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Hundimiento del Titanic el 14 de abril de 1912
15 de abril: Hundimiento del Titanic
En la madrugada entre el 14 y el 15 de abril de 1912, el trasatlántico RMS Titanic se hundió, muriendo 1.523 personas.
IV Concurso Pintxos de Cine de CineGourland 1-3
Formando parte del jurado popular del IV Concurso Pintxos de Cine de CineGourland (ver folleto en PDF) hoy hemos realizado una primera ronda de selección por el municipio de Getxo. Formamos parte de este preliminar jurado el actor Mikel Albisu, la comerciante Amaia Amestoy (de Amets Kamisetak) y quien suscribe, Mikel Agirregabiria, acompañados por Asier Fernández Eguren de la empresa organizadora, Gerona Grup Bilbao (que se ha ocupado del vídeo en algunas ocasiones), y bien transportados por José Antonio Martínez Sobrino.
Ha sido un placer de degustación culinaria el recorrido, admirando el alto nivel de esta micro-gastronomía que pone muy difícil la tarea de proponer cinco pintxos finales al Jurado Gastronómico final. Todo ello forma parte del complejo Festival de Cine y Gastronomía Audiovisual CineGourland, ya en su sexta edición que se celebra en Getxo.
Vídeos consecutivos y fotos totales de la jornada.
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4. Dando la brasa (Los Chopos, 31, Algorta. Getxo). Descripción del sofisticado pintxo Gourmetics! - Prêt à Porter en este vídeo, configurando nuestro propio marianito con un atomizador, y con set de lipstick de foie, perlas de maracullá, gel de pepino y unos bastoncitos.
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7. Hotel Igeretxe (Muelle de Ereaga, 3 Algorta. Getxo) con la audacia gastronómica de un "Titanic". Descripción del pintxo en este vídeo a cargo de su chef Gonzalo Bobillo.
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8. Bar Bizargorri (Paseo Marqués de Arriluce e Ibarra, 5. Puerto Deporivo de Getxo), con una triple delicia denominada "El señor de las mareas / Mareen jauna", con alta mar, pleamar y bajamar. Descripción del pintxo en este vídeo a cargo de Jon.
Otras entradas sobre este IV Concurso de Pintxos de Cine.
Muchas más entradas sobre gastronomía.
Nueva educación... sin esperar a nadie (Reducación 2, crisis educativa)
Esta entrada es la segunda parte de una serie de tres posts encadenados, que se publicarán a razón de uno por día (ayer, hoy y mañana), concluyendo en una nueva propuesta sobre educación. Incluye dos vídeos con fuertes críticas sobre el sistema educativo actual. Están centrados y se refieren específicamente a Estados Unidos y el Reino Unido. No porque su educación sea peor que otras de su entorno, sino porque su periodismo (incluido WikiLeaks) es mucho mejor que el que abunda por nuestros lares...
Abunda en la misma idea de esta trilogía de posts. Estábamos "esperando a Superman", cuando descubrimos que "nosotros somos quienes hemos estado esperando"... El primero, Waiting for “Superman, a Documentary about School Choice, es una dura reflexión sobre si estamos ayudando a que se cumplan los sueños escolares de nuestra infancia. La escuela está fallando, continúa. Con palabras muy contundentes, con conocimiento de causa, concluyen: "Algo está fallando en el sistema educativo". En un ranking educativo ubican a EE.UU. entre... España y Portugal, y el alumnado estadounidense sólo es el primero... en autoconfianza. Eso, y autocomplacencia, es lo que parece abundar entre quienes debieran liderar la búsqueda de una educación de calidad y de equidad. Finalmente, alguien lo describe demasiado gráficamente: "Nuestros niños y niñas están en un Titanic,... y van a naufragar".
Y no es un vídeo cualquiera. Su autor es Davis Guggenheim, director oscarizado y creador de tres de los cien mejores documentales de todos los tiempos, con obras como "Una verdad incómoda" An Inconvenient Truth, con la que Al Gore viajó por todo el planeta y le sirvió para ganar el Nobel de la Paz,... It Might Get Loud, y Waiting for 'Superman').
El segundo vídeo, We are the people we´ve been waiting for, con una bellísima melodía y una cuidada realización muestra cómo Bill Clinton prometía que la educación de la ciudadanía sería la mejor posible, y cómo Tony Blair al principio de sus mandatos aseguraba que sus tres prioridades eran: "Educación, educación y educación". Con una claridad que muchos agradeceríamos se dijese entre nosotros, porque ni a entusiasmar tanto se atreven nuestros políticos.
