
Un año en Twitter

La organización es la mejor ventaja

Engels en el "Anti Dühring" explica la transformación de cantidad en calidad con la alegoría de la fuerza relativa de los soldados mamelucos y franceses. Una ley que Napoleón conocía antes de la victoria en la "Batalla de las Pirámides", cuando animó a sus tropas con la más célebre arenga: "¡Soldados! Desde lo alto de esas pirámides, cuarenta siglos de historia os contemplan".
Bonaparte sabía de la debilidad de sus jinetes, pero de la fortaleza de su caballería francesa: "Dos mamelucos eran, sin discusión, superiores a tres franceses; 100 mamelucos equivalían a 100 franceses; 300 franceses eran en general superiores a 300 mamelucos, y 1.000 franceses aplastarían siempre a 1.500 mamelucos". Este episodio histórico sigue recordándonos cómo el éxito de los equipos, en una empresa o en un centro escolar, se asegura reclutando mamelucos y organizándose como franceses.
Aberración infame: Enseñar a disparar...
Mi chiste preferido de funcionarios

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¿A quién votamos el 9-M?

Con esta precampaña encrespada con bajas y altas pasiones convendría recordar que se trata de escoger diputados y senadores. Los obispos y los artistas, por no mencionar a otros colectivos que ya aparecerán, tienen sus propios sistemas de representación, que no son nada parecidos (para bien o para mal) al sistema democrático de las urnas.
Además de las rebajas de impuestos o los cuatrocientos euros, los especialistas en mercadeo electoral han comenzado a sacar otros conejos de las chisteras. En el centro de los argumentos de baja estofa que se pregonan, están los derechos y deberes de algunas minorías, que sumadas no son nada insignificantes: emigrantes (cuyo voto empieza a pesar), homosexuales, camareros,… o simplemente quienes prefieren algo más allá de un bipartidismo desbocado.
Con un mínimo de raciocinio y sosiego se podría pedir a obispos y artistas que se preocupen de su obra, para que nos siga atrayendo ahora que las estadísticas de ambos anuncian una caída en picado en interés, adeptos y vocaciones. Y a los políticos, una de dos: Que no metan a colectivos en su propaganda, o que los metan a todos: banqueros, empresarios, sindicatos, religiones, profesiones,…
En el fondo, es la vieja historia de agitar dineros, miedos y esgrimir ídolos sacros o profanos, que siempre funciona con un electorado pusilánime y desinformado. El romano “panem et circenses” (pan y circo). Quizá, entre las costumbres ibéricas a cuidar y proteger, figuran en lugar destacado los carpetovetónicos derivados del amiguismo: arribistas, chaqueteros, pesebreros (estómagos agradecidos),... ¿No hay algún partido que propugne una mejor formación ciudadana, una plural información política y una democracia participativa?
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2008/9m.DOC
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