Venía de trabajar una larga jornada y casi llegando a casa en la calle Gobela de Getxo desde el Metro Las Arenas, cansado pero feliz de llegar a casa. Una vez más me alegra ver los maceteros de hortensias, y son varios, que un hogar a pie de calle nos ofrece a los viandantes.
Brotan algunas ideas fruto de mi limitadísimo conocimiento y experiencia "agrícola", apenas unos arbustos de seto y algunos tiestos, que -eso sí- me han llevado a apreciar las "malas hierbas" por su vitalidad e insistencia en sobrevivir. Así que quiero brindarles un poema en prosa (sin el mínimo valor científico, y me temo que tampoco lírico), a esta especie que tanto abunda y que casi pasa desapercibida.
Estimadas hortensias:
- Os admiro por vuestra fortaleza (aunque las de acero sean las magnolias), por vuestra lealtad, por vuestra fidelidad, por vuestra serena, comedida y perpetua belleza.
- Os prefiero a las delicadas orquídeas, a los elegantes lirios o a las olorosas gardenias.
- Rechazo las supersticiones del Feng Shui que os atribuye soledad,...
- Adoro que, como un calendario, marquéis las estaciones desde la primavera hasta el otoño.
- No me importa que seáis rosas, blancas o azules,... pero sin forzar vuestra coloración con abonos extraños. Cada hortensia es singular,... Vive y elige su peculiar color.
Post de invierno reservado para el verano.
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