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Cada mañana nacemos de nuevo
El mejor árbol de navidad
Ríe
Perdona
Perdona
Relájate
Pide ayuda
Haz un favor
Delega tareas
Expresa lo tuyo
Rompe un hábito
Haz una caminata
Sal a correr
Pinta un cuadro. Sonríe a tu hijo
Permítete brillar. Mira fotos viejas
Lee un buen libro. Canta en la ducha
Escucha a un amigo. Acepta un cumplido
Ayuda a un anciano. Cumple con tus promesas
Termina un proyecto deseado
Sé niño otra vez. Escucha la naturaleza
Muestra tu felicidad. Escribe en tu diario
Trátate como un amigo. Ama a los animales
Haz un álbum familiar. Date un baño prolongado
Por hoy no te preocupes. Deja que alguien te ayude
Mira una flor con atención. Pierde un poco de tiempo
Apaga el televisor y habla. Escucha tu música preferida
Aprende algo que siempre deseaste
Llama a tus amigos por teléfono. Haz un pequeño cambio en tu vida
Haz lista de las cosas que haces bien. Ve a la biblioteca y escucha el silencio
Cierra los ojos e imagina las olas de la playa. Haz sentir bienvenido a alguien
Dile a las personas amadas cuánto las quieres
Dale un nombre a una estrella
Sabes que no estás solo
Piensa en lo que tienes
Hazte un regalo
Planifica un viaje
Respira profundo
Siembra y cultiva el amor
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Por hoy no te preocupes. Deja que alguien te ayude
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Planifica un viaje
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Podríamos vivir más de 120 años. - Premio Nobel Ramakrishnan
Traducción de un gran artículo en el Sunday Times, del 24-3-24 (véase aquí).
"Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos
Pocas personas saben más sobre el funcionamiento de la vida humana que Venki Ramakrishnan, biólogo molecular de Cambridge galardonado con el Premio Nobel de Química en 2009. Ahora se plantea la cuestión más profunda de la vida.
La clave de una larga vida no es ningún secreto: comer y dormir bien, hacer algo de ejercicio, evitar que te atropelle un autobús y esperar que cualquier enfermedad hereditaria se salte tus genes. Venki Ramakrishnan, vegetariano que va en bicicleta todos los días a su laboratorio de Cambridge, hace todo esto y, a sus 71 años, se declara "filosófico" sobre su propia muerte. Pero también toma pastillas para la tensión arterial, el colesterol alto y los coágulos sanguíneos (blood clots): medicamentos mágicos que alargan nuestra vida y que toman millones de personas cada día.
La clave de una larga vida no es ningún secreto: comer y dormir bien, hacer algo de ejercicio, evitar que te atropelle un autobús y esperar que cualquier enfermedad hereditaria se salte tus genes. Venki Ramakrishnan, vegetariano que va en bicicleta todos los días a su laboratorio de Cambridge, hace todo esto y, a sus 71 años, se declara "filosófico" sobre su propia muerte. Pero también toma pastillas para la tensión arterial, el colesterol alto y los coágulos sanguíneos (blood clots): medicamentos mágicos que alargan nuestra vida y que toman millones de personas cada día.
Si al final de sus días le ofrecieran una píldora que, en lugar de prevenir la enfermedad, evitara el proceso de envejecimiento y le concediera diez años más de vida, ¿la tomaría? "Todos estaríamos tentados", afirma Ramakrishnan. "La voluntad de vivir más está profundamente arraigada en cada uno de nosotros". ¿Podría llegar a existir un fármaco así? "Tengo la sensación de que estamos en la cúspide de algo", afirma. ¿Cuánto tiempo podría vivir el ser humano? "No creo que haya ninguna ley científica que impida romper nuestra barrera natural de 120 años más o menos. Pero lo pondría en la misma categoría que ser capaces de colonizar Marte. No hay ninguna ley física que diga que no podemos hacerlo. Pero es muy difícil".
Pocas personas saben más de la vida -y del funcionamiento celular que la impulsa- que Ramakrishnan. Este biólogo molecular ganó el Premio Nobel de Química en 2009 por su trabajo para resolver la estructura del ribosoma, la parte de la célula que lee las instrucciones genéticas y utiliza esa información para fabricar proteínas. El ribosoma es crucial para el funcionamiento de nuestro cuerpo: determina el color de nuestros ojos, hace latir nuestros corazones y hace girar nuestras mentes. Fue un avance asombroso.
