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Educación para la Paz

· Una Educación en Valores Éticos.

Las continuas reformas escolares que han supuesto significativas mejoras, también han originado inesperados efectos indeseables. El prolongado análisis de los modelos sugeridos por los agentes educativos y las variaciones curriculares, metodológicas y organizativas, han eclipsado un debate previo sobre qué valores éticos y humanísticos ha de transmitir un moderno sistema educativo formal. En este punto no resulta ocioso reseñar que, aun­que sea obvio, los valores y principios son de elección y aceptación personal. Por tanto, se trata de un tema eminentemente subjetivo, aunque entendemos que no por ello resulta vana la reflexión en común para la adopción de una ética de mínimos que se aprenda y enseñe también en el ámbito de la comunidad educativa.

Ningún educador proclamaría jamás que el alumnado debe redescubrir las bases de la matemática o de la ciencia para no condicionar su propia visión o limitar su creatividad, sino que sólo un sólido conocimiento del saber histórico sobre la materia permite crecer. Si esto es tan palmario, ¿por qué esa corriente de no cultivar los aspectos éticos de la personalidad huma­na, y dejar su desarrollo a la simple y supuesta “espontaneidad”, que no existe en una realidad de influencias sociales? Bajo la supuesta “libertad de elección de valores”, que sólo se enmascara la renuncia de algunos a la formación ética, la ausencia de formación ética conduciría, en la mayoría de los casos, a la adopción de los valores más generalizados, los de la frivolidad del consumismo presente en los poderosos medios de comunicación, que los exponen como la única motivación consistente de la felicidad universal.

Reconoceremos a la Alfabetización Ética a través del sistema educativo como uno de sus primeros fines, para la integración de los alumnos en el sistema sociocultural al que per­tenecen y que está regido por unos códigos morales preexistentes. Para ello es fundamento básico la transmisión de los principios éticos imperantes, para que en un proceso de construcción autónoma de valores, sean libremente asumidos por los escolares, a fin de asegurar su subsiguiente continuidad y/o transfor­mación dentro de la responsabilidad inalienable que les incumbe como generación futura. Subrayemos que el quehacer más importante de la edu­cación es descubrir la adecuada rela­ción que cada siguiente generación establecerá entre la libertad de elección personal y los valores socialmente consensuados por sus antecesores, en un proceso histórico continuo de perpetuación y renovación.

Entendamos que los principios éticos deben figurar en los proyectos educativos y ser enseñados en las programaciones, siguiendo una activa metodología calidoscópica de continuas iniciativas para la transmisión y construcción de valores que constituye el intitulado “currículum oculto”, para su adquisición y apropiación por el alumnado, a través de la reflexión y maduración propia mediante una serie de hábitos y actuaciones de despliegue solidario con su entorno más próximo. Los modelos derivados de las figuras de alumnado- tutor, de voluntariado, y de un maximizado protagonismo en la participación escolar pueden servir de cauce para este proceso.

Toda actuación humana se fundamenta en el código de valores de quien la ejecuta. En la esencia moral de toda persona se gestan su comportamiento, su felicidad y su destino. Si se acepta la proposición anterior, ¿cómo podría nadie propugnar su exclusión de entre las materias obligatorias de la educación? Educar, en definitiva, es entusiasmar con valores. Entendemos como una educación de calidad ética es aquella que aspira a instalar en lo más íntimo del discente un código de valores “inherente a su persona”, y no sólo a dotarle de recursos cognitivos, afectivos y actitudinales, para poder asegurar que su autonomía vital y profesional será plena. Sin ese código de claves éticas, todo lo demás sería insuficiente y accesorio. Quizá sea más efectivo en educación disentir de la ingenuidad de Rousseau (“Los hombres nacen necesariamente buenos”) y seguir a Locke y Hobbes: “Nacemos como un potencial enemigo para con el prójimo”. Sólo la socialización y la educación, nos elevan al paraíso de la convivencia. Nunca renunciaremos a educar en valores.

· Una Educación vasca para la Paz y para la Convivencia.

