- Cada progenitor se dirigirá a los hijos en su respectiva lengua materna, siempre durante los primeros años de la prole.
- Si viven en el entorno (escuela, calle, televisión,...) de una de los idiomas, la lengua familiar común será la otra, a fin de asegurar la doble competencia. También se asegurará un contacto próximo con la otra cultura mediante viajes, vacaciones,...
- Si la lengua común del matrimonio es una tercera, sólo aparecerá en edades tempranas a fin de asegurar una correcta fonética en la transmisión de los tres idiomas.
Hijos bilingües: El mejor método...
Instrucciones a mis hijos: Jamás un conato de daros la vuelta
Una versión infantil leída en una clase,... No hay sueños imposibles.
¡Socorro, tengo hijos en Infantil!
Grabación realizada por Josi Sierra.
Se anticipa la presentación que utilizaremos,...
Padres de hijos digitales, conferencia de Ramón Salaverría
El ponente es D. Ramón Salaverría, Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, Vice-chair de la “Journalism Studies Section” dentro de la ECREA, la mayor organización europea de investigaciones en comunicación y autor de numerosos libros y publicaciones sobre Internet. Salaverría ha sido incluido en 2007, 2008 y 2009 en el ranking de Los 500 españoles más influyentes, en concreto, en el Top 25 de la categoría de Internet por su dilatada experiencia en el medio.
ATELEUS con esta conferencia pretende aportar a los padres/madres y formadores de los distintos centros educativos de Bizkaia un conocimiento exhaustivo de las oportunidades y los riesgos que conllevan las redes sociales. De esta forma se apuesta por aminorar la brecha digital existente entre padres e hijos que hace difícil la educación de estos últimos en un uso razonable de las nuevas tecnologías. En ese sentido, y consciente de la competencia desleal que realiza día a día, entre los jóvenes, la “escuela paralela” más insistente y omnipresente, la televisión, ATELEUS ha puesto en marcha un programa piloto de Educación Audiovisual que ofrece a las instituciones educativas instrumentos para: enseñar a ver la televisión con espíritu crítico, seleccionar las películas de cine con criterio, utilizar internet con aprovechamiento y escoger videojuegos adecuados para cada edad.
Abajo un vídeo alusivo al tema, sobre la grandeza y trascendencia de la maternidad / paternidad. Vía. Prometemos crónica del evento.
Padres emancipados
Existen, aunque no es fácil reconocerlos, hijos emancipados. Conozco a alguien que asegura saber de algún amigo remoto con hijos independizados, en lo económico que no en lo afectivo. Por lo que es necesario creer que tal posibilidad subsiste, aunque sea tan rara con una lotería premiada.
Lo que nunca se ha producido es el caso de progenitores dispensados de su labor de padres, y aún menos de madres. No importa la edad, ni la situación. Por grave que sea el estado del anciano ascendiente y por desenvuelta que sea el del feliz descendiente, una madre o un padre jamás pierden el instinto de cuidado y protección de su prole.
Tener hijos es una obligación constante y continua. Posiblemente ni la muerte libere de tan inmortal responsabilidad. Es una condena perpetua, gustosa y dichosa en la que se basa la grandeza de la familia. Y la fuente de su felicidad, desde la preocupación sempiterna y desde el desvelo eterno.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/emancipados.DOC
Los hijos del fax...
Cada semana llegan más de cien alumnas y alumnos nuevos a Bizkaia. Provienen de otros países (principalmente de Latinoamérica, el Magreb y de diversos puntos de Europa del Este, así como de China y del África Subsahariana) o de otras comunidades autónomas (cada vez más). Por circunstancias familiares, aparecen en medio del curso escolar, fuera del plazo de la matrícula ordinaria. Cada viernes, de otoño a primavera, una comisión determina cuál es el centro y el aula donde mejor pueden incorporarse, de acuerdo a su petición según el modelo lingüístico y la titularidad de centro. Las familias emigrantes viven mayoritariamente en determinados municipios y barrios, y en los centros de esas zonas se concentran las nuevas altas discentes.
