Todos los nombres: la obsesión poderosa y la memoria invisible

Hemos releído "Todos los nombres" (1997) de José Saramago (véase en otros muchos posts)La novela sigue a Don José, un modesto funcionario del Registro Civil de una ciudad sin nombre. Su vida es rutinaria, casi invisible: pasa los días archivando y consultando fichas de todas las personas vivas y muertas. Vive solo, en una casa adosada al Registro, y su única afición es recopilar recortes de prensa y datos sobre personas famosas.

Un día, mientras hace una incursión clandestina en el archivo central, por error toma la ficha de una mujer desconocida. Este accidente despierta en él una obsesión inexplicable por encontrarla. A partir de ahí, inicia una investigación que lo llevará a violar las normas del Registro, moverse entre cementerios, escuelas y calles olvidadas, y enfrentarse a sus propios miedos.

En la búsqueda, Don José se adentra en un viaje físico y existencial, donde la frontera entre los vivos y los muertos, lo real y lo imaginado, se vuelve difusa. La mujer —de la que apenas sabe su nombre y fecha de nacimiento— se convierte en símbolo de un anhelo más profundo: la necesidad de darle sentido a la propia vida.

Se barajan temas como la identidad → Cómo una simple ficha puede contener o perder la esencia de una persona; la soledad y rutina → La monotonía como prisión invisible; la obsesión → La búsqueda irracional como motor de cambio; la burocracia → El absurdo de sistemas impersonales que deciden lo que queda registrado y lo que se olvida; y la vida y la muerte → El archivo como lugar donde conviven las huellas de los vivos y los muertos.

José Saramago emplea su característico uso de largos párrafos, escasa puntuación convencional, diálogo sin guiones y un narrador que combina ironía, complicidad y reflexión filosófica. Esto crea una atmósfera de fábula oscura, cargada de simbolismo. "Todos los nombres" es una parábola sobre el valor de cada existencia, incluso la más anónima, y sobre cómo la curiosidad —o el amor, aunque sea imaginado— puede romper la inercia y dar sentido a una vida entera.

Algunas citas memorables de "Todos los nombres":

- “La libertad no se mendiga, se conquista” .

- “La ignorancia es la peor enfermedad del ser humano” .

“La vida es un enigma que solo podemos descifrar viviéndola”.

- “Dos debilidades no hacen una debilidad mayor, hacen una nueva fuerza” .

- “Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre, ese algo es lo que somos”.

- “La derrota tiene algo positivo: nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo: jamás es definitiva”. 

José Saramago (1922–2010) fue un destacado novelista portugués galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1998, siendo el primer escritor de lengua portuguesa en recibir ese reconocimiento. De origen humilde, nació en Azinhaga, en una familia de campesinos sin tierras; su nombre completo era José de Sousa Saramago, pero el apodo familiar “Saramago” (también una planta comestible) fue añadido accidentalmente al récord civil.

Trabajó como mecánico y metalúrgico, luego pasó al periodismo y la traducción. Se afilió al Partido Comunista Portugués en 1969 y fue editor de un periódico durante la Revolución de los Claveles, aunque perdió el cargo en represalia política. Su narrativa, caracterizada por parábolas imaginativas, compasión e ironía, le valió el Premio Nobel, cuyos motivos destacaban precisamente esa combinación distintiva . En 1998 fue reconocido anticipadamente como digno del galardón.

Algunas de sus novelas más prominentes, que cubren desde sátira histórica hasta alegorías críticas de la sociedad son Memorial do Convento (Baltasar y Blimunda, 1982), Ensaio sobre a cegueira (Ensayo sobre la ceguera, 1995), Ensaio sobre a lucidez (Ensayo sobre la lucidez, 2004) – una novela complementaria a la anterior, Todos os nomes (Todos los nombres, 1997) – explora identidad y soledad; sigue a un funcionario obsesionado por una mujer desconocida, O Evangelho Segundo Jesus Cristo (El Evangelio según Jesucristo, 1991) – una recreación provocadora de la vida de Jesús, La balsa de piedra (1986) – una fábula social sobre la península ibérica separándose del continente, La viuda (1947) – novela temprana redescubierta recientemente,... Otras obras relevantes: El año de la muerte de Ricardo Reis, Historia del cerco de Lisboa, Claraboya (publicada póstumamente), Caim (2009).


