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Efecto lavadora: aranceles que encarecen en vez de proteger

El "efecto lavadora" es un fenómeno económico que ocurre cuando los aranceles impuestos a ciertos productos provocan cambios inesperados y contraproducentes en la industria y en los precios finales para los consumidores. 

El término surgió en 2018 cuando EE. UU. impuso aranceles a las lavadoras importadas para proteger a los fabricantes nacionales. En lugar de fortalecer la industria local, los fabricantes extranjeros movieron su producción a otros países para evitar los aranceles, lo que llevó a precios más altos y consecuencias no previstas.

  1. EE. UU. impone aranceles a las lavadoras importadasEn 2018, se estableció un arancel del 20-50% a lavadoras de marcas extranjeras como Samsung y LG.

  2. Las empresas cambian su producciónEn lugar de pagar los aranceles, estas compañías trasladaron su producción a otros países como Vietnam y Tailandia.

  3. El precio de las lavadoras sube: Aunque los aranceles buscaban proteger a los fabricantes estadounidenses, los costos de producción y transporte hicieron que los precios de las lavadoras aumentaran hasta un 12% para los consumidores.

  4. Impacto en otras industrias: El mismo efecto se ha visto en sectores como el acero, la tecnología y los automóviles, donde los aranceles generan aumentos de precios, cambios en la producción y hasta pérdida de empleos.

En resumen, el efecto lavadora demuestra cómo los aranceles pueden tener efectos no intencionados, elevando los costos en lugar de beneficiar a la economía local. Es un recordatorio de que las políticas comerciales tienen consecuencias complejas en la globalización actual. 
Otro caso histórico de 1930, la Ley arancelaria de Hawley-SmootSi bien los primeros efectos de la Ley Hawley-Smoot beneficiaron a corto plazo a las industrias estadounidenses y a los agricultores de ese país, con el transcurso de los meses se apreció que las represalias arancelarias del resto del mundo perjudicaban el comercio internacional y particularmente la exportación de productos estadounidenses, causando perjuicios a su industria. 

Síndrome de Vietnam: La guerra que nunca terminó

Anonadado aún ante el espectáculo de ayer. ¿Renace el Vietnam / Saigon Syndrome?
Cuando la Casa Blanca ofreció evacuar a Zelenski la 1º noche de la guerra respondió “I need ammunition, not a ride

El Síndrome de Vietnan o de Saigon es un término utilizado para describir las consecuencias políticas, sociales y psicológicas de la Guerra de Vietnam en Estados Unidos. Incluye dos aspectos principales: 1º Impacto psicológico en los veteranos: Muchos soldados que regresaron de Vietnam sufrieron trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad, depresión y dificultades para reintegrarse a la sociedad. 2º Efecto en la política estadounidense: Se refiere a la aversión del público y los líderes estadounidenses a involucrarse en conflictos militares prolongados después de la derrota en Vietnam. Esto influyó en la estrategia militar de EE.UU. en décadas posteriores.

El término se usó especialmente en los años 70 y 80 para describir la crisis de confianza en la política exterior de EE.UU. tras la guerra. El Síndrome de Vietnam es un término de la política estadounidense que se refiere a la aversión pública a las intervenciones militares estadounidenses en el extranjero tras la controversia interna sobre la guerra de Vietnam. En 1973, Estados Unidos puso fin a las operaciones de combate en Vietnam (muchos posts). Desde principios de la década de 1980, algunos de los posibles efectos del síndrome de Vietnam son la opinión pública contraria a la guerra, el fin del uso activo del servicio militar obligatorio, una relativa reticencia a desplegar tropas terrestres y la "parálisis de Vietnam".

En el debate interno sobre las razones por las que EEUU fue incapaz de derrotar a las fuerzas norvietnamitas durante la guerra, los pensadores conservadores, muchos de los cuales pertenecían al ejército estadounidense, argumentaron que EEUU tenía recursos suficientes pero que el esfuerzo bélico se había visto socavado en casa. En un artículo publicado en Commentary, "Making the World Safe for Communism", el periodista Norman Podhoretz afirmaba: ¿Nos falta poder? Desde luego que no, si el poder se mide en términos brutos de capacidad económica, tecnológica y militar. Según esos criterios, seguimos siendo el país más poderoso del mundo,... 

