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El peso del pasado: cuando la historia es determinante

Siguiendo la estela del post anterior sobre cómo la prehistoria determina aspectos del presentehoy veremos máshechos históricos del eco de la historia. Casos como el teclado QWERTY, los ferrocarriles o la implantación del euro, que ilustran cómo el pasado no desaparece: se acumula. Este fenómeno se denomina dependencia de la trayectoria (path dependency)

El peso del pasado: cómo la dependencia del camino moldea la historiaEn economía, política o tecnología, muchas veces creemos que las sociedades avanzan siguiendo criterios racionales o de eficiencia. Sin embargo, no siempre es así. A menudo, las decisiones del pasado pesan tanto que condicionan el presente y el futuro. Esta realidad está íntimamente relacionado con la rigidez institucional o las múltiples manifestaciones de la histéresis.

En todos los casos, la idea central es que una elección inicial puede cerrar otras opciones futuras, aunque aparezcan alternativas mejores. Veámoslo con algunos ejemplos históricos reveladores.

1. El teclado QWERTY: cuando la inercia vence a la eficiencia

El ejemplo clásico de dependencia del camino es el teclado QWERTY, diseñado en el siglo XIX por Christopher Latham Sholes para las primeras máquinas de escribir. Su objetivo no era escribir más rápido, sino evitar que las barras metálicas se atascaran. Por eso, se distribuyeron las letras de manera que las combinaciones frecuentes quedaran separadas.

Con la llegada de los ordenadores, ese problema desapareció. Se crearon otros diseños —como el Dvorak o el Colemak— más cómodos y veloces. Sin embargo, el QWERTY ya estaba universalizado en las escuelas, las oficinas y la industria editorial. Cambiarlo habría sido carísimo y confuso. Así, seguimos escribiendo con una disposición pensada para una tecnología obsoleta. Es el ejemplo perfecto de cómo una decisión técnica temprana puede generar una inercia social duradera, incluso irracional.

2. El ancho de vía ferroviario: el peso de la infraestructura

A mediados del siglo XIX, cuando se construyeron las primeras redes ferroviarias en Europa, no existía un estándar único. En el Reino Unido, se impuso finalmente un ancho de vía de 1.435 mm, que se convirtió en el “ancho internacional”. Esa decisión se exportó a las colonias británicas y a gran parte del mundo industrializado, incluida buena parte de Europa. Esto generó el bulo viral sobre cómo el trasero de los caballos determinó el tamaño de los cohetes que duró más de cien años.

Hoy, sabemos que otros anchos pueden ser más estables o eficientes, pero el coste de modificar miles de kilómetros de vías, trenes y talleres es inmenso. De hecho, España mantiene todavía parte de su red con un ancho diferente (ibérico), lo que genera dificultades logísticas con el resto de Europa. La lección es clara: las infraestructuras físicas y los estándares técnicos crean rigideces históricas. Una vez que se consolidan, el precio de cambiarlas puede ser tan alto que la sociedad prefiere adaptarse a ellas.

3. Las instituciones del sur de EE. UU. tras la Guerra Civil: la persistencia del poder

La dependencia del camino no se limita a la tecnología. También afecta a las estructuras políticas y sociales. Tras la Guerra de Secesión (1861–1865), la Constitución de Estados Unidos abolió la esclavitud y reconoció derechos a la población afroamericana. Sin embargo, en los estados del sur se mantuvieron durante décadas instituciones segregacionistas: leyes Jim Crow, discriminación en el voto, educación desigual y violencia racial.

¿Por qué no se produjo una transformación inmediata? Porque las élites locales, las costumbres sociales y los sistemas judiciales conservaron su poder. Esa rigidez institucional funcionó como una fuerza de histéresis: incluso cuando cambian las normas formales, las estructuras informales del pasado siguen actuando. No basta con aprobar una nueva ley; las instituciones tienen memoria. El cambio real requiere transformar también las mentalidades, los incentivos y los equilibrios de poder.

4. El euro y la política económica europea tras 2008: el corsé institucional

Un ejemplo contemporáneo de dependencia del camino se encuentra en la Unión Europea y su política económica. Cuando se creó el euro en 1999, los países miembros aceptaron reglas fiscales comunes y renunciaron a su soberanía monetaria. Ese diseño funcionó bien en tiempos de crecimiento, pero durante la crisis financiera de 2008 mostró su fragilidad.