A mediodía del viernes, los centros destinatarios de este alumnado recién llegado reciben un fax desde la Delegación de Educación. Se les comunica, sucintamente, los nombres y su urgente fecha de ingreso. Son conocidos coloquialmente, y con todo respeto, como “los hijos del fax”. Allí se presentan y son recibidos por profesores y condiscípulos. La mitad llegan desconociendo ambas lenguas oficiales; otros conocen el castellano, pero con otro acento y ritmo. La mayoría acumula déficits curriculares, a veces severos. Algunos y –sobre todo- algunas alumnas llegan con edades de secundaria y nula escolarización previa. Otros son menores no acompañados por ningún familiar y quedan tutelados por la Diputación Foral. Cuando el número de extranjeros rebasa un cierto número, variable en función de sus características, se envía profesorado de refuerzo lingüístico para acelerar su integración.
“Los hijos del fax” aportan diversidad humana, interculturalidad, plurilingüismo, y una estilo de aprecio por la educación como oportunidad única,… de la que todos podríamos aprender. Son testimonio vivo de la injusticia del mundo, del hambre y de la pobreza que acucia a muchos seres humanos. Como todos los procesos educativos los efectos de su llegada sólo se apreciara a medio o largo plazo. Los de más edad buscan una incorporación laboral rápida y sus antecedentes académicos hacen difícil otros objetivos educativos. Los más jóvenes, muchos en niveles de educación infantil, serán –con toda seguridad- alumnado con todas las opciones abiertas, porque su actitud de esfuerzo puede compensar sobradamente su desnivel sociocultural. Que lo recuerde nuestro profesorado para una intervención precoz, sobre todo el de educación primaria. La ciudadanía debe saber que este capital humano enriquece y forma parte esencial de nuestra sociedad presente y futura.
Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2009/fax.doc
Homenaje a Josu Zabaleta Telleria
Ahora te lo podemos decir, te elegimos el primero entre otros destacados educadores porque tú eres, eras y lo serás, algo aún más excepcional: un santo.
Vida y familia antes de la muerte
Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2.
— Ana Hidalgo (@AnaHid46) July 30, 2021
Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa. #Hilo pic.twitter.com/F52OHz7Qos
Hijos africanos
Dato planetario: Un informe publicado por el Banco Mundial denuncia que, aunque la pobreza extrema se ha reducido gracias a la mejora de la zona asiática, todavía casi la mitad de la población del “tercer mundo” vive con menos de dos dólares diarios. En el “primer mundo” nos resulta inimaginable cómo se puede sobrevivir con una cifra tan exigua.
Dato local: Estamos en el plena campaña de IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas) y en elecciones municipales y forales. Acabo de preparar la declaración de la renta en la Hacienda Foral vizcaína, y compruebo que por cada hijo menor de 30 años deducen 533€. Un cálculo, 533/365= 1,46 € diarios, demuestra que es menos de 2 $ al día.
Conclusión particular: Nuestros hijos son tratados por las Haciendas como niños de las zonas más pobres, como la del África Subsahariana. No parece que sea una política de apoyo a la familia.
Conclusión general: Es inaceptable que seamos tan poco solidarios, ni con nuestros conciudadanos con hijos, ni con otros seres humanos que viven a unas horas de avión. Los poderes públicos harían mejor en proteger más a los niños y jóvenes, a los de aquí y a los de un poco más allá. Sólo una infancia alimentada y educada en un mundo más equitativo nos asegura el futuro.
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/hijosafricanos.DOC
La paternidad o maternidad vista con humor
Cordada familiar
Los hijos, y sus conflictos continuos, también colaboran a la unión matrimonial, porque hacen falta dos aliados firmes para aguantar las tribulaciones del ataque filial. Los retoños han crecido y con su virulenta adolescencia también aumenta la capacidad de protesta continua, pero sin riesgo alguno de alejamiento. Se sublevan para ir de vacaciones con nosotros, pero se molestarían más si no les obligásemos a acompañarnos, eso sí, tras enviarles un mes a conocer tierras e idiomas lejanos y para que aprecien el refugio doméstico.
La familia es como una cordada de escalada: Ir atados a una soga común restringe la movilidad individual, pero otorga mucha confianza a todo el equipo. Como en una cordada, a veces hay que dar más cuerda a algún miembro díscolo, pero nunca se debe cortar del todo el cordón umbilical que une a toda la familia.
Los padres también sabemos que una cuerda no puede ser empujada desde atrás, sino que hay que tirar desde adelante para remolcarla. Los hijos aprenden directamente de los padres, no de lo que dicen sino de lo que hacen. Si perciben que el lazo entre marido y mujer es fuerte, ellos se vinculan a esa seguridad familiar. Un proverbio ruso dice que “La familia es una cuerda cuyos nudos nunca se deshacen”. Lo cierto, y todos lo sabemos, es que nuestra vida depende de aquellos con quienes convivimos familiarmente, y la felicidad reside básicamente en la calidad y en la calidez del hogar que nos acoge.