Ramakrishnan fue nombrado caballero en 2012, elegido presidente de la Royal Society en 2015 y en la última lista de honores de la Reina Isabel II fue nombrado miembro de la Orden del Mérito, de la que solo hay 24 miembros, entre ellos David Attenborough, el artista David Hockney y el arquitecto Lord Foster of Thames Bank. Tras el éxito que ha supuesto desenterrar los secretos de la vida, Ramakrishnan centra su mirada microscópica en las causas del fin de la vida. Ha escrito un libro titulado Por qué morimos.
Los egipcios construyeron las pirámides para preparar a sus faraones para la otra vida; los emperadores chinos fueron enterrados con ejércitos de terracota para defender sus cuerpos hasta el renacimiento. La reencarnación y el karma hindúes, el cielo y el infierno cristianos, el jardín de la paz eterna del Islam: estas doctrinas surgieron porque, como dice Ramakrishnan, "el conocimiento de la muerte es tan aterrador que vivimos la mayor parte de nuestras vidas negándola". Sólo el título de su libro basta para que muchos de nosotros entremos en pánico.
Sin embargo, al debilitarse el control de la religión, ha quedado un vacío en nuestra relación con la muerte. En lugar de sacerdotes y profetas, nos dirigimos cada vez más a un grupo de personas -muchos de ellos hombres ultra ricos- a los que Ramakrishnan llama "mercaderes de la inmortalidad".
Ramakrishnan creció en Vadodara (Gujarat) en el seno de una familia hindú, aunque con dos padres científicos -su padre era bioquímico y su madre psicóloga experimental- tuvo una educación relativamente laica. "Pero como dice el chiste, en las trincheras y en las salas de examen nadie es ateo".
Me reúno con él en el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge, donde trabaja desde hace 25 años. Esta altísima institución, situada en el campus del Hospital Addenbrooke, es la cuna de 12 premios Nobel, entre ellos el de Francis Crick y Jim Watson en 1962 por descubrir la estructura del ADN. El laboratorio y sus 440 científicos pretenden "abordar los principales problemas de la salud y la enfermedad humanas". Pero fuera del mundo de la ciencia académica, los investigadores ya no se conforman con luchar contra las enfermedades, sino que quieren engañar a la propia muerte.
A tan solo 10 kilómetros de donde estamos sentados se encuentra Altos Labs, la empresa biotecnológica de nueva creación más financiada de la historia, con 2.400 millones de libras de inversores como Jeff Bezos, de Amazon, y el multimillonario ruso-israelí Yuri Milner. Las instalaciones, que abrirán sus puertas en Cambridgeshire en 2022, tienen como objetivo detener por completo el proceso de envejecimiento. En la última década se han fundado más de 700 empresas de "vida más larga". La Iniciativa Chan Zuckerberg -creada por el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg y su esposa, Priscilla Chan- incluye en su cometido nada menos que curar, prevenir o gestionar todas las enfermedades para finales del siglo XXI. ¿Se trata de una quimera? "Estos multimillonarios de la tecnología a menudo han tenido un éxito muy rápido a una edad temprana", afirma Ramakrishnan. "Tienen la idea de que la vida no es más que un código que hay que piratear. Pero el envejecimiento es muy complejo. Hay una gran exageración en este campo, y gran parte de ella se aprovecha de la ansiedad que sentimos como humanos ante el envejecimiento y la muerte".
Pero en medio de la arrogancia, hay esperanza, afirma. "En los últimos 50 años la biología molecular y la genética han hecho enormes avances en la comprensión de los procesos de envejecimiento". Volviendo al título de su libro, que recuerda a la Parca: ¿Cómo morimos? ¿Qué sabemos ahora de lo que ocurre en nuestras células cuando hacemos ese último giro mortal? La muerte -si se excluyen enfermedades e inconvenientes como ser devorado por un león- es el resultado, en términos sencillos, del envejecimiento. Pero morir de "viejo" parece algo insatisfactorio. ¿Qué ocurre realmente en el interior de sus víctimas para que la vida se detenga sin más? "Se puede pensar en el envejecimiento como una acumulación de daños en nuestras células, su capacidad para funcionar, su capacidad para hablar entre ellas, su capacidad para regenerarse", afirma Ramakrishnan. "El envejecimiento es una acumulación de defectos químicos que hace que estas células empiecen a funcionar mal".
Cuando somos jóvenes, muchas de las células de nuestro cuerpo rejuvenecen de forma natural. Si se dañan, se dividen y la célula madre muere una vez sustituida por su descendiente. Pero uno de los marcadores del envejecimiento es la "senescencia" (posts). Las células senescentes pierden la capacidad de dividirse y poco a poco se van dañando y muriendo. Esto no es un problema al principio. Las células mueren a lo largo de nuestra vida. "Ni siquiera nos damos cuenta. Puedes perder un miembro entero y seguir viviendo. Pero en el momento de la muerte se produce un fallo crítico de los sistemas. Se pierde la capacidad de funcionar coherentemente como individuo". Ramakrishnan cita El sol también sale, de Hemingway, en la que un personaje explica cómo se arruinó: "De dos maneras. Gradualmente, luego de repente". El cuerpo envejece gradualmente, luego muere de forma abrupta".