A partir de entonces, el término "síndrome de Vietnam" proliferó en la prensa y en los círculos políticos como una forma de explicar el fracaso de Estados Unidos, una de las superpotencias mundiales, a la hora de repeler la invasión de Vietnam del Sur por Vietnam del Norte. Muchos conservadores de línea dura, como Ronald Reagan, estaban de acuerdo con Podhoretz. Con el tiempo, el término "síndrome de Vietnam" se extendió como abreviatura de la idea de que a los estadounidenses les preocupaba no volver a ganar una guerra y que su nación estaba en total decadencia.

En otoño de 1983, el Presidente Reagan puso en práctica sus convicciones ordenando la invasión de Granada. Una larga disputa interna en el seno del partido marxista-leninista gobernante en la isla del Caribe Oriental se había descontrolado repentinamente, provocando ejecuciones políticas y la muerte de civiles inocentes en la capital el 19 de octubre. Reagan llegó a la conclusión de que era necesaria una rápida acción militar estadounidense para proteger a unos 1.000 residentes estadounidenses en el microestado, y también para restaurar la democracia al estilo de Westminster y poner fin a la creciente influencia del bloque soviético sobre la antigua colonia británica. Reagan se sobrepuso a las dudas de los dirigentes del Pentágono, y a la previsible reacción nacional e internacional, y autorizó una intervención sorpresa liderada por Estados Unidos al amanecer del 25 de octubre. Su directiva presidencial ordenaba específicamente al Pentágono que adoptara estrictas medidas de secretismo para evitar cualquier acción preventiva por parte de los cubanos o los soviéticos. "Francamente, había otra razón por la que quería secretismo", confesó más tarde Reagan en su autobiografía. "Era lo que yo llamo el 'síndrome post-Vietnam', la resistencia de tantos en el Congreso al uso de la fuerza militar en el extranjero por cualquier motivo, debido a la experiencia de nuestra nación en Vietnam..... Sospechaba que si informábamos a los líderes del Congreso sobre la operación, incluso bajo los términos de la más estricta confidencialidad, habría alguien que lo filtraría a la prensa junto con la predicción de que Granada iba a convertirse en "otro Vietnam". .... No preguntamos a nadie, simplemente lo hicimos".

A finales de los setenta y en los ochenta, Ronald Reagan habló de los aspectos del síndrome de Vietnam, pero argumentó que podría superarse si los estadounidenses adoptaban una postura más confiada y optimista en el mundo, con él como líder. En el discurso a los Veteranos de Guerras Extranjeras (VFW), en el que utilizó el término "síndrome de Vietnam", Reagan alegó que era el momento adecuado para ese cambio de actitud y acción, ya que la Unión Soviética estaba superando a Estados Unidos en la carrera armamentística mundial, de modo que el poder global de este último estaba disminuyendo. Acusó a la administración Carter de ser "totalmente indiferente" a la amenaza soviética. Afirmando la necesidad de una política exterior más agresiva y activista, Reagan también sugirió que los estadounidenses podrían haber derrotado al Viet Cong y al ejército norvietnamita, alegó que el público estadounidense se había vuelto en contra de la guerra por la influencia de la propaganda norvietnamita y dio a entender que los funcionarios habían decepcionado a los soldados y habían tenido "miedo de dejarles ganar" la guerra. 

Reagan equiparó el "síndrome de Vietnam" con una reticencia por parte de la opinión pública estadounidense a apoyar las intervenciones militares de Estados Unidos, pero también con sentimientos de culpa por la devastación provocada por la guerra de Vietnam y con sentimientos de duda sobre la moralidad de las intenciones y acciones de Estados Unidos durante la guerra. Reagan, sin embargo, argumentó que Estados Unidos había luchado por "una causa noble" y culpó de la guerra de Vietnam exclusivamente a la agresión de Vietnam del Norte.

