Sexlectividad

Primer día de la prueba de selectividad. Casi está colapsada la autovía hacia la universidad, por la intensa circulación de autobuses y coches particulares. No son los habituales alumnos o profesores del campus. Hoy, excepcionalmente, acude el alumnado de bachillerato a examinarse. Dos coches quedan emparejados en la doble vía. En uno, viajan cuatro alumnas con un padre de chofer. En el otro automóvil, excepto la madre conductora, todos son chicos. Ante el gran día de examen que les abrirá las puertas universitarias, el comportamiento por sexo no puede ser más diferente.

Las acicaladas y pálidas colegiales han dormido mal porque trasnocharon estudiando, se quejan de dolor de cabeza, y sólo han podido desayunar valeriana. Repasan todavía, cuchicheando entre ellas, pero la ansiedad es patente. En el corto trayecto, intercambian algunas hojas con los últimos resúmenes, mientras el nerviosismo se acrecienta. Una y otra vez comprueban el equipaje: bolso, calculadora, carpetas y sus pertrechados estuches con varios bolígrafos –uno de cada color sin estrenar-, tres lapiceros, rotuladores, sacapuntas, pañuelitos de papel y el imprescindible tippex… Sus premoniciones no pueden ser más negativas: “Nos va a salir mal, porque no nos ha dado tiempo para revisar todos los temas…” El tono irritable, e incluso lúgubre, no permite al compungido padre sino unas palabras de ánimo antes de que desembarquen. Durante el examen redactarán no menos de treinta folios a doble espacio, con letra rápida y abultada, saliendo con la impresión de no haber podido contarlo todo. Cuando aparezcan las notas, ellas estarán pendientes y rápidamente telefonearán a sus padres para tranquilizarles con los resultados obtenidos, aunque habrán bajado algo la buena nota media que traían del centro. Después, las preparadas damiselas elegirán carreras que estiman quedan perfectamente al alcance de sus cualidades y de sus preferencias de estudio,…

Los desgarbados y greñudos estudiantes varones, por el contrario, han dormido bien pero poco, porque estuvieron la noche anterior viendo la televisión, para descansar de no haber estudiado casi nada durante las tres semanas previas, dado que “la suerte estaba echada, y ya nada se podía cambiar”. Han desayunado demasiado, y rápido, porque sólo se han levantado en la última llamada. Están felices y alborozados porque les queda muy poco para las vacaciones, y piden a la madre que encienda la radio, cambie el rollo de emisora sólo noticias para escuchar música marchosa a todo volumen… como si fuesen de excursión. A duras penas traen un bolígrafo, casi sin tinta, en el bolsillo trasero. Todavía se alegran más al llegar a los primeros edificios y ver cuántas chavalas hay, exteriorizando a gritos ¡cómo están de buenas!… condiciones de salud. Salen disparados del coche, sin dar tiempo a la afligida madre ni a desearles la “buena suerte”, que obviamente necesitarán. En las pruebas se dignarán escribir apenas algunas hojas, semivacías y completadas con símbolos jeroglíficos en los vértices, opinando que se han enrollado demasiado. Cuando salgan las notas, las madres saben perfectamente que ellas mismas tendrán que ir a comprobarlas, porque los mozalbetes estarán desde la mañana en la playa… Después de aprobar justitos, como sus mediocres notas promedio, los despreocupados jovenzuelos, que tras dieciséis años de escolarización no han encontrado todavía una asignatura de su gusto, se matricularán directamente en… Ingenieros.

Esta exagerada hipérbole en clave de humor sólo aspira a recordarnos a los progenitores y al profesorado que, en nuestro aprendizaje continuo del tratamiento a la diversidad, el género es un factor decisivo de diferenciación, marcando profundas disparidades en actitudes, ritmos de maduración, grados de responsabilidad,… Sólo así podremos contribuir a un mayor equilibrio de chicos y chicas en todas las opciones académicas, fomentando la superación del modelo social tradicional, tanto en unas como en otros, y promoviendo especialmente el acceso de las chicas a la ciencia y a la tecnología. Es tarea nuestra, de todos y de todas, el fomento de la igualdad de mujeres y hombres en la familia, en la educación, en el trabajo y en la vida.

