El pasado martes 10 de mayo de 2016 en una sesión de formación de Aurrerabide, con nuestra instructora Aurkene Redondo, en uno de los interesantes debates que se suscitan alguien de nuestros colegas citó una frase que inmediatamente reconocimos como del capitán Francisco de Aldana: "... ¡Oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo!,...".
La frase forma parte del soneto titulado "La vanidad del mundo". Así dice:
En fin, en fin, tras tanto andar muriendo,
tras tanto variar vida y destino,
tras tanto de uno en otro desatino
pensar todo apretar, nada cogiendo,
tras tanto acá y allá yendo y viniendo
cual sin aliento inútil peregrino,
¡oh Dios!, tras tanto error del buen camino,
yo mismo de mi mal ministro siendo,
hallo, en fin, que ser muerto en la memoria
del mundo es lo mejor que en él se asconde,
pues es la paga de él muerte y olvido,
y en un rincón vivir con la victoria
de sí, puesto el querer tan sólo adonde
es premio el mismo Dios de lo servido.
Francisco de Aldana, nacido en Nápoles en 1537, luchó en Italia y Flandes, espió en Marruecos y tuvo una muerte acorde con su vida en la derrota de Alcazarquivir el 4 de agosto de 1578, en la batalla de los Tres Reyes porque los tres monarcas combatientes murieron. Habiendo llegado Aldana a ser consejero y amigo del rey Felipe II, fue puesto por el monarca español al servicio del joven rey de Portugal Don Sebastián I, sobrino de Felipe II, aun cuando Aldana hubiese querido retirarse en el Monte Urgull de Donostia-San Sebastián.
En pleno fragor de la batalla de Alcazarquivir, andando Aldana a pie por haberle muerto el caballo, le encontró el rey Sebastián I y le dijo:
- "Capitán, ¿por qué no tomáis caballo?"
- Dicen que Aldana le respondió: "Señor, ya no es tiempo sino de morir, aunque sea a pie". Y con la espada en la mano teñida en sangre se metió entre los enemigos,...
Curiosamente, en la noche de ese mismo día 10, por hacerse un selfie en la Estación de Rossio de Lisboa han destrozado una estatua de Sebastián I.
La imagen inicial procede de una presentación de la profesora Gabriela Zayas De Lille.
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