Ser progresista podría sumar años a tu vida

No es la primera vez que escribimos sobre esta idea, corroborada en Estados Unidos con los colectivos de electores demócratas y republicanos (ver en este post). La tesis que afirma que las personas progresistas tienden a ser más longevas que las conservadoras es sugerente y ha sido objeto de investigación en diversas disciplinas (epidemiología, sociología, psicología política). 

Aunque hay matices importantes y diferencias entre países, se puede desarrollar y fundamentar esta idea con argumentos basados en datos empíricos sobre salud y mortalidad, estilos de vida asociados a ideologías, así como por factores socioeconómicos, culturales y territoriales.

¿Por qué podría haber una diferencia de esperanza de vida entre progresistas y conservadores? La ideología política no es solo una opinión: se asocia a hábitos, entornos, actitudes frente al riesgo y a la ciencia, todos ellos relacionados con la salud y la longevidad. En general, los progresistas tienden a valorar más la prevención y la atención sanitaria pública, mantener estilos de vida más saludables, vivir en entornos urbanos con mejor acceso a servicios, y mostrar mayor apertura al conocimiento científico y cambios en salud pública.

Evidencia empírica basadas en estudios en Estados Unidos (más abundantes):

- Political affiliation and life expectancy. Estudio de Lee y Shapiro (2022) publicado en Health Affairs. Hallazgo: Los condados que votan mayoritariamente demócrata (progresista) tienen una esperanza de vida significativamente más alta que los condados republicanos. Diferencia acumulada: Hasta 4 años de diferencia en algunos casosCausa principal: Diferencias en acceso a salud, vacunación, tabaquismo, obesidad, políticas públicas.

Political ideology and health outcomes.  – Barry et al. (2014), American Journal of Public Health. Conclusión: Las personas liberales (progresistas) muestran mejor salud autodeclarada y mayor esperanza de vida, aunque también mayor ansiedad (parcialmente atribuida al contexto político hostil).

Factores explicativos de esta realidad multifactorial:

a) Estilos de vida y salud preventiva. Los progresistas tienden a apoyar medidas de salud pública como vacunas, mascarillas, dieta saludable, reducir conductas de riesgo (menos consumo de tabaco o armas, más ejercicio físico) y usar más el sistema de salud preventivo. Los conservadores, en especial en contextos rurales o religiosos, pueden mostrar desconfianza hacia la medicina científica, o defender la responsabilidad individual como única guía, lo cual retrasa diagnósticos y tratamientos.

b) Lugar de residencia y entorno social. En Europa y América, las personas progresistas suelen vivir en zonas urbanas, con más acceso a servicios sanitarios, mejor infraestructura y asistencia social, así como más posibilidades de educación y concienciación en salud. Las zonas rurales, con mayor voto conservador, tienen peor acceso a médicos, mayor obesidad y enfermedades crónicas y una pobreza estructural en muchos países.

c) Educación y nivel socioeconómico: La ideología progresista está correlacionada con niveles más altos de estudios, lo que mejora la comprensión y adherencia a pautas médicas y se asocia a mejores condiciones laborales y de vida. Las personas conservadoras, en algunos países, muestran promedios educativos algo inferiores, lo que se traduce en más vulnerabilidad social y sanitaria.

d) Actitudes frente al cambio y la ciencia: Los progresistas aceptan mejor el cambio y la innovación (incluida la médica) y confían en la comunidad científica y en políticas públicas de salud. Los conservadores muestran mayor desconfianza en instituciones y un rechazo más frecuente a avances (como vacunas nuevas, terapias experimentales, cambios en el sistema de salud).

En el contexto europeo y español, aunque la brecha ideológica en salud no es tan marcada como en EE. UU., existen diferencias relevantes en esperanza de vida y salud percibida según territorio, clase social y orientación política. En España las zonas urbanas con voto progresista (Madrid centro, Barcelona, Euskadi, Navarra) tienen esperanza de vida más alta que zonas rurales o más conservadoras (como algunas áreas de Castilla-La Mancha, Andalucía rural o Murcia). La Encuesta Nacional de Salud y los informes del INE confirman que el nivel educativo y la actitud hacia la prevención están fuertemente asociados con mejores indicadores de salud.

