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Excusas por todos los e-mails no contestados...

... debidamente. Muchos escuetamente respondidos; otros, los menos, directamente sin atender. Entre el casi centenar de correos electrónicos recibidos por día, cuya lectura supone media hora diaria, figuran muchas peticiones de "cómo ganar con la lotería" o "cómo perder peso". Lo de las loterías quizá sea fruto de varios artículos en los que, casi indefectiblemente (con alguna excepción para explicar matemáticas), animo a NO GASTAR en loterías. Lo de adelgazar es resultado de algún buen propósito (personal), de alguna broma,... y de que parece preocupa mucho (sobre todo a jóvenes latinoamericanas). Sólo en un post y en un blog auxiliar, espejo de éste, se produjeron decenas de comentarios y peticiones, que apenas es una fracción de las recibidas por e-mail. Por todo lo cual, recomiendo a los bloggers a NO escribir de estos dos temas (loterías y peso) que desencadenan tanta correspondencia insistente y apremiante, que lamentablemente no se puede contestar como desearíamos.

Más aún duele no poder participar o colaborar en peticiones de apoyo o seguimiento que ocasionalmente nos piden amigos del blog, algunos desde la proximidad geográfica o temática. Pero el tiempo es limitado y no siempre podemos comprometernos más allá de nuestras posibilidades. En todo caso, siempre es de agradecer la correspondencia recibida, que significa tiempo dedicado por los interlocutores. También nos permitimos recomendar el uso de los comentarios para hacer más extensivas las preocupaciones e intereses de nuestros amables lectores. ¡Gracias a tod@s ell@s, y especialmente a l@s comentaristas!

¿Lotería o bobería?

Según datos oficiales de la última Memoria del Juego, entre loterías, quinielas, casinos y máquinas, excluyendo algunas modalidades como hipódromos, en el Estado se han jugado 25.854 millones de euros (4,30 billones de las antiguas pesetas) durante 2002. El gasto real de los jugadores, lo NO recuperado en premios, asciende a 8.335 millones de euros (1,39 billones de pesetas), el 32,24% de lo jugado y que supone los ingresos de los administradores de los juegos.

De lo que se juega y no se recupera en premios, que además se redistribuyen pésimamente en unos pocos ganadores, cada persona en promedio pierde 202,74 € (37.788 pesetas) al año. Esta cantidad se distribuye fundamentalmente en máquinas, lotería nacional (ahora vienen los atracos de la navidad y el niño), bingos, primitiva, casinos, bono-loto y quinielas. Sólo en loterías y apuestas del Estado, lo jugado al año en promedio asciende a 245 € (45.665 pesetas) por cada madrileño, 239 € (44.546 pesetas) por cada valenciano, 216 € (40.259 pesetas) por cada vasco,... que son quienes más dilapidan en juegos de azar, donde el gestor se queda directamente con el 36.37% del importe (reservándose el 30% en la Lotería Nacional y el 45% de primitivas, bono-loto y quinielas), promedio superior al de casinos (23.52%), máquinas B (25%) o bingo (35.58%), pero inferior al de la ONCE (52%).

Estas escandalosas cifras descubren una extendida y arraigada adicción al juego, que además se alienta desvergonzadamente desde los poderes públicos. Una familia media de cuatro miembros “pierde” (descontando los premios que unos pocos ganan) más de 808 € (151.000 peses) al año. Además la gravedad de este infortunio se agrava por el hecho de que quienes más despilfarran son quienes disponen de menos recursos y de menor cultura para comprender de las loterías son una ruina cierta. El juego además provoca un efecto paralizante, porque muchos jugadores y sus desoladas familias dejan pasar su vida a la espera del próximo sorteo, sin dedicarse a mejorar su formación o su trabajo, que son los únicos cauces firmes para el progreso personal y familiar.

La lotería es un impuesto a la estulticia y a la idiotez, que se ceba en los más desvalidos. Se aprovecha de la desesperación de la pobre gente, reduciendo su única esperanza a que les “toque” un premio. Explotan la ignorancia y la superstición de los más débiles, induciéndoles a desperdiciar su contado dinero en una apuesta segura: PERDER EN LA LOTERÍA. El refranero popular abunda en certeros dichos: “El que juega a la lotería, se arruina cada día” o “Trabajo y economía son la mejor lotería”. Jugar sólo trae suerte para la desgracia. Cada uno es artífice de su propia suerte: Cuanto más trabajemos, más suerte tendremos.

