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William James Sidis según James Thurber en The New Yorker

¿Dónde están ahora? ¡Día de los inocentes! por James Thurber. The New Yorker, sábado 14 de agosto de 1937, 22-26.

Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.

A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.

William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.

Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .

El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.

En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".

Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general. 

Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.

A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.

Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados ​​por el capitalismo. Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.

Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.

Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados ​​al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:

Desde los trenes subterráneos en Central, se toma un transbordo y se va a Allston o Brighton o a Somerville, ya sabes; En los automóviles desde Brighton, haga transbordo al metro de Cambridge este y tome un tren hasta Park Street o Kendall Square, al menos.

"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".

Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.

William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.

William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.

Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.

Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados ​​una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.

Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".

―Jared L. Manley (James Thurber) 1

1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.

2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".


4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".

PDF  Mecanografiando por Bill Paton.

Más contento que un niño con zapatos nuevos,... en Sudáfrica

 
Una vieja expresión propia de épocas pretéritas aquí, pero que todavía es una realidad en otras latitudes como en zonas de Sudáfrica

Primero fueron los juguetes, uno para cada escolar (ver abajo),... y al final fueron los zapatos para quienes lo necesitaban.

Juguete: Barco en una botella

Juguete: Barco en una botella 
Amazon está repleto de juguetes e inventos (recomendamos muchos con las máquinas de Leonardo da Vinci sobre los que escribiremos próximamente), la mayoría de origen no europeo. El último que hemos realizado con nuestros nietos ha sido este Kit Construcción Barco Botella Modelo Ship ahoy (¡Barco a la vista!) que se recibe en casa en un día por 12,55€.

Se puede hacer con niños entre 3 y 7 años, y un poco de paciencia y cuidado, en algo más de una hora, aunque la calidad del resultado final depende de lo "manitas" que sea el adulto que supervise la tarea (que obviamente no es nuestro caso). Como indica el título completo del producto, y siendo conveniente por tratarse de un juguete infantil, la botella es de plástico que se asemeja al vidrio. 

Lo más vistoso de hacer por los más pequeños es disponer la plastilina con la que se hace el mar que da soporte al barquito. Lo más perdurable, aparte de la botella con el barco en su base, es el mismo cofre pirata donde vienen todos los elementos, así como el librito de 32 páginas con las instrucciones y amenas historias de barcos y piratas (aunque sólo viene en inglés). 
Algunas fotos de "nuestra obra", con las prisas por ir a cenar.

Los inspiradores patitos de goma

Una historia que comienza el 29 de enero de 1992, cuando un carguero que había partido de Hong Kong rumbo a América perdió en medio del Océano Pacífico 29.000 juguetes de plástico para la bañera. Esta flotilla de náufragos patos amarillos, castores rojos, ranas verdes y tortugas azules, empezó uno de los periplos más grandes del mundo, casi en todas direcciones.

Su larga travesía de miles de kilómetros se ha revelado como una valiosa fuente de investigación oceanográfica. También ha sido objeto de atención en subastas, publicidad, solidaridad, carreras, cuentos,...

Los conquistadores de la playa

Los conquistadores de la playa
Así comienza cada Día D, la incruenta batalla de la primera línea de playa: Sombrilla en ristre, antes del alba, pertrechados con sillas y bolsas, se abalanzan espectros jubilados y madrugadores sobre la playa, dignos herederos de Hernán Cortés. Disputan los mejores lugares de cada arenal que, ya no sorprendido, les aguarda como cada mañana. Diligentes y disciplinados, distribuyen sus toallas desplegadas y zapatillas desparejadas para ocupar la máxima superficie, que celosamente protegen con almenas de arena, cual castillos medievales que siempre imaginaron. 

Cada familia exhibe su poderío con un blasón que recuenta el número de parasoles, tumbonas y trastos, cuanto más antiguos, voluminosos y oxidados más dignos de respeto. Estos lanceros veraniegos elevan enhiestas sus fundas multicolores para que sean distinguidas por el resto de la prole que, horas después, irán apareciendo por doquier. Los menores, con juguetes; los mayores, con el tesoro principal: las neveras portátiles de peso inimaginable que se ubican en el epicentro de cada sombra.

