Son muchas las diferencias que inicialmente molestan, comenzando por el voltaje doméstico (110 voltios en lugar de nuestros 220 V., que hicieron inútil nuestra máquina de afeitar), sus peculiares enchufes (y no cabe esperar nada para los europeos ni en los mejores hoteles) y su falta de toma a tierra que provoca pequeñas descargas en muchos de sus enchufes. También es una sorpresa continua sus singulares grifos con uno o dos mandos, que nada tienen que ver con nuestros monomandos (al final vimos un europeo en el Hilton de Aeropuerto de Los Angeles) o antiguos grifos separados de agua caliente o fría.
Las propinas son otra causa de atención constante. Conviene consultar en webs especializadas como protocolo.org, para reconocer cuándo son obligatorios estos suplementos y cómo calcular por bulto o maleta el total mínimo de cada ocasión. Así recibiremos el esperado "I appreciate it" indicativo de que hemos acertado.
Las mejores películas de la historia del cine pueden variar según la fuente y el criterio (críticos, audiencia, impacto cultural, etc.), pero algunas películas suelen aparecer constantemente en las listas más prestigiosas. Aquí tienes algunas de las más destacadas. indicando quién las dirigió:
El Padrino (1972) – Francis Ford Coppola. Su impacto en la cinematografía, sus actuaciones icónicas (Marlon Brando, Al Pacino, Robert Duvall), su dirección impecable y su poderosa narrativa la han convertido en un referente del cine.
El Padrino: Parte II (1974) – Francis Ford Coppola
Esta lista es solo una selección y, dependiendo de gustos y criterios, hay muchas más que podrían considerarse entre las mejores de la historia. Otro listado, bastante coincidente pero reducido a una decena, es el Top 10 de películas mejor calificadas por la audiencia en IMDb: 1º 'Cadena perpetua'. 2º 'El Padrino'. 3º 'Batman: El caballero de la noche'. 4º 'El Señor de los anillos: El retorno del rey', 5º 'La lista de Schindler'. 6º '12 hombres en pugna'. 7º 'El Padrino II'. 8º 'El señor de los anillos: La comunidad del anillo'. 9º ''Pulp Fiction'. 10º 'Origen' ('Inception').
Cineastas de todo el mundo (como Scorsese, Mann y del Toro, entre otros) eligieron las 100 mejores películas de la historia. La ciénaga, de Lucrecia Martel, quedó entre las 100. La película argentina es la única de América Latina en la lista. 2001: A Space Odyssey en el puesto 1. pic.twitter.com/GcC0Qr5D7F
Las 10 mejores películas de la historia, votadas en 2022 por directores de todo el mundo: 1. 2001: Space Odyssey 2. Citizen Kane 3. The Godfather 4. Tokyo Story 5. Jeanne Dielman 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles 6. Vertigo 7. 8½ 8. Mirror 9. Persona 10. In The Mood For Love pic.twitter.com/0jpVC8Bf3V
Existen tres tipos de anacronías: analepsis, prolepsis y elipsis. Analepsis: hacer un salto narrativo al pasado.
Prolepsis: hacer un salto narrativo al futuro.
Elipsis: omitir momentos siguiendo la línea de tiempo.
La analepsis, también conocida como flashback, es una técnica narrativa en la que se produce una interrupción en la secuencia cronológica de los eventos para narrar hechos ocurridos en un momento anterior al tiempo en el que transcurre la historia principal. Se utiliza para dar contexto, explicar antecedentes de los personajes o situaciones y profundizar en la trama, permitiendo que el lector o espectador entienda mejor el presente de la historia. La analepsis es común en la literatura, el cine y la televisión.
Se suele distinguir entre flashback, término tomado del teatro donde se da un breve "salto atrás", y el racconto, de mayor extensión. Narra acontecimientos anteriores al presente de la acción e incluso anteriores al inicio de la creación.