Desenmarañar los procesos graduales de los repentinos -envejecimiento de la muerte final- es un punto clave de la investigación sobre longevidad. ¿Cuál de estos procesos se debe a una enfermedad -el cáncer o el Alzheimer, por ejemplo, que nos afectan a muchos, pero no a todos- y cuáles son simplemente envejecimiento, que es universal? Para separar estos factores, los científicos creen estar cerca de un gran avance.
Un obstáculo clave es que las fuerzas evolutivas no están preparadas para que vivamos eternamente. "Lo que le importa a la evolución es que te propagues, te reproduzcas y transmitas tus genes", afirma Ramakrishnan. "No hay ningún beneficio, en términos evolutivos, en gastar muchos recursos intentando vivir más". Estas fuerzas, sin embargo, podrían superarse.
Ramakrishnan divide a los súper ricos que buscan la vida eterna en tres categorías: chiflados, misioneros y racionalistas. "Los chiflados tienen ideas realmente extrañas que no tienen ninguna base real en la ciencia actual", afirma. Esto incluye el campo de la criogenia: congelar nuestros cuerpos tras la muerte hasta que la tecnología avance hasta el punto de que podamos volver a la vida. "No hay ni una sola prueba creíble de que la criogenia humana vaya a funcionar nunca". Una vuelta de tuerca a este planteamiento es un plan para cargar el cerebro en un almacenamiento digital basado en la nube, para descargarlo en una nueva forma de vida en una fecha posterior. Sam Altman, director general de OpenAI, está en la lista de espera de la empresa Nectome, de San Francisco, que pretende "respaldar, registrar y guardar" las mentes de sus clientes.
Luego están los misioneros. "Son personas que entienden algo de biología y quieren utilizarla para prolongar la vida en serio", afirma Ramakrishnan. En esta categoría entraría Bryan Johnson (posts), el multimillonario tecnológico de 46 años que saltó a los titulares el año pasado cuando reveló que se había transfundido a sí mismo plasma sanguíneo de su hijo Talmage, de 17 años, en un proceso extrapolado de la técnica conocida como parabiosis, la unión quirúrgica de dos o más cuerpos. Esperaba que esto le diera el corazón de un hombre de 37 años, la piel de uno de 28 y la capacidad pulmonar y la forma física de uno de 18, pero acabó dándole un aspecto un poco espeluznante.
Ramakrishnan se muestra escéptico, y Johnson admite que el procedimiento, que cuesta 2 millones de dólares al año, apenas le reporta beneficios, pero hay estudios que demuestran que la sangre de ratones jóvenes puede prolongar la vida de ratones viejos. Los primeros resultados sugieren que la sangre joven reduce la actividad de los genes que causan inflamación. Aislar factores como éste podría ayudar a crear un tratamiento que ralentice el proceso de envejecimiento, afirma Ramakrishnan.
Ramakrishnan se muestra escéptico, y Johnson admite que el procedimiento, que cuesta 2 millones de dólares al año, apenas le reporta beneficios, pero hay estudios que demuestran que la sangre de ratones jóvenes puede prolongar la vida de ratones viejos. Los primeros resultados sugieren que la sangre joven reduce la actividad de los genes que causan inflamación. Aislar factores como éste podría ayudar a crear un tratamiento que ralentice el proceso de envejecimiento, afirma Ramakrishnan.
Sin inmutarse, la siguiente treta de Johnson tiene que ver con la ciencia en torno a los telómeros (posts), las puntas protectoras al final de nuestros cromosomas. A lo largo de nuestra vida, los telómeros se acortan cada vez que las células se dividen, lo que significa que ya no pueden proteger adecuadamente a los cromosomas y las células ya no pueden dividirse y reconstruirse. Una sustancia química del organismo llamada telomerasa permite a algunas células reconstruir los telómeros, lo que potencialmente permite a las células reponerse indefinidamente. Johnson pretende secuestrar este proceso. Sin embargo, también podría aumentar el riesgo de cáncer, ya que la telomerasa permite que las células tumorales se dividan indefinidamente. Ramakrishnan cree que, si se supera este obstáculo, se podrían abordar aspectos clave del proceso de envejecimiento.