En ocasiones, con gentes de otras culturas que desconocen quién fue Pizarro, surge el conflicto. Verbal, pero subido de tono y amenazante. Suele concluir cuando, avergonzado el provocador guiri de turno, ha de replegarse ante el graznido acumulado del resto de conquistadores de playa que -como al grito de "A mí la Legión" apoyan el tácito statu quo de las playas carpetovetónicas. 

Si el sol arrecia, la familia entera se apelotona bajo la sombrilla, única o concentración de varias. Según la jornada avanza, especialmente en fin de semana, cada vez es más difícil defender el baluarte arenero, aunque haya sido reforzado con ahínco. Los bárbaros del mediodía, sobre todo los autóctonos, no respetan fronteras predefinidas, invadiendo con indolencia, incluso con descaro, zonas adyacentes que se suponían neutrales. Sólo al anochecer se distiende la ocupación y la playa recobra su sosiego, añorando el fin del verano. 
Paseo desde Mil Palmeras a Dehesa de CampoamorMuchos más posts de playas.

Limpieza en Ereaga (playa de Getxo) gracias a #OlaSinPlastico

Limpieza en Ereaga (playa de Getxo)
Álbum de imágenes de este evento de la Asociación Ecofemimista OlaSinPlastico.
Vídeos con la organizadora Raquel Clemente entrevistada por Marta Hernández de DEIA

Como datos significativos se han recogido 218 colillas, unos 1.800 envoltorios o trozos de envoltorios, 594 palos de bastoncillos, más de 150 fragmentos de poliestireno, 41 pajitas, 204 artículos relacionados con la pesca, 43 trozos de tela, 7 mecheros. 4 juguetes, 9 mascarillas, 45 trozos de papel y muchísimos microplásticos, imposibles de contar, incluidos los pellets o lágrimas de sirena.

Realizaremos limpiezas casi todos los meses, salvo imprevistos o cambios por la situación COVID19, os avisaremos por aquí y si lo deseáis el 1 de cada mes podemos enviaros el ecoboletín con el resumen de lo que hicimos el mes anterior, algún artículo nuevo e información de lo que haremos, además de una sección de autocuidado (cuidarnos primero para poder cuidar). Os podéis apuntar en nuestra página o si me decís os apunto yo. https://olasinplastico.org/

 Y, por supuesto, si alguien no quiere recibir más emails que me lo diga también. Todo lo hacemos respetando la libertad de cada persona y con mucho cariño. Sigue el post inicial con la convocatoria,...
Limpieza en Ereaga (playa de Getxo)
Nos ha llegado vía un grupo de WhatsApp esta iniciativa de Limpieza en Ereaga. Acudiremos como Asociación GetxoBlog este próximo domingo 17 de enero de 2021 de 10 a 13 horas, tras haberlo comunicado a través del email indicado: OlaSinPlastico@gmail.com. Tras haber estudiado la convocatoria, descubrimos que es algo más que una mera limpieza:

  • Se trata de un acto reivindicativo, queremos que se sepa que deseamos unas costas limpias.
  • Como acto educativo, porque sabemos que la acción es contagiosa.
  • Se transforma en un acto social, porque nos ayuda a conocer a más personas implicadas en el cuidado del planeta.
  • Es, sin duda, un acto solidario de vínculo con la naturaleza. Ella nos da todo, así que no podemos por menos que devolverle una pequeña porción de lo recibido.
Limpieza en Ereaga (playa de Getxo)
Procuraremos ampliar la información, para saber si esta convocatoria está vinculada a anteriores como la de enero de 2020 organizada o coordinada por Pakea Bizkaia. En esta web de SurfRider se cita a Raquel Clemente, como promotora.
Playa de Ereaga (Getxo)
Tras escribir al email indicado arriba, Raquel Clemente nos confirma que este evento está organizado por Asociación Ecofeminista "Ola sin plástico" (en Twitter, @OlaSinPlastico). Es una loable organización que ha nacido de la utopía de tres entusiastas amigas (Raquel, Majo y Laura) que cogemos olas y deseamos vivir en un planeta más habitable. Como bonus este magnífico documental completo, con subtítulos en español: Minimalismo. Lo hemos descubierto en el Instagram de Ola Sin Plástico.
Hashtag: #OlaSinPlastico.
Noticia en DEIA previa a la celebración, el 14-1-21.

