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Abuelas y abuelos para grandes literatos

Para celebrar el 26 de julio, Día de los Abuelos y Abuelas
La nieta del Señor Linh
Si hay un tipo de literatura que dedique especial cariño a la figura de los abuelos
 (necesitamos el concepto de abuelidad) y que mantenga un vínculo profundo y poético con ellos, esa es la Literatura Infantil y Juvenil. Y, si hay un abuelo conocido y reconocido dentro de ésta, ese es Don Nicolás, el abuelo de Manolito Gafotas. Y no es de extrañar tal reconocimiento porque, como diría el propio Manolito, el abuelo Nicolás “mola, mola mucho, mola un pegote”.

Elvira Lindo construye una relación marcada por el afecto y el cariño entre ambos personajes. Sentimientos que se van afianzando conforme los títulos sobre la vida de Manolito proliferan. El abuelo dejó el pueblo para mudarse a Carabanchel Alto con el resto de la familia y, desde entonces, él y Manolito— y cuando se le permite también El Imbécil—, son inseparables. Manolito admira a su abuelo porque es un hombre que sabe mucho. A veces Don Nicolás se encarga de recoger las notas de su nieto en el colegio, y sabemos que las notas pueden ser un conflicto para Manolito, pero no pasa nada, lo importante es que siempre tiene la confianza de contarle los problemas a su abuelo, a su “súperabuelo”. 

El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía ni leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo”. Con estas palabras comenzaba José Saramago su discurso por el Premio Nobel de Literatura en 1998. El hombre más sabio a quien había conocido el escritor no fue otro que su abuelo Jerónimo. Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha, abuelos maternos del autor portugués, se convirtieron en dos figuras fundamentales en su vida y en su obra. Las palabras del nobel son un homenaje a sus abuelos y a su infancia junto a ellos en Azinhaga. En su discurso recuerda las historias que su abuelo Jerónimo le contaba en las noches de verano: “Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba”. El tiempo que el escritor pasó en Azinhaga afloró en su escritura años más tarde, cuando materializó los recuerdos que guardaba de sus abuelos: la consciencia de Jerónimo y Josefa, su cotidianidad y las costumbres de su hogar, en las historias de sus novelas. Al escribir sobre ellos, de alguna forma, logró inmortalizar parte de su vida. Logró transformar a “personas comunes en personajes literarios” y esa fue la manera que tuvo “de no olvidarlos, dibujando y volviendo a dibujar sus rostros con el lápiz siempre cambiante del recuerdo”. 

No fue el único premio nobel influenciado por sus abuelos maternos. Para Gabriel García Márquez la presencia de Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán, abuelos con quienes vivió durante su infancia, fue la base que años más tarde sostendría parte de su escritura y, más aún, de su forma de entender el oficio. En Vivir para contarla explica su relación con Tranquilina y lo influyente que fue para él: “Me contaba las cosas más atroces sin conmoverse, como si fuera una cosa que acababa de ver. Descubrí que esa manera imperturbable y esa riqueza de imágenes era lo que más contribuía a la verisimilitud de sus historias. Usando el mismo método de mi abuela, escribí Cien años de soledad”. 

Esas “cosas atroces” tenían que ver con el hecho de que para Tranquilina Iguarán la frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos se representaba ambigua, confusa. María Mercedes Montoya señala en su estudio sobre la infancia del escritor que, durante el día, para Gabo “el mundo mágico de la abuela Tranquilina era fascinante, vivía dentro de él, era su mundo propio. Pero en la noche le causaba terror, sobre todo cuando la abuela lo inmovilizaba en una silla —a los cinco años de edad—y lo asustaba con los muertos que andaban por allí”, por su casa. Los muertos eran sus familiares, antecesores como su tía Petra o su tía Margarita Márquez, a quien tomaría como “base real de Remedios Moscote en Cien años de soledad”. Su abuelo Nicolás Márquez también fue muy influyente en su obra: las historias sobre su participación en una de las guerras civiles del Caribe sirvieron de inspiración para la obra magna del escritor colombiano y para construir el personaje del coronel Aureliano Buendía.
Para concluir, entre otras una recomendación de lectura con cuya representación iniciamos este post: La nieta del Señor Linh, de Philippe Claudel. Se lee muy rápidamente en este PDF, por ejemplo. Todo un relato sobre el poder de la familia, el valor vital de una nieta para su abuelo (cinco años extra de vida cuidar de nietos), la fortaleza familiar y de amistad (esa familia extendida que necesitan nuestras sociedades) que se puede tejer incluso en las situaciones más dramáticas.