Países como Grecia, España o Portugal sufrieron profundas recesiones, pero no podían devaluar su moneda ni ajustar su política monetaria. Estaban atrapados en un marco institucional que limitaba las respuestas posibles. La histéresis económica se hizo visible: las decisiones estructurales del pasado restringían las opciones del presente, y las consecuencias sociales (paro, deuda, desconfianza) persistieron durante años. La arquitectura económica puede convertirse en una camisa de fuerza si no evoluciona con las circunstancias. 

5. El Sistema de Salud de Estados Unidos: Un Mosaico Histórico 

El complejo y costoso sistema de salud de Estados Unidos es un producto de una serie de decisiones históricas que han creado una estructura muy difícil de reformar. Punto de partida (contingencia histórica): Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de EE. UU. impuso estrictos controles salariales. Para competir por los trabajadores escasos, las empresas comenzaron a ofrecer beneficios alternativos, como seguros de salud. Esta práctica fue incentivada por exenciones fiscales, vinculando el empleo al seguro médico.


Rigidez y grupos de interés: Con el tiempo, se desarrolló un ecosistema masivo en torno a este modelo: compañías de seguros privadas, hospitales con fines de lucro, farmacéuticas y grupos de presión (lobbies) que tienen un interés creado en mantener el sistema actual. Estos actores ejercen una enorme influencia política y económica. 


Manifestación de la dependencia del camino: Aunque muchos analistas coinciden en que un sistema de pagador único (como en Canadá o varios países europeos) podría ser más eficiente y ofrecer una cobertura universal, la transición es casi imposible. El "camino" elegido en los años 40 ha creado una estructura institucional tan arraigada y defendida por poderosos intereses que cualquier reforma radical enfrenta una resistencia formidable. El sistema actual persiste no porque sea el mejor, sino porque está "bloqueado" por su propia historia.


El eco de la historia. Estos casos demuestran que las decisiones tempranas, los hábitos y las instituciones generan trayectorias dependientes. Una vez que la sociedad entra en un determinado camino, salir de él requiere más que una buena idea: exige superar costes, resistencias y memorias colectivas.

Por eso, comprender la dependencia del camino es fundamental para quienes diseñan políticas públicas, instituciones o innovaciones tecnológicas. Como recuerda el economista Paul David, que popularizó el concepto, “la historia importa, porque el futuro se construye sobre estructuras heredadas”. El desafío está en reconocer esas inercias y aprender a transformarlas. Saber cuándo conservar el camino y cuándo desviarse de él es, en última instancia, una de las formas más inteligentes de progreso.

Desde Zeitgeist, el espíritu de una época, hasta la cultura woke

Zeitgeist es una expresión alemana que quiere decir «espíritu de una época», ha alcanzado un gran estatus dentro de las palabras alemanas incorporadas a otras lenguas y se ha convertido en una entrada en inglés, español, portugués, holandés e incluso japonés. Actualmente, la apuesta es por un mundo más consciente.

El término Zeitgeist se traduce literalmente como "espíritu del tiempo" (Zeit = tiempo, Geist = espíritu). Este concepto se utiliza para describir el clima intelectual, cultural, ético y político predominante en una determinada época histórica.

El término comenzó a usarse en el siglo XVIII durante la Ilustración alemana, pero fue popularizado por filósofos como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien exploraba cómo el "espíritu del tiempo" influía en el desarrollo de la sociedad y la historia. Para Hegel, cada época tiene un espíritu distintivo que guía su progreso y pensamiento.

Johann Gottfried Herder fue el filósofo que utilizó el concepto de Zeitgeist en el contexto del romanticismo alemán, enfatizando la idea de que cada período histórico tiene una cultura única que refleja las aspiraciones y valores de la humanidad en ese momento.

Actualmente, Zeitgeist se emplea para analizar o describir las tendencias dominantes en una época, como movimientos culturales, ideas políticas o avances tecnológicos. Por ejemplo, se puede hablar del Zeitgeist de los años 60 como una era marcada por el cambio social, el pacifismo y los derechos civiles.

El término sigue siendo relevante porque encapsula cómo las ideas colectivas de una época afectan la dirección de la humanidad.

Por si alguien quiere conocer el "Movimiento Zeitgeist", con sus dos entregas subtituladas en formato vídeo documental: La película inicial Zeitgeist en 2007 y Addendum en 2008. La película puede verse en sus tres capítulos. Capítulo I: La historia más grande jamás contada. Capítulo II: Todo el mundo es un escenario. Capítulo III: No prestes atención a los hombres detrás de la cortina.