Un ejemplo clásico de analepsisse encuentra en la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. En esta obra, se utiliza el recurso de flashback para narrar eventos pasados de la familia Buendía, permitiendo comprender el presente de los personajes y la historia de Macondo.
Otro ejemplo es en Forrest Gump, donde el personaje principal recuerda varios momentos de su vida mientras cuenta su historia a distintas personas en una parada de autobús. Estos saltos al pasado dan contexto a su vida y explican cómo llegó a la situación actual.
Un caso de prolepsis, o flashforward, aparece en Crónica de una muerte anunciada de Gabriel García Márquez. Desde el comienzo de la novela, el lector sabe que Santiago Nasar va a morir, y a lo largo de la historia se anticipa repetidamente su muerte inminente. Este recurso intensifica la tensión narrativa, ya que se exploran los eventos y decisiones que llevan a ese desenlace anunciado.
Otro ejemplo es en la serie de televisión Breaking Bad, donde varios episodios inician con escenas en el futuro que muestran consecuencias catastróficas o misteriosas, antes de volver al presente para contar cómo los personajes llegan a esa situación.
Un ejemplo de elipsis ocurre en El extranjero de Albert Camus (varios posts). En esta novela, la muerte de la madre del protagonista, Meursault, no es detallada; simplemente se menciona que ha fallecido. La narrativa omite cualquier descripción del evento en sí, y en cambio se centra en las reacciones de Meursault y su indiferencia ante el hecho. Esta elipsis refleja la apatía del personaje y enfatiza la distancia emocional que lo caracteriza.
Otro ejemplo se da en Don Quijote de la Mancha (varios posts) de Miguel de Cervantes, donde la historia omite detalles de la recuperación de Don Quijote después de sus derrotas. Simplemente se menciona que volvió a casa o que pasó un tiempo sin aventuras. Esto permite avanzar rápidamente en la trama sin detenerse en eventos que no son esenciales para el desarrollo principal.
True Detective 3 es el mayor MacGuffin televisivo que he visto. La desaparición de dos niños es un pretexto o excusa para narrar la gestación de un matrimonio y una amistad. Tres tiempos narrativos con múltiples analepsis (flashbacks) y prolepsis (flashforwards). Brillante. pic.twitter.com/IqmLm8OFet
- Tonto es el que hace tonterías (Stupid is as stupid does). - Yo no sé mucho de casi nada. - Mamá siempre decía que la vida es como una caja de bombones, nunca sabes cuál te va a tocar (Mama always said life was like a box of chocolates, never know what you're gonna get).
Forrest Gump (más citas, en inglés). Abajo, una síntesis de la película en un minuto... ;-)
En el vasto océano de adaptaciones cinematográficas de Stephen King, pocas logran capturar la esencia lírica y melancólica de sus relatos como "Corazones en Atlántida" (2001), dirigida por el australiano Scott Hicks. Basada en la novela homónima —específicamente en los relatos “Gente baja con sombrero” y “Corazones en Atlántida”—, la película traslada al espectador a un verano de 1960 en un pequeño pueblo de Connecticut, donde la inocencia infantil choca con los fantasmas de la guerra, la persecución y la pérdida. No es terror; es un drama iniciático con ecos sobrenaturales, una elegía al poder redentor de la amistad y la memoria.
Un equipo creativo con precisión y sensibilidad. Scott Hicks, conocido por Shine (1996), demuestra aquí una contención narrativa que contrasta con las explosiones kingianas habituales. Su dirección privilegia los planos largos y la luz dorada del atardecer, convirtiendo el pueblo en un personaje más. Hicks declaró en entrevistas de la época: “Quise que la película oliera a hierba recién cortada y a miedo infantil; que el espectador sintiera la humedad del verano en la nuca”. Logra, efectivamente, que cada escena transpire nostalgia sin caer en la cursilería.