Esto nos lleva a los racionalistas, categoría en la que se incluye Ramakrishnan. Este grupo se centra en la lucha contra las enfermedades como forma de alargar nuestra vida. "Para muchas enfermedades - cardiopatías, cáncer, demencia - el riesgo aumenta con la edad. Así que si el envejecimiento es un factor de riesgo común, quizá deberíamos pensar en qué podemos hacer para atajar el envejecimiento, de modo que podamos vivir más sanos".
Ramakrishnan parece estar en forma y sigue yendo de vacaciones de excursión con su mujer, Vera Rosenberry, ilustradora infantil y escritora de Ohio. Pero admite que "a veces da la sensación de que la vida es como estar limitado a una parte cada vez más pequeña de una casa, ya que las puertas de las habitaciones que nos gustaría explorar se van cerrando poco a poco a medida que envejecemos".
Pero, a decir verdad, Ramakrishnan no está interesado en la inmortalidad. Lo que le mueve es centrarse en los procesos celulares y moleculares que rigen el envejecimiento y la enfermedad, con la esperanza de que más personas puedan disfrutar de buena salud hacia el final de sus vidas. Si la búsqueda de la vida eterna nos lleva a esa meta, que así sea. "El libro se titula Por qué morimos, pero también podría llamarse Cómo vivir", afirma.
A sus 71 años, ¿no le tienta la perspectiva de aprovechar los rápidos avances de la ciencia del envejecimiento para alargar su vida y su carrera? Según él, ya vivimos lo suficiente. El peligro de una longevidad cada vez mayor es la creación de una sociedad estancada, en la que los ancianos se aferren a los recursos económicos y las posiciones de influencia. "Me jubilaré el año que viene. Mi laboratorio sigue publicando en buenas revistas. Pero una persona de 35 años podría crear un campo completamente nuevo. Es una cuestión de justicia generacional. Ya vivimos el doble que nuestros antepasados".
De todos los multimillonarios con complejo de dioses que invierten en longevidad, es Bill Gates, con sus mosquiteras contra la malaria y sus campañas de vacunación, por quien Ramakrishnan siente más respeto. "Se pregunta cómo podemos aumentar la esperanza de vida en los países pobres. Lo irónico es que probablemente él esté haciendo más por aumentar la longevidad humana que cualquiera de estos tipos". Así que en lugar de ocupar un valioso espacio en el laboratorio, Ramakrishnan va a aprender idiomas, leer y pasar tiempo visitando a sus hijos y nietos en Estados Unidos. Espera seguir el ejemplo de su padre, que a sus 98 años sigue viviendo de forma bastante independiente.
Como dice Ramakrishnan: "Mientras esperamos a que la vasta empresa gerontológica resuelva el problema de la muerte, podemos disfrutar de la vida en toda su belleza. Cuando nos llegue la hora, podemos adentrarnos en el ocaso con buen talante, sabiendo que hemos tenido la suerte de participar en ese banquete eterno."
Más posts sobre longevidad y sobre salud. Como...
Nobel Prize-winning scientist Venki Ramakrishnan focuses on a problem at the core of every life: why do we age and why do we die. #WIREDHealth. pic.twitter.com/TJ1H6wzAoI
— WIRED (@WIRED) March 19, 2024
‘We could live past 120’: the scientist discovering why we die. Podríamos vivir más de 120 años": el científico que descubre por qué morimos. #longevity #longevidad https://t.co/eQgvTwaGK7
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) March 24, 2024
Play out: muriendo de éxito, en Getxo
Hemos disfrutado con la obra "Play out: muriendo de éxito" en el Escuela de Música Andrés Isasi de Las Arenas (Getxo), con ocasión de la edición número 35 de las Jornadas de Teatro de Getxo, un teatro querido y cercano que mejoraría cambiando sillones de patio de butacas, así como su inclinación respecto al escenario.
Recomendamos esta amena comedia de la guionista y actriz Teresa Calo, bien interpretada por Lola Baldrich (siempre un placer verla), Diego Pérez (un habitual de ¡Vaya semanita!) y Gorka Mínguez (un portugalujo actor que codirige la obra con su autora).
La sinopsis oficial relata: "Carlos es un escritor que cosechó un gran éxito con su primera novela pero que últimamente no encuentra la inspiración y el respaldo de los lectores. Su editor (Koldo) y su mujer (Nora) tratan de cambiar la actitud de Carlos, que se ha alejado de la escritura y cuyo único interés es jugar con la Play Station… y es que Carlos está convencido de que sólo valorarían su obra si estuviera muerto. Tras confesar esa reflexión a Koldo, sufre un accidente y todos le dan por muerto. Los reconocimientos póstumos, premios, reediciones y ventas se suceden para gloria de Koldo y de Nora".
