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La discapacidad como ventaja

Recomendamos un libro: David y Goliat, Desvalidos, inadaptados y el arte de luchar contra gigantes. Su autor es Malcolm Gladwell, un periodista, ensayista y sociólogo canadiense especializado en la relación entre psicología y sociedad; y más, concretamente, entre las formas alternativas de pensar y su relación con el éxito (entendido de una forma muy amplia). 

El resumen del libro podría ser: si sabes utilizar tu desventaja y la conviertes en una ventaja, tienes la victoria en tus manos. La historia nos ha enseñado que en muchas ocasiones un pequeño país puede vencer al poderoso (como Vietnam contra Estados Unidos) innovando para buscar nuevas formas no convencionales de lucha; que muchos líderes y visionarios (como Martin Luther King) provienen de situaciones de desventaja económica y social; y que muchos artistas y pioneros (como los impresionistas) fueron considerados marginados en su época. ¿Debemos replantearnos nuestras nociones sobre lo que constituye una desventaja? ¿De verdad conocemos las reglas que rigen la relación entre el fuerte y el desvalido? Rompiendo los mitos establecidos, Malcolm Gladwell revela que, mientras que el prestigio, el privilegio y la fuerza pueden paralizar, ya sea en el campo de batalla, la política o el mundo laboral, sorprendentemente los débiles vencen más a menudo de lo que se cree, sustituyendo la fuerza por el esfuerzo e ideando maneras nuevas de enfrentarse a los retos.

Comienza hablando del mito de David contra Goliat, aquel combate bíblico entre un gigante y un campesino armado con una honda. Durante siglos, ha sido utilizado como ejemplo de lucha desigual en la que vence el débil... El problema, dice Gladwell, es que es falso. El gigante tenía visión defectuosa, problemas de movilidad y llevaba kilos de metal en su cuerpo a modo de protección. El campesino era un as en lo suyo, el lanzamiento con honda. David sabía que sólo tenía que lanzar la piedra como mejor sabía, sin pelear cuerpo a cuerpo, tal y como quería Goliat.

Sucede algo similar en las guerras y los conflictos armados. Si el débil sigue las reglas del fuerte, pierde. Si se pone “imaginativo”, sus posibilidades aumentan. El ejemplo más claro es la guerra de guerrillas. A lo largo del libro, cuenta historias de batallas desiguales, de transformación de desventajas en ventajas, de equívocos al valorar una situación.. Unas son más interesantes que otras, pero hay que reconocer que Gladwell sabe escribir un ensayo de forma que parece que leas una novela. Sólo por ese placer, merecería la pena. Pero si lo recomiendo en este blog es porque dedica un capítulo a la discapacidad.

Nos presenta a David Boies, un afectado de dislexia convertido en un abogado de éxito. No podía leer bien, le costaba mucho esfuerzo. Sacó la carrera escuchando a los profesores y memorizando sus palabras. En lugar de leer manuales de mil páginas, se servía de guías y resúmenes donde encontraba lo esencial. A la hora de defender al cliente, no daba una avalancha de datos ni utilizaba palabras complicadas. Argumentaba de forma sencilla y directa, y ganaba con frecuencia.

Dice Malcolm Gladwell: “El saber común sostiene que una desventaja es algo que debe evitarse, que se trata de un contratiempo o una dificultad que te coloca en una situación peor de la que tendrías en otro caso. Pero esto no siempre sucede así”.

Habla de las dificultades deseables y pone como ejemplo un clásico test de inteligencia: si un bate y una pelota de béisbol cuestan 1,10 euros y el bate cuesta un dólar más que la pelota, ¿cuánto cuesta la pelota? Si se complica un poco el test (poniendo una letra más difícil de leer, por ejemplo), los resultados mejoran. Cuesta un poco más de esfuerzo, hay que prestar atención, no se responde de forma inmediata... y sale mejor.

Gladwell cita a exitosos hombres de negocios que de jóvenes fueron disléxicos o diagnosticados de trastornos de aprendizaje. Y ofrece una doble posibilidad: “Una es que este grupo de gente sobresaliente ha triunfado a pesar de su discapacidad: son tan inteligentes y creativos que nada ha podido frenarlos. La segunda, más intrigante, es que han triunfado, en cierta medida, precisamente por su enfermedad; en tal caso, remar contra el viento les ha enseñado algo que ha terminado constituyendo una ventaja fundamental”.
Se puede criticar a Gladwell que no escriba un libro riguroso, científico (se acerca a la "ciencia pop"). Es verdad que sus ejemplos no son la norma sino la excepción. Es más un storyteller, un contador de historias… Pero las cuenta muy bien. Esta contra-intuición, la discapacidad como ventaja, es sugerente,... Parece que está en el fundamento de la resiliencia (ver en más posts),... 