El guión, firmado por William Goldman (Dos hombres y un destino, La princesa prometida), destila la prosa densa de King en diálogos afilados y silencios significativos. Goldman elimina subtramas (la conexión con El corazón delator de la saga de La Torre Oscura) para centrarse en el vínculo entre Bobby Garfield y Ted Brautigan. Su mayor acierto: convertir la persecución de los “hombres de traje marrón” en una metáfora de la Guerra Fría y la paranoia mccarthista, sin necesidad de explicarlo.
Un reparto con veteranos y revelaciones. Anthony Hopkins encarna a Ted Brautigan con la mezcla exacta de fragilidad y misterio que requiere el personaje. Su voz grave, sus ojos acuosos y su forma de pronunciar “corazones” como un conjuro convierten cada escena en una clase magistral. Hopkins confesó que se inspiró en su propio abuelo, un hombre que “guardaba secretos detrás de la cortesía”.
Anton Yelchin, en el papel de Bobby (en uno de sus primeros roles protagonistas), transmite la rabia y la ternura de la preadolescencia con una naturalidad desarmante. Su química con Hopkins es el motor emocional de la película. Hope Davis como Liz Garfield, la madre viuda y amargada, y Mika Boorem como Carol Gerber, la amiga incondicional de Bobby, completan un cuarteto actoral que funciona como un reloj suizo. David Morse, en un cameo como el Bobby adulto, aporta el peso de la melancolía necesaria para cerrar el círculo.
Sinopsis sin spoilers. Verano de 1960. Bobby Garfield, un niño de 11 años que acaba de perder a su padre, vive con su madre en un pueblo donde nada sucede. Hasta que llega Ted Brautigan, un anciano misterioso que alquila la habitación del ático. Ted no solo paga el alquiler: le ofrece a Bobby un mundo de libros, ajedrez y advertencias crípticas sobre “hombres de traje marrón” que lo persiguen. A cambio, le pide un favor: que vigile señales extrañas en el pueblo. Lo que comienza como un juego se convierte en una conspiración que involucra poderes psíquicos, la guerra de Vietnam y el precio de crecer.
La película alterna entre el verano iniciático de 1960 y breves flashbacks del presente, donde un Bobby adulto (Morse) regresa al pueblo para un funeral. Esta estructura enmarca la historia como un recuerdo doloroso pero sanador.
Corazones en Atlántida es una rareza: una película de Stephen King sin sangre ni sustos baratos, pero con la misma capacidad para helar la médula. Su mayor virtud es la economía emocional: cada mirada, cada objeto (la pelota de béisbol, el sombrero de Ted, el collar de Carol) está cargado de significado. La banda sonora de Mychael Danna, con sus acordes de piano y cuerdas sutiles, amplifica la sensación de pérdida inminente.
¿Defectos? Algunos críticos señalaron que la resolución del misterio psíquico es algo abrupta, y que la subtrama de la madre queda algo desdibujada. Sin embargo, estas grietas no empañan el conjunto. Es una película que mejora con los años, como un vino que revela matices en cada revisionado.
Para educadores y cinéfilos es ideal para trabajar temas como: 1) La iniciación y la pérdida de la inocencia (comparar con Cuenta conmigo o El club de los poetas muertos -posts-). 2) La Guerra Fría como telón de fondo (paralelismos con El cazador o Forrest Gump -posts-). 3) El poder de la narración oral (Ted como contador de historias, vínculo con la tradición homérica).
En resumen, Corazones en Atlántida no es sólo una gran adaptación: es una cápsula del tiempo que captura el instante exacto en que la infancia se agrieta. Si no la has visto desde 2001, revisítala. Si nunca la viste, prepárate para que te deje el corazón en la garganta… y en la Atlántida.
“Corazones en Atlántida” (2001), basada en Stephen King, es una reflexión melancólica sobre la amistad, la pérdida de la inocencia y el peso de la memoria. https://t.co/BghN68pinY Anthony Hopkins y Anton Yelchin sostienen un relato donde el misterio importa menos que lo humano:… pic.twitter.com/PUNPe2pBJF