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Midiendo con el Metro

Con más asiduidad que Martin (Varsavsky, naturalmente) suelo viajar en Metro. Y creo que no existe mejor observatorio social. Junto a realidades muy esperanzadoras, como gente joven y menos joven leyendo, mujeres generalmente, también se aprecian rasgos de egocentrismo e insolidaridad. Sin llegar a extremos como la lamentable agresión racista a una niña ecuatoriana, por desgracia es corriente que los más jóvenes no cedan el asiento a las personas mayores.

Ayer mismo fui testigo de cómo cuatro gandules iban exhibiendo sus atuendos de equipo y bolsas de deporte, sin que ninguno de ellos permitiese sentarse a una anciana que difícilmente se mantenía en pie justo en medio de ellos. Lo que más me entristece es que me desentendí y no ejercí de educador ante semejantes mastuerzos... Nos queda mucho por mejorar en la escuela, en la familia... y en la calle.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/metro.DOC

Lecciones para la vida de Rick Elías

 
Cuando en el famoso vuelo 1549 de US Airways creyó que se iba a estrellar su avión (aunque luego acuatizó sobre el río Hudson, como se puede ver en el vídeo inferior), Rick Elias aprendió tres lecciones, que nos comparte en esta Conferencia TED:
  1. Todo, la vida, cambia en un instante. Bébete el vino bueno de la bodega,...
  2. No tratar de tener razón (por el ego), sino elegir ser feliz. El egoísmo, el egocentrismo, aleja la felicidad
  3. Morir no da miedo, llevamos toda la vida preparándonos para ello. Pero puede ser triste si no hemos cumplido con nuestras metas esenciales, ser una buena persona, una buena pareja, un buen padre o madre, alguien que ha dejado un legado con su trabajo,...

Más entradas con la etiqueta TED,... o sobre la felicidad.

Agirregabiria se retira del mundo blogger

Contrastes norteamericanos
Tras nuestro cumpleaños emprendimos una quincena vacacional de larga distancia. Todo viaje es una travesía baldía,... si no transforma al viajero. Nuestro reciente periplo nos ha hecho cambiar, nos ha permitido escuchar todas esas voces externas e internas que hacía tiempo no oíamos. Ha sido una maravillosa experiencia recorrer California y Nevada con Carmen, con nuestro hijo menor y su pareja. El ritmo es muy dispar, pero perfectamente compatible y muy aleccionador.

La vuelta hace tres días ha sido una inmersión con nuestro nieto, la mejor fuente de aprendizaje e inspiración. Un niño de dos años está siempre activo, es feliz, aspira a todo y prefiere hacer aquello que mejor sabe. Jamás intenta ser alguien diferente de quien es, ni se le ocurre que tal cosa pueda existir. Cuando se cansa, se duerme, y cuando se despierta comienza a bullir.

La abuelidad (grandparenthood, grandparentalité), este concepto merece un nombre, es una experiencia inenarrable. Contiene todas las grandezas de la maternidad o la paternidad, pero vistas con la clarividencia de la edad, con la relatividad del tiempo y con el sosiego de la perspectiva generacional. Ante todo es, como en las demás etapas de la vida, una vivencia de aprendizaje,... y de des-aprendizaje. Descubrir la vida por tercera vez, tras la infancia y la paternidad/maternidad, ofrece nuevos referentes inéditos. Se desaprenden la premura, la ambición (que sólo es el último refugio del fracaso), y los muchos falsos ídolos que se prodigan a nuestro alrededor. Y se aprende que la felicidad depende de los detalles menores, y que hay causas por las que luchar hasta el final de los tiempos.

La familia, lejana y cercana, y las amistades, algunas vía la dimensión blogger, nos han aportado certidumbres concentradas estos días de viaje y de retorno. Hemos llegado y nos hemos sumergido en el bullicio laboral y el ajetreo diletante de la blogosfera,... y casi no lo contamos. Las tareas y las citas se acumulaban, hasta un punto insoportable. El viernes paramos un poco la agenda, y hoy toca reflexión y medidas a adoptar.

Se notan que pesan los años y los kilos, 59 y 95, incluso cuando los primeros eran menos y más los segundos. Las prioridades vitales se reordenan con contundencia. Lo primero es la familia, especialmente los que más nos necesitan, nuestros menores y nuestros mayores.

Ahora que algunos buenos amigos cumplen y cuentan años como bloggers (aportaremos nuestras felicitaciones), otros hemos dejado de enumerar para siempre. Cambiamos lo cuantitativo por lo cualitativo, no seguiremos hablando de cifras, ni llegaremos a subir los 200 GB de fotos y vídeos de las jornadas finales del último viaje. Apenas algunas imágenes elegidas. Hoy comienza esa mutación. Menos microblogging, menos imágenes,...