La educación vasca debe promover a ultranza la tolerancia y respeto mutuo, reconociendo la significación de la declaración universal de los derechos humanos y de las liberta­des fundamentales individuales y colectivas, para fa­vorecer la convivencia plural en democracia. Urge la aceptación del pluralismo ideológico de todos los integrantes de la comunidad educativa, dentro de un clima escolar de respeto que no suponga ni discriminación ni proselitismo. Se otorga especial importancia a la Educación para la Paz y al valor del diálogo como vía de entendimiento y consecución de un clima de tolerancia y respeto, aprendiendo a defender las opiniones propias y a respetar las opiniones ajenas, comprometiéndose a la dialéctica de mayoría-minoría en la consecución de acuerdos. La emergencia de contravalores ideológicos como la violencia, nos obliga a rescatar formulaciones en negativo, que suponíamos periclitadas, como las propuestas de no-violencia. Educar en la paz y en el respeto a la diferencia y a la vida exige el impulso de todas las instituciones, y singularmente de las instancias educativas. Un impulso que, debe estar acompañado de actitudes hondamente democráticas, comprometidas y pedagógicas con tolerancia y diálogo, evitando la permanente crispación, el desencuentro y la descalificación.

La educación para la Paz alcanza un valor máximo en el caso de Euskadi por el esfuerzo colectivo realizado en las últimas décadas en la prosecución de la conciliación, y de la normalización política. La sociedad y la escuela vasca están especialmente sensibilizadas y han consumado un interminable proceso de búsqueda de negociación para poner fin a las manifestaciones de violencia. El reconocimiento a las víctimas por todas las formas de terrorismo, desgraciadamente aún no extinguidas, y el respeto a todos los derechos humanos deben ser las bases de construcción de un sistema educativo que instale en todo el estudiantado un rechazo cabal y somático a cualquier recurso violento, apelando siempre a los caminos éticos de participación social y política que la civilización contemporánea nos proporciona. El repudio a las actitudes militaristas o totalitarias, de imposición de la voluntad será una constante educativa, asentada sobre la práctica cotidiana en el escenario escolar con vías de diálogo y de resolución por sistemas democráticos.

El aprendizaje educativo de los Derechos Humanos, como muestra del nivel alcanzado por la Humanidad en su desarrollo personal y colectivo, será un elemento curricular presente en la Enseñanza Primaria y Secundaria Obligatoria. En los contenidos y desarrollos curriculares, adscritos a los valores o a materias como la Filosofía y las Ciencias Sociales, se señalarán los valores humanísticos y los diferentes planos de la lógica democrática, la social, la moral y la política. Ya la Ley de la Escuela Pública Vasca incluían entre los fines del Sistema Educativo Vasco: “Impulsar el desarrollo en libertad de la personalidad y la formación integral de los alumnos, asentados en los valores que hacen posible la convivencia democrática, fomentando, entre otros, la capacidad crítica, la igualdad, la justicia, la participación, el respeto, el pluralismo y la libertad de conciencia, la solidaridad, la inquietud social, la tolerancia y el respeto mutuo, así como la defensa de los derechos humanos”.

· Una Educación que erradique y repudie cualquier forma de violencia escolar.

El escenario escolar, junto al entorno familiar y de barrio, son los primeros espacios testigos e inductores de conductas intemperantes u ofensivas, que deben ser corregidas y repudiadas con prontitud y ejemplaridad. La tolerancia con la diversidad y con la libertad de las opciones personales sólo tiene un límite intraspasable: el mismo derecho para los demás. La libertad de expresión, debe ser modulada y corregida en su caso, por criterios de respeto a los derechos humanos de toda la comunidad educativa. Toda forma de agresividad o coacción, de modo verbal, físico o psicológico, debe quedar desterrada desde sus primeras manifestaciones, inculcando un exquisito trato entre los componentes de todos los estamentos escolares.

Creemos que la juventud vasca, justamente por la historia reciente y remota de Euskadi, es un referente social de implicación y participación en procesos de búsqueda de la paz. Sin embargo, según el informe CINDES sobre la violencia juvenil en la Comunidad Autónoma del País Vasco, elaborado a instancias del Parlamento Vasco, todavía resta un 8,1% de la juventud vasca que puede ser considerado violento, de los que un 2% (18.000 jóvenes) defienden estas actitudes por “razones” políticas. La educación quizá ha primado el estímulo de la crítica, no siempre constructiva, y pueden advertirse carencias de valores compensatorios, basados en la tolerancia. La comprensión de los demás y la necesaria fraternidad entre las personas, son valores esenciales que el sistema educativo debe implantar en la personalidad ética de los educandos.

Así pues, queda mucha tarea educativa por realizar a fin de asegurar definitivamente una formación ética para la PAZ de la totalidad del alumnado, antes de concluir la etapa obligatoria. Recordemos las palabras de Gandhi, “Si queremos enseñar la verdadera paz en este mundo, y si queremos librar una verdadera guerra contra la guerra, tendremos que empezar por los niños” y la cita del Gilles Lipovetsky: “El Siglo XXI será ético, o no será”. Eduquemos para la PAZ en la tolerancia y en la solidaridad.