Recomendamos esta amena comedia de la guionista y actriz Teresa Calo, bien interpretada por Lola Baldrich (siempre un placer verla), Diego Pérez (un habitual de ¡Vaya semanita!) y Gorka Mínguez (un portugalujo actor que codirige la obra con su autora).
La sinopsis oficial relata: "Carlos es un escritor que cosechó un gran éxito con su primera novela pero que últimamente no encuentra la inspiración y el respaldo de los lectores. Su editor (Koldo) y su mujer (Nora) tratan de cambiar la actitud de Carlos, que se ha alejado de la escritura y cuyo único interés es jugar con la Play Station… y es que Carlos está convencido de que sólo valorarían su obra si estuviera muerto. Tras confesar esa reflexión a Koldo, sufre un accidente y todos le dan por muerto. Los reconocimientos póstumos, premios, reediciones y ventas se suceden para gloria de Koldo y de Nora".
- Autora: Teresa Calo
- Dirección: Gorka Mínguez, Teresa Calo
- Antzezleak: Lola Baldrich, Diego Pérez, Gorka Mínguez
- Espacio sonoro: Adrián de los Ojos
- Escenografía: Gorka Mínguez
- Iluminación: Arantza Heredia
- Técnico: Eduardo Gracia
- Producción: Erre Produkzioak
- Duración: 80 minutos
Página web: www.erreprodukzioak.com.
Todo saldrá bien, conversaciones de un abuelo y su nieta
Shuudan koudou, marcha grupal sincronizada de precisión japonesa
Dicen que la concentración es la raíz de los grandes talentos,... Y Japón destaca por el cultivo, hasta niveles insanos -en ocasiones- del arte de la disciplina. Un inmejorable ejemplo de concentración y entrenamiento, así como otra razón más para amar a Japón: los Shuudan koudou, concursos de caminata grupal sincronizada de precisión (Precision Walking), un arte netamente japonés.
Estos concursos Shuudan koudou comenzados por la NSSU (Universidad de Ciencias del Deporte del Japón) tuvieron lugar desde hace más de medio siglo a puertas cerradas, y recientemente se han hecho públicos atrayendo una gran audiencia. Reúnen en noviembre a estudiantes de todo el Japón, pero principalmente de la NSSU, para participar en los denominados Shuudan koudou (acción colectiva). Las rutinas requieren meses de entrenamiento, al punto que se puedan hacer perfectamente de memoria y con los ojos cerrados (y no es exageración).
Darío Urzay en el Museo Pushkin de Moscú
El Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú ha invitado a galería Senda de Barcelona a participar en el proyecto online 100 Maneras de vivir un minuto donde distintos artistas comparten “sus experiencias significativas relacionadas con el tiempo”. Esta colaboración se traducirá por un lado en la posibilidad de visionar durante unas horas obras de videoarte de siete artistas y por otro en la posibilidad de acceder online a las obras de 14 artistas que participaron en la serie de Instagram Welcome Home que la galería Senda ha llevado a cabo durante este confinamiento.
Tal como explicaron ayer en rueda de prensa por Zoom las comisarias rusas de este doble evento, bajo el título Tedium han reunido obras de vídeo que se podrán contemplar durante 24 horas exclusivamente por la web del Museo Pushkin, diseñada para esta ocasión. El próximo sábado 30 de mayo, a partir de las 18 horas, se presentarán obras de Glenda León (Cuba, 1976) y Anna Malagrida (España, 1970). El miércoles 3 de junio de Adrian Balseca (Ecuador, 1989) y Miguel Ángel Ríos (Argentina, 1943) y el sábado 6 de Junio de Isabel Rocamora (España, 1968), Teresa Serrano (México, 1936 y Miralda (España, 1955). Será una forma de acceder a distintos lenguajes del vídeo que abordan temas personales o sociales.
El videoarte, como recuerdan los organizadores, “explora una estética distinta de la percepción temporal, que a menudo recuerda la inquietud del tedio: rompe con el lenguaje narrativo de la televisión y el cine, ofreciendo una experiencia del tiempo poco convencional para ojos y oídos”. De alguna forma esa nueva percepción del tiempo, y del tedio, da paso también a la inspiración artística.
El videoarte, como recuerdan los organizadores, “explora una estética distinta de la percepción temporal, que a menudo recuerda la inquietud del tedio: rompe con el lenguaje narrativo de la televisión y el cine, ofreciendo una experiencia del tiempo poco convencional para ojos y oídos”. De alguna forma esa nueva percepción del tiempo, y del tedio, da paso también a la inspiración artística.
