¿Euskadi gris o mundo ennegrecido?

Pueden parecer signos aislados, mera casualidad de la inconmensurable combinatoria cromática. Mas, quizá mantengan alguna oculta relación que sólo el futuro nos descubrirá. Por un lado, nuestro colega educador Erikenea, apuesta y pronostica una "Euskadi gris". De otro lado, el blog mejicano Olganza avanza su post "Negros", donde muestra la era Obama como un período donde el gris suaviza los vivos colores de la bandera norteamericana, o los del traje de Superman, hitos y mitos del siglo XX. Olganza apunta que, aunque todavía los seres humanos de tez oscura son quienes padecen más miseria, en el milenio que arranca por primera vez hay negros que presiden la Asamblea de Londres (la capital metropolitana de lo que fuera el mayor imperio ultramarino), y ya han llegado sucesivamente a liderar a las FF.AA., la diplomacia y hasta la Presidencia de EE.UU. (la mayor potencia de todos los tiempos). Lo increíble hace sólo una década ya acontece con normalidad en el mundo.
Y, volviendo a este rincón del planeta: ¿Nos conviene el gris del acuerdo, de la mezcla, de la difusión de colores en el crisol de la interculturalidad, o de la utópica polírica? Nosotros, en este blog, siempre hemos creído en los tonos grises de las bellas fotografías en blanco y negro, o en la materia gris del cerebro, o en uno de los colores de los zapatos para la acción (el gris de investigar) de nuestro admirado Edward de Bono (véase abajo una representación infantil, que utilizábamos en kIDEAk, y que es complementaria a los sombreros para pensar mejor).
Zapatos para la acción
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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Planteada así la pregunta, ese gris sí nos convendría, el gris del acuerdo, de la mezcla, de la difusión de colores en el crisol de la interculturalidad, o de la polírica. Pero mucho temo que el gris más probable es del reparto del poder, a cambio de la estabilidad política. El gris de la matemática electoral: sumamos mayoría y a vivir que son tres días.

Ya hemos tenido mucho gris en este País y poca polírica.

Si la política se hiciera en base a proyectos y en función del interés general, en lugar de apoyar o bloquear según quién proponga cada cosa, no serían tan importantes las mayorías absolutas. Pero como la política se hace a toque de silbato, conmigo o contra mi, los nuestros y los otros, si tu ganas yo pierdo (juego de suma cero) y, en fin, en plan todo muy épico, entonces es imposible gobernar en minoría, porque el objetivo vital del resto se reduce a tirar al Gobierno, para ver si en la próxima jugada tienen más suerte.

Pero me temo que no hablamos del gris del acuerdo, de la mezcla, de la difusión de colores en el crisol de la interculturalidad, o de la polírica, sino del gris del pacto de no agresión mutua. ¿Sabes el chiste del dentista? Ese que le coge el cliente por los huevos y le dice: no vamos a hacernos daño, ¿verdad?

Puede generar estabilidad, pero ilusión, ¿qué quieres que te diga?, poca.

Pero, bueno, la que genera esta política que tenemos.

Prefiero cambiar de política que de políticos ;-).

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