Cuba: una doble vergüenza

En Cuba, el régimen de gobierno de Castro, mantenido ininterrum­pida­mente desde 1959, no es democrático, ni respeta la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La represión de los disidentes políticos, el modelo de partido único y la ausencia de pluralismo político son inadmisibles. Otro indeseable efecto ha sido la reciente reactivación de las ejecuciones, con tres fusilados el pasado 14 de abril, tras un juicio sumario. En Cuba actualmente hay, al menos, otros 50 condenados a muerte. Por último, siempre debemos diferenciar a la ciudadanía respecto a la actuación de su gobierno, y más aún si éste no ha sido democráticamente elegido. El Pueblo Cubano, como todos los Pueblos, merece nuestra solidaridad plena y todo nuestro apoyo por las difíciles circunstancias que han vivido durante décadas de ausencia democrática y de embargo norteamericano.

Simultáneamente en la misma isla, y con la misma antigüedad, se perpetúa el anacronismo colonial de la base militar de Guantánamo, convertido en un infernal “campo de concentración” y un “limbo jurídico”, donde se acumulan centenares de presos de Afganistán e Irak, incluidos algunos menores de 16 años. Según la Corte de Apelaciones de Washington, de acuerdo con el Departamento de Justicia de la administración de Bush, estos prisioneros no tienen derechos bajo el sistema legal de Estados Unidos, ni pueden denunciar las condiciones de su detención.

La inhumana pena capital de la que se tuvo noticia, se concentra en el 81% en China, Estados Unidos e Irán, según datos de AI en 2002. Ese año, EE.UU. ejecutó a 71 personas, incluidos tres delincuentes juveniles (hace unos días otro menor ha sido ajusticiado en EE.UU., país de mayor número de ejecuciones juveniles, 13 desde 1990). El 1 de enero del 2003, había más de 3.700 presos norteamericanos condenados a muerte.

Todos pedimos el respeto de todos los Derechos Humanos, pero algunos sólo los exigen para determinada gente y en determinados países. Amnistía Internacional ha denunciado reiteradamente la irrelevancia dada por el gobierno español de Aznar a la situación de los Derechos Humanos en sus relaciones con países como la Federación Rusa o China (menos aún en EE.UU.), con la única excepción de la insistente denuncia a la dictadura castrista en Cuba (sin mención alguna a Guantánamo).

En defensa de los vascos y de… la humanidad

Leo con estupor, y rebotado a través de la web, un “artículo” bajo el título de “El silencio de los corderos”, de José Luis de Vilallonga, publicado en LA VANGUARDIA el pasado 10/06/2002.

No puedo reproducir todo el contenido del artículo, ni menos aún el rebosante odio que destila, no ya hacia determinados políticos democrática y legalmente elegidos (a quienes califica de esperpénticos, escurridizos, de llevar pintado en el rostro el parentesco genético con las ratas de alcantarilla, asesinos, instigadores de crímenes…), sino sobre todos y cada uno de los vascos, simple y llanamente por ser ciudadanos nacidos en una tierra de la Tierra.

Los epítetos, literalmente reproducidos, califican a todos los vascos, nacionalistas o no, de gente cobarde, sin ninguna hombría (ni en las palabras ni en los actos) e, incluso, de pelmazos. Añade, que no son ni noblotes, ni honrados ni buena gente. Y termina con una máxima xenófoba “El Rhesus negativo del que tanto presumen los vascos es verdaderamente negativo”.

Mi intención no es descalificar este inaceptable artículo, y menos a su autor, que únicamente me provoca lástima y a quien sinceramente le deseo una rápida recuperación de su estado mental, anímico y espiritual.

El objetivo es denunciar que opiniones de esta catadura puedan ser publicados sin rubor, incluso en un periódico que, hasta esa fecha, hubiera catalogado como riguroso. “Rebuznos” (como dice el enfermizo que escribió esa soflama) de esta calaña actúan como “Opinion Makers” para la propagación de ideas violentas, racistas, fascistas, muy poco acordes con los valores éticos exigibles en una democracia.

Exijo una rectificación de este periódico, por atentar contra los vascos, y no sólo contra los vascos, sino con ello contra los españoles, los franceses, los europeos y la humanidad. No es admisible la descalificación genérica por razón de “raza” (sesgo en el que debe creer mucho este personaje). Le recuerdo el artículo 2, punto 1º, de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.”

