La revolución de la ternura
La última revolución habrá de ser de ternura para comprender las diferencias y hallar el camino hacia una singularidad convivida en la abundancia de la multiplicidad.
Pablo Neruda citó, hablando del poeta Mayakovski, el invento de una alianza indestructible entre la revolución y la ternura. También Víctor Hugo sugirió que “la indignación y la ternura constituyen la misma facultad vuelta en los dos sentidos de la dolorosa esclavitud humana; y quienes son capaces de encolerizarse son también capaces de amar”. El mismo Ernesto "Ché" Guevara señaló que “a veces debemos endurecernos, pero jamás debemos olvidarnos de la ternura”. Antes se decía que una mujer sin ternura era una monstruosidad, todavía más que un hombre sin coraje; ahora, hemos de considerar que toda persona sin coraje y sin ternura es alguien truncado.
Lo cierto es que la ternura aunque soterrada, se halla por doquier. Jacques Brel, el trovador de la ternura, cantaba “Cuando sabemos dar la ternura y también sabemos recibirla, nos damos cuenta que se halla presente todas partes: en un perro, en un amigo o en una desconocida”. Hay una ternura infinita en todos los corazones humanos como en una noche llena de estrellas.
Aún los más centenarios y gigantes árboles, los que inspiran solidez, altura y firmeza, se rodean de una tierna corteza donde los amantes graban sus nombres y amores para la posteridad. La ternura nos hace vulnerables, nos convierte en humanos, y nos eleva a la categoría de ángeles mortales. Tenemos la misma edad que nuestra ternura. Nuestro desgaste de ternura no es más que amor sin utilizar, porque el amor crea ternura… que sobrevive al amor. La ternura es esa realidad que consigue superar al ensueño de la utopía.
Hay ternuras de todas clases. Todas, menos las ternuras postizas, son válidas. Un niño describió la ternura como una luz y un calor que permanece en nuestro corazón aunque afuera esté lloviendo. Por ello, la ternura infantil es la más entrañable, pero en la mirada de una mujer alcanza la ternura su expresión suprema. Aunque jamás en la vida encontraremos ternura mejor, más profunda, más desinteresada, ni más verdadera que la de una madre. Nunca agradecemos lo suficiente a las mujeres del mundo, por mantener algo de ternura y sensatez en nuestras infancias, en nuestros juegos y en nuestra existencia a lo largo de la historia.
La ternura es el reposo de la pasión, eso que convierte la existencia de la otra persona en nuestra segunda piel. Por ello, cuando se expresa la ternura, se expresa en plural. El escritor de la ternura, Jacques Salomé, cree que la ternura no es un estado permanente, sino un descubrimiento perpetuo que cada uno de nosotros podemos hacer, no a través de la fragilidad de las apariencias o la rutina de las costumbres, sino en una vivencia consciente y completa del presente. La ternura no nace de lo imposible, sino que engendra vitalmente lo posible.
Nada es pequeño para la ternura. Aquellos que esperan las grandes ocasiones para probar su ternura,… no saben amar. Si sólo por el sufrimiento se alcanza la grandeza, sólo por la ternura se descubre los grandes amores. Ternura es una palabra o un silencio convertido en ofrenda... para quien sabe escucharlo con confianza. Saber escuchar con tolerancia es otra de las mejores manifestaciones de la ternura. Una risa sin fronteras, un ligero roce y una caricia que hace temblar el suelo bajo nuestros pies,… son cumplidos reflejos de la ternura.
La ternura reencontrada es igual que unas gafas graduadas, destinadas a corregir nuestra prosaica visión de la vida. Cuando la muerte, la gran reconciliadora, llega a nosotros, nunca nos arrepentimos de nuestra ternura, sino de nuestra severidad. Nadie puede llamarse feliz hasta que haya aprendido a cultivar la alegría, la estima, la ternura y la buena voluntad hasta el punto de hallarse determinado a ser feliz todos los días, haciendo felices a los otros.
Todos buscamos ternura natural de forma desesperada. Jacques Brel lo cantó “Somos como barcos partiendo todos juntos en la pesca de la ternura”. Y recuerda: La ternura no pide nada, no espera nada, se basta a sí misma. Jamás hay que prestar la ternura; hay que obsequiarla, si no, duele demasiado.
Pablo Neruda citó, hablando del poeta Mayakovski, el invento de una alianza indestructible entre la revolución y la ternura. También Víctor Hugo sugirió que “la indignación y la ternura constituyen la misma facultad vuelta en los dos sentidos de la dolorosa esclavitud humana; y quienes son capaces de encolerizarse son también capaces de amar”. El mismo Ernesto "Ché" Guevara señaló que “a veces debemos endurecernos, pero jamás debemos olvidarnos de la ternura”. Antes se decía que una mujer sin ternura era una monstruosidad, todavía más que un hombre sin coraje; ahora, hemos de considerar que toda persona sin coraje y sin ternura es alguien truncado.
Lo cierto es que la ternura aunque soterrada, se halla por doquier. Jacques Brel, el trovador de la ternura, cantaba “Cuando sabemos dar la ternura y también sabemos recibirla, nos damos cuenta que se halla presente todas partes: en un perro, en un amigo o en una desconocida”. Hay una ternura infinita en todos los corazones humanos como en una noche llena de estrellas.
Aún los más centenarios y gigantes árboles, los que inspiran solidez, altura y firmeza, se rodean de una tierna corteza donde los amantes graban sus nombres y amores para la posteridad. La ternura nos hace vulnerables, nos convierte en humanos, y nos eleva a la categoría de ángeles mortales. Tenemos la misma edad que nuestra ternura. Nuestro desgaste de ternura no es más que amor sin utilizar, porque el amor crea ternura… que sobrevive al amor. La ternura es esa realidad que consigue superar al ensueño de la utopía.