Volveremos a apelar, en exclusiva, a las motivaciones intrínsecas para mover nuestra existencia. No perseguiremos reconocimientos externos, ni anhelaremos representación alguna, pero seguiremos peleando por nuestras causas, por más fracasos que acumulemos (porque son las derrotas valientes quienes dignifican a las personas).

De modo inmediato anunciamos una retirada de muchas colaboraciones que solemos aceptar porque todas ellas son valiosas, pero ante las que no podemos responder constante y debidamente. Lo haremos saber en primer lugar a quienes han contado con nosotros, pero es tiempo de replegar alas, de reducir la extimidad y elevar el pudor, de bajar la actividad y subir la vivencia, de reposar los estímulos y expresar mejor las emociones y las ideas.

Proseguiremos hasta el 3 de abril de 2013, hasta llegar a ser sexagenarios, nuestras peculiares aventuras blogosféricas que hemos impulsado con demasiado personalismo (en sus tres acepciones), como se mueve una cuerda: tirando desde adelante (tracción) y no empujando desde atrás (propulsión). La políRica, HAMAR 10hamar.wikispaces.com, GetxoBlog getxoblog.wikispaces.com, Blogeu blogeu.wikispaces.com,... siempre contarán con nuestro apoyo,... si otras personas toman el relevo en la cabecera e impiden su desaparición demostrando que mantenían alguna validez. Nos quedan menos de doce meses para animar a tantos bloggers que han colaborado decisivamente y hecho posibles estos proyectos, para buscar nuevos liderazgos y apoyos, para recomponer o dilucidar sus objetivos, sus estructuras, sus destinos.
Yor Name Here
Imágenes recientes. La primera con una vagabunda ante un bello edificio de Santa Mónica. La segunda apela a la búsqueda de reemplazos ("pon tu nombre aquí", vista cerca del aeropuerto de Los Angeles). Incluso este llamamiento, comenzando por el título y los autoenlaces, rebosa egocentrismo, pero éste es el menor de nuestros defectos.

[Actualización: Precisando y matizando JAMÁS nos retiraremos de bloguear mientras seamos capaces, pero no podemos asumir más responsabilidades de primera fila por lo que pedimos refuerzos que nos releven en la cabecera de esas asociaciones que hemos impulsado con otra mucha gente. Seguimos en contacto diario, con un post por día, aunque a veces con retraso,...

Esta entrada ha producido algunos de los efectos que esperábamos. Algunas mujeres han dado el paso y proponer iniciativas para HAMAR, GetxoBlog, Blogeu,... ¡Gracias!]

57 millones de blogs... algunos de ellos tienen que ser buenos

Según los últimos datos del agregador de blogs Technorati, cada 24 horas se crean 100.000 nuevos blogs en todo el mundo. La blogosfera ya suma más de 57 millones de bitácoras personales y sus habitantes escriben 1,3 millones de anotaciones por día. Algo está pasando para que toda la población equivalente a España y Portugal se haya decidido a escribir regularmente de forma altruista.

¿Una moda?, posiblemente.
¿Afán comunicador?, sin duda.
¿Una carencia?, casi, casi.
¿Egocentrismo?, probablemente.
¿Libre expresión y conversación? Exacto.

(Recogido de La Huella Digital...)

Nosotros, sí, gracias

En educación, los aspectos de relación son centrales, incluso en los casos límite con alumnado autista, por ejemplo. De ellos, hemos aprendido mucho y estas enseñanzas son válidas para todas las personas que deseen, real y sinceramente comunicarse mejor. Además, conociendo estas técnicas podremos desenmascarar a quienes las emplean con profusión para manipularnos, como algunos politiqueros y gacetilleros.

Muchos estudiantes, con o sin autismo, están condicionados a reaccionar negativamente a un ‘‘NO’’ imperativo (‘‘no hagas eso’’...). Estas negaciones indican frecuentemente que el hablante está disgustado o que algo está mal, pero no informan sobre cómo remediar el problema. Así que recomendamos al profesorado (y a las familias) el uso de palabras o expresiones negativas con extrema moderación y sólo cuando requieran obediencia inmediata en casos de emergencia. También es mejor hablar concisa y ordenadamente. Demasiadas instrucciones y explicaciones crean frustración y confusión. Es necesario que el profesor señale claramente qué es lo que quiere que los escolares hagan y por qué. Hay que ser razonable en lo que se pide y la demanda debe ser tal que los alumnos sean capaces de cumplirlo. Los enunciados negativos no aportan las indicaciones necesarias para aprender cómo comportarse de un modo más apropiado y, por el contrario, sugieren que lo negado es apetecible.

