Estas semanas vemos cómo, en apenas unos días, se derrocan dictaduras que parecían eternas. Sin más armas que los móviles y las redes digitales. Y sin más sangre que la que derraman quienes detentaban un poder tiránico. Con la que está cayendo por el mundo, desde el Medio Oriente al Medio Oeste de Wisconsin, y la clase política sigue suponiendo que eso no es cosa suya. Los Castro quieren creer que es algo que sólo actúa por regiones... o religiones, cuando dicen "En Cuba no somos musulmanes". Y en nuestro entorno europeo, español o vasco todavía algunos pretenden que Open Government, sí ese que derriba tiranos, por aquí se limita a abrir una web o un blog (y no ponemos links) con respuestas del líder en vídeo.
Así que los partidos al uso preparan sus campañas con folletos, prensa, radio, televisión y movilizando a sus respectivas blogosferas... para repetir el mismo lema simplón de sus respectivas campañas unidireccionales vía los mass media. Ignoran deliberadamente, porque no se puede controlar, la "autocomunicación de las masas". Ningún partido abre un verdadero debate a la sociedad, a través de la red. Ninguna candidatura pregunta sobre cómo abordar el paro, la salida de la crisis, el apoyo a la inversión productiva, la apuesta por una nueva educación que nos haga competitivos sobre la base de una solidaridad que nazca de un diferente reparto del poder.
Nos entretienen insultándose, y el debate político está a la altura de los indignos programas del corazón. La mayoría de nuestros políticos son populares, pero ni especialmente sabios, ni honrados, ni modelos a imitar. Lamentablemente y por incultura política, aún se vota a gente como Berlusconi, antiejemplo no ya de político, sino de ser humano del siglo XXI. La política está rendida al servicio de bancos, constructoras, intereses,... Con esta dependencia externa, porque con sus cuotas no durarían ni un solo día, defienden lo innombrable... y lo suyo personal o familiar, cuando ser político quiere decir mirar por los demás y por el bien común.
Ante unas elecciones municipales y forales están dilapidando el tiempo, aburriendo con sus patéticas rencillas a la ciudadanía para que se desinterese de la política. Jamás entran a fondo en las cuestiones críticas. ¿Sobran instituciones y sobran políticos? ¿Cómo se selecciona en las listas cerradas? ¿Alguien replanteará tras décadas la Ley de Territorios Históricos ((LTH) o tras siglos el modelo de diputaciones provinciales con sueldos políticos abusivos (mayores que las inversiones)?
Algún día, y será mucho antes de lo que desean los poderosos, nuestros conciudadanos despertarán. Sería preferible que la caduca política de clanes y partidismos asfixiantes hubiese evolucionado para que el terremoto sea menor. ¿Algún partido político entenderá que ahora es preciso un nuevo relato y no la vieja doctrina, que cooperar es revolucionario, que lo crítico es generar consensos sociales frente al enfrentamiento permanente y que hacer política es servir? ¿Llegará a la política el mensaje que también José Ignacio Goirigolzarri pregona (ver en vídeo): La calidad de una organización se mide por la calidad de las conversaciones que tienen lugar entre sus gentes...?
Se impone presionar a la clase política, que no conversa con nadie (ni los dirigentes de cada partido con sus militantes, no ya digamos con sus bases), para que entiendan que en 2011 una oportunidad electoral ha de vivirse de otro modo. Son tan relevantes los micromítines como los macrocitas, que sólo se celebran para que sean emitidos y vistos a través de la prensa convencional. Hay que abrir el debate político, actuar más que hablar (generalmente mintiendo sobre pasados que no fueron o futuros que no llegarán) y urge un discurso más (o algo) participativo. Los líderes del siglo XXI saben ir detrás, escuchando y conversando,... y retirándose sin buscar su perpetuación en cargos.
Necesitamos nuestros propios Wael Ghonim (o algún Daniel Cohn-Bendit pero en la blogosfera de Mayo del 2011),... O la política se acomoda a la realidad 2.0, o será sustituida por «wikirrevoluciones» que se autogeneran y se autoorganizan,...
[Como anécdota y a escala muy local, el pasado noviembre de 2010 un grupo de bloggers vascos creamos un colectivo HAMAR con el objetivo de analizar la política contemporánea con una perspectiva políRica (política más lírica). En los cuatro meses transcurridos ha habido más movimiento interno (decisiones de entrar o salir del grupo por conflicto de intereses,...) que respuestas de los principales grupos y líderes con quienes deseamos estar. Estos políticos han aceptado el debate,... pero no encuentran fecha para llevarlo a cabo. Se miran más entre ellos, a ver quién da el primer paso, que aceptar un diálogo fuera de su entorno donde seguramente abunda más la adulación que la sinceridad. Pero seguimos confiando en encontrar políticos del siglo XXI,...]