Basta una Batasuna

Texto del mensaje: Un breve análisis del devenir de Batasuna.
Esta semana ETB ha emitido una nueva edición del programa “Políticamente incorrecto” con un nutrido plantel de políticos de primera línea en sus respectivos partidos. Como en otras ocasiones algunos percibimos la conveniencia de sobreimpresionar un contador de tiempos, para equiparar la duración de las intervenciones o una mejor dirección a través de la presentadora, que conduce bien el debate pero a quien le favorecería una mejor información por el “pinganillo”. El encuentro entre Egibar (PNV), Larreina (EA), Matute (IU), Zabaleta (Aralar), Milagros Rubio (Batzarre) y Otegi (Sozialista Abertzaleak) resultó muy interesante en matices, que no hay tiempo de comentar, y permitió a la audiencia de Euskadi visualizar el último rizo de Batasuna.

Recordaremos solamente dos datos cuantitativos de resultados electorales en Municipales y Forales, el principal feudo de Batasuna, entre 1997 y 2003 de Batasuna en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) y en la Comunidad Foral de Navarra (CFN), donde los datos correspondientes a 2003, tras la ilegalización, corresponden a estimaciones detrayendo del voto nulo la cuantía habitual del 0,8% propia de este tipo de elecciones. Se ha incluido también las autonómicas de 2001 en la CAV, elecciones de otra naturaleza pero significativas por ser las últimas donde Batasuna pudo presentarse con nombre propio.

Desde ningún análisis, nacionalista vasco o español, resulta correcto políticamente hablar de estos restos electorales desprendidos de Batasuna, pero una simple visión de los resultados demuestra que, en la CFN, Aralar y Batzarre han recogido este capital o han reinterpretado esta demanda ciudadana con porcentajes en 2003 del 7,24% y 2,41%, y en la más compleja perspectiva de la CAV, Aralar despega con un significativo 2,87%.

Para el antiguo electorado de Batasuna, la confrontación dialéctica vis a vis entre un nervioso Arnaldo, un flemático Patxi y una reflexiva Milagros, fue esclarecedora y no solamente por el rechazo explícito de los segundos a todo lo que no sean caminos pacíficos y democráticos, sino por el alternativo y social mensaje refrescante frente al molino de Batasuna, que siempre se mueve en círculo aunque cambie de nombre. Sorprende una “estrategia tan suicida” de su dirección, cualquiera que sea ésta, ante el panorama de precipitada disolución del cuerpo electoral de Batasuna, ciertamente por medidas como la de ilegalización pero también por errores propios y aciertos ajenos como se comprueba en 2001 –antes de la ilegalización- donde se esfuma casi la mitad de su porcentaje y pasa de ser el segundo partido al cuarto puesto. Todo ello en un panorama general donde la coalición PNV-EA sube del 34,65% al 40,59% en las municipales y forales, y hasta un determinante 42,19% en las últimas autonómicas, lo que con un sistema parecido al del Estado otorgaría una aplastante mayoría absoluta. Igualmente, merece citarse el meritorio avance de IU-Ezker Batua, que pasa en cuatro años del 4,61% al 7,25%.

En Euskadi, la política y la gastronomía se cocinan lenta, pero infaliblemente. La normalización política en Euskadi comenzará el día que Batasuna apueste exclusivamente por una resolución pacífica y democrática de todos los problemas sociales y políticos, condenando expresamente todo tipo de violencia. Mientras tanto nos seguiremos preguntando, y sobre todo debiera demandárselo su anterior electorado: Batasuna, nora zoaz? (¿Dónde vas Batasuna?).

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