Durante demasiado tiempo, hemos vivido con el "síndrome de Vietnam". Gran parte de ese síndrome ha sido creado por los agresores norvietnamitas que ahora amenazan al pacífico pueblo de Tailandia. Una y otra vez nos dijeron durante casi 10 años que nosotros éramos los agresores empeñados en conquistas imperialistas. Tenían un plan. Era ganar en el campo de la propaganda aquí en Estados Unidos lo que no podían ganar en el campo de batalla en Vietnam. A medida que pasaban los años, nos decían que la paz llegaría si dejábamos de interferir y nos íbamos a casa. Ya es hora de que reconozcamos que la nuestra era, en realidad, una causa noble. Un pequeño país recién liberado del dominio colonial buscaba nuestra ayuda para establecer el autogobierno y los medios de autodefensa frente a un vecino totalitario empeñado en la conquista. 

Deshonramos la memoria de 58.169 jóvenes estadounidenses que murieron por esa causa cuando cedemos a sentimientos de culpa como si estuviéramos haciendo algo vergonzoso, y hemos sido mezquinos en nuestro trato a los que regresaron. Lucharon tan bien y con tanta valentía como ningún estadounidense lo ha hecho jamás en ninguna guerra. Merecen nuestra gratitud, nuestro respeto y nuestra preocupación constante. Vietnam nos enseña una lección a todos. Si nos vemos obligados a luchar, debemos tener los medios y la determinación para prevalecer o no tendremos lo que hace falta para asegurar la paz. Y ya que estamos, digámosles a los que lucharon en esa guerra que nunca más pediremos a los jóvenes que luchen y posiblemente mueran en una guerra que nuestro gobierno tiene miedo de dejarles ganar.

La administración Reagan esperaba que el éxito de la invasión de Granada ayudaría a disipar el síndrome de Vietnam para que el público estadounidense pudiera ser galvanizado con éxito para apoyar nuevas acciones militares de EE.UU., con el presidente Reagan declarando después de la invasión: "Nuestros días de debilidad han terminado. Nuestras fuerzas militares vuelven a estar en pie". La rápida victoria durante la Guerra del Golfo fue considerada por muchos como el fin del síndrome de Vietnam. El presidente estadounidense George H. W. Bush declaró triunfalmente tras la guerra: "Los fantasmas de Vietnam han descansado bajo las arenas del desierto de Arabia".

"Levantar y golpear" fue una política propuesta por la administración Clinton en 1993, que Bill Clinton había apoyado durante su exitosa campaña presidencial de 1992. La política pretendía mejorar las posibilidades de un acuerdo político en la sangrienta guerra de Bosnia, en la antigua Yugoslavia, llena de atrocidades, levantando el embargo de armas, armando a los bosnios (musulmanes bosnios) y golpeando a los serbios bosnios si se resistían al proyecto de rearme. Una combinación del síndrome de Vietnam y una oposición muy fuerte de los aliados estadounidenses en Europa acabó con la propuesta, que nunca llegó a promulgarse.

Otra evolución es el Somalia Syndrome, un término que describe la reticencia de Estados Unidos a intervenir militarmente en conflictos extranjeros después del fracaso de la misión en Somalia en 1993. El síndrome se originó tras la Batalla de Mogadiscio, donde 160 Rangers (soldados estadounidenses) fueron emboscados y murieron en un enfrentamiento con milicias somalíes. Las impactantes imágenes de los cuerpos de los soldados arrastrados por las calles generaron una fuerte reacción en la opinión pública y llevaron al gobierno de EE.UU. a reducir su participación en conflictos humanitarios o de mantenimiento de la paz. Este fenómeno influyó en la decisión de EE.UU. de no intervenir directamente en crisis como el genocidio en Ruanda en 1994 y refleja una tendencia similar al Síndrome de Vietnam, pero en un contexto más específico de operaciones de paz y misiones humanitarias.

Inolvidable aquel 29 de abril de 1975, cuando EEUU realizó la evacuación militar más grande de su historia. Se llamó Operación Viento Frecuente y marcó el final de la intervención norteamericana en la Guerra de Vietnam (muchos posts).