Hay ternuras de todas clases. Todas, menos las ternuras postizas, son válidas. Un niño describió la ternura como una luz y un calor que permanece en nuestro corazón aunque afuera esté lloviendo. Por ello, la ternura infantil es la más entrañable, pero en la mirada de una mujer alcanza la ternura su expresión suprema. Aunque jamás en la vida encontraremos ternura mejor, más profunda, más desinteresada, ni más verdadera que la de una madre. Nunca agradecemos lo suficiente a las mujeres del mundo, por mantener algo de ternura y sensatez en nuestras infancias, en nuestros juegos y en nuestra existencia a lo largo de la historia.
La ternura es el reposo de la pasión, eso que convierte la existencia de la otra persona en nuestra segunda piel. Por ello, cuando se expresa la ternura, se expresa en plural. El escritor de la ternura, Jacques Salomé, cree que la ternura no es un estado permanente, sino un descubrimiento perpetuo que cada uno de nosotros podemos hacer, no a través de la fragilidad de las apariencias o la rutina de las costumbres, sino en una vivencia consciente y completa del presente. La ternura no nace de lo imposible, sino que engendra vitalmente lo posible.
Nada es pequeño para la ternura. Aquellos que esperan las grandes ocasiones para probar su ternura,… no saben amar. Si sólo por el sufrimiento se alcanza la grandeza, sólo por la ternura se descubre los grandes amores. Ternura es una palabra o un silencio convertido en ofrenda... para quien sabe escucharlo con confianza. Saber escuchar con tolerancia es otra de las mejores manifestaciones de la ternura. Una risa sin fronteras, un ligero roce y una caricia que hace temblar el suelo bajo nuestros pies,… son cumplidos reflejos de la ternura.
La ternura reencontrada es igual que unas gafas graduadas, destinadas a corregir nuestra prosaica visión de la vida. Cuando la muerte, la gran reconciliadora, llega a nosotros, nunca nos arrepentimos de nuestra ternura, sino de nuestra severidad. Nadie puede llamarse feliz hasta que haya aprendido a cultivar la alegría, la estima, la ternura y la buena voluntad hasta el punto de hallarse determinado a ser feliz todos los días, haciendo felices a los otros.
Todos buscamos ternura natural de forma desesperada. Jacques Brel lo cantó “Somos como barcos partiendo todos juntos en la pesca de la ternura”. Y recuerda: La ternura no pide nada, no espera nada, se basta a sí misma. Jamás hay que prestar la ternura; hay que obsequiarla, si no, duele demasiado.
De la sangría a la alegría
Todos los recursos humanos y materiales que dedicamos a protegernos reinvirtámoslos en que no haya quien nos atemorice.
Circula por Internet un bello artículo de Leire Saitua Iribar, una especialista en yoga, titulado “¡Alto el fuego, pero todos! ¡Todo el mundo a trabajar!” Habla de tiempos remotos, de la era de la agricultura sin armas y de cuando los nómadas pensaron que robar ganado y mujeres sería más fácil robar que sembrar, ¡qué pobres! Reprocha que algunos hayan sido como niños con armas, matando pájaros, supuestamente para defender "la casa de la madre".
Habla también de otros “mayores” que usan artefactos bélicas, epidémicos, mortales, en forma de patentes económicas de comercio injusto sobre propiedades inmorales como la del agua. Advierte: ¡Eh, vosotros, los grandes, vosotros también, a soltar las armas, que ya sois mayores! Que os queremos, os amamos y os necesitamos. Llenaos de amor, a rebosar.
Sugiere: Hacer el amor, eso es cosa de hombres, lo otro es pura amargura, puro miedo, pura impotencia, pura miseria. Que os comprendemos. Que todo esto ha sido seguramente cuestión de evolución. Que ya estamos en un punto de inflexión, listas y listos para traer el reino de los cielos a la Tierra. A trabajar todo el mundo, ahora más que nunca cada uno en su tarea.
Sigue… Es hora de reparar el entuerto,… Como primera medida, reciclemos las armas en herramientas de trabajo, que vienen tiempos de bonanza y sigue habiendo mucho estómago vacío, que vergüenza nos debería de dar. Y termina: Y a amarnos, como locos, como niños, jugando a vivir, libres, con alas, plácidos en el regazo de la madre, a descansar. Un beso, hermanas y hermanos. Maite zaituztet, oso eta oro (Os quiero, a todas y a todos y por todo).
La inmensa mayoría de quienes hemos sufrido la violencia hemos soñado con una sociedad justa, libre, democrática, centrada en lograr una convivencia pacífica, donde todos podamos ejercer nuestros derechos y desarrollar una vida feliz. Han sido largos años de hemorragia, de personas, de recursos, de tiempo, de no dedicarnos a remediar los problemas de fondo, de equidad y solidaridad. Ahora es el tiempo de las grandes soluciones, de una universal educación generosa a lo largo de la vida, que nos enseñe el camino de la verdad, de la fraternidad, de la alegría. Así, quizá, muy pronto sea verdad nuestro anhelo de poder decir una dichosa alborada: Hoy, sin nadie que nos amenace, amanece.
Versión final en: http://www.agirregabiria.net/mikel/2006/hogar.htm
Circula por Internet un bello artículo de Leire Saitua Iribar, una especialista en yoga, titulado “¡Alto el fuego, pero todos! ¡Todo el mundo a trabajar!” Habla de tiempos remotos, de la era de la agricultura sin armas y de cuando los nómadas pensaron que robar ganado y mujeres sería más fácil robar que sembrar, ¡qué pobres! Reprocha que algunos hayan sido como niños con armas, matando pájaros, supuestamente para defender "la casa de la madre".
Habla también de otros “mayores” que usan artefactos bélicas, epidémicos, mortales, en forma de patentes económicas de comercio injusto sobre propiedades inmorales como la del agua. Advierte: ¡Eh, vosotros, los grandes, vosotros también, a soltar las armas, que ya sois mayores! Que os queremos, os amamos y os necesitamos. Llenaos de amor, a rebosar.
Sugiere: Hacer el amor, eso es cosa de hombres, lo otro es pura amargura, puro miedo, pura impotencia, pura miseria. Que os comprendemos. Que todo esto ha sido seguramente cuestión de evolución. Que ya estamos en un punto de inflexión, listas y listos para traer el reino de los cielos a la Tierra. A trabajar todo el mundo, ahora más que nunca cada uno en su tarea.
