Homenaje a Cormac McCarthy

Cormac McCarthy nació en 1933 en Rhode Island, aunque pasó la mayor parte de su niñez cerca de Knoxville, Tennessee, donde se desarrollan sus primeras cuatro novelas. En 1965 llamó la atención de la crítica internacional con su trabajo El guardián del vergel, que ganó el premio Faulkner a la primera novela. Más tarde aparecerían La oscuridad exterior, Hijo de Dios y Suttree, ambientadas en un Sur gótico y violento, y que han sido comparadas con la obra de William Faulkner y Flannery O'Connor. En 1981, Cormac McCarthy recibió el premio MacArthur Fellowship, el reputado Genius Grant, y escribió Meridiano de sangre

En 1992 publicó Todos los hermosos caballos, el primer volumen de su trilogía, que cosechó el aplauso de la crítica y un gran número de lectores. Finalmente, el libro fue galardonado con el premio literario más importante de Estados Unidos, el National Book Award. Completan la trilogía En la frontera y Ciudades de la llanura. En 2006 apareció No es país para viejos

Con La carretera ganó el premio Pulitzer en 2007. Cormac McCarthy es también autor de la obra de teatro El Sunset Limited y del guión El consejero. El pasajero / Stella Maris (2022) es su última novela. Falleció en su casa de Santa Fe, Nuevo México, el 13 de junio de 2023.

Se le compara frecuentemente a Cormac McCarthy con William Faulkner y ocasionalmente con Herman Melville, aunque por la importancia del viaje y del río en su obra también se le podría emparentar con Mark Twain, y por la causticidad y precisión de su prosa con Jim Thompson

Algunas citas de Cormac McCarthy:
  • Nunca sabes de qué suerte peor te ha salvado tu mala suerte
  • Si no cumples una promesa pequeña tampoco cumplirás una grande. 
  • Olvidas lo que quieres recordar y recuerdas lo que quieres olvidar
  • El dinero temeroso no puede ganar y un hombre preocupado no puede amar
  • En mi experiencia, las dificultades de la vida no hacen más caritativas a las personas.
  • Siempre se paga demasiado. Sobre todo por las promesas. No existe promesa que sea una ganga
  • Gobernar a los buenos cuesta muy poco. Poquísimo. Y a los malos no hay modo de gobernarlos. Al menos que yo sepa.
  • Él le cogió la mano y cruzaron la calle hasta el hotel. Intentó leerle el corazón en el apretón de su mano, pero no adivinó nada.
  • Me preguntaba de qué soy profesor. Bien, yo profeso la oscuridad. Esa noche disfrazada de día. Y ahora, le deseo lo mejor pero debo irme.
  • No estoy interesado en escribir historias cortas. Cualquier cosa que no gaste años de tu vida y te conduzca hacia el suicidio, difícilmente merecerá ser hecha.
  • Todo va a ir bien, ¿verdad, papá? Sí. Todo irá bien. Y no nos va a pasar nada malo. Desde luego que no. Porque nosotros llevamos el fuego. Así es. Porque llevamos el fuego.
  • Cuando sueñes con un mundo que nunca existió o con un mundo que no existirá y estés contento otra vez, entonces te habrás rendido. ¿Lo entiendes? Y no puedes rendirte. Yo no lo permitiré.
  • ¿Has pensado alguna vez en la muerte? Sí. A veces. ¿Y tú? Sí. A veces. ¿Crees que existe un cielo? Sí. ¿Tú no? No lo sé. Quizá sí. ¿Crees que puedes creer en el cielo si no crees en el infierno? Creo que puedes creer lo que quieras.
  • Cuando ella se volvió y le miró, él comprendió que le había visto desde la ventanilla del vagón. Mientras caminaba hacia él, su belleza se le antojó algo totalmente improbable. Una presencia inimaginable en este lugar o en cualquier otro. Se le acercó sonriendo tristemente, le rozó con los dedos la cicatriz de la mejilla, se estiró y la besó y él le dio un beso y le cogió la maleta. Estás tan delgado, dijo ella. Él miró aquellos ojos azules como un hombre que busca la visión del futuro aún no creado del universo. Apenas tenía aliento para hablar y le dijo que era muy hermosa y ella sonrió y en sus ojos había la tristeza que él vio por primera vez la noche que fue a su habitación y supo que, aunque estaba contenido en aquella tristeza, no constituía su totalidad.
No es la primera vez que citamos a Cormac MacCarthy.

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