Paul Auster explora las vidas posibles en la obra "4 3 2 1"

 4 3 2 1 de Paul Auster (autor a quien ya dedicamos un obituario hace pocos meses y otros posts) es una novela monumental publicada en 2017 que explora las posibilidades de la vida y cómo pequeñas decisiones o cambios en el destino pueden dar lugar a trayectorias completamente distintas. La obra sigue la vida de Archie Ferguson, un joven nacido en 1947 en Newark, Nueva Jersey, pero lo hace desde cuatro versiones alternativas de su existencia.

La novela presenta como trama cuatro vidas paralelas de Ferguson, numeradas como 1.1, 1.2, 1.3 y 1.4. Cada una de estas versiones muestra cómo su vida cambia según distintos eventos, como el destino de sus padres, su educación, su entorno social y las relaciones que establece.


A lo largo de estas cuatro líneas narrativas, vemos a Ferguson enfrentarse a temas como:



- El amor: Sus relaciones románticas cambian drásticamente en cada vida. En algunas historias, vive amores apasionados; en otras, enfrenta desilusiones o pérdidas. 

- La política y la sociedad: La novela aborda el impacto de los movimientos sociales de las décadas de 1960 y 1970, como la lucha por los derechos civiles y las protestas contra la guerra de Vietnam. Ferguson responde de maneras diferentes en cada línea temporal. 

- La vocación: Ferguson tiene una inclinación hacia la escritura, pero su desarrollo como escritor varía según las oportunidades que se le presentan o los obstáculos que enfrenta.


Como temáticas exploradas destacan:


- El destino y la casualidad: La novela reflexiona sobre cómo pequeños eventos o decisiones pueden alterar el curso de una vida. 

- Identidad: Explora cómo diferentes experiencias pueden moldear la personalidad, los valores y las aspiraciones de una persona.

- Familia y relaciones: Analiza las dinámicas familiares y cómo estas influyen en la vida de Ferguson.


La narrativa de Paul Auster es detallada, introspectiva y profundamente inmersiva. Aunque las historias pueden parecer similares en algunos puntos, cada una está cuidadosamente construida para destacar las diferencias. El libro alterna entre las cuatro vidas, exigiendo del lector atención y paciencia para seguir las líneas temporales.


 4 3 2 1 es una reflexión sobre la vida y sus múltiples posibilidades. Es una obra ambiciosa que combina elementos de ficción histórica, drama familiar y crecimiento personal, todo mientras reflexiona sobre las complejidades del destino humano.

Noam Chomsky: El genio que ha transformado lenguaje y política

Noam Chomsky (nacido el 7 de diciembre de 1928 en Filadelfia, Estados Unidos) es casi un centenario, un insigne lingüista, filósofo, politólogo, historiador y activista estadounidense. Es conocido como uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX y XXI, tanto en el ámbito de las ciencias del lenguaje como en la crítica política. Chomsky nació en una familia judía de clase media. Su padre, William Chomsky, fue un destacado académico en hebreo, lo que influyó en el interés temprano de Noam por los estudios lingüísticos. 

Desde joven mostró interés en temas políticos, inspirado por las ideas anarquistas y socialistas. Estudió en la Universidad de Pensilvania, donde se formó bajo la tutoría del lingüista Zellig Harris. Obtuvo su doctorado en 1955 con una tesis que luego sentaría las bases de su teoría revolucionaria de la gramática generativa. Desde 1955, Chomsky ha estado vinculado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), donde ha desarrollado gran parte de su carrera académica.

Obra lingüística: Noam Chomsky es reconocido como el fundador de la gramática generativa transformacional, un modelo teórico que marcó un antes y un después en la lingüística moderna. Su obra más influyente en este campo es Syntactic Structures (1957), donde presentó la idea de que el lenguaje humano está regido por estructuras innatas universales. Esta teoría dio lugar al concepto de gramática universal, sugiriendo que todos los idiomas comparten principios subyacentes debido a la naturaleza biológica del cerebro humano.