Un breve resumen sería: Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra (Vietnam, parece) que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce» una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el Señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al Señor Bark (necesitamos muchos como este personaje), un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. 

Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Ambos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que, una mañana, los servicios sociales conducen al señor Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo. Su coraje y determinación lo conducirán a un inesperado desenlace, profundamente conmovedor. Tras el enorme éxito de Almas grisesPhilippe Claudel ha vuelto a causar un gran impacto con esta exquisita fábula sobre el exilio y la soledad, o lo que es lo mismo, la lucha por preservar la identidad.

El pueblo vasco no será ágrafo, porque animaremos a contar su historia

Plaza del Ajedrez de Las Arenas (Getxo)
Otras expresiones artísticas, la escultura, la música, la fotografía, la arquitectura,... quizá han estado más presentes que la literatura en el relato de nuestra comunidad. 

Hace casi veinte años, en este mismo blog escribíamos: "Se ha dicho que el pueblo vasco ha sido ágrafo, que su historia la escribieron otros". Quizá fue así a lo largo de la historia, pero el futuro lo construimos día a día y han surgido infinidad de propuestas para interpretar el pasado, analizar el presente e imaginar el porvenir.

Desde BBK Sasoiko proyectamos un Taller de Escritura Creativa (véase posts anteriores) para animar a las personas mayores de toda Bizkaia a animarse a escribir sobre su percepción del devenir que han vivido y que esperan seguir creando con su esfuerzo y creatividad. Dentro de los proyectos intergeneracionales y de envejecimiento activo es una propuesta que prendió tras un primer Taller de formación.

Se busca calidad literaria en la medida de lo posible, en euskera y castellano, pero ante todo recuperar ese inmenso patrimonio de la memoria colectiva para idear el mañana habiendo sobrevivido al ayer. En una realidad poliédrica, cada perspectiva personal, grupal, generacional, de género,... es un tesoro que no podemos desaprovechar.

No se trata de un concurso literario más, sino que aspira a conformar grupos o personas que se animen a escribir de lo vivido en su familia o entorno, del paso de tiempo, de la propuesta de conformación de cómo mejorar el mundo desde cada barrio,...  

Ahora está abierto el plazo del I Certamen Literario "Despertar a la Escritura" - Idazten Hasi I Literatura Lehiaketa entre el 15 de mayo y el 15 de julio de 2021- Se ha establecido un premio en metálico de 600 euros para cada una de ambas modalidades lingüísticas.

Bases legales del I Certamen Literario "Despertar a la Escritura" - Lege-Oinarriak.

Lecturas Dramatizadas de BBKSasoiko

Lecturas Dramatizadas de BBKSasoiko
Lecturas Dramatizadas de BBKSasoiko  

El taller de lecturas dramatizadas del curso 2019-20 de BBK Sasoiko llega a su fin. La pandemia paró el curso, pero lo retomaron online y como no han podido hacer una puesta en común presencial, nos han traído este vídeo en el que explican su experiencia.

Son caras amigas muy reconocibles, voces amables de gratos recuerdos, relatos y perspectivas de nuestra ciudad de nacimiento, infancia y adolescencia, Bilbao. Gracias a Itziar Lazkano, Carmen Pardo, Purificación Mínguez, Irene González Mendizabal,...  con un poético texto (léase en este enlace) de Mikel Orrantia Díez.