La música de fondo personaliza a la juventud actual, y advierte que habrán de enfrentarse a un mundo complejo y dificultoso como nunca lo hubo en el pasado. Predice que los problemas no van a desaparecer, sino que -de hecho- aumentarán. Por ello, nuestras generaciones más jóvenes habrán de ser más preparadas, más inteligentes y más capaces de adaptarse que nunca. Y el único camino es la educación. Termina diciendo: "Somos la juventud de hoy y hemos de asumir el protagonismo de nuestra propia educación. Sin esperar a nadie. Nosotros somos quienes hemos estado esperando". Maravilloso mensaje que ojalá adopte como lema nuestra juventud.
Y no es un vídeo cualquiera. Su autor es Davis Guggenheim, director oscarizado y creador de tres de los cien mejores documentales de todos los tiempos, con obras como "Una verdad incómoda" An Inconvenient Truth, con la que Al Gore viajó por todo el planeta y le sirvió para ganar el Nobel de la Paz,... It Might Get Loud, y Waiting for 'Superman').
El segundo vídeo, We are the people we´ve been waiting for, con una bellísima melodía y una cuidada realización muestra cómo Bill Clinton prometía que la educación de la ciudadanía sería la mejor posible, y cómo Tony Blair al principio de sus mandatos aseguraba que sus tres prioridades eran: "Educación, educación y educación". Con una claridad que muchos agradeceríamos se dijese entre nosotros, porque ni a entusiasmar tanto se atreven nuestros políticos.
La música de fondo personaliza a la juventud actual, y advierte que habrán de enfrentarse a un mundo complejo y dificultoso como nunca lo hubo en el pasado. Predice que los problemas no van a desaparecer, sino que -de hecho- aumentarán. Por ello, nuestras generaciones más jóvenes habrán de ser más preparadas, más inteligentes y más capaces de adaptarse que nunca. Y el único camino es la educación. Termina diciendo: "Somos la juventud de hoy y hemos de asumir el protagonismo de nuestra propia educación. Sin esperar a nadie. Nosotros somos quienes hemos estado esperando". Maravilloso mensaje que ojalá adopte como lema nuestra juventud.
Esta entrada es la segunda parte de una serie de tres posts encadenados, que se publicarán a razón de uno por día, concluyendo en una nueva propuesta sobre reducación.
Naufragio del transatlántico Sirio en Cabo de Palos
El naufragio del vapor transatlántico SS Sirio, denominado el Titanic del Mediterráneo, ocurrió el 4 de agosto de 1906 en las costas murcianas. El barco italiano Sirio, que se dirigía desde Génova a Argentina, embarrancó en unos bajos entre el Cabo de Palos y las Islas Hormigas. Muchos pasajeros dormitaban en cubierta. Otros se hacinaban en la bodega. Los primeros habían comprado su pasaje. Y se habían embarcado en Italia o en Barcelona, donde el buque había hecho escala. Los segundos habían subido en Alcira, una parada no prevista en la ruta oficial, con la connivencia del capitán y la tripulación, previo pago de un soborno.
Sin embargo, antes de llegar a su destino, el Sirio hacía escalas en otros puertos fuera de la ruta oficial para recoger emigrantes ilegales que deseaban viajar a América, incluso si debían alojarse en las bodegas del barco. Algo que posteriormente se descubrió, como era habitual en la época. Después de tocar en Génova y Barcelona, donde recaló oficialmente, el Sirio fondeó frente a Alcira y tenía previsto embarcar más emigrantes en Águilas, Almería y Málaga.
El capitán Giussepe Piccone, con 46 años de experiencia en navegación, estaba al mando del Sirio en lo que sería su último viaje. El barco navegaba de manera inusualmente cercana a la costa cuando, alrededor de las 16:00 horas, encalló. En cuestión de minutos, el Sirio quedó sumergido a popa, con la proa asomando desde el agua y escorado a estribor.
A bordo del buque iban dos obispos, algunas monjas y varios frailes carmelitas. Cuando se desencadenó la catástrofe, uno de los obispos comenzó a bendecir a los pasajeros que encontraba a su paso, mientras los demás religiosos, hincados de rodillas en el suelo del barco, suplicaban a Dios piedad y socorro.
El capitán del barco y los miembros de la tripulación fueron de los primeros en embarcarse en un bote salvavidas, abandonando cobardemente a los pasajeros a su suerte. Nadie organizó la evacuación del Sirio, y se desató el pánico y una lucha feroz por la supervivencia entre los pasajeros. Hasta que el barco se partió en dos y se hundió por completo, pasaron días, durante los cuales el Sirio fue saqueado: equipajes, vajillas, útiles de navegación… Desapareció hasta la caja fuerte, donde se guardaban joyas, dinero, títulos de Bolsa… Fue hallada dos meses más tarde, a 46 metros de profundidad. Estaba vacía.