Euskadi contra todos

Nos sentimos contra las cuerdas, a veces. Percibimos que nuestras fuerzas flaquean y que estamos superados, por momentos. Casi vencidos. Con ganas de tirar la toalla. Nos duelen, sobre todo, nuestras divisiones internas, nuestras guerras intestinas. Las rencillas entre hermanos, mientras nuestros poderosos enemigos se regocijan. Los adversarios nos rodean, están por todas partes. Creen obsoleto nuestro planteamiento, ridícula nuestra determinación, anacrónica nuestra elección. Ellos son demasiados, con mucho dinero, y han agrupado ejércitos muy numerosos y bien pertrechados contra nosotros, los vascos. Además nosotros sólo contamos con nosotros mismos. ¿Sólo? Quizá seamos suficientes, dos millones frente al mundo… ¿Atropellados? Quizá. ¿Abatidos? Nunca. ¿Rendidos? Jamás. Sabemos que “hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria”.

No se trata de un enfrentamiento exclusivo con Madrid, aunque pueda parecerlo. Es un desafío universal, un reto galáctico. En primer lugar contra los derrotistas que pululan a nuestro alrededor. “Abandonad”, nos insinúan insistentemente, pero nunca lo haremos, mientras el espíritu de nuestros antepasados habite en nosotros y circule sangre por nuestras arterias. Los pronósticos están todos en nuestra contra. Las apuestas son de uno contra un millón. Nadie daría un ardite por nosotros. Somos hormigas frente a elefantes. Como David frente a mil Goliats. Pero ganaremos, porque ellos quieren que renunciemos a lo nuestro, pero nosotros no queremos dominar el planeta, ni cambiar a los demás, ni imponerles nuestro criterio. Nuestro anhelo, después de muchos años, no es sino defender nuestra tradición, nuestra forma de ser, nuestra esencia. ¿Podremos ganar? ¡Qué digo! ¡No venceremos, hemos triunfado ya! ¡Sólo con seguir aquí, con nuestra identidad mantenida invicta, hemos conquistado ya nuestro particular meta! Sólo nos queda defenderla como nuestros antecesores, y educar a nuestros descendientes para que sepan mantenerla indomable. Eutsi gureari!

[Todo esto se refiere, naturalmente, a los decisivos partidos últimos de liga de este próximo domingo en Madrid y Donosti. Por “amor propio”, demostraremos que el modo vasco de “vivir la vida” es insuperable, al menos para nosotros.]

El Estatuto debiera ser suficiente...

Es una idea socorrida y sacralizada por algunos: El Estatuto y la Constitución debieran ser suficientes para la ciudadanía vasca… Recuerda tanto la predicción fallida más célebre, de Bill Gates que en 1981 declaró: “Creo que 640 KB de memoria deberían de ser suficientes…”. Ahora los ordenadores emplean como mínimo 400 veces más (256 MB), y su crecimiento no se detiene… También se hizo famoso por el acierto en su previsión aquel eslogan, que aplicado ahora podría ser: “El plan de Ibarretxe, de entrada NO”.

El próximo septiembre el Lehendakari presentará el texto articulado de su “Propuesta para la Convivencia”, que muchos esperamos impacientemente como cauce de un futuro en paz. Un proyecto que responde a las palabras del gran jefe sioux, Tashunkewitko: “Uno no vende la tierra por la cual camina su pueblo”. Se trata de una iniciativa destinada a gentes como las citadas por Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles”.

¿Vacaciones?

Getxo: Ciudad de la Convivencia

Quienes pertenecemos a esas generaciones que ya han cruzado el paso del ecuador vital hemos aprendido a apreciar el valor supremo de la tolerancia. Más aún si, como habitantes de Getxo, también hemos sufrido el azote de la violencia, con gravísimos sucesos como el asesinato por ETA del magistrado José María Lidón Corbi, el 7 de noviembre de 2001. Este municipio, por su creciente trascendencia histórica, ha sido asimismo objeto de una especial atención política e informativa, que ha podido provocar un incremento de la tensión social entre sus habitantes.