Debe evitarse las instrucciones formuladas de un modo amenazador o impositivo, porque los oyentes tenderían a ponerse a la defensiva y les provocaría a hacer justamente lo contrario de lo pedido. Un tono neutro puede ayudar. Por ejemplo: es mejor indicar: ‘‘Es la hora de estudiar’’, en vez de ‘‘Tienes que estudiar ahora mismo’’.

En comunicación, las críticas, los reproches, las amenazas, lo negativo, lo confuso…, sobra. Si nos dicen: «No pienses en un elefante rosa», ya lo estamos evocando en la imaginación… Queremos y necesitamos ideas positivas, claras, conciliadoras, específicas…, justamente lo casi inexistente en la comunicación social y política. Hasta las campañas más costosas y bienintencionadas caen en este craso error: ‘‘NUNCA MÁIS’’, ‘‘NO a las DROGAS’’, ‘‘PLAN ANTITABACO’’, ‘‘NO a la VIOLENCIA DOMÉSTICA’’… Forges, al menos y sólo por sobreabundar, en sus viñetas dice: ‘‘PAZ SÍ, guerra no’’, y el lema hippie decía ‘‘HAZ EL AMOR, y no la guerra’’. Otros aciertan de pleno como ‘‘Gesto por la PAZ’’.

Las frases negativas son nefastas, porque ­aparte de ser cognitivamente más difíciles de interpretar y más si son extensas­, declaran y despliegan una sensación general de inseguridad, desaprobación y hostilidad (a lo sumo condescendencia) que invade a lo dicho. Fíjense que, aunque gramaticalmente digan lo mismo, las tres oraciones siguientes trasladan una impresión muy diferente:
1. ‘‘Estoy contigo’’ (concluyente, enfática y con empatía).
2. ‘‘No discrepo de ti’’ (breve, pero displicente y apática).
3. ‘‘Nunca puedo evitar negar que no esté en desacuerdo con lo contrario que tú refutas rechazar’’... (pura confusión grouchiana).

Los diccionarios desperdician casi el 10% de su contenido con palabras con prefijos destructivos como a-, anti-, contra-, dis-, des-, i-, im-, in-, mal-…, (por ejemplo: a-moral anti-héroe contra-indicado dis-funcional des-acreditado i-lógico im-paciente in-activo mal-educado), y el habla popular desaprovecha un porcentaje de comunicación aún mayor con estas inexpresividades desventuradas y malhadadas (¡lo siento, me he dejado llevar!). La única expresión pseudo-negativa válida que se me ocurre, es la que aconseja el pez padre a su pececito: ‘‘Nada, hijo, nada’’. Hasta se ha impuesto un sistema negativo de votación, con los descartes en los concursos televisivos como ‘‘Gran Hermano’’…, sólo falta que esta fórmula se aplique a la política.

En política, asistimos a la ceremonia de la confusión desde el poder mediático. Se invierte la simplificación de convertir la doble negación en afirmación, para pedir en vez de ‘‘PAZ’’ el desalentador ‘‘NO a ETA’’, ‘‘NO al Nacionalismo Obligatorio’’... No nos merecemos la anacrónica época de violencia que hemos de vivir con bandas terroristas cuyo único sentido es la muerte y la coartada de gobernantes como el ‘‘gran dictador’’ que añora la conquista del Oeste (ahora del mundo) con la política del cowboy bueno frente al ‘‘eje del mal’’, y sus emuladores como el ‘‘pequeño dictador’’, que con nostalgia de reconquista nos abruma con más represión, venganza, pudrirse en las cárceles,… para ocultar esta ‘‘negra navidad’’. Todo ello adobado con la confusión entre valores e intereses, que siguen siendo el motor de la inacabada colonización perpetua de la humanidad por una minoría interesada y belicista.

En prensa oímos demasiadas veces desgobierno, deslegitimización, desinvestigación…, y seguramente asistiremos a la aparición de otros neologismos: desprograma, despolítica, desoposición… El periodismo ha perecido de éxito. Su creciente poderío ante la opinión pública, la que vota bajo su influjo en las democracias, lo había ensalzado hasta un punto en el que debía comprarse su subordinación. Así parece que ha sido ‘‘el cuarto poder’’, no ha resistido la embestida del poder último: la prepotencia económica que necesita controlar el poder político.
Falta veracidad, y pulula el cinismo. No hace falta leer, impertérrito, que Bush pagará a los periodistas o que se defienda públicamente la creación de una agencia de desinformación, la Oficina de Influencia Estratégica (OIE), cuyo supuesto cierre posterior por presiones quizá sea su primera obra y su inaugural patraña.