Algunas obras clave en lingüística son Aspects of the Theory of Syntax (1965) y The Minimalist Program (1995). Su trabajo también ha influido en disciplinas como la psicología cognitiva, las ciencias de la computación y la filosofía del lenguaje.


Activismo político: Noam Chomsky es igualmente conocido por su activismo político y su crítica al poder y las estructuras dominantes. Desde la década de 1960, ha sido un fuerte opositor de la política exterior de Estados Unidos, especialmente durante la Guerra de Vietnam. Su obra Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (1988), coescrita con Edward S. Herman, critica el papel de los medios de comunicación en la perpetuación de la propaganda estatal.


Dos de sus principales obras políticas son Hegemony or Survival: America’s Quest for Global Dominance (2003) y Who Rules the World? (2016).

Noam Chomsky ha recibido numerosos premios y doctorados honoríficos en todo el mundo. Su influencia trasciende la academia, siendo una figura clave en debates sobre justicia social, derechos humanos y política global. A sus 96 años, Chomsky sigue activo en conferencias, entrevistas y publicaciones, manteniéndose como un referente intelectual en múltiples campos.


Algunas citas de Noam Chomsky que vinculan el lenguaje y la política:


- El lenguaje no solo describe la realidad, sino que también la crea. Es una herramienta poderosa en manos de quienes buscan moldear la opinión pública.”
- “El lenguaje de la política está diseñado para hacer que las mentiras suenen veraces y para dar apariencia de solidez a lo que es puro humo.”
- “El control del lenguaje es una forma de control del pensamiento. Cambiar las palabras es cambiar la manera en que las personas entienden el mundo.”

- “El lenguaje puede ser una herramienta de liberación, pero también de dominación, dependiendo de quién controle su uso y significado.”
- La retórica política está diseñada para distraer, confundir y evitar que las personas entiendan las verdaderas relaciones de poder.”


Siguen algunas citas de Noam Chomsky sobre el poder:


- “La propaganda es a una democracia lo que la violencia es a una dictadura.” Sobre cómo se manipula la opinión pública en sociedades democráticas.
- Si asumes que no hay esperanza, garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto de libertad, hay posibilidades de cambiar las cosas.” Sobre la importancia de mantener la esperanza y la acción.
- “El objetivo de las corporaciones y de los gobiernos es preservar el poder y la riqueza, no proteger los derechos de las personas.” Crítica a las estructuras de poder en la sociedad.
- El sistema educativo se diseñó para formar obediencia, no creatividad.” Sobre el control ejercido a través de la educación.
- “La historia la escriben los vencedores, y su principal tarea es borrar cualquier rastro de sus crímenes.” Una crítica al manejo de la historia por quienes detentan el poder.

Museo Intrepid del Mar, el Aire y el Espacio

Cuarto día en NYC: Lunes 26-8-24
El Intrepid Sea-Air-Space Museum es un museo en la ciudad de Nueva York, situado en el muelle 86, en el West Side de Manhattan. Se muestra el portaaviones USS Intrepid (CV-11), un veterano y famoso barco, tanto de batallas navales como aéreas del Sur del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y más tarde, también en la Guerra del Vietnam. Actualmente este buque ha sido convertido en un museo naval flotante de historia y tecnología.
@agirregabiria

Intrepid Sea-Air-Space Museum es un museo en la ciudad de Nueva York, situado en el muelle 86, en el West Side de Manhattan. En el museo se muestra el portaaviones USS Intrepid (CV-11), un veterano y famoso barco, tanto de batallas navales como aéreas del Sur del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y más tarde, también en la Guerra del Vietnam. Actualmente este buque ha sido convertido en un museo naval flotante de historia y tecnología.

