Coplin se incorporó a la NASA nada más salir del instituto. En 1966, se convirtió en una de las secretarias de la tripulación del
Apolo 11, un puesto que requería una persona polivalente dispuesta a trabajar muchas horas. Era su primer trabajo y no tenía ni idea de que iba a trabajar directamente con los astronautas que acabarían siendo los primeros en pisar la Luna.