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Matilda, de Roald Dahl, un libro perfecto para la infancia

“Matilda” (leer en PDF) es un libro imprescindible para iniciar a los más pequeños en el hábito de la lectura, ya que es una de esas historias con tal encanto que son capaces de crear pequeños y ávidos lectores. “Matilda” es una novela infantil escrita por el autor galés Roald Dahl. Fue publicada por primera vez en 19882. La historia se centra en Matilda Wormwood, una niña muy inteligente que, a pesar de tener solo cinco años, lee de forma fluida a diferentes autores y acumula grandes conocimientos. Matilda es una lectora empedernida. Sensible e inteligente, todos la admiran menos sus mediocres padres que la consideran una inútil. Además, tiene poderes extraños y maravillosos. Un día, decide desquitarse y empieza a emplearlos contra la cruel señorita Trumchbull.

El padre de Matilda, Harry Wormwood, es un estafador que vende coches de segunda mano robados y estafa a sus clientes. Su madre, Zinnia Wormwood, es una mujer vanidosa y alienada a la que sólo le interesa el dinero y la apariencia física. Matilda también tiene un hermano mayor, Michael, un muchacho promedio que se pasa el día viendo la televisión. La maestra de Matilda, Jennifer Honey, es una mujer dulce y cariñosa cuya devoción es enseñar a los niños no sólo conocimientos, sino también a ser buenas personas2. Por otro lado, Agatha Trunchbull, la directora del Colegio Crunchem, es una mujer malvada que abusa de los alumnos, imponiéndoles castigos crueles.

El autor, Roald Dahl, nació el 13 de septiembre de 1916 en Llandaff, Cardiff, Gales1. Era hijo de los noruegos Harald Dahl y Sofie Magdalene Hesselberg de Dahl1. Cuando tenía tres años, su hermana Astrid murió de apendicitis y su padre, unas semanas después, víctima de una neumonía. 

Cursó sus primeros estudios en la Escuela de la Catedral de Llandaff y a los nueve años ingresó en la St. Peter’s School, un colegio privado de Weston-super-Mare1. Después estudió en la Repton School, en Derbyshire, donde la fábrica de chocolates Cadbury enviaba muestras de sus productos a la escuela para que fueran probados por los alumnos. Esta experiencia le inspiró para escribir su segundo libro para niños, "Charlie y la fábrica de chocolate". 

En noviembre de 1939 ingresó en la Royal Air Force1. Durante una de sus misiones fue derribado en combate y tuvo que pasar seis meses hospitalizado. Dahl comenzó a escribir en 1942, publicando relatos cortos en revistas y periódicos. Fue afamado guionista de cine y televisión y varias de sus obras han sido llevadas a la gran pantalla. Es autor de géneros muy diversos y de temáticas muy variadas. Entre sus obras más populares se encuentran “Charlie y la fábrica de chocolate”, “James y el melocotón gigante”, “Matilda”, “El gran gigante bonachón”, “Agu Trot”, “Las brujas” y "Relatos de lo inesperado". Roald Dahl falleció el 23 de noviembre de 1990 en Oxford, Inglaterra.

La película, que nunca debe evitar la lectura previa o posterior del libro, fue dirigida por Danny DeVito en 1996, quien también interpreta al padre de Matilda, Harry Wormwood. Mara Wilson interpreta a Matilda, una niña prodigio que usa sus poderes telequinéticos para lidiar con sus padres abusivos y la directora de su escuela, la señorita Trunchbull, interpretada por Pam Ferris. La película es muy querida y a menudo se recuerda por su humor único y sus personajes memorables. Aunque hay algunas diferencias entre el libro y la película (véase este vídeo), la esencia de la historia y los personajes se mantiene fiel al material original. La película ha sido elogiada por su dirección, actuaciones y fidelidad al espíritu del libro de Dahl.
Audiolibro íntegro con todo el libro.
Otros posts nuestros sobre Dahl.