Existe un método infalible para ganar en la lotería, cada día, en cada sorteo y con una ganancia del 100%: No jugar, y guardar el dinero sobrante en una hucha, como dijo con más gracejo un personaje de Arniches. El gusanillo del juego se puede disfrutar exactamente igual, imaginando que jugamos al número 12345, o en la loto al 1, 2, 3, 4, 5, 6, que son tan probables como el número que pudimos comprar. Cuando veamos el resultado en televisión, comprobaremos que hemos ganado por no jugar. Quienes llevamos cuarenta años “jugando” así, sin habernos tocado nunca, hemos conseguido mucho dinero, tiempo y felicidad. Recordemos: La solución consiste en un “juego imaginario” y una hucha real, cuyo mejor destino es la educación propia o la de nuestros hijos.

Teoría para ganar la lotería

Un método infalible para ganar cada día con las quinielas, bonolotos, casinos, apuestas y otros juegos de azar.

Gane dinero como yo lo hago. He decidido compartir mi sistema, del que llevo años beneficiándome. No es justo que sólo algunos nos enriquezcamos con las loterías, mientras que muchos pierden semana a semana sus ahorros e ilusiones. No pido dinero por contarles mi truco; al contrario, les garantizo que si no funciona yo mismo les reembolsaré las ganancias que prometo.

No hay trampa alguna para obtener un sueldo extra asegurado, pero la fórmula debe ser aplicada constantemente y sin variaciones. Su secreto radica en cómo se reparte la recaudación de los sorteos. Entre un 30% y un 50% de los ingresos se destina como tributo a la hacienda pública, mientras el resto se dedica a gastos de gestión (vendedores, administradores, máquinas, papelería y publicidad), y lo que queda a premios. Además los pocos afortunados a quienes les toca algo vuelven a pagar altos impuestos tras recibir su pago, de modo que muchos premios finales quedan reducidos a la mitad.

Así que la forma más inteligente de jugar, el único modo seguro de ganar es… no jugar, pero animando a que los demás lo hagan. Así paguen ingentes impuestos que luego nos financian a todos la educación, la sanidad, las pensiones y otras necesidades sociales.

La lotería es un impuesto voluntario que nos sufraga a todos, y sin costo para quienes nunca jugamos. Hemos de agradecer a esa mucha gente altruista y entusiasta que cada semana corre a pagar esta contribución querida por ellos. Algunos opinan que es un mal social que a muchos pobres les hace más pobres sólo para que nazca un nuevo rico. Lo cierto es que este impuesto voluntario nos alivia económicamente a quienes sabemos cómo ganar con las loterías. Ojalá hubiese más formas de impuestos voluntarios con tantos adictos ingenuos y generosos.

¡Ah, tampoco es verosímil ese bulo de que hemos de comprar un boleto por si el destino quiere que ganemos el gordo! Si Dios quisiera nos encontraríamos un billete junto a una lotería donde se Versión .DOC para imprimirexpusiese en grande el número premiado,… En todo caso, gracias a todos esos habituales consumidores de loterías por su denodado y caritativo esfuerzo en financiar gran parte de nuestros gastos sociales.

Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/loteria.htm

Juega a Euromillones… esta semana

Quienes venimos predicando que las loterías son un impuesto a quienes no saben matemáticas, esta semana cambiamos el discurso.

En todas las fórmulas de sorteos, quinielas y demás loterías lo habitual es que sólo un porcentaje se dedique a premios, destinándose el resto a cubrir los gastos y a impuestos. Por tanto, la mejor opción que asegura el “dinero atrás” es NO jugar y recibir el premio colectivo de lo cubierto con dichos impuestos, aportado por la gente más modesta y desinformada que gasta su escaso dinero en hacer un nuevo rico y pagar un tributo más.

No es preciso saber estadística para conocer que por el importe de cualquier boleto nos ofrecen una probabilidad que es menor en dinero. Por ejemplo, Euromillones destina a premios sólo el 50% de la recaudación, por que por los 2 euros apenas nos dan una probabilidad media de 1 euro,… en general.

Este viernes se producirá una situación inhabitual y favorable a los jugadores. El sistema de “bote acumulado” del primer premio, no acertado en las últimas semanas, ha dado como resultado que un único acertante recibiría unos 180 millones de euros (unos 30.000 millones de pesetas). Dado que la probabilidad de acertar una combinación de cinco números del 1 al 50 y dos estrellas del 1 al 9, es de 1 entre 76.275.360 (=50*49*48*47*46/[5*4*3*2*1]*9*8/2), y que por 2 euros se pueden obtener 180 millones, esta semana la «esperanza matemática» del juego es positiva (90 a 76).