Si se me permite, relataré una experiencia personal que, en alguien poco viajado como yo, me abrió los ojos sobre esta temática de comprensión del fenómeno del “terrorismo vasco” en función de la distancia. Por mi condición de educador tuve oportunidad de viajar por toda Europa hace ya algunos años. Por tratarse de visitas comunitarias lo habitual era reunirse en Madrid, desde diversas comunidades autónomas, y viajar luego al país de destino. Lo frecuente era, en Madrid, recibir como vasco la pregunta de ¿qué hacéis los vascos para solventar el problema del “terrorismo vasco”? Tratábamos de explicar nuestros esfuerzos. Pero luego, en Alemania o Bélgica, la pregunta era a toda la comitiva “española” en los términos de ¿qué hacen ustedes para solventar el problema de la violencia en España? Porque allí, el problema era de los “españoles”, no de los vascos, no de los nacionalistas, no de los fanáticos,… Al menos, allí nadie nos insultaba llamándonos cobardes por la mera condición de provenir de un determinado Estado.

Yo creo que los problemas y su solución, en este mundo globalizado, interconectado, y en este siglo XXI depende de todos nosotros. Nunca he comprendido que “a juicio de algunos” sólo los problemas son vascos. La única vasquidad que algunos nos reconocen se circunscribe a lo negativo, a lo problemático. Este perverso juego -de lo que para algunos es la parte y el todo- se aplica sin excepción: el terrorista, o incluso el político u obispo si es “malo”, resulta ser vasco (nunca español). Pero el filósofo, deportista,.. o lo que sea, si es “bueno” resulta “español”. Esto es racismo de 24 quilates.

Por último, un comentario sobre otra opinión vertida por el político y ex ministro de Educación Mariano Rajoy diciendo que la “educación vasca es lETAl”. Hasta el adjetivo letal, intencionadamente o no, pretender vincular la educación vasca con una organización criminal. ¿Esto es tolerable?

¿Un vicepresidente español puede deshonrar y difamar a más de un millón de progenitores y familias vascas, que por lo visto acuden y envían a sus hijos e hijas a un servicio público letal?

¿Se puede ultrajar a más de 40.000 miembros del profesorado y a medio millón de alumnos vascos?

¿Somos los profesores y profesoras vascas letales, mortíferos, nocivos?

Pero, como dice el Lehendakari, nosotros a lo nuestro, a educar por la Paz, la Tolerancia y la Convivencia. ¡Que Dios nos ayude!

Valor de una vida

Sabemos el precio de todo y el valor de nada.

Vivimos en un momento histórico tan mercantilizado que desde muy pequeños nos enseñan a cuantificar en dinero el importe de casi todo. Parece que todo se pudiese comprar, alquilar o vender. “El precio justo” no ha enseñado a tasar mercancías y servicios, pero los noticiarios nos informan y demuestran que, desgraciadamente, también se pueden adquirir con dinero valores, principios, órganos o personas.

Había una antigua estimación que aseguraba que el cuerpo humano, por las materias químicas que lo componen, apenas valía 98 centavos de dólar. Posteriormente, a la luz de la posibilidad de fusión de la materia para producir energía eléctrica, la empresa Du Pont afirmó que con la masa de un ser humano medio se podría producir más de 85.000 millones de dólares, en kilovatios-hora facturados a precio de mercado según la ecuación de Einstein E=mc2.

Lo cierto es que el valor de una vida humana ha sido muy variable, en función de factores tan arbitrarios como la época histórica, el continente, la nacionalidad, el sexo o la edad,… Hace apenas 60 años, en Europa los nazis convertían a un ser humano, proscrito por ser judío, gitano u homosexual, en productos de utilidad para el Reich: se comercializaba su grasa para elaborar jabón, sus huesos para fabricar fertilizantes, sus cabellos para la industria textil... Sólo el campo de Auschwitz entregó 60 toneladas de cabello a una fábrica de fieltro, que pagó por ellas 30.000 marcos.

La esclavitud fue abolida, pero pervive todavía hoy día, en nuestra misma civilizada sociedad la creciente trata de personas, impunemente por “razones macroeconómicas de globalización” que justifican el trabajo infantil o para la omnipresente explotación sexual. Y se han amplificado las migraciones impulsadas por el subdesarrollo y la miseria, enmascaradas por necesidades del mercado laboral o simples motivos de servidumbre doméstica. Éxodos desatados por intereses financieros y, al tiempo, combatidos con pretextos de delincuencia congénita; destierros masivos donde la vida de los afectados no vale casi nada.