A mis nietos les diré
En los recientes documentales sobre la violencia, faltan otros testimonios de quienes también fueron protagonistas en pro de la #Paz, como los 35 años de @GestoporlaPaz, y la movilización ética de la sociedad vasca,.... Secundarios, pero allí estábamos. https://t.co/4XEe6BCGCX pic.twitter.com/vMY8fij3BO
— ⚡Mikel Agirregabiria💡 (@agirregabiria) November 22, 2020
Las dos preguntas
Del autoritarismo de antaño (¡tú estudiarás Derecho, como tu abuelo y como yo!), se ha pasado al desentendido lema de que “ellos elijan que saben más que nosotros y así, en todo caso, ellos asumen su decisión”. Quizá una fórmula más equilibrada, que ayude a nuestros hijos e hijas a elegir por sí mismos pero mejor orientados, sea enunciar el dilema mediante dos preguntas:
1ª ¿Quieres trabajar en lo que decidas estudiar?
2ª De acuerdo con tu respuesta anterior, ¿qué prefieres estudiar?
O sintetizado en una sola pregunta: ¿De qué quieres trabajar?
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/preguntas.htm
Cuento predilecto
- Éste es uno de los muchos cuentos que hace casi dos décadas inventamos Carmen y yo para nuestros hijos, Leire y Aitor. No fue el cuento más largo, hubo alguno que duró dos años, con semejanzas con “Dos años de vacaciones” de Julio Verne (puede descargarse gratuitamente en “El Aleph”). Tampoco el más imaginativo, como los de ciencia-ficción que pedían cuando fueron algo mayores; ni el de más personajes, pues hubo alguno en el que intervenía casi toda la amplia familia y algunas amistades transportados a la selva africana; ni quizá el de más miedo, como los que aseguraban emoción y sorpresa con un grito garantizado cada minuto.
Algunas pautas comunes de todas los historias solían ser que los personajes centrales, ¿por casualidad?, siempre eran una niña y un niño de las edades de nuestros hijos; pasaban aventuras arriesgadas, acababan triunfantes con un final feliz y aprendían alguna moraleja. La versión final de los cuentas fue refinada por las preferencias de sus oyentes, que insistían en los detalles minuciosos que alargaban el relato tanto como fuera necesario. La fábula que a continuación se condensa fue descrita –en muchas ocasiones- en narraciones que se extendían por más de una hora, con descripciones completas e historias colaterales. Pasemos a oír el cuento favorito de Leire y Aitor.
Había llegado la navidad y los pequeños habían esperado con ansiedad la visita de los abuelos, pero aquel año no vendrían porque la abuela estaba enferma. Los hermanos se entristecieron porque querían ver a sus abuelos y pasar la nochevieja con ellos. Tanta fue su insistencia, que los padres, que no podían viajar por razones de trabajo, decidieron que los niños tomarían un tren e irían solos en un viaje de una jornada. Les dieron mil consejos de no hablar con extraños, les prepararon la comida y la merienda, y les sentaron juntos en un compartimiento del tren junto con una señora muy guapa y amable que aseguró que les cuidaría durante parte del viaje.
El primer trayecto lo pasaron muy bien y comieron los bocadillos observando y comentando los paisajes. La señora conversó con ellos y antes de bajar en su estación, les recomendó nuevamente que no hablasen con extraños y que se abrigasen bien porque había empezado a nevar y el frío de la tarde se notaba a través de las ventanas del tren. Cuando la señora se fue, los niños se miraron con un poco de miedo al quedarse solos. Cuando vieron que la puerta del camarote se abrió y vieron entrar a una anciana completamente tapada y cubierta de nieve, se alegraron porque les haría compañía. Dejó un pesado saco que traía con ella en el asiento, junto a ella, y se quitó el gorro y la bufanda que traía empapados de aguanieve. Al ver su cara descubierta, los dos hermanitos de 8 y 5 años se asustaron. Parecía una bruja con el pelo blanco y un grano muy grande en la punta de la nariz. Les habló con una voz ronca que también les atemorizó.
- ¡Hola! ¿Dónde vais? ¿Viajáis solitos los dos?