El paso de los movimientos sociales como Zeitgeist hacia lo que hoy se denomina “cultura woke” puede entenderse como una evolución de sensibilidades y de marcos de acción política frente a la globalización, el capitalismo y la justicia social. 

1. El espíritu Zeitgeist (2007-2012)El Zeitgeist Movement surgió a finales de los 2000, inspirado por los documentales de Peter JosephSu discurso era anticapitalista, tecnocrático y universalista: proponía superar el sistema monetario, abrazar un “modelo de economía basada en recursos” y confiar en la ciencia y la tecnología para resolver problemas globales. Tenía un enfoque globalizante, criticaba las élites financieras, el control corporativo y las instituciones políticas tradicionales. 

2. Giro hacia lo identitario y culturalCon el tiempo, muchos movimientos sociales se desplazaron del eje anticapitalismo global hacia reivindicaciones más específicas e identitarias: género, raza, diversidad sexual, minorías culturales. Esto no implica que lo económico desaparezca, pero lo cultural pasa al centro de la agenda. Mientras Zeitgeist denunciaba un sistema mundial abstracto, los nuevos activismos ponen el acento en experiencias concretas de opresión. 

3. La cultura wokeEl término woke (“despierto”) nace en EE. UU. en el ámbito afroamericano como conciencia crítica frente al racismo. Se amplía a un marco global de sensibilidades progresistas: cuestionar privilegios, dar voz a los marginados, revisar narrativas históricas. A diferencia de Zeitgeist, el énfasis ya no es abolir el dinero o transformar la macroeconomía, sino visibilizar desigualdades en lo cotidiano: lenguaje inclusivo, representación mediática, justicia de género, etc. La lucha se libra en espacios digitales, culturales y educativos más que en programas estructurales de reforma económica total.

4. Continuidad y rupturaContinuidad: ambos movimientos surgen de un malestar frente al sistema vigente y una desconfianza hacia las élites. Ruptura: Zeitgeist aspiraba a un cambio sistémico universal, mientras que la cultura woke opera de forma más micro, interseccional y culturalEl primero pensaba en abolir estructuras como el dinero o el mercado; el segundo, en transformar las sensibilidades sociales y el reconocimiento.

En síntesis: Zeitgeist fue un proyecto utópico de reordenación global desde la ciencia y la economía, mientras que la cultura woke representa la etapa actual de un progresismo más ligado a identidades, derechos culturales y luchas simbólicas.

Karl Popper: el filósofo que enseñó a la ciencia a dudar

Karl PopperKarl Raimund Popper, nació el 28 de julio de 1902, Viena (Austria-Hungría) y falleció el 17 de septiembre de 1994, Londres (Reino Unido). Estudió en la Universidad de Viena. Se doctoró en filosofía en 1928. Procedía de una familia judía asimilada. Debido al ascenso del nazismo en Austria emigró en 1937 a Nueva Zelanda, donde enseñó filosofía en la Universidad de Canterbury. Tras la Segunda Guerra Mundial se trasladó a Londres, convirtiéndose en profesor en la London School of Economics (LSE).

Karl Popper es considerado uno de los filósofos de la ciencia más influyentes del siglo XX y un defensor de la sociedad abierta y la crítica racional frente a los dogmatismos. Su gran aportación fue el criterio de falsabilidad: una teoría científica debe poder refutarse con datos. También escribió sobre la sociedad abierta y la lucha contra el totalitarismoSu legado abarca desde  el laboratorio hasta la democracia: 

Obra y pensamiento

1. Filosofía de la ciencia. Criticó la visión inductivista clásica de la cienciaPropuso el criterio de falsabilidad: una teoría es científica si puede ser sometida a pruebas que potencialmente la refuten. Defendió que la ciencia progresa a través de ensayo y error, hipótesis que se ponen a prueba y se descartan si no superan la contrastación.

2. Filosofía política. En La sociedad abierta y sus enemigos (1945), Popper defendió la democracia liberal frente a los totalitarismos, criticando las ideologías cerradas y los sistemas que prometen verdades absolutasCriticó fuertemente el historicismo (la idea de que la historia sigue leyes inevitables).