La avaricia de una compañía naviera tuvo mucho que ver con lo sucedido. Este trágico evento dejó una marca indeleble en la historia marítima y sigue siendo recordado como uno de los mayores naufragios de un buque civil en aguas españolas.
El rescate involucró a personas sencillas, como el patrón Vicente Buiges Ferrando de un pequeño barco laúd -una embarcación de vela latina- llamado Joven Miguel y otros pescadores. Sin embargo, nunca se ha conocido con certeza la lista completa de pasajeros, los fallecidos, los desaparecidos y los rescatados.
Se cree que las estimaciones de alrededor de 580 tripulantes salvados y unos 240 fallecidos se quedan cortas, al no tener en cuenta a los emigrantes ilegales que transportaba el barco.
Hoy en día, la zona donde ocurrió el naufragio es un lugar privilegiado para el submarinismo, un paraíso para los amantes de los pecios. Cuando finalmente el Sirio se hundió el 13 de agosto, aún emergieron numerosos cadáveres. Hasta donde se sabe, no existe un monumento específico dedicado al naufragio del Sirio en las costas murcianas. Sin embargo, la memoria de las víctimas y este trágico evento sigue viva en la historia marítima y en la conciencia colectiva. Aunque no haya un monumento físico, la tragedia del Sirio se mantiene como un recordatorio de la fragilidad de la vida en el mar y la importancia de la seguridad en la navegación.
Los amantes del submarinismo que exploran la zona donde ocurrió el naufragio pueden considerarla como un homenaje silencioso a las personas que perdieron la vida en ese fatídico día. El mar y sus profundidades albergan historias y recuerdos que no siempre están grabados en piedra, pero que permanecen en la memoria de quienes los conocen.
Para gente sin tiempo....
.... Grandes películas condensadas en 5 segundos. Como Selecciones del Reader's Digest... Ejemplos: Titanic, American Beauty , El Padrino, El Señor de los Anillos, El Gran Lewbowski y Rocky I, II, III, IV, V y VI.
Aula, láminas PDF de El Mundo
A través de Berta descubrimos Aula, decenas de láminas educativas del periódico El Mundo, una loable iniciativa desde 1999 hasta 2007. Se muestran algunos ejemplos: Arriba, de cómo trabajar en el aula; abajo, de la revolución matemática. Para dar una muestra de su variedad, otras se dedican a "Dibujar para engañar" (Escher), el Titanic, Capicúas y palíndromos,...
Grupo MozArt, música clásica y humor de calidad
El Grupo MozArt, The MozART GROUP (ver su canal en YouTube), es un viajero equipo musical polaco que reinterpreta la música clásica con arte e innovación a raudales. Lo forman un cuarteto de cuerdas (dos violines, viola y chelo). Hace poco hemos tenido ocasión de verles en Tenerife.
The MozART GROUP cuenta otras incontables versiones como "Para Elisa", un extraño anuncio "Over the rainbow" con LOT Polish Airlines, su interpretación de Titanic, ...
Greguerías de agua: Ingenio discente
La leche es el agua vestida de novia.
El agua de la ducha no sabe su número de teléfono.
El oro negro engulle el oro blanco tras su vertido.
Por el filtro del agua, sólo pasa la élite del agua.
La cascada tapa el lado oculto de la montaña.
En la desembocadura, el mar busca la dulzura del río.
Las nubes se secan el pelo con el huracán.
Los sentimientos se disfrazan de lágrimas para manifestarse.
El mar es el desagüe del río.
La niebla arrastra consigo un temor de ambiente húmedo y oscuro.
El vapor es el fantasma del agua.
Cuando las nubes lloran de alegría, sale el arco iris.
El barco es la mano que acaricia el mar.
Como un torniquete para el flujo de la sangre, la presa tapa el flujo del agua.
El desierto se peina con peine de viento y la playa, con peine de agua.
Si los ríos son países; los pantanos, estados independientes.
Cuando llueve de noche, se ven caer las gotas de agua como pequeñas luciérnagas haciendo paracaidismo.
El agua siente envidia, por eso se queda con nuestra imagen.
El mar quiere andar y borra nuestras pisadas.
El viento choca contra las velas de los veleros y les susurra la dirección.
El agua es parte de la sinfonía de la tierra.
La manta de mar, ¿a quién tapa?
¿Qué ser superior al caballito tiene la capacidad de montarlo?