Pet Rock, la mascota perfecta


La mascota más rara del mundo fue, hasta el momento, una Pet Rock o Piedra Mascota, que hizo millonario su creador, Gary Dahl, vendiéndolas en 1975. Este publicista independiente ("Esa es otra forma de decir 'en bancarrota' explicaba") las anunció como las mascotas perfectas: no era necesario alimentarlas, bañarlas, pasearlas, ni preocuparse por ellas cuando te ibas de viaje. 

Las Pet Rocks (Rocas mascota) se hicieron enormemente populares en Estados Unidos, capturando durante unos breves meses el espíritu libre -o algunos dirían la estupidez- de la época. Gary Dahl concibió la idea mientras tomaba unas cervezas con amigos en su ciudad natal, en el norte California. Empezaron a hablar sobre las mascotas y cuánto mantenimiento requieren algunas, y Dahl les dijo que tenía las mascotas perfectas: rocas. 

Entonces decidió empaquetar algunas y ponerlas a la venta. Los Pet Rocks eran exactamente lo que decía en su envoltorio: piedras ordinarias, de forma ovalada, importadas de una playa en México y empaquetadas en una caja de cartón que tenía agujeros de ventilación y un nido de paja, muy parecido a un portador de mascotas.

Pet Rock, la mascota perfecta
El toque de oro era el manual que acompañaba a la roca, donde se aconsejaba cómo entrenar y cuidar a la mascota de piedra. Incluía instrucciones como esta: "Las Pet Rocks son fáciles de entrenar. Pueden aprender rápidamente a 'sentarse', 'quedarse' y 'hacerse el muerto'". Otro consejo decía: "Nunca lleve a su Pet Rock a nadar. Se sabe que son malos nadadores y se hundirán hasta el fondo. Está bien darles un baño ocasional en aguas poco profundas". 

El singular manual también informaba a los propietarios que las mascotas de piedra "parecen prosperar sin comida", que son "bastante perezosas" y que son "tercas y no vendrán cuando se los llame". "Disfrutan de las vacaciones" y "prefieren viajar en los bolsillos", agregaba. 

Las rocas se comercializaban por US$3,95 (equivalente a US$15 de hoy) y Dahl vendió más de cinco millones en 1975. Se convirtió en un millonario antes de que su idea se pasara de moda, después de Navidad. Según el New York Times, con ese dinero cambió su automóvil por un Mercedes Benz y reemplazó la pequeña cabaña en la que vivía por una gran casa con piscina. Aunque Dahl patentó la idea de las rocas como mascotas, eso no evitó que otros lo copiaran. 
Gary Dahle, inventor de Pet Rock, la mascota perfecta
Gary Dahl realizó una serie de proyectos fallidos, que incluyeron un "Kit de cría de arena" del desierto que comercializó en 1976 (permitía a los compradores "criar" arena de tubos "masculinos" y "femeninos"). En 1978 intentó vender cubos acrílicos con tierra que, según dijo, había sido sacada de contrabando de China. Los cubos costaban US$5,95 cada uno. "Si suficientes estadounidenses compran una pulgada cuadrada de tierra de China Roja, en poco tiempo habremos sacado todo el país de debajo de sus narices", le dijo a la revista Time en ese momento. 

También probó invertir en otros emprendimientos: abrió una taberna y un negocio de corretaje de veleros. "Un montón de locos" Pero ninguna de estas ideas despegó. Así que Gary Dahl retornó a la publicidad y escribió el libro "Advertising for Dummies" (Publicidad para tontos) en 2001. 

Falleció en 2015 a la edad de 78 años, con sentimientos encontrados sobre la idea que lo hizo rico. "Me dio un perfil demasiado alto", dijo a Associated Press en 1988. Desde que creó Pet Rock, afirmó, pasó demasiado tiempo lidiando con inventores que se le acercaban con todo tipo de ideas sin sentido: "un montón de locos", los llamó. "Hay una extraña periferia de locos que cree que yo les debo una forma de vida", señaló. "A veces miro hacia atrás y me pregunto si mi vida no hubiera sido más simple si no lo hubiera creado".