3. Ética y epistemología. Apostó por una postura crítica y modesta respecto al conocimiento: nunca alcanzamos la verdad definitiva, pero podemos acercarnos a ella eliminando errores. Subrayó la importancia de la libertad intelectual y la discusión racional.

Libros principales de Karl Popper

- La lógica de la investigación científica (1934). Su obra clave sobre metodología científicaEstablece la falsabilidad como criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia. Defiende que la ciencia progresa por conjeturas y refutaciones.
- La sociedad abierta y sus enemigos (1945). Crítica al totalitarismo y defensa de la democraciaCrítica a Platón, Hegel y Marx como pensadores del totalitarismo. Defiende la democracia liberal y la sociedad abierta como espacios de libertad crítica.
- Conjeturas y refutaciones (1963). Recopilación de ensayos sobre el progreso del conocimiento. Reúne ensayos sobre cómo avanza el conocimiento. La ciencia crece mediante hipótesis audaces que deben ser siempre puestas a prueba.
- La miseria del historicismo (1957). Rechazo a la idea de leyes históricas inevitables. Ataque a la idea de que la historia sigue leyes inevitables. Sostiene que las predicciones históricas deterministas son imposibles y peligrosas.
- Conocimiento objetivo (1972)Formula la idea del “mundo 3”, dentro de ontología de los tres mundos, siendo el ámbito autónomo de los productos culturales y científicos. Defiende la objetividad del conocimiento más allá del sujeto.
- Búsqueda sin término (1976)Autobiografía intelectual donde repasa su vida y pensamiento. Refuerza su idea de que todo conocimiento es provisional.

Algunas citas célebres de Karl Popper:

El error es el camino hacia la verdad.”
- “La ciencia debe comenzar con mitos y con la crítica de los mitos.”
- “El auténtico científico no busca confirmar sus teorías, sino refutarlas.”
- “La verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimiento, sino la ilusión de tenerlo.”
- “La libertad sólo puede mantenerse viva si estamos dispuestos a defenderla constantemente.”
- “Quien promete el cielo en la tierra nunca ha producido otra cosa que el infierno.”

Origen de los prejuicios y un atlas histórico para desmontarlos

Hoy recomendamos una lectura amena e instructiva para deshacer la historia de las ideas recibidas con el libro Histoire des préjugés (Historia de los prejuicios), obra colectiva dirigida por Jeanne Guérout y Xavier MauduitÉditions Arènes, 2023

Histoire des préjugés es un volumen colectivo dirigido por las investigadoras y periodistas Jeanne Guérout y Xavier Mauduit que reúne a treinta y cinco historiadores y especialistas para rastrear el origen y la genealogía de más de cincuenta prejuicios comunes (raciales, de clase, de género, nacionales, profesionales, etc.). Su objetivo central es mostrar cómo muchos de los juicios “de sentido común” tienen historias concretas y funciones sociales —y por tanto pueden ser desmontados con herramientas históricas. 

Jeanne Guérout es historiadora y periodista cultural francesa, colabora en programas y medios culturales y ha trabajado en proyectos que cruzan historia, memoria y divulgación. Ha coordinado investigaciones y colecciones que acercan la historia al gran público. Xavier Mauduit es periodista e historiador cultural, Mauduit es también autor y coeditor de trabajos sobre historia social y cultural. Junto a Guérout ha impulsado proyectos colectivos que buscan recuperar el pasado para entender prejuicios y representaciones presentes. 

Es un libro colectivo por capítulos temáticos; cada entrada aborda un prejuicio (p. ej. sobre nacionales, sobre clases sociales, sobre mujeres, sobre enfermedades, sobre profesiones) y reconstruye su emergencia histórica, sus usos y las instituciones que lo han reproducido. Los autores combinan documentación (fuentes impresas, iconografía, legislación, panfletos) con análisis historiográfico: la intención es mostrar que los prejuicios no son “naturales” sino construcciones con funciones (políticas, económicas, culturales). Entre los colaboradores aparecen nombres diversos —investigadores en historia cultural, de la ciencia, del derecho y de las mentalidades— que dan al libro amplitud temática y metodológica. 

Algunas ideas centrales

Los prejuicios tienen historia: no son atemporales; nacen en contextos concretos (economía colonial, luchas políticas, cambios normativos) y se ajustan a intereses sociales. 