Clausura de las XXIV Jornadas Pedagógicas de Barakaldo


Dicen que una buena comunicación, aunque sea una simple clausura, ha de constar de tres elementos: Un sugerente inicio, un final que induzca a la acción y que lo intermedio sea breve. El problema que sucede, desde que Internet existe, ya no es encontrar algo para decir.,.. sino seleccionar algo entre lo mucho que disponemos sobre educación para destacarlo. Podemos decirlo con imágenes de una "sopa cibernética" o con palabras de un blog.agirregabiria.net. Y esto era el comienzo.
Diez ideas para que extraigamos alguna conclusión, o mejor, algún marco renovado:
  1. La innovación educativa trata, básicamente, de la mejora global de la educación y su parámetro esencial es el éxito escolar de la totalidad del alumnado (Educación Especial, medidas de refuerzo,...), algo en lo que estamos volcados familias, profesorado y administración, pero que conviene recordar que no depende solamente de los agentes escolares o del contexto educativo.
  2. Necesitamos menos denunciadores en política y en educación, y más anunciadores que aporten brújulas, rumbos, mapas,..., brazos, cerebros y corazones. Y el camino hacia adelante, que conduce a la perfección individual y colectiva, siempre es cuesta arriba,... pero juntos podemos.
  3. Vivimos en el siglo XXI, entramos en su segunda década, y todo cambia aceleradamente. Hemos de transitar desde la escuela de Tom Sawyer hacia una "Escuela Google", donde los libros se entristecen se ponen celosos ante lo digital. Y esto es mucho más que llenar las aulas de cacharros... dispuestos de la misma forma de siempre.
  4. Jamás confundamos instrumentos con capacidades,.... Ni pensemos que basta invertir con presupuestos, para automáticamente lograr un cambio metodológico. Pasemos de las TICs a las MITs (Metodologías de la era de la Información y la Comunicación). No vale la vieja educación, con nuevas tecnologías,...
  5. Los nuevos recursos son mucho más que juguetes, aunque es una gran oportunidad que el alumnado más joven así lo perciba; todo lo digital debe ser ventana y puerta de futuro,...
  6. Confiemos en esas "máquinas de aprender" que son nuestros escolares... Aprovechemos el aprendizaje entre iguales, el poder de la amistad,...
  7. Aquí entra la competencia digital (a modo de viñeta de Néstor Alonso adjuntada arriba)... Excelente síntesis visual de un perfecto mensaje ad hoc.
  8. En la competencia digital se advierte con mucha mayor claridad que en las restantes competencias del currículo cómo el alumnado se forma (mucho y decisivamente) fuera del intramuros escolar (con sus propios PLEs ahora redescubiertos y extendidos). En definitiva, que los agentes educadoras más decisivos son, en orden decreciente, sociedad, entorno, familia, condiscípulos... y profesorado.
  9. Expandamos y prestigiemos el concepto de educación, para todas las edades, dentro y fuera de las escuelas, enseñando y aprendiendo entre todos,... Todo desde una perspectiva optimista. Nunca olvidemos que la felicidad trae el éxito (no al revés), Por ello, dedicarse a algo tan prodigioso como la educación implica -casi necesariamente- la premisa citada (la felicidad),... y por tanto, su conclusión (el éxito en construir el futuro).
  10. Desde la educación, y no sólo desde la escuela, se puede mover el mundo,... Y se puede arreglar nuestra sociedad con la clave educativa. Nosotros todavía creemos en algunas formas de magia,... como la educación.

"Another Brick in the Wall" de Pink Floyd (final de 1979). Blog oficial: barakaldokojardunaldiak24.blogspot.com.Vídeo incrustado de la clausura. Tuiteos con el hashtag: #24jornadabarakaldo. Nuestros tres posts sobre esta convocatoria de 2010. Jornadas en Barakaldo de años anteriores.