Sigue… Es hora de reparar el entuerto,… Como primera medida, reciclemos las armas en herramientas de trabajo, que vienen tiempos de bonanza y sigue habiendo mucho estómago vacío, que vergüenza nos debería de dar. Y termina: Y a amarnos, como locos, como niños, jugando a vivir, libres, con alas, plácidos en el regazo de la madre, a descansar. Un beso, hermanas y hermanos. Maite zaituztet, oso eta oro (Os quiero, a todas y a todos y por todo).
La inmensa mayoría de quienes hemos sufrido la violencia hemos soñado con una sociedad justa, libre, democrática, centrada en lograr una convivencia pacífica, donde todos podamos ejercer nuestros derechos y desarrollar una vida feliz. Han sido largos años de hemorragia, de personas, de recursos, de tiempo, de no dedicarnos a remediar los problemas de fondo, de equidad y solidaridad. Ahora es el tiempo de las grandes soluciones, de una universal educación generosa a lo largo de la vida, que nos enseñe el camino de la verdad, de la fraternidad, de la alegría. Así, quizá, muy pronto sea verdad nuestro anhelo de poder decir una dichosa alborada: Hoy, sin nadie que nos amenace, amanece.
Versión final en: http://www.agirregabiria.net/mikel/2006/hogar.htm
La primavera vasca
En euskera se dice “Bazen garaia!”, que significa “¡Ya era hora!”.
Ha habido otras famosas primaveras, como las históricas Primavera de Praga y Primavera de Pekín, o la escolar Primavera de Europa, una plataforma pedagógica que facilita al alumnado y al profesorado una visión conjunta de la Unión Europea. Finalmente, parece que también a Euskal Herria, Euskadi o Vasconia le ha llegado su anhelada primavera de renacimiento, después de largas décadas de tragedia, sufrimiento y pesimismo.
Al igual que la primavera meteorológica, que se explica por complejos y multifactoriales conceptos científicos entre los que se incluye la inercia que prorroga el invierno durante tres meses tras el día más corto del año, la primavera sociopolítica estaba anunciada… aunque se ha hecho esperar. Las razones para su venida podrían explicarse en clave poética con aquel verso de Pablo Neruda: "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.
Aunque Antonio Machado glosó que "la primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido", la primavera política vasca era un pronóstico esperado y esperanzador, aportado por el hartazgo de una ciudadanía sacrificada que se ha movilizado en un contexto planetario donde nuestra situación límite era una excepción en la Europa del siglo XXI, tras el 11-S, el 11-M, el cese del IRA,…
Ahora corresponde a la clase política acreditar una altura de miras semejante al valor que ha atestiguado la sociedad. El electorado seguirá atentamente a los partidos políticos, e incluso dentro de ellos, a aquellos dirigentes que faciliten y propicien una solución de reconciliación y de paz duradera. Por el contrario, quienes interfieran, obstaculicen o busquen réditos electorales a corto plazo ralentizando este proceso irreversible de normalización serán despreciados. Ello incluye a medios de comunicación, agentes sociales, o cualquier instancia pública que no sintonice con el deseo y la esperanza del pueblo.
Ahora que se ha abierto una primavera de enorme expectativa de convivencia, hemos de dedicar todo nuestro recuerdo, respeto y reconocimiento a todas las numerosas víctimas de la violencia de este conflicto, para mirar hacia adelante buscando un futuro prometedor donde ya no quepa el odio. Pasa a segundo plano el reparto del panorama política: Si conseguimos la paz, cualquier redistribución partidista proporcionará más o menos gobernabilidad, pero será infinitamente mejor que la aberración ética y política de la violencia anterior.
Que no se precipiten los políticos, y menos para obtener ventaja en sus intereses partidistas. Hará falta un tiempo de esperanza para que actúe como lenitivo entre la ciudadanía después de tanta desolación. Un tiempo donde todos habremos de desarmar el lenguaje, dejando que afloren nuestras aspiraciones humanas más naturales de aproximación, diálogo, tolerancia y perdón. ¡Ha llegado la primavera vasca para construir una convivencia desde la pluralidad, democrática y pacíficamente!
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://www.getxoweb.com/mikel
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/primavera.htm
Ha habido otras famosas primaveras, como las históricas Primavera de Praga y Primavera de Pekín, o la escolar Primavera de Europa, una plataforma pedagógica que facilita al alumnado y al profesorado una visión conjunta de la Unión Europea. Finalmente, parece que también a Euskal Herria, Euskadi o Vasconia le ha llegado su anhelada primavera de renacimiento, después de largas décadas de tragedia, sufrimiento y pesimismo.
Al igual que la primavera meteorológica, que se explica por complejos y multifactoriales conceptos científicos entre los que se incluye la inercia que prorroga el invierno durante tres meses tras el día más corto del año, la primavera sociopolítica estaba anunciada… aunque se ha hecho esperar. Las razones para su venida podrían explicarse en clave poética con aquel verso de Pablo Neruda: "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”.
Aunque Antonio Machado glosó que "la primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido", la primavera política vasca era un pronóstico esperado y esperanzador, aportado por el hartazgo de una ciudadanía sacrificada que se ha movilizado en un contexto planetario donde nuestra situación límite era una excepción en la Europa del siglo XXI, tras el 11-S, el 11-M, el cese del IRA,…
Ahora corresponde a la clase política acreditar una altura de miras semejante al valor que ha atestiguado la sociedad. El electorado seguirá atentamente a los partidos políticos, e incluso dentro de ellos, a aquellos dirigentes que faciliten y propicien una solución de reconciliación y de paz duradera. Por el contrario, quienes interfieran, obstaculicen o busquen réditos electorales a corto plazo ralentizando este proceso irreversible de normalización serán despreciados. Ello incluye a medios de comunicación, agentes sociales, o cualquier instancia pública que no sintonice con el deseo y la esperanza del pueblo.