Y a partir del sábado 29 de mayo y hasta el 6 de junio, el Museo Pushkin lanzará también una versión
Una web exclusiva del Pushkin de Moscú ofrecerá durante 24 horas los vídeos de siete artistas del programa Media Quarantine a través de la misma web. Se ha invitado a 13 artistas entre los 32 que han participado en la serie Welcome home de la galería Senda que son: Jane Hammond, Taj Forer, Jorge Ferré, Roger Ballen, Michael Bevilacqua, Glenda Leon, Miralda, Jaume Plensa, Anthony Goicolea, Mina Hamada, James Clar, Darío Urzay y Gino Rubert. A esta lista, el Museo Pushkin ha agregado al artista portugués Vasco Araujo.
Esta serie tenía como objetivo compartir los métodos para “domesticar el tiempo” en ese periodo de aislamiento. Cada uno de los artistas invitados ha tenido plena libertad, con gran variedad de registros, para compartir un vídeo sobre sus maneras de vivir en ese nuevo entorno. Y lo que para unos podía convertirse en una happening para otros era la posibilidad de profundizar en el arte culinario o cantarnos una canción desde su taller.
Esta serie tenía como objetivo compartir los métodos para “domesticar el tiempo” en ese periodo de aislamiento. Cada uno de los artistas invitados ha tenido plena libertad, con gran variedad de registros, para compartir un vídeo sobre sus maneras de vivir en ese nuevo entorno. Y lo que para unos podía convertirse en una happening para otros era la posibilidad de profundizar en el arte culinario o cantarnos una canción desde su taller.
A literal immersion into the essence of things in a poetic video sketch of a Spanish artist Darío Urzay
Malas madres
Recogemos un texto muy difundido, del Dr. Carlos Hecktheuer, Médico Psiquiatra, sobre las "malas madres". Fue objeto de una lectura elegida por una hija (y madre a su vez) en el obituario de una gran madre. También habló y emocionó relatando qué es un mujerón. ¡Gracias Ascen, y gracias a tu madre Clotilde!
Un día cuando mis hijos estén crecidos lo
suficiente para entender la lógica que motiva a los padres y madres, yo habré
de decirles: “Los amé lo suficiente como para haberles preguntado adónde van,
con quién van y a qué horas regresarán”.
Los amé lo suficiente para no haber
quedado callada y hacerles saber, aunque no les gustara, que aquel nuevo amigo
no era buena compañía. Los amé lo suficiente para hacerles pagar las
golosinas que agarraron del supermercado o las revistas del kiosquero, y
hacerles decir al dueño: “Nosotros tomamos esto ayer y queremos pagar”.
Los amé lo suficiente como para
haber permanecido en pie, junto a ustedes, dos horas, mientras limpiaban su
cuarto, tarea que habría hecho yo en 15 minutos. Los amé lo suficiente para
dejarles ver además del amor que sentía por ustedes, la decepción y también las
lágrimas en mis ojos. Los amé lo suficiente para dejarlos asumir la
responsabilidad de sus acciones, aun cuando las penalidades eran tan duras que
me partían el corazón. Y ante todo, los amé lo suficiente para decirles NO,
cuando sabía que ustedes podrían odiarme por eso (y en algunos momentos sé que
me odiaron). Esas eran las batallas más difíciles de todas. Estoy contenta,
vencí...Porque al final ¡ustedes ganaron también!
Y cualquiera de estos días, cuando mis
nietos hayan crecido lo suficiente para entender la lógica que motiva a los
padres y madres; cuando ellos les pregunten si su madre era mala, mis hijos les
dirán: “Sí, nuestra madre era mala. Era la madre más mala del mundo... Los
otros chicos comían golosinas en el desayuno y nosotros teníamos que comer
cereales, huevos y tostadas. Los otros chicos bebían gaseosas y comían papas
fritas y helados en el almuerzo y nosotros teníamos que comer arroz, carne,
verduras y frutas. Mamá tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y qué
hacíamos nosotros con ellos.
Insistía en que le dijésemos con quien
íbamos a salir, aunque demorásemos apenas una hora o menos. Ella nos insistía
siempre para que le dijésemos siempre la verdad y nada más que la verdad. Y
cuando éramos adolescentes, no sé cómo, conseguía hasta leernos el pensamiento.
¡Nuestra vida sí que era pesada! Ella no
permitía que nuestros amigos nos tocaran la bocina para que saliésemos; tenían
que bajar, golpear la puerta y entrar para que ella los conociese. Cuando todos
podían volver tarde de la noche con 12 años, tuvimos que esperar como hasta los
16 para hacerlo, y aquella pesada se levantaba para saber si la fiesta había
estado buena (solo para ver en qué estado estábamos al volver).