♬ No War - Lana-B
@agirregabiria Simulación del ataque de dos aviones kamikaza al portaaviones Intrepid. #EnNYC2024 ♬ sonido original - Mikel Agirregabiria

Legados del "telegrama largo" de George F. Kennan

De izquierda a derecha, el presidente Truman, Robert M. Lovett, George F. Kennan y Charles E. Bohlen en la Casa Blanca en 1947 (foto: .Bettmann/Corbis, de «George F. Kennan: An American Life,» por John Lewis Gaddis)

El “telegrama largo” fue un memorándum enviado por George F. Kennan, encargado de negocios de la embajada estadounidense en Moscú, a Washington el 22 de febrero de 1946. Este documento, de unas cinco mil palabras, es considerado un hito en la historia de las relaciones internacionales y marcó el inicio de la política de contención de la Unión Soviética por parte de Estados Unidos. 

Kennan argumentaba que la política exterior soviética estaba determinada por la ideología comunista y las circunstancias internas del país. Su análisis influyó en la formulación de la Doctrina Truman y en la estrategia estadounidense durante la Guerra Fría. 

El “telegrama largo” de George F. Kennan contenía varias ideas clave que influyeron en la política exterior de Estados Unidos durante la Guerra Fría: 
  • Naturaleza expansiva y defensiva de la política soviética: Kennan argumentaba que la Unión Soviética estaba impulsada por una ideología comunista que buscaba expandirse, pero también actuaba de manera defensiva debido a su desconfianza hacia Occidente. 
  • Contención del comunismo: Propuso la política de contención, que consistía en frenar la expansión soviética en cualquier parte del mundo, erosionando la autoconfianza soviética a largo plazo. 
  • Importancia del entendimiento cultural y político: Kennan subrayó la necesidad de comprender profundamente la cultura y la política rusas para formular una estrategia efectiva. 
  • Paciencia y flexibilidad: La estrategia de contención no buscaba soluciones rápidas, sino que requería paciencia y adaptabilidad para enfrentar la complejidad de la realidad internacional. 
Estas ideas sentaron las bases de la política exterior estadounidense durante la Guerra Fría y tuvieron un impacto duradero en las relaciones internacionales. La reacción inicial del gobierno estadounidense al “telegrama largo” de George Kennan fue de gran interés y aceptación. El análisis de Kennan proporcionó una base teórica sólida para la política de contención que Estados Unidos adoptaría durante la Guerra Fría. 

Su evaluación de la amenaza soviética y la necesidad de una respuesta estratégica resonó fuertemente en Washington. El telegrama fue bien recibido por altos funcionarios del Departamento de Estado y por el presidente Harry S. Truman, quienes vieron en las ideas de Kennan una guía clara para enfrentar la expansión soviética. Este documento influyó directamente en la formulación de la Doctrina Truman y en la política exterior estadounidense en los años siguientes.
Las principales acciones tomadas por Estados Unidos como parte de la política de contención durante la Guerra Fría incluyeron varias estrategias clave: 
  • Doctrina Truman: Anunciada en 1947, esta doctrina comprometió a Estados Unidos a proporcionar asistencia económica y militar a países amenazados por el comunismo, como Grecia y Turquía. 
  • Plan Marshall: Implementado en 1948, este plan proporcionó ayuda económica masiva para la reconstrucción de Europa Occidental, con el objetivo de fortalecer las economías y evitar la influencia comunista. 
  • OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte): Fundada en 1949, esta alianza militar entre Estados Unidos y varios países europeos tenía como objetivo la defensa mutua contra la amenaza soviética. 
  • Intervenciones militares: Estados Unidos intervino militarmente en varios conflictos para contener el comunismo, como la Guerra de Corea (1950-1953) y la Guerra de Vietnam (1955-1975). 
  • Doctrina Eisenhower: Anunciada en 1957, esta doctrina extendió la política de contención al Medio Oriente, ofreciendo apoyo a países de la región que enfrentaran la amenaza comunista. Estas acciones reflejan la amplia gama de estrategias utilizadas por Estados Unidos para contener la expansión del comunismo durante la Guerra Fría.
La política de contención tuvo un impacto profundo en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Aquí algunos de los efectos más significativos: 
  • Aumento de la tensión y la desconfianza: La política de contención, que buscaba frenar la expansión del comunismo, llevó a un aumento significativo de la tensión y la desconfianza entre ambas superpotencias. Cada acción de contención por parte de Estados Unidos era vista como una amenaza directa por la Unión Soviética, lo que exacerbaba la rivalidad. 
  • Carrera armamentista: La contención contribuyó a una intensa carrera armamentista, con ambas naciones invirtiendo enormes recursos en el desarrollo de armas nucleares y convencionales. Esto llevó a un estado de constante preparación para un posible conflicto. 
  • Conflictos indirectos: La política de contención resultó en varios conflictos indirectos o “guerras proxy”, donde Estados Unidos y la Unión Soviética apoyaron a diferentes bandos en conflictos locales, como en Corea y Vietnam. Estos conflictos aumentaron la hostilidad y la competencia entre las dos naciones. 
  • Diplomacia y negociaciones: A pesar de la tensión, la política de contención también llevó a momentos de diplomacia y negociaciones, como los tratados de control de armas (por ejemplo, el Tratado de No Proliferación Nuclear y los Acuerdos SALT). Estos esfuerzos buscaban limitar el riesgo de un conflicto nuclear directo. 
En resumen, la política de contención definió gran parte de la dinámica de la Guerra Fría, creando un ambiente de competencia constante y desconfianza, pero también abriendo espacios para la diplomacia y la negociación. 