Ahora que se ha abierto una primavera de enorme expectativa de convivencia, hemos de dedicar todo nuestro recuerdo, respeto y reconocimiento a todas las numerosas víctimas de la violencia de este conflicto, para mirar hacia adelante buscando un futuro prometedor donde ya no quepa el odio. Pasa a segundo plano el reparto del panorama política: Si conseguimos la paz, cualquier redistribución partidista proporcionará más o menos gobernabilidad, pero será infinitamente mejor que la aberración ética y política de la violencia anterior.
Que no se precipiten los políticos, y menos para obtener ventaja en sus intereses partidistas. Hará falta un tiempo de esperanza para que actúe como lenitivo entre la ciudadanía después de tanta desolación. Un tiempo donde todos habremos de desarmar el lenguaje, dejando que afloren nuestras aspiraciones humanas más naturales de aproximación, diálogo, tolerancia y perdón. ¡Ha llegado la primavera vasca para construir una convivencia desde la pluralidad, democrática y pacíficamente!
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://www.getxoweb.com/mikel
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/primavera.htm
Escribe como si todos tus lectores fuesen genios...
Mis lectores siempre saben más que yo.
My readers know more than I do...
Dan Gillmor, autor y bloguero
Mejor ser un cordero
"Los corderos tienen ventaja sobre los humanos en que, al menos, no tienen que escuchar discursos patrióticos cuando los llevan al matadero".
Jean Yanne, sobre la guerra de Irak,
citada por Isabel Coixet en su libro La vida es un guión.
¿Qué es RSS?
Primavera azul
Albores de amor...
¡Oh, primavera mía!
Forma tienes de mujer
y vas vestida de azul.
Maitetasun azia:
ene udaberria:
neskatx tankerakoa
ta urdiñez yantzia!...
(Link con la poesía completa, en euskera)
Soy el más…
Tras ver en Barakaldo el “alto” horno más “bajo” del mundo, son inmediatas algunas reflexiones sobre el “más de lo menos”.
El humorista Quino en una viñeta mostraba a un padre que aconsejaba a su hijo: “Es preferible llegar a ser el más inteligente de los tontos, que el más tonto de los inteligentes”. No en vano hubo concursos donde acudía el “tonto” de cada pueblo para determinar quién era el más “listo”, aunque ello no lo rescataba de su rol y condición. Igualmente muchos de los más capaces estudiantes que acceden a las más selectas universidades comprueban que súbitamente pasan de ser los más competentes a ser los más ineptos.
El agrupamiento escalonado por categorías estratificadas provoca esta sempiterna alternativa de elegir entre ser cabeza de ratón o cola de león. Hasta en las aulas escolares sucede que no se sabe si es preferible ser el mejor de la clase de nivel medio de inglés, o pasar a ser el rezagado en la de nivel avanzado.
La vida también puede observarse como la geografía, donde la topología esférica del planeta produce la proximidad entre el Extremo Oriente y el Lejano Oeste (o Extremo Occidente, como California o Alaska). O la mayor cercanía del Este norteamericano con el Occidente europeo. Incluso en política son notables los casos de los personajes que son “la derecha de la izquierda” (como algún ministro de defensa o un ex-alcalde de La Coruña) o la “izquierda de la derecha” (quizá algún alcalde de Madrid).
Abundan más las tipologías medias que las extremas. Quizá no haya muchos que respondan a la descripción del más cuerdo de los locos, o del más loco de los cuerdos. Pero sí son sumamente frecuentes cuerdos que actúan locamente, o locos que se comportan cuerdamente. La mayor parte de los humanos somos sinceros que mentimos a veces, o viceversa, porque mentir siempre o decir la verdad en toda ocasión es altamente improbable.
Este truco circense, como presentar al enano más alto del mundo, sugiere especular sobre los valores centrales y una visión optimista de nuestras propias cualidades entrelazadas. Cada uno de nosotros podemos ser el “más infantil de los maduros”, “más divertido de los formales”, el “más fascinante de los austeros”, el “más optimista de los realistas”, el “más aventurero de los prudentes” y el “más activo de los reflexivos”; y recíprocamente, el “más reflexivo de los activos”,…
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/soyel.htm
El humorista Quino en una viñeta mostraba a un padre que aconsejaba a su hijo: “Es preferible llegar a ser el más inteligente de los tontos, que el más tonto de los inteligentes”. No en vano hubo concursos donde acudía el “tonto” de cada pueblo para determinar quién era el más “listo”, aunque ello no lo rescataba de su rol y condición. Igualmente muchos de los más capaces estudiantes que acceden a las más selectas universidades comprueban que súbitamente pasan de ser los más competentes a ser los más ineptos.
El agrupamiento escalonado por categorías estratificadas provoca esta sempiterna alternativa de elegir entre ser cabeza de ratón o cola de león. Hasta en las aulas escolares sucede que no se sabe si es preferible ser el mejor de la clase de nivel medio de inglés, o pasar a ser el rezagado en la de nivel avanzado.
La vida también puede observarse como la geografía, donde la topología esférica del planeta produce la proximidad entre el Extremo Oriente y el Lejano Oeste (o Extremo Occidente, como California o Alaska). O la mayor cercanía del Este norteamericano con el Occidente europeo. Incluso en política son notables los casos de los personajes que son “la derecha de la izquierda” (como algún ministro de defensa o un ex-alcalde de La Coruña) o la “izquierda de la derecha” (quizá algún alcalde de Madrid).
Abundan más las tipologías medias que las extremas. Quizá no haya muchos que respondan a la descripción del más cuerdo de los locos, o del más loco de los cuerdos. Pero sí son sumamente frecuentes cuerdos que actúan locamente, o locos que se comportan cuerdamente. La mayor parte de los humanos somos sinceros que mentimos a veces, o viceversa, porque mentir siempre o decir la verdad en toda ocasión es altamente improbable.