Los portadores de sueños, poema de Gioconda Belli

En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores;
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.

Detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.

Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores de sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños, sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales tuvieron algo que ver con esto,
la verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especimenes no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían,
se ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,
de todas partes venían a impregnarse de su aliento,
de sus claras miradas,
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arco iris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.

- Gioconda Belli, con su poesía Los portadores de sueños.
[Post en borrador mucho tiempo, que publicamos en su fecha original el 1-2-2012]

Echando de menos al nieto...

El verano se va acabando, y el nieto y sus padres se nos han ido de vuelta para Getxo. Hemos grabado el vídeo superior para que Julen recuerde, viendo sus rincones favoritos y los juguetes que no viajan con él (carrillón musical, abeja, enano, globo de helio,...).
Durante muchos días ha sido una felicidad despertarse y oírle por la casa. Nos ha mantenido a todos los de la familia, a su amama Carmen y a su aitxitxe Mikel especialmente, felizmente "secuestrados" a su lado, porque con sus ojitos se mantenía vigilante de todo lo que pasaba, casi hasta cuando parecía dormido. Mediante sonrisas, y algún gruñido, nos mostraba sus preferencias para ver o mover a su alrededor. Tras su marcha adelantada unos días, ha quedado un inmenso vacío en toda la casa vacía de todo su ajuar, pero esperamos verle de nuevo muy pronto...

¿Exaptación educativa? Otra senda de innovación del aprendizaje

Se denomina exaptación a aquella estructura de un organismo que evoluciona originalmente como un rasgo que provee adaptación a unas determinadas condiciones, y una vez que ya está consolidado (generalmente, varios millones de años después) comienza a ser utilizado y perfeccionado en pos de una nueva finalidad, en ocasiones no relacionada en absoluto con su "propósito" original.

Este fenómeno de "adaptación radical" se creó en 1982 para la Biología por parte de de Stephen Jay Gould y Elizabeth Vrba, cuando trataban de explicar el origen de adaptaciones sumamente complejas a partir de estructuras sencillas sin caer del todo en la idea de la preadaptación (Proceso de reacondicionamiento de un organismo para su desarrollo y reproducción a otro medio ambiente ecológico).

Se aplica recientemente a otros ámbitos como el caso de "exaptación empresarial" de una empresa bien conocido por quienes ronden los cuarenta años: Playmobil. Esta empresa se fundó en 1876 para la producción de artículos ornamentales y seguros. Posteriormente, en 1921 la compañía pasó a fabricar productos metálicos como teléfonos y cajas registradoras. En 1954 cambió su producción hacia el plástico, desarrollando, entre otras cosas algunos juguetes de plástico como coches o hula hoops.

La innovación en la educación también busca inspirarse en procesos de la naturaleza, que describen perfectamente capacidades de los seres vivos. Son claves las posibilidades de reforzar cuánticamente el aprendizaje con innovaciones disruptivas, pero formuladas sobre la base de las capacidades cognitivas y emocionales de todas las personas que aún no han sido activadas.
  
Seguiremos con este tema de las exaptaciones educativas.

Puente autoportante y otras máquinas de Leonardo da Vinci


Son múltiples las genialidades sólo en puentes del gran polímata, Leonardo da Vinci. Especialmente tras descubrir en Amazon productos, tipo entre maquetas para adultos o juegos para niños, como los siguientes:





Es necesario prestar atención a las edades recomendadas, porque la complejidad de estos juguetes es muy variable. Nos ha resultado muy fácil, divertido e instructivo organizar el Puente Autoportante de Leonardo da Vinci (incluso con dos juegos de piezas), desde los 3-7 años, pero seguir el proceso de montaje con otras máquinas como la catapulta o el tornillo aéreo precursor del helicóptero requiere la atención y constancia de 9 años o más,...
  Máquinas de Leonardo da Vinci

El mejor regalo de cumpleaños, tras 71 años probando

Una foto de hace 5 años, con los nietos mayores y ya irreconocibles.
Gracias a quienes me habéis felicitado por este 71º cumpleaños,...

