Celeste Caeiro, protagonista de la Revolución de los Claveles

Celeste Caeiro, protagonista de la Revolución de los Claveles
Han pasado 48 años. Privilegio de ser mayor es recordar aquellos días con nitidez, con envidia, mientras nosotros vivíamos en una dictadura que se prolongaría dos años y medio más. Portugal era nuestra esperanza de cómo, casi de golpe, la democracia podría llegar. Pero no todo fue tan limpio, silencioso y efectivo. Y entre aquellos vecinos de península, una protagonista modesta, pero inspiradora.

La mañana del 25 de abril de 1974, cuando Celeste Caeiro despertó, nada le hacía presagiar que Portugal, su país, no solo estaba a punto de cerrar un capítulo de su historia, sino que, sin querer, acabaría formando parte de ella. Fruto de la casualidad tuvo un gesto, el de ofrecer una flor, que sin pretenderlo dio nombre al levantamiento militar que puso fin al régimen dictatorial en Portugal: la Revolución de los Claveles.

La revolución comenzó a las 22:55 horas del 24 de abril, con la conocida canción E depois do Adeus de Paulo de Carvalho, que había representado a Portugal en el Festival de Eurovisión unos días atrás, transmitida por el periodista João Paulo Diniz de la Rádio Emissores Associados de Lisboa, que era el primer aviso para que las tropas se prepararan en sus puestos y sincronizaran relojes. 


A las 00:25 horas del 25 de abril de 1974 la canción «Grândola, Vila Morena», fue retransmitida en la Rádio Renascença, la emisora católica portuguesa, como señal para la confirmación del inicio de la revolución. Era una canción revolucionaria de José Afonso, prohibida por el régimen. Era la segunda señal pactada por el Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA) para ocupar los puntos estratégicos del país, mediante una serie de coordinaciones fijadas por un puesto de mando establecido por el mayor Otelo Saraiva de Carvalho en el cuartel de la Pontinha en Lisboa. En las horas siguientes, el régimen dictatorial de António de Oliveira Salazar se derrumbó.


Años más tarde, Celeste Caeiro, hoy una anciana de aspecto frágil y humilde, no consigue contener las lágrimas cuando recuerda el momento: “El soldado me pidió un cigarro y no tenía. Me dio pena y le di un clavel pensando que no iba a aceptarlo, y lo puso en el cañón de la escopeta”.
Grândola, Vila Morena  hace referencia a la fraternidad entre las personas de Grândola, en el Alentejo, y había sido prohibida por el régimen salazarista como una música del partido comunista de Moscú. Esta canción se convirtió en un símbolo de la revolución y de la democracia en Portugal.

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