Algunos de los legados de George F. Kennan en su célebre “telegrama largo” son valederos para todos los tiempos: "Los adversarios también son seres humanos". Y continuaba: "Cuidémonos, en el futuro, de condenar totalmente a todo un pueblo y exculpar totalmente a otros.... Ningún otro pueblo, en su conjunto, es totalmente nuestro enemigo. Ningún pueblo -ni siquiera nosotros mismos- es totalmente nuestro amigo" .

Malcolm McLean, el inventor de los contenedores para barcos

Malcom McLean imaginó cómo lo contenedores podían crear un nuevo sistema de comercio internacional. El 90% del comercio internacional es transportado por el mar. Computadores de China, camisetas de Bangladesh, cobre de Chile, autos de Japón, tomates de España y todo, todo lo que se te pueda ocurrir, viaja en una de las 20.000 cajas de metal que puede llegar a transportar un buque de carga. Una caja de acero con 548.000 plátanos, 55 neveras, 400 televisores, 13.000 botellas de ron o un automóvil. Todo cabe en un humilde contenedor. 

 "La globalización, tal como la conocemos hoy, no habría sido posible sin el contenedor", Marc Levinson, economista, historiador, y autor de libros como "La Caja", donde explica cómo la innovación hizo posible la expansión del comercio internacional, y "Fuera de la Caja", donde reflexiona sobre la historia y el futuro de la globalización.

Poca atención le habíamos prestado a los contenedores, hasta que se produjo este año la famosa crisis de las cadenas de suministros (derivada de la pandemia de covid-19), dejando atascados muchos de los productos que consumimos regularmente en alguno de los puertos por donde transitan las mercancías. Efectivamente, no podemos vivir sin ellos. Aunque la historia nos dice que eso no fue siempre así.  

El primer viaje de contenedores con éxito comercial ocurrió en abril de 1956 a bordo de un buque militar reconvertido, el Ideal X, que transportó 58 contenedores desde Nueva Jersey a Texas, donde 58 camiones estaban esperando su llegada para trasladar las mercancías. 

El artífice de la travesía fue Malcom McLean, el visionario creador del sistema de transporte marítimo comercial moderno con contenedores. "Mr. contenedor", podríamos llamarle, reconociéndole que inventó el sistema logístico, más que la caja metálica propiamente tal. 

Y se hizo multimillonario. Antes de que McLean -un empresario camionero nacido en 1914 en una familia de agricultores de Carolina del Norte- utilizara el contenedor como la pieza clave de su imperio comercial, el transporte marítimo era casi una pesadilla. En la década de 1950 sólo la logística de cargar y descargar barcos era un desafío gigantesco. 