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Enid Blyton supera a J.K. Rowling como autora más querida

Enid Blyton fue la prolífica escritora de quien más libros leí en mi infancia, y muchos años después mis hijos también leyeron sus mismas obras (aunque en una lengua diferente, el euskera). En alguna otra ocasión, hablé de su influencia con "Los cinco".

Hoy, nos alegra leer que ha sido elegida como la autora preferida por los británicos, seguida por Roald Dahl, autor de "Charlie y la fábrica de chocolate", J.K. Rowling, creadora de "Harry Potter", Jane Austen y Shakespeare.

Charlie y la familia de chocolate

Tenemos la capacidad de construirnos (en) una amorosa familia para recibir todo el afecto, cariño y comprensión que merecemos y donde podremos ser nosotros mismos.

La película “Charlie y la fábrica de chocolate” de Tim Burton está fielmente basada en un popular cuento de Roald Dahl escrito en 1964. Estrenada el 15 de julio de 2005 ha merecido un notable éxito de difusión, que incluye una amplia reseña en la Wikipedia. El imaginativo libro es un clásico de la literatura infantil (tras un film de culto titulado "Un mundo de fantasía" que no llegó a estrenarse en muchos países) se encomienda una segunda adaptación cinematográfica al aclamado director Tim Burton, quien aporta su estilo marcadamente soñador a la entrañable obra original.

El producto es una aleccionadora comedia sobre niños y para niños, que recuerda la esencia de lo que auténticamente significa ser un niño. Se destina, oportunamente, a una infancia demasiado mimada en una época donde algunas familias parecen hechas de mal chocolate, pero no por su dulzura, sino por derretirse ante la menor calentura, como el palacio del sultán que aparece en la película.

La historia narra la vida de Charlie Bucket, un bondadoso niño de familia pobre que vive, junto a sus padres y cuatro abuelos en una vieja casa diminuta y destartalada, pero un verdadero hogar lleno de amor a la sombra de una descomunal fábrica de chocolate. Desde hace casi quince años, nadie ha visto entrar o salir de la fábrica a un solo trabajador, y tampoco han visto a su extravagante propietario Willy Wonka. A pesar de ello, incomprensiblemente, siguen elaborando grandes cantidades de chocolate que se exportan a todo el mundo. Un día aparece un trascendental anuncio, invitando a la famosa fábrica a cinco afortunados niños que encuentren unos cupones dorados escondidos entre las chocolatinas,…

Se describen, en forma de fábula caricaturesca, cuánto y cómo han malcriado algunos padres a sus repelentes hijos, tan ridículos como poseídos de sí mismos que apenas aprecian la maravilla de las alucinantes creaciones de Wonka. Uno a uno, por su grosera personalidad glotona, competitiva, mezquina o sabelotodo adicto a los videojuegos abandonan la visita antes de que haya terminado. Cuando sólo queda el pequeño Charlie, Willy Wonka le ofrece ser su único heredero con una condición imposible que obliga a renunciar a Charlie. Pero finalmente ambos descubrirán que Charlie ya era un afortunado por algo, como la familia, que faltaba a Willy, quien recibe un regalo aún mucho más generoso que el mayor emporio comercial.

La moraleja de la película, quizás demasiado explícita pero apropiada para el público infantil, es un canto al hogar y al tesoro de una familia unida que, frecuentemente, florecen mejor entre los menos pudientes. Son sublimes las escenas iniciales y finales. En las primeras puede verse el hogar de Charlie, donde la madre espera a su marido para ver si ha conseguido algo que mejore la aguada sopa de repollo. En las últimas, Wonka puede apreciar el valor de una familia reunida, donde tres generaciones comparten la magia de un menú lleno de amor. Quizá el momento supremo es cuando hasta el más pequeño de la casa, Charlie, reconoce con decidida valentía que nada es más sagrado que la familia. Decididamente el chocolate atesora un regusto de familiar a ternura.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/charlie.htm