Nosotros queremos caminos, soluciones, propuestas de PAZ y de CONVIVENCIA a las que podamos decir, ‘‘Sí’’. Queremos más periodistas pacifistas que nos cuenten de Lula. ¡Gracias, presidente Lula, por protagonizar nuestra diaria noticia política agradable, que demuestra que no es imposible ser un político de verdad, que construye, que alivia desigualdades, que no anuncia ni prepara guerras! Lula, tú sí eres grande, cancelas la compra de juguetes bélicos a los militares y les pides que arreglen carreteras y repartan comida; visitas las zonas más pobres de tu país, y no te vas a televisiones italianas en pleno cataclismo ecológico. Sigue así, no desesperes, te esperan grandes desafíos, pero quizás sea la primera figura histórica de este todavía triste siglo XXI.

Truco final: Hagamos una prueba durante una semana. Hablemos sólo cuando lo que tengamos que decir cumplan tres condiciones: Que sea cierto, necesario y amable. ¡Usemos sólo enunciados positivos y veremos cómo mejora nuestra vida, y la de los nuestros! Seamos positivos. Aprovechemos toda oportunidad de felicitar o alentar a alguien. Definámonos por lo que amamos, por lo que creemos; acumulemos amigos. Olvidemos odios, enemigos… ¡Ah, y las palabras mágicas! Pero antes, la palabra más usada y la que más nos fastidia, que es ‘‘NO’’ (se dice que un niño a los 10 años ha escuchado 9 ‘‘Nones’’ por cada ‘‘SÍ’’) y la más superflua, ‘‘YO’’ (que indica egocentrismo). En el ranking de las frases más poderosas, junto a la palabra que más nos agrada escuchar y que es nuestro nombre propio, están:
Palabras mágicas. Más información en https://blog.agirregabiria.net/2003/01/nosotros-s-gracias.html
­ NOSOTROS (equipo: grupo + estructura + objetivo común)
­ ¡MUCHAS GRACIAS! (amabilidad, cortesía,...)
­ ¿SERÍAS TAN AMABLE...? (ayuda, colaboración,...)
­ ¿CUÁL ES TU OPINIÓN? (interdependencia, altruismo)
­ ¡HABÉIS REALIZADO UN BUEN TRABAJO! (reconocimiento, generosidad)
­ ¡ADMITO QUE HE COMETIDO UN ERROR! (perdón, corrección, rectificación)

Esta pirámide de frases, de una a seis palabras, obra maravillas. Digámoslas como si tal cosa, y veremos los resultados. Con nuestros padres o con nuestros hijos, con nuestros amigos o con nuestros hermanos…, que son todos los demás.

Tiempo de ombligos

Vivimos una época de ‘mirarnos el ombligo’ y ‘creernos el ombligo’ del mundo

La moda en boga impone que nuestras adolescentes descubran una franja de cintura con el descarado ombligo guiñando pícaramente el ojo a los paseantes. No es extraño que los ombligos se hayan hecho visibles. La moda, siempre pasajera pero reveladora, emula explícitamente nuestra extendida inopia intelectual del ‘ombliguismo’: mirarnos a nosotros mismos y creernos el centro del universo.

La onfaloscopia fue una técnica monástica psicológica que practicaban como oración los monjes hesicastas de Grecia. Un ejercicio recursivo de contemplación del ombligo para acompasar la respiración con la repetición indefinida del nombre de Dios, para alcanzar “la guarda del corazón” como norma ascética de vida. Pero la expresión “mirarse al ombligo” quedó como sinónimo de egocentrismo, de ignorar lo que acontece más allá de nuestros intereses: La enfermedad social de nuestra era.

Peor que la empobrecedora excentricidad de mirarse el ombligo, es adicionalmente creerse el centro del mundo, o superior a los demás. Lo paradójico es que el ombligo humano es una cicatriz universal que mantenemos como testigo de nuestra dependencia, del cordón umbilical que nos unió a la humanidad a través de nuestra madre mientras vivimos en su útero. La anatomía humana, no por capricho, deja centrado el ombligo en el centro del tronco. Así ombligo se convierte en sinónimo de centro y oímos metáforas que invocan a la isla de Pascua o a Australia como ombligos del mundo.