Hemos llegado a la conclusión de que el mejor regalo, de cumpleaños o en cualquier otra ocasión, es dedicar un rato a estar, verse o hablar con la persona hacia la que queremos transmitir el cariño y la consideración que sentimos por dicho ser humano. Cuanto más recíproco sea ese afecto, tanta más felicidad logra ese encuentro, físico cuando se pueda o virtual en tantas ocasiones. También cuanto menores o mayores sean en edad, porque el tiempo fluye más rápido para estas personas y su afecto es más sincero y total.

Por tanto, las felicitaciones de tu pareja, de nietos, hijos, parientes, amistades y colegas son claves. No importa tanto si el mensaje o el abrazo llegó a primera o última hora, o incluso después o antes. Lo que se valora es que recuerden la fecha o, que en cualquier momento, te hagan llegar su aprecio.

El contacto humano, el mensaje que por tantas vías acaba llegando, mejor en vídeo o con voz, ese es el regalo perfecto que necesitamos en esos hitos que marcan la trayectoria de nuestra vida. Todo ello sin menospreciar, en absoluto, otros excelentes regalos, materiales o más etéreos (como un recuerdo compartido, unas palabras acertadas,...).

El grado de personalización del regalo es el mejor indicador del conocimiento mutuo que existe, con total independencia del precio. Una taza grabada con un mensaje significativo, o una tarjeta especial. ¡Ah, y los libros, esos tesoros que son los mejores juguetes y que nos transportan a mundos distintos! (post)Regalar una novela, un ensayo o un libro de poesía puede ser un gesto muy apreciado. Como dijo Charles Dickens: “La Navidad (o el cumpleaños) es esa fiesta que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar”. 

Pero siempre lo óptimo es tiempo y atención: A veces, el mejor regalo es simplemente estar presente. Una llamada telefónica sentida, una visita o una tarde compartida pueden ser invaluables. Ya lo hemos dicho y escrito aquí desde hace décadas: Hay muchos tipos de regalos: los mejores vienen en forma de personas. El corazón es una riqueza que no se compra ni se vende, se regala.🎁🎂🎉
Regalo de Léa en abril de 2024
El mejor regalo material del día.
 

El Rey Melchor tomándose un baño en Getxo

El Rey Melchor tomándose un baño en Getxo 
Graciosa y efectiva la publicidad de Gumuzio&Prada@GumuzioyPRADAempresa de diseño e interiorismogalardonada con el primer premio  en la categoría de escaparates físicos en el XXV Concurso de Escaparates de Getxo organizado por Getxoenpresa. En escaparates virtuales, el ganador fue la campaña de Bai&By.

Lo más sorprendente ha sido ver el cambio tras la noche de reparto de regalos con un agotado Rey Melchor aliviándose el dolor de cabeza y bañándose al tiempo que degusta un merecido roscón de reyes. Ya no lee las cartas donde se les pedía juguetes, sino la crónica de la cabalgata,...  El Rey Melchor tomándose un baño en Getxo 
Más fotos del escaparate premiado.

Makeblock mBot, Robot Educativo

Ahora que alguno de nuestros nietos comienza a acudir a cursos de robóticaScratch, siguiendo la senda de los numerosos juguetes robots precedentes hemos de adentrarnos en los procelosos océanos del mercado de los robots educativos.

Estamos pensando en opciones como Makeblock, con mBot un Robot Educativo de apenas 81 euros (mediante Bluetooth) que se monta, modularmente desde pocos (6) años (ver en estos vídeos del distribuidor) y que permite iniciarse con este hardware libre. En este comienzo lo preferimos a alternativas como  LEGO Mindstorm, o LEGO WEDO (compatible con Scratch), donde el tiempo en construcción requerido (y el juego de creatividad que puede ofrecer)  es importante. 

La versión de Scratch adaptada es mBlock  para poder programar placas de Arduino de estos robots de Makeblock.
Makeblock mBot, Robot Educativo 
Álbum de imágenes.