Este truco circense, como presentar al enano más alto del mundo, sugiere especular sobre los valores centrales y una visión optimista de nuestras propias cualidades entrelazadas. Cada uno de nosotros podemos ser el “más infantil de los maduros”, “más divertido de los formales”, el “más fascinante de los austeros”, el “más optimista de los realistas”, el “más aventurero de los prudentes” y el “más activo de los reflexivos”; y recíprocamente, el “más reflexivo de los activos”,…
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/soyel.htm
Aprendiendo de nuestros errores
Equivocarse forma parte de hacer bien las cosas.
Cita muy oportuna para determinadas ocasiones.
Alfabetismos actuales
Narra Truman Capote, en su cuento A diamond guitar, que el recluso más poderoso de toda la cárcel era aquél que sabía leer y escribir. A él acudía el resto de los internos para que les descifrara unos signos que venían de lejos en sobre franqueado. Él inventaba buenas noticias y callaba las malas para mantener viva la esperanza. A cambio, el resto le rendían tributo en forma de respeto, cigarrillos o chocolatinas. Bien pudiera ser una alegoría de la situación del analfabetismo global.
(Recogido de Nuevos analfabetos, cuyo autor es Cristóbal Sánchez Blesa)
(Recogido de Nuevos analfabetos, cuyo autor es Cristóbal Sánchez Blesa)
Creencias para la pervivencia en convivencia
Es errónea y supersticiosa toda creencia que no haga más feliz, más libre, más afable, más entusiasta y más activo a quien la adopta.
Es imposible no mantener creencias. Incluso la persona que se considera sin creencias las crea y “cree” al creer que no posee creencias. Así pues, las creencias son inherentes a la Humanidad, y su elección, muda o manifestación son derechos inalienables. El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos manifiesta: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
A lo largo de la Historia han abundado todo tipo de creencias. Las más difundidas han contribuido a configurar el Mundo tal y como es en la actualidad. No en vano se ha dicho que no hay palanca más poderosa para mover las multitudes que una creencia, que ata y condiciona a sus seguidores. Las religiones, como creencias por antonomasia, han conformado las civilizaciones y los imperios que se han sucedido desde la antigüedad. Algunas creencias muy extendidas y compartidas masivamente en algunas zonas de la Tierra originan, cuando se exaltan, dos graves peligros como son la intolerancia y el fanatismo que aún pululan.
Es difícil discernir sobre la verdad o falsedad de una creencia. Más fácil es determinar si su efecto es limitador o amplificador. Son mayoría las creencias restrictivas, que reducen nuestras potenciales y, por ello, merecen ser ignoradas. Las fecundas son las creencias que refuerzan nuestras cualidades y aptitudes. De ahí que la creencia que se convierte en verdad para mí... es aquélla que me permite hacer un mejor uso de mi identidad y pone en acción todas mis facultades.
Las creencias y las vivencias se interrelacionan estrechamente. Somos seres sociales, compartiendo creencias y vivencias con nuestros semejantes, de quienes dependemos desde nuestro nacimiento. No existe la supervivencia en solitario, sino pervivencia colectiva. Las creencias positivas son las que nos permiten, a todos, el avance personal y colectivo, en armónica convivencia. No destruyamos las creencias que hacen felices a otros, si no sabemos y podemos inculcarles otras creencias mejores que les proyecten hacia su propio destino con más sentido y eficacia.
Aprendamos de los visionarios que lideraron transformaciones planetarias que han perdurado, como en la revolución francesa. Ellos mantenían una creencia ejemplar y admirable que ahora parece que nuevamente escasea: creían en sí mismos. Adoptemos la óptima creencia: Creamos en nosotros mismos, como personas y como sociedad; confiemos en nuestra capacidad de cambiar lo que esté mal, mientras disfrutamos de todo lo que está bien.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/creencias.htm
Es imposible no mantener creencias. Incluso la persona que se considera sin creencias las crea y “cree” al creer que no posee creencias. Así pues, las creencias son inherentes a la Humanidad, y su elección, muda o manifestación son derechos inalienables. El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos manifiesta: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
A lo largo de la Historia han abundado todo tipo de creencias. Las más difundidas han contribuido a configurar el Mundo tal y como es en la actualidad. No en vano se ha dicho que no hay palanca más poderosa para mover las multitudes que una creencia, que ata y condiciona a sus seguidores. Las religiones, como creencias por antonomasia, han conformado las civilizaciones y los imperios que se han sucedido desde la antigüedad. Algunas creencias muy extendidas y compartidas masivamente en algunas zonas de la Tierra originan, cuando se exaltan, dos graves peligros como son la intolerancia y el fanatismo que aún pululan.
Es difícil discernir sobre la verdad o falsedad de una creencia. Más fácil es determinar si su efecto es limitador o amplificador. Son mayoría las creencias restrictivas, que reducen nuestras potenciales y, por ello, merecen ser ignoradas. Las fecundas son las creencias que refuerzan nuestras cualidades y aptitudes. De ahí que la creencia que se convierte en verdad para mí... es aquélla que me permite hacer un mejor uso de mi identidad y pone en acción todas mis facultades.
Las creencias y las vivencias se interrelacionan estrechamente. Somos seres sociales, compartiendo creencias y vivencias con nuestros semejantes, de quienes dependemos desde nuestro nacimiento. No existe la supervivencia en solitario, sino pervivencia colectiva. Las creencias positivas son las que nos permiten, a todos, el avance personal y colectivo, en armónica convivencia. No destruyamos las creencias que hacen felices a otros, si no sabemos y podemos inculcarles otras creencias mejores que les proyecten hacia su propio destino con más sentido y eficacia.
Aprendamos de los visionarios que lideraron transformaciones planetarias que han perdurado, como en la revolución francesa. Ellos mantenían una creencia ejemplar y admirable que ahora parece que nuevamente escasea: creían en sí mismos. Adoptemos la óptima creencia: Creamos en nosotros mismos, como personas y como sociedad; confiemos en nuestra capacidad de cambiar lo que esté mal, mientras disfrutamos de todo lo que está bien.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/creencias.htm
Inspiras sin prisa
La inspiración es una irisación de la mente, una conspiración frente a la inercia, una incisión de la rutina y una aspiración a la admiración.