Incluso los tribunales o las compañías de seguros establecen cuantías muy variables para compensar la muerte en accidente de dos personas similares, solamente por el hecho de que uno sea un ejecutivo y el otro un vagabundo, o porque uno sea un adulto y otro un anciano o un niño. No valen lo mismo un soldado norteamericano o uno iraquí, o dos civiles de ambos países, ni se toma la Humanidad el mismo cuidado en su educación y ni siquiera en su sepelio. Por no citar la aberración que representa la proliferación de los abortos provocados, aunque se respete y compadezca a quienes transigen con ello.

Todos creemos en el valor infinito de cada vida humana. Para muchos, las personas fuimos creadas a imagen y semejanza de Dios. Pero, ya sea porque existe un Ser Supremo o porque existen otros seres humanos, lo ineludible es que todos nos debemos al cuidado de nosotros mismos y de los demás. Los dos primeros artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos lo condensan admirablemente en dos frases dignas de ser aprendidas de memoria: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. Ojalá que algún día se cumplan en toda su extensión tan excelsos deseos.

El lío de la LOE

Leo el lío lelo de la LOE, y loo a la leal aula. Allí ulula la ola de ellos y ellas. La olla de aquí, de allá y de Alá lanza el olé al óleo lila… de la vida.

Se ha repetido muy oportunamente que la Educación se parecía a la aventura de Cristóbal Colón: no sabía adónde iba, casi no alcanza su meta, nunca supo dónde había llegado, fue financiada con fondos públicos y, a pesar de o por todo ello, constituye el mayor descubrimiento de la Historia de la Humanidad.

La educación es un bien cada vez más preciado. Actualmente ya no existe ningún sector estratégico de futuro más trascendente que la educación en todas sus opciones y etapas. Por ello, unos la intentan convertir en una mercancía más sometida a las leyes del comercio, mientras otros desean que forme parte de una planificada estrategia de proselitismo social. Pero la educación, un anhelo de utopía que nunca debiera ser instrumentalizado, es mucho más: Es un derecho reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, prerrogativa reconocida por los países firmantes de todo el planeta y potestad depositada en el alumnado y en sus familias.

Este compromiso explicitado afecta a toda regulación jurídica de la educación. La Declaración de la ONU exhorta hacia un modelo educativo orientado por la demanda familiar, y no por la oferta oficial como todavía lamentablemente subsiste en pleno siglo XXI, incluso en la Unión Europea. Vale la pena recordar textualmente el Artículo 26:

1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.

Ojalá los políticos que debaten en el parlamento pudieran acercarse a la realidad de las aulas, especialmente en aquellos centros donde se enfrentan con los máximos desafíos de educar a los más especiales, a los más desfavorecidos y a los más recientemente llegados. Comprenderían que el debate no debe concentrarse en un pulso para acumular privilegios para unos, ni en poner trabas a la acción escolar de la competencia, sino en dotar a todos los centros de la mejor organización y de los debidos recursos para apostar por una educación de calidad y de equidad con fórmulas plurales siempre que cuenten con suficiente respaldo familiar y social.

Parafraseando a Albert Camus, quien señaló que “quien fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”, si la educación falla en articular la calidad con la equidad, como demuestran fehacientemente las evaluaciones internacionales PISA y TIMMS, naufragará por completo. Si la educación no es transgresoramente integradora, el saber como la riqueza seguirán segregadas en nuestra sociedad. No queda más esperanza colectiva que una educación de excelencia para todos. Este objetivo escolar, garantía de supervivencia individual y general, sí merece la máxima movilización de toda la sociedad civil.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/lio-loe.htm

10 de diciembre: Día de los Derechos Humanos

En 1950 la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a que el 10 de diciembre se celebrara el Día de los Derechos Humanos (Resolución 423) y se conmemora la aprobación por la Asamblea General de la Declaración Universal de los Derechos del Humanos de 1948.

De los libros de texto a los Recursos Educativos Abiertos

 
Los Recursos Educativos Abiertos o "REA" (en inglés: Open Educational Resources, "OER") son documentos o material multimedia con fines relacionados con la educación como la enseñanza, el aprendizaje, la evaluación y la investigación cuya principal característica es que son de acceso libre y por lo general bajo licencia abierta. Aunque algunas personas consideran que el uso de un formato abierto es una característica esencial de los REA, este no es un requisito universalmente reconocido. El término fue adoptado por primera vez en 2002 por la Unesco.