Por culpa de nuestra madre, nos perdimos
inmensas experiencias en la adolescencia. Ninguno de nosotros estuvo envuelto
en problema de drogas, robos, actos de vandalismo, violación de propiedad, ni
fuimos presos por ningún crimen. ¡TODO FUE CULPA DE ELLA!” Ahora que somos
adultos, honestos y educados, estamos haciendo lo mejor para ser “PADRES
MALOS”, como fue mi madre. YO CREO QUE ESTE ES UNO DE LOS MALES DEL MUNDO DE
HOY: ¡NO HAY SUFICIENTES MADRES MALAS!
Hace 25 años fueron las inundaciones de Bilbao
A finales de agosto de 1983 se produjeron las inundaciones que arrasaron 101 municipios vascos, causaron pérdidas por más de 200.000 millones de las antiguas pesetas y acabaron con la vida de 34 personas. Al cumplirse un cuarto de siglo, se nos pide que aportemos recuerdos personales de quienes vivimos aquella tragedia, de la que supimos aprender aún lamentando las pérdidas humanas irreversibles. Nuestra vivencia no es muy directa, porque aunque permanece vívida en nuestra memoria ya no vivíamos en Bilbao.
Acababa de nacer Leire, la primera de nuestros hijos, y sólo teníamos ojos para ella. Vivíamos entonces en la Avda. Santa Ana de Leioa, junto a Las Arenas (Getxo). Quedamos casi incomunicados de Bilbao, porque la riada se llevó (y tardó meses en poder ser reconstruido al menos provisionalmente, a pesar del perjuicio causado) el puente de Lutxana (Erandio, que aparece en la foto de la derecha).
Nuestra mayor preocupación, y la de toda la familia, fue el suministro de agua potable para la bebé de dos meses, porque el desabastecimiento inicial fue muy preocupante y el agua del grifo salía de color marrón sucio. No pudimos acudir a Bilbao durante muchos días, y sólo fuimos testigos de lo que la ría Ibaizabal-Nervión transportaba junto a nuestra casa (coches, vacas, bidones tóxicos -como en la foto inferior-,...) y de los inmensos restos depositados en las playas de Las Arenas, Ereaga,... Fuente de las fotos: El Correo.
William James Sidis: La persona más inteligente de la historia
William James Sidis (Nueva York, 1 de abril de 1898 - Boston, 17 de julio de 1944) fue un niño prodigio estadounidense. Sus padres eran judíos de origen ucraniano. Desde niño demostró poseer sorprendentes habilidades intelectuales de memorización, especialmente en las matemáticas y en el dominio de múltiples lenguas.
El joven William Sidis (un curioso apellido palindrómico) a los 18 meses de edad podía leer el New York Times. A los ocho años conocía ocho idiomas —además de su lengua madre, el inglés: el latín, el griego, el francés, el ruso, alemán, el hebreo, el turco y el armenio; a los siete años inventó uno, el vendergood. Aprobó el tercer curso de primaria en tres días.
Escribió cuatro libros (dos de anatomía y dos de astronomía) entre los cuatro y los ocho años1. Antes de cumplir los ocho años, fue aceptado en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), y después de un intento fallido a los 10 años, a los once años entró en la Universidad de Harvard, formándose como un experto en matemáticas aplicadas.
Así lo describe James Thurber: "Una tarde nevada de enero de 1910, un centenar de profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias de Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a un público, y al principio se mostró avergonzado y un poco torpe. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una voz baja que no se oía bien, y puntuaba su discurso con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de pelo rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "pixie". El orador llevaba medias negras de terciopelo. Tenía once años",...
Su padre, Boris Sidis, médico psiquiatra y filósofo, publicó numerosos libros y artículos, y destacó principalmente en psicología anormal. Había emigrado en 1887 para huir de la persecución política en su país de origen. Era admirador y amigo del gran psicólogo William James, y bautizó a su hijo con su nombre. La familia de su madre, Sarah Mandelbaum (Licenciada en Medicina), había huido de los pogromos en 1889.
Nunca se le realizó a William James Sidis una prueba rigurosa para evaluar su cociente intelectual en vida; sin embargo, diversas fuentes científicas, tanto modernas como contemporáneas que siguieron su vida, lo consideran la persona más inteligente de toda la historia, con un IQ aproximado de entre 250 y 300.
Como adulto, William James Sidis llevó una vida bastante reservada y alejada del público. A pesar de su increíble inteligencia, no tuvo una vida familiar propia ni pareja. Su vida adulta estuvo marcada por la soledad y se dice que murió solo y amargado a los 46 años.