Sigamos adelante

El mismo bello mensaje en formatos diferentes, que hoy mismo he disfrutado (junto con el cable-módem de Euskaltel). La cita es de Robert Frost, nuestro admirado poeta de cabecera. Y le sigue una adaptación de Martin Luther King.

El vídeo es "La vida de prisa" y nos habla de la esperanza Carlos Rubio, fundador de la Federación de Asociaciones de Profesores de Español, descubierto por esta noticia

Rosa Lee Parks

El 1 de diciembre de 1955, con 42 años esta mujer cansada después de un largo día de trabajo en unos grandes almacenes del centro, se negó a dejar su asiento a un hombre blanco que viajaba de pie en el mismo autobús de su ciudad (Montgomery). Ha muerto una anónima costurera mulata que hace medio siglo cambió el curso de la Historia con el simple gesto de no moverse de su asiento en un autobús.

Bajo las leyes de segregación racial, y en Alabama, uno de sus Estados más discriminatorios, su conducta era “ilegal” y fue arrestada. Los ciudadanos “de color” debían sentarse sólo en la parte de atrás, y podían acomodarse en las filas intermedias únicamente si los “blancos” disponían de asientos en la zona delantera.

El autobús era un escenario más de la continua y humillante confinación en los peores barrios, casas, escuelas, lavabos y hasta de las peores sillas de quienes lucían una piel oscura. James Blake, el conductor del autocar aquel día, obligaba a los pasajeros negros a entrar por la puerta trasera tras haber pagado en la delantera y, mientras caminaban hacia la trasera, solía pisar el acelerador. Blake, al advertir que había un blanco de pie, gritó a Rosa y a otras tres personas negras: “¡Moveos todos, necesito esos sitios!”. Los compañeros de Rosa desalojaron en silencio, pero ella permaneció en su asiento. El racista conductor se acercó y, amenazante, le espetó: “¿Te vas a levantar?”. Rosa tan sólo respondió: “No”. Blake, algo desconcertado, replicó: “Voy a hacer que te arresten”. Rosa, serena corroboró la amenaza en su inglés más formal: “Podrías hacerlo” (“You may do that”).

Parks era la tercera mujer detenida en pocos meses (a un hombre negro una desobediencia similar podía acarrearle el linchamiento). Las anteriores, Mary Louise Smith y Claudette Colvin, pasaron desapercibidas por su juventud y –aunque parezca paradójico- por ser de tez menos clara. La detención de una mujer delicada, educada y madura se propagó rápidamente. La indignación descubrió un eficaz modo de protesta: un boicot a los autobuses de 381 días, tras el impulso de un entonces desconocido reverendo baptista llamado Martin Luther King. En 1956, el Tribunal Supremo estadounidense hubo de declarar inconstitucional cualquier división por razas en el transporte público.

Lo que pudiera parecer un hecho puntual, era la consecuencia de una sufrida vivencia. Parks acostumbraba de niña a dormir vestida, por si debía salir huyendo del Ku Klux Klan. Creció marcada por las afrentas originadas por su color de su piel. Su hartazgo de tanto abuso se acentuó al no poder votar (a Franklin D. Roosevelt), porque el derecho de voto exigía una tasa especial y superar un examen usualmente amañado. Cuentan que no era una líder, sino una abnegada trabajadora. En una asamblea a la que faltaron muchos miembros, casi por casualidad resultó elegida secretaria local del NAACP (Asociación para el Progreso de la Gente de Color). Rosa en su autobiografía relató que “era demasiado tímida para rechazar el puesto”. Toda una vida de intolerancia hasta aquel glorioso momento en el que decidió que no cedería su dignidad humana por aberraciones raciales.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/parks.htm

Historia y futuro de Euskadi

Reaparecen en prensa nuevas variantes de la arcaica diatriba sobre la legitimidad histórica de una nación vasca. Se insiste en la refutación de base histórica del Plan Ibarretxe e, incluso, en la negación del concepto de ‘‘comunidades históricas’’ recogida por la Constitución… por el mismísimo Presidente del Tribunal Constitucional. Se reitera en que solamente son mistificaciones nacionalistas, como si la historiografía mítica fuese patrimonio exclusivo de los vascos. En definitiva, los más conspicuos falsificadores históricos nos trasladan la conjetura de que Euskadi no puede ser una nación por razones… de pasado.