En Europa, en países como Suecia, Países Bajos o Alemania, donde el voto progresista suele coincidir con políticas de bienestar y sanidad universal fuerte, la esperanza de vida es más alta. Donde dominan posturas conservadoras antiestatistas (ej. Hungría, Polonia rural), los datos de salud pública son más pobres.

Algunos matices y contraargumentos: Algunos grupos conservadores de alto nivel socioeconómico (ej. conservadores británicos o alemanes) tienen acceso excelente a salud privada y buena longevidad. En países con sanidad universal fuerte, la ideología influye menos directamente, pero indirectamente sigue marcando estilos de vida. La religión conservadora puede tener efectos ambivalentes: protege del alcohol y promueve comunidad, pero puede dificultar acceso a salud reproductiva o vacunación.

En conclusión, aunque la longevidad está influida por muchos factores (genéticos, ambientales, económicos), la ideología política se relaciona indirectamente con la esperanza de vida: Las personas progresistas tienden a vivir más años porque adoptan estilos de vida más saludables, confían en la ciencia médica, acceden mejor a servicios de salud y viven en entornos urbanos con mayores recursos.

Algunas frases a modo de resumen: Los progresistas no sólo piensan en el futuro… también lo viven más tiempo. Las ideas abiertas no solo abren mentes… también prolongan vidas. Tu ideología puede estar en tu historial médico.

PS: Este es un post más de una larga serie dedicada a la longevidad que iniciamos el domingo 17-9-23. La longevidad ha sido un tema recurrente en este blog.

Progresistas: más abiertos, más amistades, más mundos

La idea de que las personas progresistas tienden a tener un círculo social más amplio que las personas conservadoras puede desarrollarse y fundamentarse desde diversas perspectivas: sociológica, psicológica y empírica. A continuación, se expone una argumentación estructurada, con referencias a investigaciones relevantes y teorías explicativas.

Comencemos con la definición de términos clave:

  • Progresismo: Orientación ideológica que valora el cambio social, la diversidad, la inclusión y los derechos individuales, promoviendo la apertura hacia nuevas ideas y formas de vida.
  • Conservadurismo: Orientación ideológica que prioriza el orden, la tradición, la estabilidad y la preservación de valores culturales o religiosos considerados fundamentales.
  • Círculo social: Conjunto de relaciones interpersonales que una persona mantiene, incluyendo amigos, conocidos, colegas, y otros vínculos sociales más o menos estrechos.

Fundamentación psicológica: 

1) Apertura a la experiencia (Big Five). Según el modelo de los “Cinco Grandes Rasgos de Personalidad” (Big Five), el rasgo de apertura a la experiencia está correlacionado positivamente con posturas progresistas. Este rasgo incluye la curiosidad, la creatividad y la tolerancia hacia lo nuevo y lo diferente. Las personas con alta apertura buscan activamente conocer personas de distintos orígenes, se involucran en contextos sociales diversos (activismo, comunidades creativas, espacios multiculturales) y están más dispuestas a mantener amistades con personas con ideas distintas.

En cambio, las personas con ideologías conservadoras tienden a puntuaciones más bajas en apertura a la experiencia, lo que podría limitar la diversidad y amplitud de su círculo social.

2) Amenaza percibida y sesgo de homofilia. La psicología evolutiva ha mostrado que los conservadores tienden a tener una mayor sensibilidad al riesgo y la amenaza, lo que se traduce en preferencia por grupos conocidos y homogéneos (sesgo de homofilia). Esto puede derivar en círculos sociales más pequeños, compuestos por personas con ideologías similares.

Fundamentación sociológica: Capital social “bridging” vs. “bonding”

El sociólogo Robert Putnam distingue entre: Capital social de vínculo (“bonding”): relaciones cerradas, entre personas similares (ej. familiares, miembros del mismo grupo religioso o ideológico). Frente a ello: Capital social de puente (“bridging”): relaciones abiertas entre personas de distintos grupos sociales o culturales.

Diversos estudios han señalado que los progresistas tienden a generar más capital social de tipo bridging, mientras que los conservadores tienden más al bonding. Esto amplía tanto el tamaño como la diversidad del círculo social de los progresistas.

Datos empíricos y estudios:

Redes sociales y diversidad de contactos: Estudios como los de Pew Research Center y la plataforma Facebook han mostrado que los usuarios con posturas progresistas tienden a tener: Más contactos de distintos orígenes culturales y raciales. Mayor exposición a puntos de vista diversos. Participación más activa en comunidades digitales abiertas. En contraste, los usuarios conservadores tienden a círculos más homogéneos y menor exposición a la diferencia ideológica.