El pez espada es la artillería de Neptuno.
El mar es el salón de juegos de los delfines.
El agua nos da la vida, es el elixir que los alquimistas llevan toda la vida buscando.
Todo el mundo ha vivido su particular titanic.
Recogido del blog apiedeaula.
El agua de la ducha no sabe su número de teléfono.
El oro negro engulle el oro blanco tras su vertido.
Por el filtro del agua, sólo pasa la élite del agua.
La cascada tapa el lado oculto de la montaña.
En la desembocadura, el mar busca la dulzura del río.
Las nubes se secan el pelo con el huracán.
Los sentimientos se disfrazan de lágrimas para manifestarse.
El mar es el desagüe del río.
La niebla arrastra consigo un temor de ambiente húmedo y oscuro.
El vapor es el fantasma del agua.
Cuando las nubes lloran de alegría, sale el arco iris.
El barco es la mano que acaricia el mar.
Como un torniquete para el flujo de la sangre, la presa tapa el flujo del agua.
El desierto se peina con peine de viento y la playa, con peine de agua.
Si los ríos son países; los pantanos, estados independientes.
Cuando llueve de noche, se ven caer las gotas de agua como pequeñas luciérnagas haciendo paracaidismo.
El agua siente envidia, por eso se queda con nuestra imagen.
El mar quiere andar y borra nuestras pisadas.
El viento choca contra las velas de los veleros y les susurra la dirección.
El agua es parte de la sinfonía de la tierra.
La manta de mar, ¿a quién tapa?
¿Qué ser superior al caballito tiene la capacidad de montarlo?
El pez espada es la artillería de Neptuno.
El mar es el salón de juegos de los delfines.
El agua nos da la vida, es el elixir que los alquimistas llevan toda la vida buscando.
Todo el mundo ha vivido su particular titanic.
Recogido del blog apiedeaula.
Las mujeres y los niños, primero
Esta sexista frase ('Women and children, first') , que hoy habría de decirse "niñas y niños primero, luego mujeres y hombres ;-)", tuvo su origen en el hundimiento del barco HMS Birkenhead en la costa de Sudáfrica el 26 de febrero de 1852. Transportaba 480 soldados británicos, junto a 26 mujeres y niños. El Coronel Seton ordenó: "las mujeres y los niños, primero". Y se salvaron en los escasos botes salvavidas, mientras la mayoría de la tropa y la marinería se ahogó. En el hundimiento del Titanic (1912), se repitió esta memorable frase. Afortunadamente, hoy día, hay plazas de supervivencia suficientes para todas las personas en los barcos, pero los niños y niñas (y, en general, los más débiles, como los enfermos o los ancianos) merecen una protección y cuidados preferentes.
Rascacielos en aprietos
Quizá la lógica más elemental determine ya el final de la megalomanía de estas construcciones “Titanic”.
Una situación tan caótica como la originada por el siniestro de la torre Windsor en el corazón más céntrico de Madrid, afortunadamente sin víctimas mortales, debiera provocar una seria crítica sobre el sentido de los rascacielos. Un simple incendio, que en un edificio menor hubiese sido irrelevante, o la tragedia del 11-M en New York, muestran fehacientemente lo crítico que son todos los sistemas de seguridad en estas moles erigidas con absurdos criterios comerciales, alejados del más mínimo sentido común.
Los rascacielos son el producto más representativo del modelo dual de la urbe capitalista, que concentra lo selecto y dispersa lo menos rentable, generada a partir de la desigual distribución del espacio, la infraestructura y los recursos de la población. Únicamente se alzaron bajo razonamientos inmobiliarios de pura especulación, y se cimentaron con falsas tecnologías que no superan las pruebas más básicas de riesgos previsibles que acontecen periódicamente. Un singular reparto de beneficios para algunos pocos intereses privados, que posteriormente ocasionan daños ingentes que son cubiertos con fondos públicos. Esperando que su derrumbe no acarree efectos colaterales en el megacomplejo de Azca, los costes del inmenso colapso que positivamente se producirá serán sufragados por una ciudadanía inocente que ni se lucró con su construcción, ni autorizó semejantes desatinos urbanísticos.
El afán de grandeza de la humanidad no parece tener enmienda. No aprendemos ni de la maldición bíblica de la Torre de Babel, cuyo precedente histórico se ubicó en Babilonia según algunos científicos y fue construido en el tercer milenio antes de Jesucristo. Su descubridor, el arquitecto y arqueólogo Robert Koldewey verificó también el funesto destino de aquel edificio piramidal llamado Etemenanki, “la mansión entre el Cielo y la Tierra”. Según relata el Génesis, sus promotores incurrieron en la misma presunción del engreimiento de sus propias capacidades: "Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos…”.