Por otra parte, Getxo es un modelo cívico y ciudadano de “calidad de vida”, aunque con necesidades sociales nunca suficientemente atendidas. La identidad de los diferenciados barrios, Algorta, Las Arenas, Andra Mari, Romo o Neguri, ha permitido mantener una cohesión social, de relación y conocimiento mutuo, al menos, entre sus residentes menos recientes. Generalmente, y en cada zona, ha sido fácil conservar los amplios círculos de conocidos y vecinos que acaban encontrándose periódicamente en lugares comunes con ocasión de las frecuentes fiestas locales (casi por parroquias), festivales, ferias,… También es una realidad palpable las cuadrillas de amigos, con pluralidad y coexistencia de opiniones políticas diversas, donde el debate e incluso la abierta polémica partidista es uno de los temas recurrentes de conversación. Todo dentro de los cauces democráticos y pacíficos, en la inmensa mayoría de los casos. Pero en nuestro entorno local, al igual que en Euskadi, pervive desgraciadamente aún una violencia de persecución por la opción política, que coacciona especialmente a los ediles populares y socialistas, y a sus militantes. El reelegido alcalde Iñaki Zarraoa ha puesto de manifiesto en su toma de posesión “esta falta de libertad de infinita gravedad”, expresando su solidaridad y asegurando que su prioridad en los próximos cuatro años será la de “realizar un esfuerzo por la convivencia”, como ya adelantó en su campaña electoral.

Getxo, el municipio del que nos sentimos orgullosos todos los aquí nacidos y los que lo elegimos como hogar, debe encabezar una campaña por la paz y la convivencia cívica, para toda su ciudadanía, por encima de las legítimas opciones políticas. Sería oportuno analizar y planificar una batería de acciones, que transversalmente incidiesen en los valores éticos de la tolerancia y del diálogo, en todas las actuaciones municipales y sociales. Gexto debe llenarse de Puntos de Encuentro, Elkarguneak, Meeting Points,… para la Paz. Lugares y oportunidades en las que comprobemos que lo que nos une a todos los getxoztarrak es mucho más que lo que nos diferencia. Los adversarios políticos no son sino ciudadanos que se ayudan mutuamente a descubrir cómo cohabitar mejor, sirviendo con mayor calidad a la sociedad de la que todos formamos parte. Los barrios, las plazas y el consistorio deben ser, y ya lo son en una medida siempre mejorable, lugares cálidos de relaciones personales afables, que ordenada y democráticamente busquen el entendimiento y la solución mejor a los problemas reales, dado que la vida es muy corta para desaprovecharla en disputas.

Como una de las primeras iniciativas, los grupos políticos podrían negociar y liderar un plan de “Getxo por la Convivencia”, que proponga la creación en el municipio de un "Observatorio para la Paz", con su correspondiente escuela de “Educación para la Tolerancia”. Incluiría erigir un emblemático “Monumento por las libertades y los derechos humanos, en memoria de todas las víctimas”, mirando al mar para complementar nuestro mundialmente reconocido “Puente Colgante”. Esta escultura podría señalar el inicio de una “Vereda de la Convivencia”, que avanzase entre Areeta, Neguri y Algorta. Para urbanizar la paz y construir un rompeolas contra la violencia, podemos inspirarnos en el precursor ingeniero Evaristo Churruca, que tras estudiar detenidamente los vientos, mareas, corrientes y aluviones prolongó el dique de hierro para lograr conjurar el peligro histórico de las inundaciones y formar un cauce profundo y navegable. La obra que históricamente ahora nos corresponde cimentar será como nuestro Muelle de Churruca, que apenas denota el esfuerzo constructivo necesario ya que queda mayoritariamente sumergido, pero que añade a la belleza de un paisaje natural la contribución de una ingeniería humanista, minimalista, respetuosa e integradora.

