Preparando nuestra ponencia en ICOT 2015, nos vemos impelidos a repasar la matriz de Stacey, que se forma con un eje horizontal según el grado de certidumbre (del máximo al mínimo) y un eje vertical de acuerdo social (igualmente decreciente).
Lo que han sido valores seguros en el pasado, certezas y acuerdos sólo producen tomas de decisión muy simples, casi triviales, esperadas y esperables, casi innecesarias por obvias.
Pero los más graves problemas reales esperan y necesitan, si persisten sin solución, respuestas rupturistas tipo Susan Sontag ("Las únicas respuestas interesantes son aquellas que destruyen las preguntas").
La matriz de Ralph Stacey dibuja un escenario donde se pueden dibujar zonas muy diferentes, desde el vértice donde son plenos el acuerdo y la certeza. Inicialmente, lo más habitual es el "cuadrante simple" (zona azul del primer gráfico) de la gestión ordinaria y estable de efectos lineales (causa-efecto), que se enreda (zona complicada) a medida se requiere solventar aspectos políticos o sociales donde hay menos premisas pactadas (en verde) o donde se requieren riesgos mayores de conocimiento experto en temas donde causas y efectos no son visibles (color salmón, de la primera imagen).
La zona de complejidad (en color gris), la que nos impide caer en lo H. G. Wells decía: "La civilización es una carrera entre la educación y la catástrofe". La innovación profunda, la disruptiva, nos incita a explorar estas procelosas aguas de la complejidad de lo líquido, de lo inexplorado,... pero sin llegar al vértice-vórtice de lo caótico.
Ha sido la matriz de Stacey una mención constante, por parte de Diego Soroa en TEDxNervionRiver y en Global Innovation Day, y en su preámbulo de la web de Wuzzin,...