Conclusión: Lo mejor es no apostar nunca a juegos de azar, y no dejarse la paga extra en el sorteo de navidad. Pero si alguien va a jugar, que aproveche esta semana. Un sistema sería agruparse para “comprar el bote” jugando los 76 millones de combinaciones posibles (de paso se ganarían los premios menores que suman otros 76 millones de euros adicionales), con un beneficio neto de 104 millones de euros, libres de impuestos… Pero siempre podría pasar, y es probable que pase, que otro u otros jugadores con una apuesta baja coincidiesen y se repartiesen el goloso primer premio. Lo mejor, juegue un boleto de 2 euros… y a soñar.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/euromillones.doc

Fiebres de diciembre

Cuidémonos de los dos extendidos timos navideños: la ‘tontería nacional’ y la ‘ilusión monetaria’.

La “cuesta de enero” se genera en el “consumismo de diciembre”, cuando se juntan dos tradicionales y generalizadas estafas. En primer lugar, el ‘impuesto a la pobreza’ en forma de loterías de Navidad y del Niño, donde gastamos sumas ingentes de dinero que sólo sirven para crear algún nuevo rico a base de que muchísimos infelices nos hagamos más pobres.

En segundo lugar, para quienes disponen de la “paga de navidad”, se produce lo que los economistas denominan la ‘ilusión monetaria’, por no aumentar el poder adquisitivo a pesar de recibir más sueldo. Al crecer en masa el salario de la población activa los productos se agotan antes, por lo que incrementan su precio. En diciembre con una nómina doble pagamos unos precios doblados en regalos y celebraciones. El truco es que con más dinero sólo compramos lo mismo.

Mejoremos fácilmente nuestra calidad de vida con dos simples consejos:

1º Nunca apostemos a ningún juego de azar. Mejor ingresar el dinero de quinielas y loterías en una hucha que abriremos en enero para recoger lo jugado en un año. Nos sorprenderemos de cuánto acumula y de que siempre toca.

2º Guardemos la paga extra hasta que termine la época de consumo desbocado en la campaña navideña. La misma paga que se evapora en diciembre, se cuadruplica en las rebajas de enero, cuando bajan notablemente los precios.

A la familia y a las amistades podemos regalarles desde este año 2004 una verdadera navidad de calidad, no de cantidad, con pequeños y originales obsequios hechos por nosotros mismos o buscados con antelación y cuidado. Recordemos que siempre el mejor regalo es compartir nuestro tiempo y afecto con los nuestros.

El arte y el placer de ahorrar

El placer de ahorrar
Siempre hemos pensado que la fortuna perfecta no es la inmensa, sino una justa y ganada con esfuerzo que te exija valorar lo que inviertes, lo que gastas y lo que ahorras. Lo hemos conseguido: No tenemos demasiado poco que te provoque preocupaciones, ni demasiado mucho que no demande tiempo y otro tipo de desvelos.

Así se logra esa felicidad de lo equilibrado y poder degustar algún ocasional gasto, así como los constantes ahorros que son también una fuente inagotable de placer cotidiano e inagotable. Por supuesto ahorrar sin tacañería, sin escatimar en los demás. especialmente en quienes tienes más cerca, como la familia y las amistades. El más rico de todos los hombres es el ahorrativo; el más pobre, el avaro.

Así se logra aquella máxima de "Quien sabe gastar y ahorrar es el más feliz, porque disfruta con ambos procesos". El ahorro es un arte y, además, es poético, porque es creador: el derroche simplemente es demasiado fácil y, por ende, destructor. Llega a darse el paradójico caso de comprar un Tesla para ahorrar a lo largo de la vida,... 
La playa, que un amigo llama de Caja de Ahorros
Foto de una playa, que algunos decimos "cajas de ahorro", porque pasas todo el día sin gastar nada,... 