- Nos esperan nuestros abuelos en la última estación, pudo responder la niña, que era la mayor, con un hilo de voz.
- No creo que el tren llegue hasta allí esta noche, porque la nevada es muy fuerte y la vía estará cerrada.
El niño miraba fijamente el saco, que era muy pesado y estaba lleno con algo que parecía agitarse. Al oído se lo contó a su hermana, quien también quedó petrificada. Dentro del sucio saco, atado con una soga, había algo o alguien que trataba de salir.
- ¿Qué lleva en el saco?, se atrevió a preguntar el niño al final.
- Son sólo varios kilos de patatas que he comprado en el mercado, mintió la vieja dama.
Ellos no la creyeron y se apretaron más fuertemente la mano. Cuando apareció el revisor a pedir el billete a la viajera, les dijo que tenían un aviso de que un alud impedía el viaje y que tendrían que pernoctar en la siguiente parada. Preguntó a la anciana:
- ¿Los niños pueden pasar la noche en su casa? Tráigalos mañana a las nueve para que reanudemos el viaje.
- No queremos ir con esta señora, protestaron al unísono ambos niños, pero nadie les hizo caso.
La anciana les llevó a su casa y preparó una copiosa cena. Toda la comida estaba deliciosa, y aunque al principio los hermanos no querían probar nada, ni la leche, por temor a ser envenenados, finalmente cenaron de todo y repitieron cada plato y hasta el postre. Cuando se quedaron solos y se acostaron en el cuarto que la anciana les había preparado, comenzaron a hablar y volvieron a preocuparse.
- Nos ha querido engordar como a los pavos de navidad porque nos quiere comer esta bruja, dijo el niño.
- Vamos a estar despiertos toda la noche, dijo la niña, para que no pueda atacarnos cuando estemos desprevenidos.
- Tengo mucho miedo, dijo Aitor.
- Tengo mucho sueño, respondió Leire. Se dieron la mano y aunque quisieron mantenerse en vela, el cansancio y el ajetreo del día pudo con ellos y pronto se durmieron plácidamente.
Al despertarse, la vela se había apagado y ambos sintieron que no podían mover los pies. Parecía que alguien les hubiera atrapado y no podían levantarse a abrir la ventana. De pronto, entró la extraña matrona y les gritó:
- ¡Despertaros, o perderéis el tren!
Con la luz vieron que un gato negro, muy gordo, estaba dormido y tumbado encima de la cama justo sobre sus pies. La anciana les dijo:
- No os asustéis del gato Micifuz que compré ayer en el pueblo. Venía metido en el saco porque el revisor no deja transportar animales en los vagones de pasajeros.
Así quedó aclarado el misterio y comprendieron todo. Tras desayunar con gran apetito y antes de subir al tren, dieron un abrazo y un beso muy fuerte a aquella cariñosa anciana que les había cuidado tan bien. Aprendieron que son las obras y no las apariencias las que diferencia a las personas, y que hay mucha gente bondadosa aunque tengan muchas arrugas o un grano feo en la cara. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Consejo y ejemplo
El mejor modo de predicar, el más eficaz, es el buen ejemplo. El ejemplo es la principal escuela de la Humanidad, porque procura una lección que todos aprendemos. Pero los buenos modelos no son famosos, no son noticia y no aparecen en las portadas de prensa o en los informativos de televisión, que prefieren destacar lo problemático y lo negativo.
Nos queda proteger el entorno doméstico y escolar. Según un reciente estudio de 'Aldeas Infantiles', el 80% de los niños consideran a sus padres como ejemplos de superación, y modelos a seguir. El informe revela que 7 de cada 10 hijos creen que son sus padres quienes más les animan a que se esfuercen por alcanzar sus objetivos, que son el colegio (59%) y portarse bien (20%).
Un destacado libro de actualidad, Freakonomics, analiza qué aspectos familiares influyen en los resultados académicos. Por ejemplo, compara si es más decisivo “tener muchos libros en casa” o que “los padres lean para sus hijos casi a diario”. Paradójicamente, el primer factor está correlacionado con las notas mientras que no existe correspondencia con la segunda acción, a pesar de acreditar interés y actitud. Concluye que lo que importa es lo que los padres son, no lo que dicen, ni siquiera lo hacen ocasionalmente.