Función social de los prejuicios: suelen legitimar desigualdades, excluir o mercantilizar grupos y justificar políticas. Analizarlos históricamente permite ver quién se beneficia de su persistencia. 

Pluralidad de ejemplos: la obra ofrece casos muy variados —desde estereotipos nacionales hasta prejuicios científicos o de clase— lo que permite al lector comparar mecanismos y continuidades. 

Divulgación con base académica: aunque tiene rigor historiográfico, el formato está pensado para llegar a un público amplio (lectores de divulgación cultural y enseñantes).

Algunas citas breves extraídas (traducciones y fragmentos):

Comprendre l’origine des préjugés, c’est déjà les combattre.” (Comprender el origen de los prejuicios es ya combatirlos.) — lema editorial y síntesis de la intención del libro.
“Les préjugés portent une idée d’intemporalité” — señalamiento sobre cómo los prejuicios se presentan como naturales y atemporales, cuando en realidad son construcciones históricas. 
Un ouvrage collectif… trente-cinq historiens remontent à la source de nos idées reçues.” (Obra colectiva: treinta y cinco historiadores remontan el origen de nuestras ideas recibidas.) — nota editorial que subraya la amplitud de autores y temas. 

Fortalezas. Enfoque pedagógico: ideal para docentes y divulgadores que quieran mostrar a estudiantes cómo una creencia común tiene una genealogía. Rigor plural: al ser colectivo, reúne diversas aproximaciones (historia política, cultural, de la ciencia) y casos comparables. Accesibilidad: formato apto para público general interesado en desmontar estereotipos. 

Límites. Profundidad desigual: como en muchos volúmenes colectivos, la densidad y profundidad de los capítulos varía según el autor. Perspectiva francocéntrica: aunque hay aportes de diversa índole, la orientación editorial y las fuentes remiten mucho al contexto francófono y europeo; conviene complementarlo con lecturas sobre otras regiones. 

Muy recomendable para Estudiantes y docentes de historia, ciencias sociales, educación cívica, estudios culturales y antropologíaProfesionales de la educación y la divulgación que busquen materiales para desarmar estereotipos en el aula. Lectores interesados en genealogías culturales y en la historia de las mentalidades

Sin citar a sus respectivos autores, estos son los prejuicios cuya genealogía se expone: Los hombres y las mujeres prehistóricos vivían como bestias. Los bárbaros son unos vándalos. Los galos son gruñones y pendencieros. Los negros son serviles por naturaleza. La sífilis es un mal italiano. Los indios de América son perezosos. La morisca siempre va con los pechos desnudos. Los pelirrojos son falsos y huelen mal. La gastronomía es cosa de hombresLos chinos son astutos. Las mujeres son histéricasLos aristócratas son reaccionarios. Los pobres viven a costa de los ricos. Los ingleses son excéntricos. Las mujeres que se perfuman son peligrosas. Los artistas son unos parásitos. Los gitanos son ladrones de gallinas y de niños. Los negros solo piensan en sexo. Los zurdos son torpesEl verde trae desgracia. Los criminales tienen mala cara. Los ricos gobiernan en Francia. Los japoneses son suicidas. Los musulmanes no pueden vivir sin califa. Los chinos comen perros. Los negros huelen fuerte y los blancos huelen a muerte. Les estadounidenses son puritanos. Los franceses son arrogantes y maleducados. ¡Las suegras, todas unas arpíasLos checos se creen el corazón de Europa... Los intelectuales están desconectados de la realidad. Los judíos solo se apoyan entre ellos. Los alemanes son unos palurdos. Los árabes son violentos. Los homosexuales son todos afeminados. Los habitantes de los suburbios son unos delincuentes. Los africanos no tienen historia. Los sacerdotes tienen el diablo en el cuerpo. Sucio y lujurioso como un cerdo. Los aborígenes de piel clara no son verdaderos aborígenes. Los italianos no saben pelear. Los inmigrantes quieren islamizar Europa. El arte contemporáneo no es realmente arte¡Pommie bastards! Los mexicanos son criminales violentos. Los gordos carecen de voluntad. Los Beatles son bien educados y los Rolling Stones son unos maleantes. Los refugiados se aprovechan del sistemaLas vacunas son peligrosas para la saludLos ecologistas están en contra del progreso. Los vegetarianos son gente tristeUn hombre no llora. Los indios viven en la mugre. Los rusos necesitan un hombre fuerte. La lengua francesa está acabada,...