Gernika-Lumo, denominada la “Ciudad de la Paz” ya cuenta con su monumento, el "Gure Aitaren Etxea" del escultor Eduardo Chillida, orientado hacia el Árbol, símbolo de la tradición y el “Museo Gernika-Museo de la Paz”. En Getxo todos esperamos impacientes constituirnos como la “Ciudad de la Convivencia" creando nuevos “espacios de tolerancia”, porque la utopía existe. Y los “areneros” sabemos bien que ¡debajo de nuestros adoquines, está la playa realmente!

Ilusiones horizontales

Este artículo se refiere a la ciencia pura y a la obscena política. Se presentan dos teorías científicas y su sicalíptica aplicación a la política. Si el lector esperaba algo distinto, por exceso de imaginación ante la ambigüedad del título, pase de página.

La "Ilusión de la Luna" o técnicamente la "Hipótesis de Distancia Aparente" se manifiesta cuando se ve una Luna "inflada" al observarla sobre el horizonte. También es aplicable al Sol, grandioso en su albor o en su ocaso. Podría pensarse que es un efecto óptico producto de la difracción producida por la más densa capa atmosférica superficial, pero se trata de un efecto psicológico de percepción. Nuestro procesador de visión tiende a "asociar" la distancia hasta los objetos observados con algunos patrones reconocibles. Este mecanismo mental nos ayuda a percibir en perspectiva, pero produce secuelas ficticias. El cerebro usa “claves de profundidad” conocidas, como la copa de los árboles, la cima de los cerros,… para "completar" información sobre el alejamiento de cada elemento en el plano de visión. Mientras más de estas "ayudas" aparezcan, se perciben crecidamente "magnificados" los objetos que están detrás de estas "referencias". Una prueba irrefutable para corroborar esta tesis consiste en mirar la Luna sobre el horizonte cubriendo todas las concomitancias terrestres, lo que se logra a través de un elemental "catalejo" construido con un periódico enrollado. Entonces se percibirá que el satélite mágicamente se "achica", en comparación con su imagen al natural. En política, esto sucede con el terrorismo: Esta luna, representación lorquiana y vasca (hil-argia) de la muerte, al estar allende de los más elementales derechos humanos se hipertrofia en nuestro enfoque, engañándonos sobre su dimensión y cubriendo de desolada desesperación todo el cuadro.

El “Efecto horizonte” se definió en Cibernética como la limitación de los análisis de fuerza bruta de los ordenadores dedicados al ajedrez, que calculaban todas las posiciones hasta un límite, sin poder ver más allá, lo que les llevaba a cometer graves errores. Por ejemplo, desestimaban una jugada aparentemente perdedora porque no computaban que tras un movimiento adicional ganaban con jaque mate. Los programas más modernos, como Deep Junior que ha empatado con Kasparov, han superado este síndrome de la inteligencia artificial y son capaces de optar por variantes arriesgadas, aunque no puedan previsualizar la posición final ganadora. La política sufre en grandes dosis el “efecto horizonte”. Se actúa con una perspectiva máxima de la próxima convocatoria electoral: Pocos políticos piensan en un futuro a medio o largo plazo. ¿Quiénes nos proyectan su visión hasta el 2010 o el 2025? Debemos distinguir a los partidos proactivos y prospectivos, que presentan planes, de los partidos que actúan por reflejos, por reacciones, por electoralismo cortoplacista. La profundidad y el rigor de los análisis determinan el índice de acierto de las actuaciones adoptadas cotidianamente.

La política debe prescindir de las orejeras de los burros, que sólo conducen a parcos destinos partidistas, y comenzar a utilizar optimistas telescopios de clarividente perspicacia, prismáticos entusiastas de realidad ciudadana y gafas fraternas de solidaria humanidad. Nos conviene una Política con menos ilusionismo de corto horizonte, y con más altura de miras, más proyección, más planificación y más hondura pacifista y ética.

La gran aventura irreversible

El estado natural y universal es el de ser hijos. Todos nacemos como hijos, y todos somos hijos. Al igual que ser alumnos: todos debemos serlo durante los primeros años de existencia por obligación insoslayable. Por el contrario, es complemente opcional la elección de “Ser Padres”, o la vocación de “Ser Educadores”. Según parece, para muchos modernos librepensadores estos deseos son, simplemente, equivocaciones en las que hemos caído algunos, y que ellos tratan de evitar preventivamente. No se explican por qué preferimos estas arriesgadas alternativas que no traen más que complicaciones.