Estudios sobre migración, urbanismo y movilidad social: Los progresistas tienden a vivir en entornos urbanos, más densamente poblados y culturalmente diversos, lo cual facilita una mayor red de contactos. Además, están más abiertos a la movilidad y a cambiar de lugar de residencia, lo cual amplía su red social.

Contraargumentos y matices: El tipo de comunidad importa: En comunidades rurales o religiosas, los conservadores pueden tener redes sociales densas, aunque menos diversas. Pueden ser pequeñas pero muy cohesionadas. No todos los progresistas tienen círculos amplios: Hay progresistas que, por otros factores (introversión, aislamiento, desigualdad), mantienen redes sociales reducidas. Cambios generacionales: La polarización actual puede afectar el tamaño del círculo social de ambos grupos, especialmente si hay intolerancia hacia el disenso.

Síntesis final: En términos generales, y según múltiples estudios en psicología, sociología y ciencia política, las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras. Esta diferencia se explica por factores de personalidad (apertura), preferencia por la diversidad, menor sensibilidad al riesgo, y una mayor disposición al contacto intercultural e interideológico.

Sin embargo, esta tendencia no es absoluta, y debe considerarse en función del contexto cultural, la edad, el entorno geográfico y otros factores individuales. Las ideas abiertas construyen redes abiertas. La diversidad no divide: expande tu mundo. Más allá de la burbuja: cómo piensan quienes tienen más amigos (post previo reciente).

REFERENCIAS EUROPEAS Y ESPAÑOLAS


1. Inglehart & Welzel – Modernization, Cultural Change and Democracy (2005). Contexto: Análisis global, incluyendo Europa. Tesis clave: La modernización lleva a un cambio de valores desde la seguridad (más conservadora) hacia la autoexpresión (más progresista). Las sociedades con valores de autoexpresión (más progresistas) tienden a ser más abiertas, diversas y con redes sociales más amplias. Disponible en español.

2. Fundación BBVA – Estudio europeo de valores (últimas ediciones: 2019 y 2023) 🔗 Fundación BBVA – Valores y cultura democráticaMuestra que los españoles con valores progresistas tienen mayor aceptación de la diversidad cultural, sexual y religiosa, y muestran mayor participación en redes sociales amplias, actividades culturales y ONGs. Comparativa europea: España se sitúa entre los países más abiertos de Europa Occidental, junto con Países Bajos y Suecia.

3. CIS – Centro de Investigaciones Sociológicas (España) 🔗 www.cis.esDiversas encuestas del CIS han mostrado que las personas de ideología progresista tienen mayor participación en movimientos sociales, redes de voluntariado y colectivos culturales. También están más dispuestas a establecer relaciones con personas de otras religiones, razas o nacionalidades. Por ejemplo, la Encuesta sobre actitudes hacia la inmigración y la Encuesta sobre diversidad y convivencia (últimas ediciones 2021–2023).

4. Manuel Castells – La era de la información (1996–2003). Tesis clave: La red es la forma organizativa dominante en la sociedad contemporánea. Castells muestra cómo las personas con valores postmaterialistas (progresistas) se integran más en redes sociales extensas y transnacionales, frente a la lógica de comunidad cerrada tradicional (más conservadora). Autor español de referencia internacional.

5. Observatorio Social de “la Caixa” – Cohesión social, diversidad y polarización en España (2020–2023) 🔗 Observatorio SocialRelevancia: Estudios sobre cómo los valores progresistas promueven mayor contacto con la diversidad y redes sociales más ricas. También relacionan actitudes xenófobas con ideologías conservadoras y círculos sociales más homogéneos.

6. Eurobarómetro – Valores europeos y diversidad cultural (últimas ediciones) 🔗 Eurobarómetro oficialRelevancia: Ciudadanos de orientación progresista son más proclives a aceptar la multiculturalidad, las uniones LGTB, la movilidad y el pluralismo religioso, lo que se correlaciona con redes sociales más diversas y abiertas.

7. Salvador Giner – Sociología (2005). Autor: Sociólogo español, fundador de la revista Revista Internacional de Sociología. Relevancia: En su obra, analiza cómo los valores progresistas tienden a fomentar la sociabilidad abierta, el cosmopolitismo y la flexibilidad en la estructura de las redes sociales.