La vida de los padres es el libro de ejemplos de los hijos. El principio de la educación, en el hogar o en la escuela, es predicar con el ejemplo. Lo peor es la contradicción de buenos consejos acompañados de malos ejemplos. El ejemplo debe culminar lo que el precepto comienza. Nada se aprende o se enseña bien, sino desde el ejemplo. No hay más que una educación, y es el ejemplo.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/ejemplo.htm
Ponme a dormir
Pasados los años, se llega a descubrir cuáles son las vivencias más significativas y gratificantes de una vida. Una de mis favoritas entre las más felices y repetidas es despertar de madrugada. En plena oscuridad ir recobrando la percepción del entorno: sentir la presencia de mi esposa apoyada en mi hombro y brazo izquierdos, sus pies junto a los míos, su respiración sosegada y su sueño sereno.
El juego del despertar incluye desde hace pocos años una adivinanza de saber dónde estamos: Si en nuestro hogar de Getxo o en la casa de Alicante. El colchón es similar y no vale palpar el cabezal o el borde de la cama, ni apurar la memoria del día anterior. El truco es tratar de acertar sin abrir los ojos, por algún leve ruido como la lluvia exterior en los ventanales o el tráfico lejano. Entonces comprendo si estamos de vacaciones o durante el curso, pero eso no importa demasiado, cuando se está entre personas amadas.
Luego sigue la preocupación por nuestros hijos: ¿Estarán en sus cuartos de al lado, o en su residencia de estudios? ¿Han de madrugar? ¿El pequeño que estudia lejos parecía feliz en su última llamada? ¿Los abuelos qué tal estaban según la conversación de cada noche? ¿Y el resto de la amplia familia? Cuando el repaso indica que todo parece estar en orden, casi inmejorablemente, no cabe mayor felicidad.
Todo este sosiego lo atribuimos a un lema familiar que les enseñamos a nuestros hijos. Cuando la mayor nació, su precocidad con el habla -en distintos idiomas porque uno le parecía poco- fue impactante. Ella recreó la expresión de "ponme a dormir", que incluía rezar sus oraciones, arroparla con su peluche del momento, leerle o contarle un cuento con precisión milimétrica para evitar inexactitudes, debatir con ella el desenlace de la historia, darle un beso y velar un buen rato mientras parecía dormir… pero estaba al acecho para evitar quedarse sola hasta que Morfeo la acunase, siempre con una tenue luz en su cuarto.
Ahora que pasamos más tiempo solos, mi esposa ha recupero el mimoso lema de "ponme a dormir". No en vano hemos compartido juntos nuestras vidas desde que éramos unos críos, ella de 18 años y yo de 20. Definitivamente es fácil compartir la idea de que sentirse querido es la sensación más humana que se puede experimentar. No existe mayor aprecio interpersonal que saberse querido en el seno de una familia, por parte de los padres, de la pareja, de los hijos, de los hermanos, de los familiares propios y políticos. La verdadera medida del éxito público en la vida, donde también la estima de colaboradores, colegas y superiores es decisiva, se determina por la dimensión del triunfo íntimo dentro del propio hogar.
Versión original en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/ponme.htm
Estudio y estío
Veranear 17 años en el mismo lugar, ver crecer a los hijos propios y observar anualmente su progreso y el de sus amigos de varios países, es una experiencia de gran valor pedagógico para cualquier persona, especialmente si se dedica a la educación. Quienes eran sólo unos niños y niñas se han convertido casi en adultos, algunos que ya trabajan y otros que prosiguen sus estudios.
En el grupo había quienes eran más vivaces, más sociables, más curiosos, más activos o más despiertos, pero la travesía por la enseñanza obligatoria los clasificó atendiendo fundamentalmente a una sola cualidad: su voluntad e interés por el estudio. La niña más talentosa desatendió sus estudios y hoy trabaja en un supermercado como la cajera más simpática de la localidad; el menos precoz de los niños prosiguió firmemente con el estudio y está acabando sus prácticas de ingeniería superior en Alemania. Unos apenas se manejan con la segunda lengua; otros hablan cinco idiomas y han viajado por todo el mundo. Todos ellos han sabido mantener su amistad por encima de las diferencias, pero sus futuros van divergiendo notablemente.