Trabajó en varias ocupaciones, incluyendo matemático, antropólogo, historiador, lingüista, inventor, escritor y activista por la paz.
Escribió el libro “The Animate and the Inanimate" (leer eb PDF), publicado en 1925, en el que especuló sobre el origen de la vida en el contexto de la termodinámica. Sin embargo, evitó las matemáticas por completo más tarde en su vida, escribiendo sobre otros temas bajo varios seudónimos.
James Thurber, un famoso humorista y caricaturista estadounidense, describió la vida de Sidis como solitaria, en un "dormitorio en el desaliñado South End de Boston". Aunque Sidis intentó mantener su vida privada alejada del escrutinio público, su soledad y amargura se hicieron evidentes a través de sus escritos y su estilo de vida.
La vida de William James Sidis alimentó la creencia de que los niños prodigios pueden fracasar durante la edad adulta y que la educación acelerada podría ser perjudicial. A pesar de su triste final, la historia de Sidis sigue siendo un testimonio de las extraordinarias capacidades humanas.
En 1977, la psicóloga Kathleen Montour intentó convencer la comunidad científica y educativa de que la educación especial (posts) o “acelerada” no era desventajosa para el desarrollo del talento, como el caso de Sidis daba a creer. Llamó a esta creencia “la falacia de Sidis” (Sidis fallacy).
Post complementario:
Con 6 años dominaba l lógica de Aristóteles, y a los 8 años hablaba 8 idiomas: griego, latín, francés, ruso, alemán, turco, armenio y hebreo. Los consideraba mejorables, así q inventó su propio lenguaje, q llamó Vendergood les hablo nada mas y menos q d william james sidis IQ 260 pic.twitter.com/M4ISy2Rnwe
— Victor Hugo "«Андский»" (@hugoesc31475407) July 15, 2021
El CERN a través de los ojos de Peter Ginter, la visión de un poeta
El Proyecto CPAN (Consolider-Ingenio 2010) ha traído una exposición itinerante de fotografías al aire libre realizadas por Peter Ginter sobre las espectaculares labores de construcción del gigantesco Gran Colisionador de Hadrones (LHC) y sus detectores situados en el CERN (Suiza). Lo hemos disfrutado en el Paseo de Uribitarte de Bilbao del 11 al 21 de Febrero. Link oficial.
Predicciones fallidas
Prohibido prohibir, con theclickdesign.com
Más creatividad y sentido común en esta web: theclickdesign.com.
Traducción: "MANTENGA ENCENDIDO SU MÓVIL,
para seguir conectado, y poder chequear y tuitear en todo momento".
¿Qué cualidades necesita el docente del Siglo XXI?
En el muy recomendable blog de Vicens Vives aparece un post sobre ¿Qué cualidades necesita el docente del Siglo XXI?. Fechado el 5 de mayo de 2016, respondemos a esa pregunta Antoni Zabala, Pedagogo y presidente del Instituto de Recursos e Investigación para la Formación (IRIF), Mercè Gisbert, Doctora en Ciencias de la Educación y especialista en Tecnologías aplicadas a la educación en la Universidad Rovira i Virgili y quien suscribe, Mikel Agirregabiria.
La pregunta era: "Las aulas, los alumnos y las herramientas pedagógicas han cambiado mucho y a gran velocidad en la última década, pero, ¿y los docentes? ¿Necesita las mismas habilidades un profesor de hoy que el de hace 40 años?"
"Las cualidades esenciales, las personales, de quien decida dedicarse a la docencia son las mismas que en otros momentos de la historia de la educación: amar e interesarse realmente por quienes aprenden gracias a su labor, ser buena persona, ofrecer un ejemplo de vida y de adicción al aprendizaje por todo lo humano, ser alegre con talante positivo, mantener el compromiso y las más altas expectativas de todo su alumnado, derrochar ternura y afecto para descubrir el talento mirando los ojos brillantes de quienes aprenden a su lado…
En el siglo XXI han cambiado las competencias docentes que requiere ser entusiasta de la innovación y de la investigación, de la cultura de evaluación, de una conexión interpersonal más abierta y ubicua que nunca, para recrear relatos de éxito, proyectos más transversales y combinar metodologías plurales".
Mi respuesta, breve por indicación de la editorial, era:
En el siglo XXI han cambiado las competencias docentes que requiere ser entusiasta de la innovación y de la investigación, de la cultura de evaluación, de una conexión interpersonal más abierta y ubicua que nunca, para recrear relatos de éxito, proyectos más transversales y combinar metodologías plurales".
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