La UNESCO ha tomando un papel de liderazgo en "la concienciación de países sobre el potencial de los REA". La organización ha promovido el debate sobre cómo aplicar los REA en la práctica y presidido intensos debates sobre esta materia a través de su International Institute for Educational Planning (IIEP). Creyendo que los RAE pueden ampliar el acceso hacia una educación de calidad, sobre todo cuando son compartidos por muchos países e instituciones de educación superior, la UNESCO aboga por los REA como un medio de promover el acceso, la equidad y la calidad en el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Recientemente se aprobó, durante el 2012 OER World Congress celebrado en la UNESCO HQ, la 2012 Paris OER Declaration.

Existen numerosos programas internacionales que promueven los Recursos Educativos Abiertos (REA), que podrían paliar la brecha digital entre el Norte y el Sur del planeta, expandiendo una educación de calidad. En Europa, Learning Resource Exchange for schools (LRE), es un servicio puesto en marcha por European Schoolnet en 2004 permitiendo a los educadores encontrar recursos educativos abiertos en varios idiomas, de muchos países y proveedores diferentes. Actualmente, más de 200.000 recursos para el aprendizaje se pueden buscar en un portal según el lenguaje, tema, tipo de recurso y grupo de edad. [Información cuya fuente es Wikipedia]

Nociones de Física y Metafísica

Una introducción a la Física y la Metafísica que puede descubrirnos una visión constructiva de la vida.

Quienes estudiamos, y enseñamos, Física pronto descubrimos las principales dimensiones del mundo real. La Ciencia investiga lo medible, y lo mensurable se llama magnitud. Las magnitudes físicas son, por tanto, aquellas propiedades o aspectos observables de la realidad. Las siete magnitudes fundamentales, de las que se derivan todas las demás, son: longitud, masa, tiempo, intensidad de corriente eléctrica, temperatura absoluta, intensidad luminosa y cantidad de sustancia. Se miden en el sistema internacional con las siguientes unidades: metro, kilogramo, segundo, ampere, Kelvin, candela y mol.

La primera dimensión es el espacio, medido con la magnitud longitud (L). Así se calculan distancias (L), superficies (L2), volúmenes (L3),… Si añadimos la segunda dimensión, el tiempo (T), de su combinación obtenemos velocidades (LT-1), aceleraciones (LT-2),… Combinando con la tercera dimensión, la masa (M), se logran una gran variedad de magnitudes derivadas, tales como fuerzas (MLT-2), energías y trabajos (ML2T-2), potencias (ML2T-3), presiones (ML-1T-2),… además de otras posibilidades binarias interesantes como momentos de inercia (ML2),…

Pero no nos compliquemos demasiado, es más divertido asociar las principales magnitudes físicas (espacio, tiempo,…) con los más básicos conceptos filosóficos, como por ejemplo justicia y libertad,… Así obtenemos pensamientos de calado que trascienden en todas nuestras cotidianas vidas, de forma comprensible y añorada por todos: Espacios libres, tiempo libre,… Hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 24, declara: “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre,…”.

El espacio es para el hombre la condición real de todo lo que existe; toda la realidad es espacial. Sin embargo, el tiempo es la cosa más valiosa que el hombre puede gastar, porque es la sustancia de la que estamos hechos. El tiempo se va para no volver, imparable e irreparable. Como dijo el gran físico Richard Phillips Feynman, “el tiempo es lo que pasa cuando no pasa nada”. Y es que el tiempo no se mide con el reloj, sino con el aburrimiento.

El tiempo es como una bolsa: sólo si no malgastamos su contenido, tendremos lo suficiente. El tiempo es como un río que forma los acontecimientos. El tiempo, esa cierta parte de la eternidad, todo lo devora, todo lo vence, todo lo descubre. El tiempo, a menudo barrendero de ilusiones, no es sino el espacio entre nuestros recuerdos. Más que para verlo pasar, hemos de acariciar el tiempo que nos corresponde invertir. ¡El tiempo es el que se queda, y nosotros somos los que pasamos!

La vida obedece a las tres mismas reglas secretas del teatro clásico: la unidad de espacio, la unidad de tiempo y la unidad de acción. Sólo con el trabajo, los hijos y las obras legadas a la posteridad, podemos intentar vencer la batalla perdida contra el espacio y el tiempo. El valor de las palabras cambia con los espacios y con los tiempos. Pero todas las cosas tienen su tiempo oportuno, y todas pasan bajo el cielo en el espacio que les ha sido prefijado. Incluso los ideales viven en lo que no reside en el espacio, utopía, y en lo que no existe en el tiempo, ucronía.