¡Qué lección para las familias y el profesorado! Nuestro gran reto, como señaló el maestro Vasili Sujomlinski, consiste “en enseñar a estudiar, y en consecuencia, hacer que la infancia y la juventud deseen estudiar”. En su modesta escuela de Plavísh fundó la “Escuela de la Alegría”, para que todo su alumnado aprendiera, en primer lugar, a amar el estudio. Su célebre “paradoja de Sujomlinski” dicta que “no es función de la escuela enseñar a los niños; su obligación estriba en enseñarles a estudiar, ya que deben ser ellos quienes aprendan por sí mismos”.
Unos consejos finales, dedicados respectivamente a profesores, padres e hijos. El profesorado sabe de las peculiaridades de los sistemas educativos, de los centros y recursos, o de los calendarios y horarios escolares en cada país, pero las enormes diferencias en las evaluaciones internacionales como PISA o TIMSS radican en la aplicación por el estudio que, entre todos (sociedad, escuela y familias), sepamos despertar en el alumnado.
A los padres, y a las dedicadas madres especialmente, cabe recomendarles que establezcan para sus hijos rutinas diarias de estudio y lectura. Desde niños deben entender que han de dedicar todos los días, incluido el verano, un tiempo de esfuerzo para descubrir el gusto por el estudio.
A cada alumno cabe avisarle que si no estudia, pronto se sentirá como el ladrón de su porvenir. Ya los filósofos clásicos, Catón y Séneca, nos advertían: “Amarga es la raíz del estudio, pero sus frutos son dulces” y “Acógete al estudio para escapar de todos los sinsabores de la vida”.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/estudio.htm
Te recuerdo joven
Herencia paterna
Supongo que nuestro padre, alguna vez, quiso ser próspero. Sus diversos oficios, algunos proyectos de negocio, así lo acreditan. Pero siempre tuvo una endiablada capacidad para eludir la fortuna, a pesar de su demostrado y denodado esfuerzo. La prematura muerte de nuestra madre, tras una larga enfermedad, tampoco ayudó. Nuestro padre supo entonces, con un magistral criterio probablemente surgido de sus convicciones religiosas, otorgarnos la mejor de las herencias a todos y cada uno de sus hijos. Ahora, con la perspectiva que nos dan los diez años transcurridos desde su muerte, podemos reconocer fielmente el regalo de su legado.
En nuestra infancia nos preparó para ser jóvenes, y en nuestra adolescencia nos mostró el camino para ser adultos. Nuestro padre nos enseñó a enfrentarnos con el mundo existente, a afrontar la vida real con su ineludible tributo de dolor, pero con su dosis de gozo y esperanza. Nuestro padre supo hacernos ricos, pero no por darnos todo, sino por enseñarnos a necesitar lo menos posible. Nuestro padre nos convirtió en triunfadores, pero no por asegurarnos el éxito, sino por mostrarnos cómo se aprende de cada fracaso.
Nuestro padre logró que entendiéramos desde muy pequeños que nuestro futuro dependía esencialmente de cada uno de nosotros, de nuestro esfuerzo individual y del apoyo que pudiéramos prestarnos en el seno familiar. Gracias a ello crecimos imbuidos en un fuerte espíritu de firme respaldo encontrado en todos nuestros parientes. También supo inculcarnos el amor a los libros, primera y decisivamente a los libros de texto. Luego a los libros infantiles (Julio Verne, Enid Blyton,…), luego a los libros condensados y de divulgación, a las novelas, y a toda la literatura finalmente.
Pero lo mejor fue su ejemplo de bondad natural, que nos mostró cómo ser feliz viviendo con sencillez y siendo generoso con todos. Su habilidad para educar hijos no me ha sido traspasada. Reconozco que he malcriado y consentido en exceso a mis propios hijos. No supe contagiarles tan espontáneamente esa voluntad de trabajo que nuestro padre supo infundirnos con su ejemplo vital. Afortunadamente en ellos reside mucho de la energía de sus abuelos y de la inteligencia de sus abuelas. A pesar de las indulgentes y laxas enseñanzas con las que mi esposa y lo les hemos mimado, parece que han sabido encontrar ese motor vital que distingue a quienes saben conducir, construir y compartir su vida con valores trascendentes.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/paterna.htm
Materia Adolescente
Propiedades físicas:
1) Los adolescentes no se mojan. Está demostrado que la lluvia que empapa al resto de los mortales es de nulo efecto con ellos. ¿Alguien ha visto a un adolescente con paraguas?
2) Los adolescentes atraen a otros adolescentes y repelen a adultos y niños. Sólo son miscibles con otros adolescentes. También son atraídos por motos, jolgorios, humos y otros motivos insalubres.
