Confiemos y viviremos

Nos engañamos más por desconfiados que por confiados.

Dicen que la confianza da asco, pero la ciencia comprueba que la confianza da… vida. Un estudio entre personas de edad comprendida entre los 55 y los 80 años, demostró que las personas confiadas gozaban de mejor salud y se sentían más satisfechas. Un segundo análisis comprobó que los confiados eran más longevos. Un tercer trabajo de campo, con jóvenes universitarios, reveló que los confiados tienen mejor sentido del humor. La conclusión es que la confianza está correlacionada con la salud.

La sabiduría popular lo sospechaba desde hace siglos. Proverbios y sabios aconsejan confiar en uno mismo y en los demás; y solamente desconfiar de quien nos arrastra hacia la desconfianza. Quien desconfía, invita a la traición. Así como la confianza obliga, la sospecha es incitación para hacer el mal que se le atribuye. Aún en el peor de los casos, es más agradable ser engañado en alguna ocasión por algún falso amigo que mantener la amistad llena de sospecha y desconfianza.

La confianza es el primer secreto del éxito. La existencia, para los desconfiados y temerosos, no es vida, sino una agonía constante. La condición esencial para ser optimista es mantener una absoluta confianza en sí mismo y en los demás. La fuerza es confiada por naturaleza. Ningún signo más seguro de debilidad que el desconfiar instintivamente de todo y de todos. Generalmente ganamos la confianza de aquéllos en quienes ponemos la nuestra.

La confianza se encuentra cuando el espíritu se siente tranquilo. La serenidad da seguridad, y viceversa. Confianza y amor comen en el mismo plato. Incluso la humildad nace de la confianza en los demás. Cada cual debe fiarse de sí mismo y de los demás, confiando que todos cumplamos con nuestro deber. Confiemos en la bondad, en la humanidad, en la eternidad.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/confianza.htm

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Asi es.

Pero a ellos, les interesa la desconfianza y la sospecha,como forma de dominacion. Miedo, temor, desconfianza, desesperanza, entre hermanos y vecinos, y actuando como una o­nda expansiva.

Creo,que la mejor forma de acabar con el problema,seria aniquilar a los desconfiados y a los que provocan la desconfianza y la sospecha entre las personas.

Hay otras vias,pero son muy lentas, y aqui hay que mojarse.

Anónimo dijo...

Vaya lio.

¿Acaso no confiais en los desconfiados?

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