Quizá vivamos en el tiempo más que en el espacio, porque el tiempo es un invento de la humanidad, mientras que el espacio es el palacio de los dioses. Ojalá entendamos pronto que el espacio es nuestra morada, el tiempo es nuestro navío y la acción es nuestro destino. La sabiduría genuina consiste en intuir lo lejano en el espacio y en el tiempo,… para determinar exactamente qué hacer ahora y aquí.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/metafisica.htm

Personajes del Año 2025 en AI, la nueva electricidad

En este blog tratamos de conectar la tecnología con el humanismo. Para ello, iniciamos la designación de dos personajes del año 2025, que publicaremos en estos dos últimos meses antes de pasar a 2026. Deberán ser personas, un hombre y una mujer, que no sólo innovan, sino que fundamentalmente moldean la dirección de esa innovación. Porque más que meros inventores, necesitamos arquitectos éticos y educadores visionarios.

Basado en la prominencia y el impacto demostrado a lo largo de este año 2025, nuestras dos sugerencias se centran en las dos caras de la misma moneda: la visión académica (guiar el pensamiento) y la ejecución industrial (construir con responsabilidad).

1ª La Visionaria: Dra. Fei-Fei Li - Pionera en visión computacional e impulsora de la "IA centrada en el humano". Su trabajo actual en Stanford sobre IA para la salud y su defensa por una IA más diversa e inclusiva la hacen relevante para la dimensión educativa y social.

Por qué ella: Es la encarnación perfecta de la transición de crear la tecnología a guiarla éticamente. "La madrina de la IA que ahora pastorea su conciencia". Ella representa la sabiduría de la academia y la urgencia de educar a la próxima generación de ingenieros y legisladores. Su perfil para el blog:

  • El pilar de la "IA Centrada en el Ser Humano": Como codirectora del Instituto de Inteligencia Artificial Centrada en el Ser Humano de Stanford (Stanford HAI), la Dra. Li ha sido la voz académica más influyente de 2025. Su trabajo, incluyendo el influyente "AI Index Report 2025" de su instituto, ha definido los términos del debate global.

  • De la técnica a la ética: Su trayectoria es clave. Es famosa por crear ImageNet, el conjunto de datos que (en 2012) desató la revolución de la IA moderna. Sin embargo, ha dedicado la última década a asegurarse de que la tecnología que ayudó a nacer sirva a la humanidad.

  • Foco en Educación y Política: Ha sido una defensora incansable de la alfabetización en IA y ha testificado ante legisladores, argumentando que la política de IA debe basarse en "la ciencia, no en la ciencia ficción", humanizando el debate en los centros de poder.

2ª El Arquitecto: Dario Amodei - CEO de Anthropic y visionario de la IA segura. Su enfoque en "Constitutional AI" y los modelos Claude están marcando un camino alternativo en el desarrollo de IA, priorizando la seguridad y la alineación con valores humanos. Perfecto si quieres ángulo ético-tecnológico. 

Por qué él: Es la prueba viviente de que la ética y la seguridad pueden ser un modelo de negocio viable y competitivo en el corazón de Silicon Valley. "El ingeniero que antepuso la seguridad a la velocidad". Él representa la nueva ola de liderazgo tecnológico que entiende que la confianza y la humanización no son características opcionales, sino la base del producto. Su perfil para el blog:

  • El constructor "Safety-First": Como CEO y cofundador de Anthropic, Amodei ha posicionado a su compañía (creadora del modelo Claude) como la principal alternativa "consciente" a sus rivales. Dejó OpenAI precisamente por diferencias sobre la velocidad del desarrollo frente a los riesgos de seguridad.

  • La "IA Constitucional": Su contribución técnica más importante de 2025 no es solo un modelo más potente, sino un método. La "IA Constitucional" de Anthropic es un enfoque tangible para alinear la IA con valores humanos (como la Declaración Universal de los Derechos Humanos), integrando la ética directamente en la arquitectura del modelo, en lugar de añadirla como un parche.

  • Liderazgo en la Regulación: Durante 2025, Amodei ha sido una figura central en las discusiones regulatorias en Washington y Bruselas, demostrando que la industria puede (y debe) liderar la petición de barreras de seguridad, en lugar de luchar contra ellas.