3) Los adolescentes son magnéticos, hasta el punto de quedar atravesados por múltiples hierros en forma de aros, piercings, y otros objetos metálicos. Las colecciones de CDs, lo único ordenado de sus leoneras, ¿estarán imantadas también?
4) Los adolescentes son multicolores, tiñendo abigarradamente sus melenas, ropajes y aparejos, de forma que son reconocibles a distancia por otros estrambóticos miembros de la misma estrafalaria tribu.
5) Los adolescentes son fotófobos. Huyen de la luz diurna y sólo salen a la calle tras cenar y después de los vampiros, quienes se recogen antes para no encontrárselos.
6) Los adolescentes, con el esfuerzo, descansan. Después de dormir un día entero están agotados en casa, y sólo en el casco urbano y con el transcurso de las horas van ganando vitalidad.
7) Los adolescentes están electrizados permanentemente. Sus pelambres y pelajes en punta no podrían explicarse de otro modo.
8) Los adolescentes son trasparentes. De madrugada pueden atravesar el pasillo sin ser vistos y sólo si la puerta de su cuarto está cerrada se sabe que han vuelto sus espíritus.
9) Los adolescentes son como los diamantes, duros para 'rayar' pero muy frágiles, bruscos con los demás pero muy susceptibles.
10) Los adolescentes son inmunes a las enfermedades... en fin de semana. Todas las dolencias comienzan en lunes y se curan completamente para el viernes.
Propiedades sensoriales:
11) Los adolescentes no ven, ni huelen, la mugre propia. Disponen de una visión y olfato excepcionales para la porquería ajena, pero ¿pueden avistar el desorden de su cuarto y la roña que dejan en el baño?
12) Los adolescentes no oyen, y eso que debajo de las greñas y detrás de los auriculares disponen de oídos, ¿o son sólo orejas? El ruido infernal que surge de su cuarto y que hace temblequear los muebles del resto del edificio no les afecta. Sólo el zumbido del teléfono parece resucitarlos del perpetuo letargo doméstico.
13) Los adolescentes sólo cuentan con papilas gustativas del mal sabor. Se quejan de todas las comidas y nunca encuentran nada de su agrado.
14) Los adolescentes han perdido el habla y sólo rezongan gruñidos, aunque se dice que entre ellos manejan alguna jerigonza ininteligible para extraños.
Propiedades motoras:
15) Los adolescentes han deformado en garra el pulgar derecho por los videojuegos y el envío masivo de mensajes por móvil en idioma galimatías al resto del enjambre, con el que también chatean interminablemente para no decirse nada.
16) Los adolescentes no se mueven para nada útil. Son incapaces de levantarse de la mesa a por el pan, pero pueden desplazarse kilómetros a pie por una fiesta.
17) Los adolescentes son enclenques para traer una bolsa del supermercado de la esquina, pero pueden cargar litronas y mochilas llenas de bártulos por toda Europa.Propiedades psíquicas:
18) Los adolescentes están siempre disgustados. Sólo en su clan, se dice, salen de su condición de enfado permanente contra la humanidad.
19) Los adolescentes maduran muy torpemente. Sólo un cúmulo de errores, concienzudamente buscados y sufridos en cabeza propia o próxima, puede llevarles a la cordura.
20) Los adolescentes caen simpáticos a quienes les rodean. Ante los niños, porque les admiran en su independencia, ante otros igualmente insensatos adolescentes, o ante adultos (excepto sus padres y profesores) porque pueden decir: ¡Gracias a Dios que sobreviví sin secuelas a ese delirante paroxismo y que no son mis hijos o alumnos!
Cuando la adolescencia termina, en un período eterno para sus progenitores, se supera la zozobra y aparecen el sosiego y la autoestima alta, que se desvanecen nuevamente cuando sus propios hijos llegan a la pubertad.
La paternidad es maravillosa. Entre sus innumerables gratificaciones figuran que todos los problemas anteriores pasan a segundo plano e, incluso, algunos desaparecen (como la preocupación sobre cómo invertir los excedentes económicos), y que tus hijos y sus peripecias te mantendrán entretenido el resto de la vida.
Artículo original. También publicado en Sr. Director (16-10-2003, Noticia del Día), Vistazo a la Prensa (16-10-2003), IblNews (17-10-2003), Rebelión (17-10-2003), Foros de Terra en México (18-10-2003, con comentarios),...