Soy un descreído de la inspiración, que no es otra cosa que trabajo anterior acumulado, capital de la mente y del corazón que vamos atesorando. La inspiración no desciende sobre el perezoso. Dicen que llega por la transpiración hasta la expiración, pero es preferible recurrir a la constante respiración y espiración, relajada y pausadamente,… mientras se trabaja infatigablemente. La inspiración nos alcanza cuando nos afanamos en nuestra labor, prestos para recoger su mandato y su mensaje.
No inspira la imaginación, ni siquiera la creatividad: Es el dolor de la experiencia quien inspira el alma; es la bondad quien mejor inspira al espíritu; es la libre voluntad de amor la que prende la inspiración de los demás. No inspira un texto o un recuerdo: inspira quien lo citó o quien lo vivió. Lo difícil no es ser inspirado por Minerva o por las musas, sino inspirar a las masas.
Para inspirar, más eficaz que el consejo es la pregunta oportuna, y aún mejor la conducta consecuente. La familia debe inspirar amor a sus hijos, adorándoles. El profesorado debe inspirar afición al estudio a su alumnado, aprendiendo y profundizando incansablemente en su materia. Los políticos mediocres, sólo predican o acusan al adversario; los mejores dirigentes, explican y demuestran; los grandes estadistas, inspiran entusiasmo con ideales y con logros.
En el fondo, la mejor inspiración es la que dirigimos hacia nosotros mismos. Nadie puede inspirarnos más que nosotros mismos. Porque se es más feliz por la pasión que se siente, que por la que se inspira. Inspiremos amor, respeto y confianza, a los demás… y a nosotros mismos. Sólo así se inspiran nobles acciones e ilustres vocaciones.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/inspirar.htm
Soy un descreído de la inspiración, que no es otra cosa que trabajo anterior acumulado, capital de la mente y del corazón que vamos atesorando. La inspiración no desciende sobre el perezoso. Dicen que llega por la transpiración hasta la expiración, pero es preferible recurrir a la constante respiración y espiración, relajada y pausadamente,… mientras se trabaja infatigablemente. La inspiración nos alcanza cuando nos afanamos en nuestra labor, prestos para recoger su mandato y su mensaje.
No inspira la imaginación, ni siquiera la creatividad: Es el dolor de la experiencia quien inspira el alma; es la bondad quien mejor inspira al espíritu; es la libre voluntad de amor la que prende la inspiración de los demás. No inspira un texto o un recuerdo: inspira quien lo citó o quien lo vivió. Lo difícil no es ser inspirado por Minerva o por las musas, sino inspirar a las masas.
Para inspirar, más eficaz que el consejo es la pregunta oportuna, y aún mejor la conducta consecuente. La familia debe inspirar amor a sus hijos, adorándoles. El profesorado debe inspirar afición al estudio a su alumnado, aprendiendo y profundizando incansablemente en su materia. Los políticos mediocres, sólo predican o acusan al adversario; los mejores dirigentes, explican y demuestran; los grandes estadistas, inspiran entusiasmo con ideales y con logros.
En el fondo, la mejor inspiración es la que dirigimos hacia nosotros mismos. Nadie puede inspirarnos más que nosotros mismos. Porque se es más feliz por la pasión que se siente, que por la que se inspira. Inspiremos amor, respeto y confianza, a los demás… y a nosotros mismos. Sólo así se inspiran nobles acciones e ilustres vocaciones.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/inspirar.htm
No huyamos de los miedos
Concentrarse en lo que no se quiere
en lugar de hacerlo en lo que quiere,
es como conducir un coche
mirando por el espejo retrovisor.
en lugar de hacerlo en lo que quiere,
es como conducir un coche
mirando por el espejo retrovisor.
Errarum humanum est (Errar es de humanos)
Daniel Defoe relata en Robinson Crusoe:
"El protagonista nada desnudo
hasta un barco hundido,
donde encuentra unas galletas
y decide metérselas en los bolsillos".
Juan Ocasión
Un método legal e infalible para ganar más mil euros y un iPod Nano, aprovechando la feroz competencia del mercado financiero.
La guerra bancaria permite a cualquier alertado usuario obtener un beneficio seguro, sin arriesgar ni un solo euro propio. Y esto lo afirma el consejero delegado del Banco Popular, Francisco Fernández Dopico, en su intervención en el "Encuentro 2006 del Sector Financiero", organizado por el Foro de la Nueva Economía. Su receta, que incluso podría optimizarse cada día que pasa, es tan fácil que cualquier persona (Juan Ocasión) o usted mismo, podría llevarla a cabo.
La guerra bancaria permite a cualquier alertado usuario obtener un beneficio seguro, sin arriesgar ni un solo euro propio. Y esto lo afirma el consejero delegado del Banco Popular, Francisco Fernández Dopico, en su intervención en el "Encuentro 2006 del Sector Financiero", organizado por el Foro de la Nueva Economía. Su receta, que incluso podría optimizarse cada día que pasa, es tan fácil que cualquier persona (Juan Ocasión) o usted mismo, podría llevarla a cabo.
1º Domiciliando su nómina en el BBVA, solicite un crédito anual de 30.000 euros al 0%.
2º Con ese dinero contrate un depósito mensual de Bankinter para nuevos clientes al 7% TAE.
3º Traslade el total obtenido al depósito trimestral de ActivoBank al 4,5% TAE. Al concluir ese 4º mes, el beneficio neto ya sería de 412 €.
4º El fondo se invierte en un depósito mensual de Openbank con un rendimiento del 6%, y otros 125,6 € de ganancias al 5º mes.
5º Se lleva todo a ING para conseguiría otros 129 € de ganancias al sexto mes.
6º Se deja el total en la cuenta corriente del "banco naranja" durante los últimos seis meses siguientes para ganar otros 290 €.
7º Al concluir el año, devuelva el crédito incial al BBVA y cambie su nómina al Banesto para que le obsequien con 150 euros (beneficio de 1.106 euros). También se puede ir al Citibank para que le regalen una iPod Nano (y quedarse con un rendimiento monetario de sólo 956€).
