Trucos de ventas: Caso de los pingüinos en la playa


He trabajado, a lo largo de 43 años cotizados, y mucho antes como estudiante (desde los 14 años como profesor de clases particulares) en las funciones más variadas. Hay una profesión que admiro y respeto, pero que únicamente me atreví a practicar durante... tres días: Vendedor hace 33 años, en 1988

Para alguien que ha sido funcionario en tres administraciones y que, casi siempre, ha estado en instituciones (como la docente en la universidad, administrador educativo o responsable público) o en empresas públicas (como EITB), fue un reto que Futitsu (antes me lo ofreció NCR, con una visita inolvidable a su sede en Madrid con un directivo que había sido piloto en Torrejón de Ardoz) me tentase a ser un comercial de sus grandes ordenadores o mainframes en ¿octubre? de 1988. Fujitsu Spain era la única empresa, los únicos que por entonces competían con los todopoderosos y omnipresentes equipos de IBM

Eran años de expansión, cuando en 1986 Fujitsu había pasado a ser el socio mayoritario de SECOINSA, que nos había ofrecido el SECOINSA FM-7 como microordenador educativo de 8 bits. Algo que rechazamos para ser el primer sistema educativo del mundo en optar por el PC como ordenador para Primaria y Secundaria. 

Fueron tres días de vértigo en Fujitsu: Mi objetivo de ventas era vender cada día laboral un promedio de un millón de pesetas de 1988, para ganar el triple de lo que recibía el Lehendakari en aquella época. Lo logré, en aquellos primeros días que me programaron como primer contacto y para vender periféricos, viajando al Ayuntamiento de Torrelavega y al Parlamento Vasco en Vitoria-Gasteiz.

Se ganaron mi respeto aquellos curtidos comerciales de Fujitsu Spain en el País Vasco, en aquella oficina central en la Plaza Circular de Bilbao. Vivían en medio de una montaña rusa de emociones, de grandes alegrías cuando lograban un super-contrato y grandes lagunas de desesperación cuando no se concretaban las ventas. Pero había bastante camaradería y el ambiente era de incertidumbre o sufrimiento compartidos, según me pareció en aquella breve experiencia. Poco despacho en la oficina y mucha carretera. 

Mucho riesgo para alguien que buscaba estabilidad con los hijos muy pequeños aún,... Preferí la seguridad de un puesto de asesor de Ciencia, Tecnología e Informática en el Departamento de Cultura y Turismo. Fue una decisión seguramente correcta, pero mi aprecio por la labor comercial siempre quedó.

Por ello, ver cómo se pueden vender muñecos - pingüinos en la playa, como hace muchos años lo hacen, me recuerdan que hay muchas recetas para vender, como este artículo que relaciona de 23 trucos
Venta de pingüinos
El vendedor ambulante expone inmejorablemente su producto, en el momento en el que los prescriptores de compra (los niños y niñas) los ven y los "necesitan". Además demuestra cómo se puede jugar con las olas y la brisa para llevar de vuelta los simpáticos muñecos hacia la orilla.

Usa la curiosidad para generar atención. Usa la urgencia y la escasez para motivar la compra. Usa la sorpresa para deleitar. Involucra a los "clientes" en las siguientes compras, e incluso regala algún muñeco al inicio. Usa la novedad como reclamo. En definitiva, es un maestro de la venta y hay que admirar su trabajo de comercial de un producto simple, pero ofrecido en el momento y lugar oportunos.

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