Algunos trucos son divertidos y efectivos, si los conviertes en hábitos:
  • "Ahorra siempre, parte de lo que ganes". Ganar sin ahorrar es casi no ganar. Fácil de entender, pero cuesta convertirlo en una rutina, sin excepciones.
  • "Compra solamente lo necesario; lo superfluo, siempre es caro". Por ejemplo: Algunos preferimos solamente un lapicero, a tener dos en la mesa, porque es más fácil de elegir y te ahorras unos céntimos.
  • "Nunca gastes tu dinero antes de tenerlo". No pagues intereses a nadie. Excepto mi primer coche, aquel memorable Seat 127 con 12 letras avaladas por el tío Félix y una mínima hipoteca de la primera casa, jamás hemos pedido un crédito. Hay que pensar al revés: "No ahorres lo que te queda después de gastar, sino que gasta lo que te queda después de ahorrar".
  • "El camino hacia la riqueza depende es doble: trabajo y ahorro o inversión". No hay otra vía, esforzarse mucho y administrar bien. A menos, que no es nuestro caso, que seas alguien que hereda y que pregona que "el ahorro es una cosa muy hermosa, especialmente cuando tus antepasados lo han hecho por ti".
  • "No jugar a loterías, es ganancia segura". Una vez más repetimos una certeza matemática: Es una pésima inversión apostar a cualquier juego de azar, donde únicamente gana el gestor y la hacienda. Ni siquiera los pocos afortunados, porque es una fortuna no merecida, que suele dilapidarse.

Supersticiones válidas

Una creencia contraria a la razón, una fe desmedida o una valoración excesiva respecto de algo, es decir, una superstición… ¿podría ser útil?

No hay superstición que no haya nacido de alguna necesidad humana, generalmente del desconocimiento o de la credulidad. En los albores de la historia de la humanidad, se explicaron los fenómenos complejos con causas simples, muchas veces absurdas e ilógicas… Al menos desde una perspectiva contemporánea, tras el avance del saber y la extensión de la educación.

“El nacimiento de la ciencia fue la muerte de la superstición”, sentenció el biólogo Thomas Henry Huxley. Sin embargo, todavía perviven muchas supersticiones en todas las culturas y civilizaciones, principalmente entre gente sencilla… o demasiado candorosa. Incluso el mismo Kant apuntaba que “La superstición es la poesía de la vida”. Naturalmente se refería a lo espontáneo, cándido e imaginativo de creer, por ejemplo, que una herradura protege a su dueño.

Lo cierto es que existen amuletos que incitan a la buena suerte, y otros conjuros que llevan a la desgracia. Entre los fetiches que conjuran a los malos augurios están: ponerse el cinturón de seguridad en los coches, beber agua (no hace falta que sea bendita, pero sí que sustituya al alcohol), coger un libro… y leerlo, apartar el tabaco y todo lo que se fuma,… Y entre los gestos que traen mala suerte pueden citarse: malgastar en loterías (trae pérdidas económicas… a casi todos), decir palabras malsonantes y más si van dirigidas a otros, usar la violencia o meterse en peleas, sobrepasar los límites de nuestras capacidades (conduciendo, bebiendo, comiendo,…) o creer en tonterías de timadores o curanderos en vez de escuchar a médicos y científicos.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/supersticiones.DOC

Que no nos toque la lotería

Cada semana mucha gente espera que le toque la lotería para salir de las penurias cotidianas, pero ¡cuidado!: Hay muchas rifas en juego.

Un décimo, un cupón, o una quiniela significan participar en un juego con una probabilidad ínfima de ser agraciados. Quizá una opción entre 80.000, o una posibilidad entre varios millones. Al anunciarse el boleto premiado, y no ser el nuestro, nos llevamos la consiguiente decepción, que tratamos de enjuagar…gastando de nuevo en el siguiente sorteo.

Debiéramos considerar que diariamente participamos, queriéndolo o no, en otras muchas tómbolas. Ahora mismo están siendo adjudicados accidentes domésticos, de trabajo o de tráfico, y se están repartiendo –más o menos al azar- cánceres y otras enfermedades graves. Todos nosotros, y nuestros familiares, tenemos boletos de tan indeseables loterías y desgraciadamente con probabilidades mucho mayores que la del “gordo de navidad”.

Mejor no malgastar nuestro tiempo, dinero y esperanzas jugando a juegos aleatorios, pero si lo hacemos y no nos “toca”, consolémonos pensando la suerte que gozamos si aún mantenemos la salud, bastante más necesaria que el dinero. Definitivamente: Hay “sorteos” que conviene sortear y no acertar. ¡Mucha suerte y que no nos toque ninguna lotería!
Versión .DOC para imprimir

Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/noloteria.htm