Conclusión: Podemos aprender mucho de la crítica implícita del tercer banco al segundo banco por su promoción de créditos gratis durante un año a cambio de la simple domiciliación de nómina. Los consumidores deberíamos aprovecharnos de las imperfecciones de estas campañas cruzadas moviendo nuestros fondos y nóminas de entidad en entidad, a fin de que alguna de ellas aprenda que fidelizar a su clientela sería la opción definitiva de captación y permanencia.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/ocasión.htm
Un relato de Tagore
En un pueblo de la India, había un muchacho al que llamaban "el idiota". Un visitante extranjero oyó hablar del chico y quiso averiguar el porqué. Un día de mercado, lo vio, entre un grupito de gente, se acercó y observó. Alguno de los reunidos, le enseñaban una moneda de 100 dinars en una mano y una de 5 dinars en la otra, dejámdole elegir. El muchacho pensativo, acababa por elegir la moneda de 5 dinars y con ello causaba grandes risotadas a todos.
Muchos, en el afán de reírse del muchacho, le continuaban poniendo las monedas, acabando siempre en risas. El extranjero, indignado con la situación, llamó al muchacho aparte y le dijo:
- Pero chico, ¿cómo consientes tanta burla y que te llamen el idiota? Cuando te ofrezcan las monedas, no seas tonto y elige la de 100 dinares, que tiene 20 veces más valor y evitarás que se burlen de ti.
El muchacho le contestó:
- Señor, yo no soy idiota, si eligiera la moneda de 100 dinares ganaría una vez, pues sé que no provocaría risa ni afán de ofrecerme más monedas. Mientras que eligiendo la de 5 dinares cada vez, he reunido muchísimo más dinero de 100 dinares y ellos mantienen las ganas de ofrecérmelas una y otra vez para reírse.
Muchos, en el afán de reírse del muchacho, le continuaban poniendo las monedas, acabando siempre en risas. El extranjero, indignado con la situación, llamó al muchacho aparte y le dijo:
- Pero chico, ¿cómo consientes tanta burla y que te llamen el idiota? Cuando te ofrezcan las monedas, no seas tonto y elige la de 100 dinares, que tiene 20 veces más valor y evitarás que se burlen de ti.
El muchacho le contestó:
- Señor, yo no soy idiota, si eligiera la moneda de 100 dinares ganaría una vez, pues sé que no provocaría risa ni afán de ofrecerme más monedas. Mientras que eligiendo la de 5 dinares cada vez, he reunido muchísimo más dinero de 100 dinares y ellos mantienen las ganas de ofrecérmelas una y otra vez para reírse.
Cambio social, tecnológico y educativo
Reflexiones compartidas sobre el profundo desafío para el profesorado que representa el cambio de algunos paradigmas sociales, tecnológicos y educativos.
Todo comenzó con la compra de un portátil nuevo. Comprendí que algo había cambiado profundamente, pero de un modo tan paulatino y sigiloso que parecía una (r)evolución tan invisible como inevitable. Al llegar a casa, no hube de instalar ningún software. Sólo conectar mediante wifi, abrir el navegador (Firefox) y acceder a netvibes.com (una página de inicio personalizable). Allí me identifiqué con mi correo gmail e, inmediatamente, surgió mi interface con todo lo que necesito: mis correos electrónicos personales y laborales, mi agenda (my.yahoo), mi periódico compuesto con retazos elegidos (livejournal.com), mis links favoritos (del.icio.us), mis fotos familiares (flickr.com), mis aplicaciones web para leer, escribir, compartir, publicar (textos en Writely, presentaciones en thumbstacks.com,…). Adquirido el entorno operativo con el equipo, todo lo demás estaba en el ciberespacio, era legal y accesible desde cualquier punto.
Cambios sociales. Algo estaba pasando, ya no era tan posible imponer unos dirigidos y descendentes criterios desde unos pocos canales de prensa o televisión, porque en Internet se navega libremente. Tampoco una poderosa multinacional del software obligaba a adquirir sus productos, dado que existen suites informáticas de dominio público, con genuinos estándares y visibles desde cualquier tipo de ordenador con independencia del sistema operativo. Más aún, las fuentes de noticias, información y conocimiento se multiplican exponencialmente. Los weblogs individuales y colectivos crecen en todas las lenguas con información cercana o global, especializada o genérica. Las enciclopedias de alto coste con el saber establecido, como la Británica o la Encarta, quedan superadas y arrinconadas por obras colectivas, conjuntadas, multilingües y libres como Wikipedia. Parece que el poderoso imperio del mercado globalizado no ahoga las necesidades personales, reales y plurales que exige la ciudadanía del siglo XXI.
Cambios tecnológicos. Se populariza Internet, aunque todavía su acceso no es universal, ni gratuito (¡algún día lo será!). Por ello surgen fórmulas para compartir, como la malla de fon wifi, quizá no definitivas pero que apuntan tendencias. Y la explosión de Web 2.0 es imparable, representando el Renacimiento de la era Internet. La principal característica es la sustitución del concepto del Web de lectura, por el de lectura-escritura. Ya no sólo surfeamos por el océano de exponencial crecimiento de información, sino que aportamos nuestra voz. No somos meros lectores, sino protagonistas activos: "Información con participación". La Web 2.0 se acerca al usuario y no al revés, con publicación y acceso simplificados sin directorios para documentalistas, sino con palabras naturales (tags, etiquetas) de clasificación que usamos todos y eximen de conocimientos técnicos.
Cambios educativos. El impacto digital en su aplicación educativa es inconmensurable. Nuestro alumnado, especialmente el más pequeño, es “nativo digital”, mientras que los adultos somos simples “inmigrantes digitales”, más o menos adaptados en el nuevo territorio cognitivo. Los niños y jóvenes interactúan cotidiana y simultáneamente con la amplia variedad de nuevos medios, donde destacan los teléfonos celulares, los videojuegos y los ubicuos ordenadores, desarrollando nuevas y desconocidas habilidades que conforman especialmente su estructura de pensamiento y sus hábitos de estudio, relación y ocio. Se ha bautizado a esta juventud como la “generación M”, caracterizada como media multi-tasking por interactuar en multitarea con varios medios al mismo tiempo.