Histoire des préjugés es una herramienta potente para la educación histórica: permite trabajar en el aula ejercicios de contraste (comparar un estereotipo con su génesis documental), análisis de fuentes (¿qué interés social sostenía aquel prejuicio?) y proyectos de investigación local (¿qué prejuicios sobreviven en mi comunidad y por qué?). Recomiendo complementarlo con lecturas comparadas sobre racismo, sexismo y estereotipos coloniales para abrir la perspectiva más allá del ámbito europeo. 

Dónde aterrizar: una brújula filosófica para tiempos de colapso

Proseguimos con lecturas imprescindibles para el momento que vivimos, para poder actuar desde el ámbito que nos corresponda. Hoy analizamos el libro Dónde aterrizar. Cómo orientarse en política (2017) de Bruno LatourEn este breve pero profundo ensayo, el filósofo y sociólogo francés Bruno Latour nos plantea una reflexión urgente: ¿cómo reubicarnos políticamente en un mundo en colapso climático, político y epistemológico?

El título original en francés, Où atterrir? (¿Dónde aterrizar?), alude a la pérdida de puntos de referencia colectivos: ya no creemos en el progreso lineal, ni en los relatos nacionales clásicos, ni siquiera en la ciencia como verdad incuestionable. Y mientras tanto, la Tierra reacciona: calentamiento global, migraciones, pandemias, colapso ecológico…

Bruno Latour parte de una constatación inquietante: los negacionismos climáticos, los populismos reaccionarios y el desmantelamiento del estado social están conectados. Los poderosos saben que el planeta no soporta el ritmo del capitalismo global, y por eso están abandonando el proyecto común, replegándose en sus burbujas protegidas. En lugar de actuar por el bien del mundo, escapan del mundo.

Algunos de los principales ejes del libro:

1. El colapso del “arriba” y del “adelante”. Durante siglos, nuestra brújula política fue avanzar hacia el progreso, el crecimiento, la modernidad. Pero ese horizonte ha implosionado. Ya no sabemos hacia dónde dirigirnos. Latour escribe: “Lo que ha cambiado es que el suelo ya no responde. No podemos seguir avanzando hacia adelante como si nada.”

2. La negación del cambio climático como estrategia política. El negacionismo no es ignorancia, dice Latour, sino una doctrina política interesada, que busca proteger los privilegios de unos pocos. Es una forma de huida hacia una fantasía sin mundo.

3. El regreso a lo “local” y lo “terrestre”. Frente al cosmopolitismo abstracto y el nacionalismo excluyente, Latour propone una nueva anclaje: ser “terrestres”. No “globalistas”, ni “identitarios”, sino habitantes conscientes de un territorio común, finito y vulnerable. Ser terrestre significa atender a las redes de interdependencia ecológica, económica, política y simbólica que hacen posible la vida.

4. El nuevo conflicto político: globalización vs. planeta. Según Latour, el verdadero eje político no es derecha-izquierda, sino: los que quieren habitar el mundo juntos versus los que huyen del mundo para proteger su burbuja privilegiadaEste nuevo conflicto exige nuevas formas de militancia, sensibilidad y acción colectiva.

 Ideas clave en citas: 

“La política está bloqueada porque los actores ya no comparten el mismo mundo.”

“La cuestión ecológica ha dejado de ser un tema entre otros: se ha vuelto el marco general de la existencia.”

“Ya no podemos vivir como si tuviéramos otro planeta de repuesto.” 

“Lo que está en juego no es el clima, sino el suelo bajo nuestros pies.”

Bruno Latour (1947–2022) fue un influyente filósofo, sociólogo y antropólogo francés, reconocido mundialmente por sus aportaciones a la teoría del actor-red, la sociología de la ciencia y el pensamiento ecológico contemporáneo. Estudió filosofía y antropología en Francia y África, y fue profesor en instituciones como la École des Mines, Sciences Po y Harvard.

Entre sus obras más conocidas están: Nunca fuimos modernos (1991), Reensamblar lo social (2005), Políticas de la naturaleza (2004), Cara a cara con Gaia (2015) y Dónde aterrizar (2017). Latour dedicó su obra a replantear las relaciones entre humanos, ciencia, tecnología, naturaleza y política. Fue una voz clave del pensamiento “posmoderno ecológico”, y su legado es hoy central en los debates sobre el Antropoceno y la crisis planetaria.