Por qué funcionan juntos

Juntos, Li y Amodei cubren el espectro completo de este nuestro / vuestro blog:

  • Fei-Fei Li (Academia y Educación): Establece la visión, la investigación y el marco educativo.

  • Dario Amodei (Industria y Tecnología): Demuestra cómo implementar esa visión en un producto que compite al más alto nivel.

Ambos humanizan la IA: ella desde la perspectiva de su impacto social y cognitivo, y él desde la arquitectura interna de la propia máquina. Había otras dos segundas candidaturas adicionales —una mujer y un hombre— que también hubieran podido encajar como “Personajes del Año 2025” para este blog de educación, ciencia, tecnología e inteligencia artificial.

Mujer Finalista: Irene Solaiman. Investigadora en inteligencia artificial y política pública. Actualmente es Chief Policy Officer en Hugging Face (desde 2025) y anteriormente fue Head of Global Policy allí. Antes de ello trabajó en OpenAI donde fue pionera en el análisis de sesgos de modelos de lenguaje y en integrar lenguas y culturas menos representadas.

Aborda el cruce entre IA, sociedad, ética y educación: perfecto para un blog que no sólo quiera la “tecnología” sino también su impacto educativo y científico. Su labor de política, sesgos y equidad resulta relevante para pensar “¿cómo enseñamos IA?” o “¿cómo formamos alumnos para el mundo de la IA responsable?”. Desde un ángulo más humano y social que puramente técnico, lo cual aporta diversidad de enfoque al blog.

“Irene Solaiman: poner en el centro los valores humanos de la IA en 2025”. Explorar cómo su trabajo nos obliga a replantear la educación en IA, los currículos escolares y la alfabetización digital.

Hombre Finalista: Alexandr Wang. Es empresario e investigador en inteligencia artificial. Cofundador de Scale AI (2016) y en 2025 nombrado Chief AI Officer en Meta Platforms tras un acuerdo de inversión que valoró Scale AI en decenas de miles de millones de dólares. Además se le ve muy activo en la esfera de política, seguridad e implicaciones globales de la IA. 

Representa el componente “tecnología disruptiva + escala global” de la IA: desde infraestructura, datos, modelos, hasta implicaciones geopolíticas. Su figura permite abrir reflexiones en el blog sobre “¿qué rol jugarán los datos en educación?” o “¿cómo la IA a gran escala impacta la ciencia y la enseñanza en 2025-2030?”. Su perfil empresarial y estratégico le da también un enfoque “innovación tecnológica” que complementa al más humanista de Irene Solaiman.

“Alexandr Wang: arquitectura de la IA de fondo y su implicación para la educación en 2025”. Puedes tratar cómo la infraestructura de IA cambia las posibilidades para la ciencia, la tecnología y la educación, y qué pueden hacer docentes, escolares y materiales para adaptarse.

Finalmente, dos terceras y últimas candidaturas adicionales, una de cada género. Ambos complementan perfectamente: Karpathy como el optimista educador, Gebru como la guardiana ética.

Candidatura Timnit Gebru. Fundadora del Distributed AI Research Institute (DAIR) y etíope pionera en ética de IA:

  • Voz crítica esencial: Investiga sesgos algorítmicos y justicia en sistemas de IA
  • Valentía intelectual: Enfrentó a Google sobre transparencia en investigación de IA
  • Liderazgo comunitario: Creó un instituto independiente para investigación ética en IA
  • Interseccionalidad: Conecta tecnología con justicia social y equidad
  • Impacto en políticas: Su trabajo influye en regulaciones de IA globalmente

Representa la conciencia crítica que necesita el desarrollo tecnológico.

Candidatura Andrej KarpathyEx-Director de IA en Tesla y OpenAI, ahora educador independiente. Es el candidato perfecto para un blog educativo porque:

  • Democratizador del conocimiento: Sus cursos gratuitos sobre IA (como "Neural Networks: Zero to Hero") han educado a millones
  • Comunicador excepcional: Traduce conceptos complejos de deep learning a lenguaje accesible
  • Puente generacional: Conecta la investigación académica con aplicaciones prácticas
  • Visión pedagógica: Defiende que "enseñar IA" es tan importante como desarrollarla
  • Activo en redes sociales compartiendo conocimiento sin barreras

Representa la IA como herramienta de empoderamiento educativo. Vídeo final en español, resulta imprescindible para entender la Inteligencia Artificial como la nueva "electricidad". Así lo apuntó Andrew Ng, otro personaje esencial.