Estas referencias demuestran que tanto en España como en Europa, los valores progresistas  se correlacionan con mayor apertura hacia la diversidad, favorecen la participación en redes amplias, plurales y dinámicas y contrarrestan el sesgo de homofilia que tiende a caracterizar a los entornos conservadores.

Sigue otra selección de libros, estudios y referencias académicas que respaldan la tesis de que las personas con ideología progresista tienden a tener círculos sociales más amplios y diversos que las personas conservadoras:

1. Jonathan Haidt – The Righteous Mind: Why Good People Are Divided by Politics and Religion (2012). Tesis clave: Las diferencias políticas están relacionadas con fundamentos morales distintos. Haidt muestra que los progresistas priorizan valores como la equidad y la novedad, lo que se asocia con mayor apertura social y diversidad en redes.

2. Chris Mooney – The Republican Brain: The Science of Why They Deny Science—and Reality (2012). Tesis clave: Diferencias neurológicas y de personalidad entre progresistas y conservadores. Basado en estudios neurocientíficos que muestran que los progresistas tienen una amígdala menos reactiva al miedo, lo que se traduce en mayor tolerancia a lo distinto y apertura social.

3. Robert Putnam – Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community (2000). Tesis clave: Disminución del capital social en EE. UU. y sus diferencias ideológicas. Introduce las nociones de capital social bonding (cerrado, típico en conservadores) y bridging (abierto, típico en progresistas).

4. Pew Research Center – Political Polarization in the American Public (2014). 🔗 Enlace al estudio (Pew). Muestra que los progresistas tienden a vivir en zonas urbanas más densas y multiculturales, mientras que los conservadores tienden a entornos más homogéneos. Esto influye en la diversidad y tamaño del círculo social.

5. Peter Hatemi y Rose McDermott – Man Is by Nature a Political Animal: Evolution, Biology, and Politics (2011). Tesis clave: La ideología política tiene componentes biológicos y hereditarios. Demuestra que la “apertura a la experiencia” (vinculada a progresismo) se relaciona con actitudes más tolerantes y redes sociales más diversas.

6. Arlie Russell Hochschild – Strangers in Their Own Land (2016). Tesis clave: Estudio etnográfico de conservadores en EE. UU. Contrasta su tendencia a mantener redes sociales cerradas y homogéneas frente al enfoque más expansivo y multicultural de los progresistas.

7. Marc Hetherington & Jonathan Weiler – Authoritarianism and Polarization in American Politics (2009). Tesis clave: Analiza la relación entre autoritarismo, miedo al cambio y conservadurismo. El autoritarismo se relaciona con desconfianza hacia lo diferente, lo que limita la amplitud y diversidad del círculo social.

8. John Hibbing et al. – Predisposed: Liberals, Conservatives, and the Biology of Political Differences (2013). Tesis clave: Diferencias en la percepción de amenaza y novedad. Conservadores reaccionan más intensamente ante estímulos amenazantes, lo que puede reducir la variedad de sus relaciones sociales.

9. Estudio de Kosinski, Stillwell y Graepel (2013) – Private traits and attributes are predictable from digital records of human behavior. (PNAS, Proceedings of the National Academy of Sciences). 🔗 Enlace al estudioA través de datos de Facebook, se encontró que los usuarios con ideología progresista tenían redes de contactos más extensas y diversas.

Un viejo, una tigrilla y el ocaso de una humanidad sin raíces

El verano es tiempo de lecturas como Un viejo que leía novelas de amor (1989) de Luis Sepúlveda. Una novela corta, narrativa ecológica y social, ambientada en la Amazonía ecuatoriana, en un pueblo llamado El IdilioEs un canto a la naturaleza y al amor desde el corazón verde del mundo: El Amazonas.

Narra la historia de Antonio José Bolívar Proaño, un anciano que vive en la selva amazónica ecuatoriana, cerca del río Nangaritza, en el límite con la frontera peruana. Tras haber convivido años con los shuar, pueblo indígena amazónico, Antonio ha aprendido a respetar la selva, su lenguaje y sus reglas. Vive una vida sencilla, solitaria y marcada por el amor tardío a las novelas románticas, que relee con pasión.

