Resumen: Respetar, cuidar y mantener nuestros ritmos circadianos a través de hábitos regulares de sueño reparador, alimentación correcta y exposición adecuada a la luz natural podría contribuir a una vida más larga y saludable.
Los ritmos circadianos y la longevidad están vinculados de manera interesante. Se ha observado que mantener ritmos circadianos o biorritmos saludables puede influir en la calidad y duración de nuestra vida.
Algunas conexiones relevantes:
- Sueño y reparación celular: Durante la noche, nuestros ritmos circadianos regulan la liberación de hormonas como la melatonina. Esta hormona no solo nos ayuda a dormir, sino que también está relacionada con la reparación celular y la protección contra el daño del ADN. Un sueño de calidad es la base de la longevidad.
- Metabolismo y alimentación: Los ritmos circadianos afectan a nuestro metabolismo y la forma en que procesamos los alimentos. Comer en momentos adecuados del día y evitar comer tarde en la noche puede tener un impacto positivo en la salud y, por lo tanto, en la longevidad.
- Reloj biológico y envejecimiento: A medida que envejecemos, nuestros ritmos circadianos pueden debilitarse. Esto se asocia con una mayor susceptibilidad a enfermedades crónicas y trastornos metabólicos. Mantener un reloj biológico saludable podría ayudar a ralentizar el proceso de envejecimiento.
- Exposición a la luz natural: La iluminación durante el día y la oscuridad durante la noche es crucial para mantener nuestros ritmos circadianos en sintonía. La falta de luz natural o la exposición excesiva a la luz artificial pueden afectar negativamente nuestra salud a largo plazo.
Los ritmos circadianos son procesos biológicos internos de nuestro organismo que se repiten con una cadencia temporal de unas 24 horas. Estas variaciones periódicas o ritmos biológicos regulan nuestra actividad metabólica, hormonal y conductual diaria. Funciones corporales tan importantes para la supervivencia como la regulación de la temperatura del cuerpo o el ciclo de sueño-vigilia funcionan en base a estos biorritmos circadianos.
El núcleo supraquiasmático (NSQ) en el cerebro humano es el principal reloj biológico. Este grupo de aproximadamente 20,000 neuronas sincroniza los ritmos periféricos y estimula la glándula pineal para liberar melatonina. Así, el NSQ (Suprachiasmatic nucleus) desempeña un papel esencial en nuestros ciclos de sueño y vigilia.
A las necesarias referencias que se emplean para acomodarse al ritmo externo se las conoce con el término alemán zeitgeber, del alemán zeit (tiempo) y geber (sensor). Aunque el principal es la luz, existen otros zeitgebers como el contacto social, el ejercicio, las comidas o el horario laboral.
Lo que caracteriza a este tipo de biorritmos es que son autosostenibles y persistentes, incluso en ausencia de estímulos externos o ambientales. Están genéticamente determinados y no son propiedades exclusivas de los seres humanos, ya que se han encontrado en todo tipo de organismos vivos (desde seres unicelulares hasta mamíferos). Los ritmos circadianos tienen un gran valor adaptativo, ya que cumplen la función de “reloj interno” mediante el cual nuestro organismo modela y construye una representación del tiempo externo, con el que es capaz de establecer un modelo coherente y una concordancia entre los sucesos ambientales y la organización de sus propias funciones biológicas para poder reaccionar a condiciones externas más o menos previsibles.
El reloj biológico es un mecanismo interno (los girasoles giran aunque estén encerrados en un sótano como demostró con la Mimosa Púdica en 1729 el científico francés Jean-Jacques de Mairan) que nos permite tener una orientación temporal y ordenar nuestras actividades orgánicas de acuerdo a ciclos regulares. Controla diversas funciones como las secreciones glandulares, la regulación de la temperatura corporal y el funcionamiento de órganos como el corazón y el cerebro.
En términos más específicos, los ritmos circadianos, son los encargados de regular nuestras funciones fisiológicas y adaptarlas a las distintas fases del día y la noche.
Estos ritmos influyen en:
- Patrones de sueño: El reloj biológico ayuda a establecer cuándo debemos dormir y cuándo estar despiertos. La liberación de melatonina, una hormona relacionada con el sueño, está influenciada por estos ritmos.
- Comportamiento alimentario: Nuestro apetito y preferencias alimentarias también están vinculados al reloj biológico. Por ejemplo, es común sentir hambre a ciertas horas del día debido a estos ritmos.
- Liberación de hormonas: El reloj biológico regula la producción de hormonas como el cortisol, que afecta nuestro estado de alerta y energía durante el día.
- Presión arterial: Los ritmos circadianos también influyen en la presión arterial y otros aspectos cardiovasculares.
Existen estrategias recomendables para sincronizar mejor nuestros biorritmos circadianos y promover un equilibrio saludable. Aquí tienes algunas recomendaciones:
- Luz natural: Ayuda a regular el reloj biológico. La luz solar matutina es especialmente beneficiosa para establecer un patrón de sueño-vigilia adecuado.
- Horarios consistentes: Conviene mantener horarios regulares para dormir y despertar, incluso los fines de semana. Esto ayuda a que el cuerpo se ajuste a un ritmo constante.
- Evitar la luz artificial antes de dormir: La luz azul de dispositivos electrónicos (como teléfonos y computadoras) puede interferir con la producción de melatonina. Hemos de apagar estos dispositivos al menos una hora antes de acostarse.
- Controla la alimentación: Intentemos comer a horas regulares y evitar las comidas pesadas poco antes de dormir. La digestión también está relacionada con los ritmos circadianos.
- Ejercicio físico: Realizar actividad física durante el día puede ayudar a regular los ritmos circadianos. Sin embargo, ha de evitarse hacer ejercicio intenso justo antes de dormir.
- Temperatura ambiente: Mantener una temperatura fresca en tu habitación para favorecer el sueño. El cuerpo tiende a enfriarse durante la noche, lo que está relacionado con los ritmos circadianos.
- Suplementos alimenticios: Consultemos siempre con un profesional de la salud antes de usar suplementos podrían ayudar a ajustar los ritmos circadianos, en algunos casos, en especial las vitaminas C y del grupo B, los antioxidantes, los ácidos grasos poliinsaturados, el calcio, el magnesio, el triptófano y la melatonina.
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