Los estibadores encargados de hacerlo apilaban, por ejemplo, barriles de aceitunas y cajas de jabón sobre un palé de madera. Éste se elevaba con una cuerda gruesa y era depositado en la bodega del barco, donde otros estibadores acomodaban cada artículo para optimizar el espacio al máximo y para que la carga no se moviera en alta mar. 

Solía haber grúas y carretillas elevadoras disponibles, pero al final muchas de las mercancías terminaban siendo movidas a pulso. Era un trabajo mucho más peligroso que el de la manufactura o la construcción. En los puertos grandes cada pocas semanas había alguna víctima fatal. La carga y descarga de un barco demoraba la misma cantidad de días del viaje por mar. 

Tenía que existir una mejor manera de hacerlo. Y esa respuesta fue la que encontró Malcom McLean. El empresario se había dedicado al negocio del transporte terrestre de mercancías. Comenzó con un camión durante los difíciles años de la Gran Depresión y terminó con una flota de 1.700 cuando vendió la compañía a mediados de los años 50. 

McLean estaba convencido de que el uso de contenedores era el futuro del comercio internacional, pero para eso, requería toda una cadena logística que hiciera viable el modelo de negocio y convencer a todos los que participaban en el antiguo sistema de que debían transformarlo.

Para empezar, las compañías de camiones, las navieras y los puertos no se ponían de acuerdo en un estándar común para fabricar los contenedores. Después, estaban los poderosos sindicatos de los puertos, que se resistían a la idea porque la mayor parte de los estibadores perdería su empleo. 

Por otro lado, las autoridades que regulaban la carga pesada en Estados Unidos también preferían el statu quo. Diferentes normativas establecían cuánto debían cobrar las compañías navieras y las empresas de camiones. ¿Por qué no permitir que éstas cobraran lo que el mercado dictara? ¿O permitir que se unieran y ofrecieran un servicio integrado? 

No, la primera respuesta fue una frontal oposición a las ideas de McLean. Pese a las dificultades, el empresario continuó trabajando en la manera de fabricar contenedores que se pudieran ajustar a los requerimientos de un barco y los de un camión que pudiese transportar la misma caja metálica llena de productos. Hasta que llegó el día en que consiguió a su gran cliente: el ejército de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam. 

McLean aprovechó una laguna legal para obtener el control de una compañía naviera y de una empresa de camiones. Luego, cuando los estibadores entraron en huelga, aprovechó ese tiempo de inactividad para adecuar los barcos viejos a las especificaciones de los nuevos contenedores. 

Pero la maniobra más importante ocurrió en 1960, cuando McLean le vendió la idea del transporte con contenedores a los militares. El ejército vio en la idea de McLean la solución a sus problemas para enviar equipamiento militar a Vietnam. El transporte con contenedores es mucho más eficiente si forma parte de un sistema integral de logística, de manera que el ejército de EE.UU. era el cliente ideal. 

Además, Malcom McLean se dio cuenta que al regresar de Vietnam, sus buques podían traer los contenedores llenos de carga útil de la economía que más rápido estaba creciendo del mundo, la de Japón. Y así comenzó en serio la relación comercial transpacífica. 

 Una relación precipitada por una guerra que finalmente terminó convirtiéndose en la base de lo que actualmente es el sistema de comercio internacional. Hoy toda la gestión del transporte marítimo se dirige desde unas computadoras, que controlan cada uno de los contenedores que se mueven a través de un sistema logístico global.

Los contenedores refrigerados se colocan en el casco, donde hay electricidad y monitores de temperatura, y los más pesados al fondo. Y mientras las grúas cargan el barco, lo van descargando de otros contenedores. "Por supuesto que no todo el mundo disfruta de los beneficios de esta revolución", dice Tim Harford, uno de los autores de la serie de la BBC "50 cosas que hicieron la economía moderna". Muchos puertos de los países más pobres, como los de África Subsahariana, se parecen al de Nueva York durante la década de 1950. Sin embargo, con esas excepciones y para un número creciente de destinos, ahora las mercancías se pueden transportar de una forma más rápida y barata. Y eso es, en gran parte, gracias al contenedor", apunta Harford.