia de rehidratación oral) 54,000,000
- Christian Zoeller (Vacuna del Tétanos) 52,000,000 de personas salvadas.
Un caso paradigmático que prueba que la Ciencia debe estar regida por la Ética, es el mismo Premio Nobel de Química Fritz Haber. Un «Jekyll» y un «Hide», dado que Fritz Haber fue un científico que figura en primer lugar del ránking por las vidas salvadas por el auge de la agricultura a escala mundial para alimentar una humanidad tan inmensa retando la maldición de la catástrofe demográfica de Thomas Malthus. Fritz Haber logró sintetizar amoníaco a partir del nitrógeno del aire (en el célebre Proceso de Haber).
Con este hito científico abrió la senda para la síntesis industrial de abonos nitrogenados que han multiplicado la producción agrícola mundial, y reducido las hambrunas. Pero Fritz Haber también fue tristemente famoso por haber introducido los gases asfixiantes y las armas químicas durante la Primera Guerra Mundial.
Con este hito científico abrió la senda para la síntesis industrial de abonos nitrogenados que han multiplicado la producción agrícola mundial, y reducido las hambrunas. Pero Fritz Haber también fue tristemente famoso por haber introducido los gases asfixiantes y las armas químicas durante la Primera Guerra Mundial.