Mostrando las entradas para la consulta Anécdotas filiales ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta Anécdotas filiales ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

Anécdotas filiales (II): Nueva religión

Viajando de Estocolmo a París, nuestra hija coincidió con un niño francés de nueve años. Muy inteligente, lo primero que él indicó es que no hablaría con nadie que no fuese una azafata. Pero -visto que ninguna de ellas conocía su idioma- pasó a charlar con Leire. Toda la conversación fue muy interesante, indicativa de los nuevos modelos de familias, pero lo mejor fue cuando para asegurar la verdad de una de sus afirmaciones, añadió:
- "Y si no es así, que me vaya al infierno".
Siendo de rasgos muy morenos, que podrían indicar algún antecedente norteafricano, Leire le preguntó:
- "¿De qué religión eres?", siendo inmediatamente contestada por el avispado niño...
- "De cuál voy a ser,... ¡soy de religión francesa!".

Anécdotas filiales (I): Estudiar merece la pena

Los hijos, cuando crecen y se van independizando, comienzan a recoger vivencias de alto valor formativo, para ellos mismos y para otros. Hoy mismo, nuestro hijo pequeño que está comenzando a trabajar como arquitecto técnico nos agradecía nuestros esfuerzos por su educación, cuando atravesó la adolescencia (no hace mucho, porque recientemente ha cumplido 21 años).

Estando en su caseta en la obra de un alto edificio en construcción, con todas las comodidades (aire acondicionado, nevera, ordenador,...), ha venido un joven fontanero para completar la instalación del baño anexo. Al entrar en la oficina climatizada, desde un exterior a más de 40º, y verle cómodamente sentado ante sus planos, el obrero sólo ha podido exclamar:
- "Jo*er, yo también debía haber estudiado"...