Aquí y ahora son los estoicos bomberos quienes finalmente son escuchados. Nos hablan de estrategias ofensivas interiores y defensivas exteriores. Las primeras, intentar apagar el conato inicial, duraron 40 minutos, y luego sólo cupo la decisión de “dejar quemar y esperar que todo lo consumible ardiese”. Lo más acertado fue evitar que estos servidores públicos quedasen apresados en una trampa mortal que ellos no diseñaron.
El atroz atentado consumado en el World Trade Center no venció las presiones inmobiliarias, que son quienes formulan el diseño arquitectónico-urbano. Pero desde Manhattan se oyeron voces cabales de movimientos democráticos y de participación ciudadana que clamaron, desde el recuerdo de las víctimas, por una arquitectura que volviera a respetar la escala y la condición humana.
Mañana nos contarán lo irracional del miedo a rascacielos invulnerables, cómo superar la natural psicosis colectiva, qué hacer para evitar la paranoia de los ascensores a la cumbre o cómo superar la fobia a las alturas (acrofobia), pero nadie advertirá del vértigo que provoca una humanidad que no aprende ni de sus tragedias. La arquitectura fundamentalista que subyace en estos colosos con pies de barro es el paradigma de nuestra endeble civilización, que aspira a más de lo que puede soportar.
Una situación tan caótica como la originada por el siniestro de la torre Windsor en el corazón más céntrico de Madrid, afortunadamente sin víctimas mortales, debiera provocar una seria crítica sobre el sentido de los rascacielos. Un simple incendio, que en un edificio menor hubiese sido irrelevante, o la tragedia del 11-M en New York, muestran fehacientemente lo crítico que son todos los sistemas de seguridad en estas moles erigidas con absurdos criterios comerciales, alejados del más mínimo sentido común.
Los rascacielos son el producto más representativo del modelo dual de la urbe capitalista, que concentra lo selecto y dispersa lo menos rentable, generada a partir de la desigual distribución del espacio, la infraestructura y los recursos de la población. Únicamente se alzaron bajo razonamientos inmobiliarios de pura especulación, y se cimentaron con falsas tecnologías que no superan las pruebas más básicas de riesgos previsibles que acontecen periódicamente. Un singular reparto de beneficios para algunos pocos intereses privados, que posteriormente ocasionan daños ingentes que son cubiertos con fondos públicos. Esperando que su derrumbe no acarree efectos colaterales en el megacomplejo de Azca, los costes del inmenso colapso que positivamente se producirá serán sufragados por una ciudadanía inocente que ni se lucró con su construcción, ni autorizó semejantes desatinos urbanísticos.
El afán de grandeza de la humanidad no parece tener enmienda. No aprendemos ni de la maldición bíblica de la Torre de Babel, cuyo precedente histórico se ubicó en Babilonia según algunos científicos y fue construido en el tercer milenio antes de Jesucristo. Su descubridor, el arquitecto y arqueólogo Robert Koldewey verificó también el funesto destino de aquel edificio piramidal llamado Etemenanki, “la mansión entre el Cielo y la Tierra”. Según relata el Génesis, sus promotores incurrieron en la misma presunción del engreimiento de sus propias capacidades: "Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos…”.
Aquí y ahora son los estoicos bomberos quienes finalmente son escuchados. Nos hablan de estrategias ofensivas interiores y defensivas exteriores. Las primeras, intentar apagar el conato inicial, duraron 40 minutos, y luego sólo cupo la decisión de “dejar quemar y esperar que todo lo consumible ardiese”. Lo más acertado fue evitar que estos servidores públicos quedasen apresados en una trampa mortal que ellos no diseñaron.
El atroz atentado consumado en el World Trade Center no venció las presiones inmobiliarias, que son quienes formulan el diseño arquitectónico-urbano. Pero desde Manhattan se oyeron voces cabales de movimientos democráticos y de participación ciudadana que clamaron, desde el recuerdo de las víctimas, por una arquitectura que volviera a respetar la escala y la condición humana.
Mañana nos contarán lo irracional del miedo a rascacielos invulnerables, cómo superar la natural psicosis colectiva, qué hacer para evitar la paranoia de los ascensores a la cumbre o cómo superar la fobia a las alturas (acrofobia), pero nadie advertirá del vértigo que provoca una humanidad que no aprende ni de sus tragedias. La arquitectura fundamentalista que subyace en estos colosos con pies de barro es el paradigma de nuestra endeble civilización, que aspira a más de lo que puede soportar.
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