La realidad cotidiana de la administración educativa nos conduce por estas fechas a la aprobación y remisión de los
ACIs, lo que junto a diversos encuentros ha facilitado recrear un debate sobre la oportunidad y validez de este recurso de uso establecido en todo el ámbito del Estado, aunque con normativas diferenciadas según las distintas comunidades autónomas.
La brevedad de un post sólo permite contrastar una fórmula utilizada durante años frente a nuevos modelos de entender la educación, como la que sugiere el
DUA (Diseño Universal de Aprendizaje) o
Universal Design for Learning (UDL). Una síntesis de esta propuesta puede verse en la presentación siguiente obra de
Mª Antonia Casanova, quien recientemente ha abierto un
debate sobre esta dicotomía.
1º Proporcionar múltiples medios de
representación (el «
qué»
del aprendizaje). El alumnado percibe y
comprende de modo muy diferenciado la información que se le presenta. Por tanto, hay que
ofrecer distintas opciones para abordar contenidos a través de
diferentes canales de percepción (auditiva, visual, motriz).
2º Proporcionar múltiples medios para la
acción y la
expresión (el «
cómo»
del aprendizaje). El alumnado difiere en el modo en que puede
«navegar» en medio del aprendizaje y expresar lo que sabe. Por eso, es
necesario ofrecer variadas opciones para la acción (mediante
materiales con los que pueda interactuar), facilitar
opciones expresivas y de fluidez (mediante facilitadores para la
utilización de programas y diferentes recursos materiales) y procurar
opciones para las funciones ejecutivas (a través de la estimulación del
esfuerzo, de la motivación hacia una meta).
3º Proporcionar múltiples medios de
compromiso (el «
porqué»
del aprendizaje). El alumnado difiere en la forma en que pueden
sentirse implicado y motivado para aprender. Por tanto, habrá que
ofrecer opciones que reflejen los intereses diversos,
estrategias para afrontar tareas nuevas, opciones de autoevaluación y
reflexión sobre sus expectativas.
Con un
DUA se superarían normativas obsoletas, algunas de las cuales -en aspectos puntuales- llega a considerar que la nefasta y demasiado frecuente
repetición de curso (que se ha demostrado ineficaz) sea una medida "ordinaria" previa a una adaptación curricular individual significativa. Una aberración histórica cuando se interpreta en el sentido de que antes de adoptar medidas que introducen modificaciones importantes en los elementos prescriptivos del currículo
(adaptando o eliminándose una parte importante de los objetivos de una o varias áreas, del ciclo,
o de la etapa), han de haberse demostrado "todas las medidas
ordinarias de adecuación del currículo del ciclo, programación del área o materia, refuerzo
educativo,
permanencia un año más en un curso o ciclo",....