Un libro publicado en 2003 se titula ¿Tenían ombligo Adán y Eva? Su autor, Martin Gardner, es un reputado escritor de divulgación ciencífica y matemática, redactor durante 25 años de la columna "Juegos matemáticos" del Scientific American. Versa sobre las estupideces que a lo largo de la historia se ha escrito sobre magia, ovnis, terapias alternativas y la interminable sarta de engaños, falacias y fraudes para almas simplonas, carentes de la más mínima formación y del imprescindible sentido común. Quizá el mayor engaño de la humanidad haya sido creerse el centro del universo (geocentrismo), o de algún país poderoso suponerse el corazón de la tierra, o de algunos políticos de considerarse ungidos por la divinidad.

La realidad es que todos estamos hechos de carne y hueso, con pieles de distintos colores, pero con ombligos que nos demuestran y recuerdan nuestra humana y frágil condición, en un minúsculo planeta que viaja por el proceloso firmamento de miríadas de estrellas. Quizá haya llegado la hora de elevar la mirada hacia el cielo y hacia los ojos… ajenos, reconociéndonos en el espejo de otras pupilas. No son las danzas del vientre o los frenéticos carnavales los peores representantes del ‘ombliguismo’, sino el egoísmo y la indiferencia de quienes olvidamos la igualdad y la fraternidad. El "yo" es una palabra tan pequeña que naufraga en el ombligo propio. Fuera nos aguarda el ilimitado espacio altruista del “vosotros” y el “ellos”, infinitamente más interesante para dedicarles nuestra atención y nuestro esfuerzo.

El polizón ante el patrón

El océano convertido en el panteón del polizón.

Leemos con esa mezcolanza de supuesta superioridad europea e indignación innegablemente hipócrita la enésima historia de polizones arrojados al mar. En este caso ha sido el estremecedor relato de un marinero chino del pesquero 'Wisteria', un buque de una armadora japonesa bajo pabellón de conveniencia panameño, procedente de Senegal que iba a descargar atún en A Coruña.

El pasado 27 de mayo, al llegar a la ría de Arousa, uno de los 14 tripulantes chinos bajo las órdenes de un capitán y dos oficiales coreanos, deslizó una nota al práctico del puerto, en la que -en mal inglés-, podía leerse: "Cuatro hombres fueron arrojados al mar, por orden del capitán, el 23 de mayo”.

La prensa recoge en sus páginas interiores el dramático diálogo de un piadoso tripulante que se encara con otro, el cocinero que sigue ciegamente las inhumanas órdenes. "Son seres humanos", suplicó el dotado de alma; "lo ha ordenado el capitán", replicó el desalmado. El cruel capitán aún tuvo la desfachatez de declarar que al alejarse el Wisteria hacia Europa, los africanos cuyas cabezas apenas asomaban del mar, agitaron sus brazos desde el agua en señal de despedida.
La inmoralidad de estas muertes quedará impune, a pesar que un patrón ordenó abandonar en el mar a unos polizones sin más asidero que unas tablas, en imposibles condiciones de supervivencia. Aunque inicialmente se abrieron diligencias en el juzgado correspondiente, ahora se nos informa que la causa ha sido archivada tras dictaminar la fiscalía que los tribunales españoles no tienen jurisdicción sobre unos hechos ocurridos en aguas de Mauritania o Marruecos.

El barco ha seguido su curso, sabiendo su capitán Cho Che Joo que la improbable denuncia del delito de abandono en el mar no representaba ningún trastorno en su singladura, mientras que llegar a las costas europeas con polizones a bordo suponía un interminable problema burocrático. La legalidad internacional ha dado nuevamente muestras de insensibilidad ante uno de los crímenes más atroces y reiterados de nuestra era contemporánea: la muerte de quienes huyen de la indigencia en busca de los paraísos opulentos.

Dos reflexiones finales: 1ª Los polizones siguen siendo seres humanos dotados de todos sus inalienables derechos, a pesar de su dramática situación de especial vulnerabilidad y riesgo, derivada de su casi absoluta indefensión ante el fuero internacional. Los países desarrollados reaccionan ante el fenómeno de los polizones con un egocentrismo inicuo: su única política ante este fenómeno es la del "rechazo en frontera", es decir la política de "que se los lleve el que los ha traído", rehusando el desembarco en puerto de los polizones lo que alienta conductas bárbaras.

2ª Europa es un inmenso y despiadado barco que se escandaliza fugazmente de estos aberrantes hechos, pero que -con la aquiescencia de su ciudadanía- se comporta de modo comparable al capitán del Wisteria, con injustificable insolidaridad hacia personas de otros orígenes y culturas, a quienes tilda de “ilegales” (¡como si una vida pudiera ser ilegal!), pretendiendo que nuestra deliberada ceguera nos libre de una culpabilidad tan compartida como cierta.