La metamorfosis de tu ser en el Canal YouTube de BBK
Muy pronto, este mismo mes de abril 2021, se anunciará el
I CERTAMEN LITERARIO BBKSASOIKO
DESPERTAR A LA ESCRITURA

"El balcón en invierno" de Luis Landero


Un doble descubrimiento, de dos realidades que conocíamos parcialmente: La obra "El balcón en invierno" de Luis Landero, a través de una locución de Carmen Pardo y su proyecto de "Lectura expresiva". Os comparto un par de vídeos para que disfrutéis como ha sido nuestro caso. Un canal YouTube de Carmen Pardo para deleitarse con estas narraciones y su web con locuciones antológicas.

Esta revelación proviene del grupo de WhatsApp del blog colectivo "Despertar a la escritura", fruto de un taller organizado por BBK Sasoiko en la primavera del 2020. Purificación Mínguez, una de las componentes del dicho blog, ya nos había comentado la labor de Carmen Pardo y su proyecto de "Lectura expresiva", al ser una discípula suya.

Cuando la prosa fluye, con una selección de "El balcón en invierno" la impaciencia nos conduce irremisiblemente a leer la novela, en el caso de no haberlo hecho ya,... "El balcón en invierno" es la narración emocionante y autobiográfico de una infancia en una familia de labradores en Alburquerque (Extremadura), y una adolescencia en el madrileño barrio de la Prosperidad. 

Es también el relato de por qué oscuros designios del azar un chico de una familia donde apenas había un libro logra encontrarse con la literatura y ser escritor. Y de sus vicisitudes laborales en comercios, talleres y oficinas, mientras estudia en academias nocturnas, empeñado en ser un hombre de provecho. Pero dispuesto a tirarlo todo por la borda para ser guitarrista, y vivir como artista. Y en ese universo familiar de los descendientes de hojalateros, surge un divertidísimo e inagotable caudal de historias y anécdotas en el que se reconoce la historia reciente. 

El texto de Luis Landero comienza así: Apoyado en el balcón de su casa, vacilando entre la vida agitada del exterior y la novela que ha comenzado a redactar pero que no acaba de gustarle, el autor se ve sorprendido por la memoria de una charla que ocurrió hace más de cinco décadas, en un balcón distinto a éste, con su madre. «Yo tenía dieciséis años, y mi madre cuarenta y siete. Mi padre, con cincuenta, había fallecido en mayo, y ahora se venía un porvenir dudoso pero al mismo tiempo halagüeño».
Entrevista en un garaje, parecido al que fue uno de los trabajos de Luis Landero.
Recomendamos la compra de la obra y no el truco "Filetype PDF".

Naturaleza y humanidad en una fotografía de Aitor Agirregabiria

Contrastes en Dubai. Foto de Aitor Agirregabiria
Imagen de Dubái (Emiratos Árabes Unidos) por Aitor Agirregabiria.

La imagen inicial de nuestro hijo Aitor contiene esa belleza de claroscuro entre naturaleza y humanidad. Gigantesca obra humana difuminada al fondo, entre nubes de arena y polvo. Cuidado camello de carreras de la tradición beduina al frente, observando impávido el horizonte que se supone a su frente.
Aitor en Dubái

Contraste de vida natural, simplificada en un entorno desértico, y de vida futurística en el skyline diurno de rascacielos en la ciudad con mayor crecimiento del mundo. Todo un exponente compendiado del alcance de la vida en sus formas naturales y en sus modos de arquitectura desarrollista.  
Aitor en Dubái
Transmite una inquietante paz de aparente sosiego, al tiempo que una velada sospecha de que algo no resistirá el paso del tiempo, implacable con todo aquello que no sea intrínsecamente sostenible.

Imágenes de Aitor Agirregabiria de la Sen

Post también aparecido en el blog colectivo "Despertar a la escritura", donde podéis conectaros a través de un simple comentario y comenzar a publicar.