El equilibrio de su mundo se rompe cuando una tigrilla (una hembra de ocelote) comienza a atacar a humanos tras perder a sus crías por culpa de unos cazadores blancos. El gobierno local y sus representantes, ignorantes del ecosistema, quieren matar al animal sin contemplaciones. Solo Antonio, con su conocimiento de la selva y su sensibilidad, puede emprender esa misión con respeto y responsabilidad.

Se barajan en Un viejo que leía novelas de amor temas como el conflicto entre civilización y naturaleza, el colonialismo interno y el desprecio por los pueblos originarios, la soledad y la vejez como tiempo de sabiduría, el poder de la lectura y del amor como consuelo existencial o la defensa del medioambiente frente a la depredación. 

Luis Sepúlveda nació 4 de octubre de 1949, Ovalle, Chile, y falleció el 16 de abril de 2020, Oviedo, España (siendo el primer escritor de renombre fallecido por COVID-19 en Europa). Fue escritor, periodista, cineasta y activista político. Participó en el gobierno de Salvador Allende y fue prisionero político durante la dictadura de Pinochet. Exiliado, vivió en Argentina, Brasil, Nicaragua y Alemania. Ecologista activo, colaboró con Greenpeace y organizaciones de derechos humanos. Su obra combina denuncia social con una prosa poética, sencilla y profundamente humana.

Algunas citas memorables de Un viejo que leía novelas de amor

- “No tenía nada contra los gringos, mientras no molestaran.” — Una frase que condensa la crítica al colonialismo y al turismo invasivo.

Aprendió a leer para leer novelas de amor. No quería otra cosa.” — Refleja la ternura del protagonista y su relación íntima con la lectura.

El mundo es así: cada uno tiene lo que le corresponde.” Una sentencia que refleja el fatalismo y la dureza de la vida en la selva.

La selva no es muda. Lo que pasa es que nosotros somos sordos.” — Una cita emblemática de la obra, con una fuerte carga ecológica y espiritual. 

- “Porque la selva era madre y sepultura, escuela y hospital, pan y techo.” — El amor por la Amazonía y su complejidad vital y simbólica. 

- “Nunca mató por gusto, ni por deporte. Siempre por necesidad.” — La ética del personaje frente a la violencia y la vida salvaje.

Jean Tirole y el arte de regular el capitalismo digital

Hoy analizaremos el imprescindible ensayo "La economía del bien común" publicada en 2016, una obra de síntesis escrita por el economista francés Jean Tirole, Premio Nobel de Economía 2014. El libro busca explicar al gran público cómo puede y debe utilizarse la economía como herramienta al servicio de la sociedad.

Algunas de las principales ideas clave del libro "La economía del bien común":

  1. La economía no es enemiga del bien común, sino una aliada potencial, si se basa en datos, transparencia, y valores democráticos. La economía no es el problema: es parte de la solución.
  2. El papel del Estado y del mercado debe ser complementario, no excluyente. La regulación es necesaria cuando los mercados fallan (monopolios, externalidades, información asimétrica…). Contra la falacia: mercado y Estado deben cooperar.
  3. La ética y la economía no están reñidas: una buena economía requiere una ciudadanía bien informada, valores sólidos y una responsabilidad colectiva.
  4. Temas tratados:
    • Cambio climático y cómo los mercados de carbono pueden ser eficaces si están bien diseñados.
    • Mundo digital: poder de las grandes plataformas tecnológicas (Amazon, Google, Facebook…) y el peligro de monopolios.
    • Desigualdades sociales y el reto de conciliarlas con la eficiencia económica.
    • Educación, empleo, innovación y cómo las políticas públicas deben fomentar el capital humano.
    • Globalización y democracia: necesidad de instituciones globales fuertes y coordinación internacional.

Jean Tirole insiste en que no hay soluciones simples a problemas complejos. La economía del bien común exige pensar a largo plazo, más allá de intereses particulares o electorales. Tirole es conocido por su rigor teórico, pero también por su vocación de explicar la economía al gran público y contribuir a un debate informado y ético.

Jean Tirole nació en1953, en Troyes, Francia. Ingeniero de formación, luego doctorado en Economía en el MIT (EE. UU.). Es presidente honorario de la Toulouse School of Economics. Especialista en teoría de juegos, organización industrial, regulación de mercados, y economía del comportamiento. Obtuvo el Premio Nobel de Economía 2014 por su análisis del poder de mercado y la regulación.