Yo toco el futuro: Me dedico a enseñar. En general, se habla demasiado a los más jóvenes del pasado y no lo suficiente del porvenir, es decir, demasiado de los otros y no lo necesario de ellos mismos.

Dejando en manos de los historiadores y colegas de Irakasten.org la defensa del pasado propio de Euskadi, únicamente indicaría aquí lo que cualquier escolar sabe. Los vascos conservamos desde hace 20.000 años una de las lenguas más antiguas de Europa, desde el paleolítico hasta la actualidad. Sólo por este dato nuestro pasado sería relevante históricamente, pero en otros apartados también es singular, y ello sin detenernos en las batallas, ganadas o perdidas, que también forman parte del patrimonio histórico y cultural de la humanidad desde Roncesvalles (con "La chanson de Roland") hasta Gernika (gracias a Picasso). En el proceso de civilización, los vascos hemos sido pioneros en circunnavegar el mundo (hacia el Oeste con Elcano y hacia el Este con Urdaneta), escrito el Código Marítimo más antiguo del mundo, protagonizado la primera huelga documentada de los artesanos vascos en la construcción del Monasterio del Escorial, y constituido como la primera democracia de Occidente con el Fuero de Bizkaia, que garantizaba las protección de los derechos individuales desde el siglo XVI, y de la que da fe el Escudo de Bizkaia en el Capitolio de Washington como ‘‘La más antigua, la más admirable y ejemplar de las Instituciones Democráticas que se han conocido en el Mundo’’.

La Historia se ha reescrito múltiples veces, es la Penélope sombría que pasa las noches destejiendo la tela que antes urdieron sus manos. Napoleón observó que se trata de una fábula que todos hemos aceptado, y otros prohombres señalaron que es la suma de todos los crímenes de la humanidad, o una especialidad de la literatura de ficción o, escuetamente, la mentira encuadernada. Destacan cuatro citas: ‘‘La historia de la humanidad es un movimiento constante desde el reino de la necesidad hacia el reino de la libertad’’, Mao-Tse-Tung; ‘‘La historia no es mecánica, porque los hombres son libres para transformarla’’, Jefferson; ‘‘La historia es, más o menos, una simpleza. Queremos vivir en el presente y la única historia que tiene algún valor es la que nosotros hacemos hoy’’, Henry Ford; y la de H. G. Wells, ‘‘La historia humana es cada vez más una carrera entre la educación y la catástrofe’’.

Los educadores enseñamos que el futuro tiene muchos adjetivos: Para algunos, es lo desconocido o lo inalcanzable, pero para los más animosos es la oportunidad. Les explicamos a los alumnos que el tiempo está de su parte, que se interesen por el futuro, porque ahí es donde pasarán el resto de su vida, y que la existencia siempre es anticipación y porvenir. Somos proyectos. El ser humano es, sobre todo, futuro. Todos preferimos los sueños del futuro, más que la historia del pasado. El pasado es simplemente el material con que fabricamos el futuro. El futuro es prepararnos para lo que no ha sido nunca. El futuro no pertenece a nadie, porque nos pertenece a todos. No hay precursores del futuro; sólo existen retardatarios. Nosotros, y nuestros hijos, somos el futuro. El futuro es ahora.

La patria de un hombre son sus ilusiones. Un hombre sin un sueño y un plan, es un hombre sin futuro. Nuestra vida es un constante toparse con el futuro. Solamente aquel que construye el futuro, tiene derecho a juzgar el pasado. Las naciones no son sino el resultado de un sueño colectivo… Las grandes naciones así nacieron.

Euskadi será lo que nosotros soñemos. Un pueblo no es sino un sugestivo proyecto de acción en común. Vivimos en una sociedad pluralista, plurilingüe e intercultural. Los orígenes diversos del pasado podrían separarnos, pero nos agrupa la identidad futura de ciudadanía vasca en una Europa unida. Por estas razones de futuro, Euskadi ya ha nacido y crece día a día. Lo mejor del futuro es que viene en porciones diarias. Para el presente día recomiendo dos poesías. La primera de Martin Luther King, el famoso ‘‘Hoy tengo un Sueño’’ durante la Marcha a Washington: "Yo tuve un sueño de unidad, donde caminaríamos codo con codo, pero hoy veo que sólo soy yo, sencillamente intentando arreglármelas".

La segunda de nuestro bardo "Lauaxeta": "Gorrotoz barik, noan maitetasun-bidez" (Camine yo sin odio, por los caminos de la paz).

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