La vieja escuela, diseñada en el siglo XIX, aún pervive en su arquitectura, organización y estructura. Incluso se infiltra en los currículos, las metodologías y la evaluación en todos sus niveles. Aquel diseño respondía a las necesidades de la industrialización con un alumnado rural tipo Tom Sawyer, que había de convertirse en obreros de fábricas como la recreada por Chaplin en "Tiempos modernos", con horarios establecidos y una disciplina uniformadora. La propia Universidad mantiene, incluso tras la oportunidad de Bolonia, clases dictadas siguiendo las pautas eclesiásticas, previas a la invención no ya de Internet, sino incluso anteriores a la imprenta de Gutenberg, que aún podemos reconocer en las iglesias donde tras las lecturas públicas (previstas para analfabetos) viene el sermón explicativo.
Las familias recuperarán la responsabilidad y presencia decisiva en la educación de su prole, algo que no fue fácil en etapas históricas actuales, pero que hoy es tan posible como necesario. Las familias, incluso más aún la sociedad en su conjunto, podrán intervenir de forma más continua y determinante en la formación que cada día reciben sus hijas e hijos.
El alumnado ha de recobrar un protagonismo que ha desaparecido en las últimas décadas. Su responsabilidad, desde edades tempranas, debe ser cultivada reconociéndoseles la capacidad de cuidarse mutuamente, y colaborar en la educación de escolares menores con una función de mentores, adicional a las tutorías ejercidas por el profesorado adulto. En una Escuela 2.0 determinadas labores pueden quedar en manos de miembros del alumnado, a fin de estimular su iniciativa y aportación a la comunidad. Además de la figura de delegada o delegado de grupo, cada alumna o alumno se hará cargo de distintas funciones dentro o fuera del aula. Las redes sociales canalizando procesos educativos darán visibilidad al alumnado que día a día estudia y se esfuerza (y no sólo al que se organiza para celebrar un botellón).
El aprendizaje desde los hogares y desde lugares comunitarios (bibliotecas, mediatecas,…) cobrará mucho mayor desarrollo y generará nuevas comunidades superando distancias y tiempos. Las Actividades Complementarias y Extraescolares, presenciales y virtuales, vivirán un auge sin precedentes. Las competencias educativas, el alma de los nuevos currículos, se desplegarán también en horarios no reglados y mediante educación informal,… pero de alta calidad propiciada por la conversación y la cooperación más abierta y estrecha entre todos los agentes educativos: alumnado, familias, profesorado y sociedad.
Se ha extinguido la creencia de que sólo se aprende del profesorado, que sí ha de guiar y estructurar el conocimiento y alentar las actitudes idóneas. Hoy ya se puede cumplir a la perfección aquella máxima de que hemos de aprender más todos... de todos los seres humanos. Porque los docentes también aprendemos de los discentes, los adultos de los niños, los "sabios" de los "ignorantes",... Aprender es algo continuo, como respirar: Indispensable y gratificante. Reivindiquemos nuestro rol de aprendices permanentes, compartiendo nuestra pasión por el aprendizaje en cada instante de vida.