El imperio insensato: ¿EE.UU. destruye su liderazgo global?

En su artículo "El imperio insensato", Roger Senserrich analiza la evolución del papel de Estados Unidos en el orden mundial desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad, destacando un cambio significativo en su enfoque de liderazgo global.

El nacimiento de un nuevo orden mundial

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos emergió como la potencia dominante, con una economía intacta y una capacidad industrial que representaba más de la mitad de la producción mundial. Las élites políticas estadounidenses, bajo el liderazgo de Franklin D. Roosevelt y posteriormente Harry Truman, se propusieron diseñar un nuevo orden mundial que evitara los errores del pasado y promoviera la paz y la prosperidad. Este nuevo sistema incluyó la creación de instituciones como las Naciones Unidas, los acuerdos de Bretton Woods y la OTAN, estableciendo a Estados Unidos en un papel central para gestionar y regular aspectos clave del sistema financiero, monetario y comercial internacional.

Un liderazgo hegemónico responsable

Durante décadas, Estados Unidos asumió este papel hegemónico con responsabilidad, optando por administrar el sistema internacional de manera benevolente. A pesar de su poder, evitó explotar su posición dominante y aceptó cargar con costos desproporcionados, como gastar más en defensa que sus aliados y liderar la estabilización de crisis financieras. Este enfoque fomentó un sistema de alianzas basado en el consentimiento y la confianza, donde Estados Unidos era visto como un líder en el que se podía confiar.

Un cambio en la política exterior

Sin embargo, Senserrich señala un cambio notable en la política exterior estadounidense con la reelección del presidente Donald Trump. Un ejemplo de este cambio es el incidente con Colombia, donde Estados Unidos intentó deportar inmigrantes utilizando un avión militar. El gobierno colombiano rechazó la entrada del avión, ejerciendo su soberanía al no permitir operaciones militares extranjeras en su territorio. La respuesta de Trump fue imponer aranceles del 25% a todas las importaciones colombianas y sanciones comerciales, medidas que normalmente se reservan para situaciones de extrema gravedad. Este tipo de acciones refleja una actitud de explotación de la posición dominante de Estados Unidos, incluso contra aliados, lo que contrasta con el liderazgo responsable del pasado.

Consecuencias de una hegemonía insensata

Este cambio de actitud tiene implicaciones significativas. Al explotar su posición dominante de manera agresiva, Estados Unidos corre el riesgo de destruir la credibilidad y confianza que ha construido durante décadas. Para los aliados, especialmente en Europa, esto es una señal de que la era de un socio dominante pero benévolo ha terminado. Senserrich sugiere que Europa debe actuar en consecuencia, reconociendo que las acciones y acuerdos con Estados Unidos pueden carecer de la solidez que antes se daba por sentada.

Reflexiones finales

El artículo concluye enfatizando que, aunque la actual administración estadounidense puede estar limitada por la inexperiencia o incompetencia de algunos de sus miembros, el daño a largo plazo de este enfoque insensato puede ser profundo. La destrucción de la credibilidad y la confianza en el liderazgo estadounidense podría tener costos atroces, y Europa debe prepararse para un futuro en el que Estados Unidos ya no actúe como el líder responsable que una vez fue.

En resumen, Senserrich advierte sobre los peligros de una hegemonía que abandona la responsabilidad y la benevolencia, y llama a los aliados de Estados Unidos a reevaluar sus relaciones y estrategias en un mundo donde el liderazgo estadounidense ya no es el que solía ser.

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