Nuestro reto como educadores es colosal: Hemos de cambiar radicalmente nuestra guía didáctica para que los jóvenes (nativos digitales) no deban retrotraer sus capacidades intelectuales a las que predominaba décadas atrás, para la generación de sus abuelos o padres. La tecnología responde a las necesidades sociales (y a veces las crea). Como advirtió Marshall McLuhan, la interacción humana con la tecnología no sólo condiciona su sensibilidad, sino sobre todo su estructura de aprender y pensar; es decir, altera especial y significativamente la moderna epistemología (ciencia del conocimiento).
El alumnado ya no es pasivo, por lo que no es efectiva la psicología conductista unidireccional propia de instructores que enseñaban contenidos (know-what, saber qué). Tampoco es suficiente el aprendizaje cognitivo guiado por tutores para un alumnado activo, pero todavía con una comunicación exclusivamente verbal y desequilibrada en la bidireccionalidad de la comunicación (know-how, saber cómo). Conductismo y cognitivismo son insuficientes: ahora el alumnado es creativo, y el profesorado debe actuar como entrenadores con una pedagogía constructivista, con una comunicación visual, equilibrada y orientada a “aprender haciendo” (knowing-in-action).
Todo comenzó con la compra de un portátil nuevo. Comprendí que algo había cambiado profundamente, pero de un modo tan paulatino y sigiloso que parecía una (r)evolución tan invisible como inevitable. Al llegar a casa, no hube de instalar ningún software. Sólo conectar mediante wifi, abrir el navegador (Firefox) y acceder a netvibes.com (una página de inicio personalizable). Allí me identifiqué con mi correo gmail e, inmediatamente, surgió mi interface con todo lo que necesito: mis correos electrónicos personales y laborales, mi agenda (my.yahoo), mi periódico compuesto con retazos elegidos (livejournal.com), mis links favoritos (del.icio.us), mis fotos familiares (flickr.com), mis aplicaciones web para leer, escribir, compartir, publicar (textos en Writely, presentaciones en thumbstacks.com,…). Adquirido el entorno operativo con el equipo, todo lo demás estaba en el ciberespacio, era legal y accesible desde cualquier punto.
Cambios sociales. Algo estaba pasando, ya no era tan posible imponer unos dirigidos y descendentes criterios desde unos pocos canales de prensa o televisión, porque en Internet se navega libremente. Tampoco una poderosa multinacional del software obligaba a adquirir sus productos, dado que existen suites informáticas de dominio público, con genuinos estándares y visibles desde cualquier tipo de ordenador con independencia del sistema operativo. Más aún, las fuentes de noticias, información y conocimiento se multiplican exponencialmente. Los weblogs individuales y colectivos crecen en todas las lenguas con información cercana o global, especializada o genérica. Las enciclopedias de alto coste con el saber establecido, como la Británica o la Encarta, quedan superadas y arrinconadas por obras colectivas, conjuntadas, multilingües y libres como Wikipedia. Parece que el poderoso imperio del mercado globalizado no ahoga las necesidades personales, reales y plurales que exige la ciudadanía del siglo XXI.
Cambios tecnológicos. Se populariza Internet, aunque todavía su acceso no es universal, ni gratuito (¡algún día lo será!). Por ello surgen fórmulas para compartir, como la malla de fon wifi, quizá no definitivas pero que apuntan tendencias. Y la explosión de Web 2.0 es imparable, representando el Renacimiento de la era Internet. La principal característica es la sustitución del concepto del Web de lectura, por el de lectura-escritura. Ya no sólo surfeamos por el océano de exponencial crecimiento de información, sino que aportamos nuestra voz. No somos meros lectores, sino protagonistas activos: "Información con participación". La Web 2.0 se acerca al usuario y no al revés, con publicación y acceso simplificados sin directorios para documentalistas, sino con palabras naturales (tags, etiquetas) de clasificación que usamos todos y eximen de conocimientos técnicos.
Cambios educativos. El impacto digital en su aplicación educativa es inconmensurable. Nuestro alumnado, especialmente el más pequeño, es “nativo digital”, mientras que los adultos somos simples “inmigrantes digitales”, más o menos adaptados en el nuevo territorio cognitivo. Los niños y jóvenes interactúan cotidiana y simultáneamente con la amplia variedad de nuevos medios, donde destacan los teléfonos celulares, los videojuegos y los ubicuos ordenadores, desarrollando nuevas y desconocidas habilidades que conforman especialmente su estructura de pensamiento y sus hábitos de estudio, relación y ocio. Se ha bautizado a esta juventud como la “generación M”, caracterizada como media multi-tasking por interactuar en multitarea con varios medios al mismo tiempo.
Nuestro reto como educadores es colosal: Hemos de cambiar radicalmente nuestra guía didáctica para que los jóvenes (nativos digitales) no deban retrotraer sus capacidades intelectuales a las que predominaba décadas atrás, para la generación de sus abuelos o padres. La tecnología responde a las necesidades sociales (y a veces las crea). Como advirtió Marshall McLuhan, la interacción humana con la tecnología no sólo condiciona su sensibilidad, sino sobre todo su estructura de aprender y pensar; es decir, altera especial y significativamente la moderna epistemología (ciencia del conocimiento).
El alumnado ya no es pasivo, por lo que no es efectiva la psicología conductista unidireccional propia de instructores que enseñaban contenidos (know-what, saber qué). Tampoco es suficiente el aprendizaje cognitivo guiado por tutores para un alumnado activo, pero todavía con una comunicación exclusivamente verbal y desequilibrada en la bidireccionalidad de la comunicación (know-how, saber cómo). Conductismo y cognitivismo son insuficientes: ahora el alumnado es creativo, y el profesorado debe actuar como entrenadores con una pedagogía constructivista, con una comunicación visual, equilibrada y orientada a “aprender haciendo” (knowing-in-action).
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