Es cierto que los solteros, en forma de parejas, compañeros, amigos o novios perpetuos, pueden visitar los cinco continentes haciendo turismo hasta agotar el planisferio. Pero si se es verdaderamente audaz, no existe aventura más trepidante que sea comparable a la de la paternidad o la maternidad. Ser padre o madre significa sumergirse en las fosas de las Marianas y ascender al Everest cada día; recorrer la muralla china de obstáculos cada semana; sortear los rápidos del cañón del Colorado en un slalom para llegar a fin mes; experimentar el frío de los polos y el calor del desierto cada año; volar en globo pinchado con los niños chillando, y circunnavegar los cinco océanos en chalupa a remo para pareja con vástagos dando la vuelta al mundo en ochenta… mil plazos. Se aprenden extraños idiomas y se conocen culturas y costumbres exóticas: las de los hijos, amigos y novias adolescentes… Se degustan (e incluso se cocinan) insólitas comidas y se embriaga uno con olores inimaginables (e inolvidables desgraciadamente). Se obtiene un voluminoso álbum de fotografías con el que atormentar a los conocidos. Se viven experiencias imperecederas, en circunstancias imprevistas, que ponen a prueba la capacidad de resistencia y la imaginación creativa. Y todo para sobrevivir a través de los hijos, cumplir un año más con ellos, llegar a conocer a los nietos, con los que sí se debe disfrutar de un modo decididamente ventajoso, y pasar a mejor vida, momento en el que, ¡por fin!, se conocerá lo que son las vacaciones.

Si además los padres o madres son profesores, que es una forma light de paternidad (¡o hard si se trata de la ESO durante 20, 30 o 40 años!), podrán optar al libro Guinness en la inexistente sección de anónimos héroes desconocidos. Pero siempre nos quedarán los hijos, los nietos, los alumnos… a quienes contarles nuestros ideales y nuestros sueños.

Manzanas podridas

Lo malo no es que hayamos descubierto el soborno de dos inmundos politiqueros, ni que hayan tenido que ser ellos mismos quienes se delatasen, ni siquiera la repugnante hipocresía que adoptaron con subterfugios alegatorios sobre la representatividad de los votos entre una nube de periodistas que proyectaron cuán fácil es venderse a los instigadores, tan obscuros como presentes. Lo peor tampoco es que se haya tardado tanto en descubrir a estos desalmados tras sus largas y provechosas, para ellos, carreras en la burocracia de su partido. Tampoco es lo más inaceptable que el PSOE esté nuevamente en entredicho, sin depurarse tras las corruptelas de Roldán y otros. Ni siquiera es lo más indigno que un aGILizado PP se aproveche de la situación y ¡pida dimisiones… a la oposición! tras la consumada falta de integridad en su gobierno de responsabilidad catastrófica por tierra, mar y aire. Ni aún que diga la candidata del PP que en caso de renunciar estos villanos a sus actas, el PSOE resultaría sospechoso de “haberles pagado más…” (…que ellos, ¿puede suponerse?).

Lo pésimo es que no se haya descubierto nunca ni una sola trama de complicidad entre la construcción y la política por estos ministros “pili y mili” de Justicia e Interior, que se dedican exclusivamente a ver si Atutxa cambia el tapizado de algunos electos, y también que algunos partidos todavía estimulen, acojan, paseen y exhiban a traidores, tránsfugas o arrepentidos políticos. Rectificar es legítimo, y de sabios… equivocados, pero por un mínimo de ética sería preferible no destacar como paladines del acierto a quienes ya han aceptado que erraron, una, dos, tres veces,... Pero, como dice la canción, “Lo malo no es que tú me mientas, lo malo es yo que te creo”.

Como en el célebre chiste del cazador del “me vengo”, resulta muy preocupante que podamos preguntar cada vez más frecuentemente a determinados políticos lo mismo que los osos amorosos: "Admítelo Frank, tú no vienes aquí a cazar, ¿no?...."