La Educación de las Reinas, o aprendiendo a ser hija, madre y abuela

La perspectiva de este post sobre "la educación de las reinas" no se refiere a las abejas, ni a la monarquía,... sino a la esencia del aprendizaje a lo largo de la vida donde todas las personas nacen hijas o hijos, muchas llegan a ser madres y padres, e incluso algunas alcanzan el grado de abuelas y abuelos.

Ayer fue muy comentado un vídeo donde quiero analizar lo que fue para mí más evidente: el desaire a una abuela. Podríamos especular con las encendidas defensas o ataques que en las redes sociales se hacen de la educación de hija (menos comentado lo de la segunda hija), madre o abuela,... o del papel secundario pero (¿desconcertado, atónito, campechano?) de padre o abuelo.

Pésimo espectáculo de enfrentamiento a las puertas de una iglesia que dicen venerar y ante medios de comunicación. La primera hija, Leonor, sin interpretar su gesto (¿grosero, infantil?) de apartar la mano de su abuela, aún es disculpable por su corta edad y la rigidez del protocolo al que la someten, pero ha de aprender mucho aún. Más natural actúa la segunda hija, Sofía, porque debe ser grato no creer que eres princesa desde el nacimiento (sólo infanta). 

La abuela, Sofía, impecable (incluso en la defensa o acompañamiento periódico de Cristina e Iñaki, y sus nietos Urdangarin, porque como madre y abuela es enteramente comprensible, por muy deleznable que sea toda la corrupción), salvo quizá su insistencia ante semejante panorama de nuera. 

Impresentable Leticia o Letizia. Reinados aparte, plebeya, consorte o reina, una madre que no respeta a una abuela (sea su propia madre o su suegra) poco espera y entiende de la vida, porque una abuela es, ante todo, una madre con alguna hija o hijo que han llegado a la maternidad o paternidad. Es imperdonable no adorar a la madre (incluso al padre) de tu cónyuge, al menos si el grado de intromisión en tu familia nuclear se reduce a querer una foto en exclusiva con sus nietas.

Para concluir, todo esto confirma una vez más que la majestad y la autoridad de una abuela o de una madre (¡ah, cuántos modelos nos vienen a la mente!) no proviene de sangre "real", sino del amor, de la dedicación y del ejemplo que transmiten a su prole.

2 comentarios:

legna dijo...

A menudo subestimamos el poder de los gestos.
Al igual que las palabras, los gestos son una herramienta cotidiana, eso que llamamos "como de natural".
Y es asi el caso que nos acontece. Ese gesto de "La Reina" para la otra Reina(la de verdad) ha causado un terremoto no solo mediático sino jubilar.
Ay!!! los nietos y nietas...
Si ya sé quiere a los hijos, que decir a nuestra edad de los que reflejan en su mirada nuestra sonrisa.
Sensaciones y sentimientos...
!Y esta es la vida!
Que sensación habrá sentido esa abuela?
No poder expresar lo que uno siente, en el momento preciso, deprime.
Por eso,conviene estar preparado.
Ante la lucha entre "nueras y suegras" no vale ni la matemática ni la física.
Aquí la medida no es la unidad de metro.
La nuera siempre utilizara el metro y medio...para medir a tu madre, no asi a la suya con la que utilizara esa diezmillonesima parte del ...
Si como Mikel hemos tenido esa sensación de...
...estemos preparados en nuestra vida particular para no hacer que ningún abuelo-abuela tenga el sentimiento de ser rechazado por los que más se quiere.
Cuidado con los gestos y las palabras inadecuadas, amig@s.



Mikel Agirregabiria dijo...

¡Gracias por tu comentario, Legna!

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