El famoso showman vasco es un filósofo, humorista y cantante que entretiene… mientras cocina.
El niño grande que es Arguiñano nos demuestra cada día que la cocina es, al mismo tiempo, un juego de niños y un placer de adultos, porque cocinar con cariño es un acto de amor, al alcance incluso de los hombres.
Surgió de ETB, la televisión vasca, y ahora surca las ondas hertzianas de medio continente europeo y americano. Arguiñano ha logrado ¡con fundamento! que en la parrilla televisiva sus programas sean como las lentejas: O las tomas o las dejas.
Mientras el polifacético Arguiñano ameniza las mañanas cocinando casi todo, las alternativas de programación son telenovelas o prensa del corazón. Arguiñano reparte consejos dietéticos tales como que lo que engorda es… el sofá, al tiempo que nos cuenta sus peripecias personales o invita a otros cocineros como Arzak, sin arrimar el ascua a su sardina.
Y pensar que todavía hay quien cree que el genial Karlos Arguiñano es sólo cocinero. Quizá no sea el mejor cocinero del mundo, pero indudablemente es el mejor comunicador. ¡Gracias, Arguiñano!
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