El arte de educar se relaciona con la capacidad de, intercambiando miradas, aprender a cambiar las miradas ajenas y la propia.
Preguntaron al filósofo John Dewey dos cuestiones claves sobre la pedagogía perfecta: ¿Cuándo y qué hay que enseñarles a los niños? El filósofo condensó las respuestas de modo magistral: “Si quiere saber cuándo hay que enseñar a un niño, mírele a la cara. Y si quiere saber qué hay que enseñar, mire a la vida”. Ya el proverbio latino advertía: “No aprendemos para la escuela, sino para la vida” (“Non scholae, sed vitae discimus”).
Dos cosas definen a una persona: su mirada y su corazón. La naturaleza irguió la frente del ser humano y le mandó contemplar el cielo, alzando la mirada hacia las estrellas. Pero sin olvidar que quien consigue apreciar las cosas pequeñas tiene limpia la mirada. La perspectiva personal determina la circunstancia que rodea a cada individuo y le hace singular, incluso entre sus semejantes. Ortega y Gasset, el maestro del “yo y mi circunstancia” estableció que “la realidad no puede ser mirada sino desde el punto de vista que cada cual ocupa, fatalmente, en el universo”.
El aprendizaje es algo que se puede lograr solo o con ayuda de los demás, pero el segundo método es el más acelerado y eficaz, especialmente en la infancia. “Aprender a mirar” y “mirar para aprender” son dos competencias básicas que nos permiten crecer a los seres humanos. Dumas sugirió que “Dios quiso que la mirada humana fuera la única cosa que no se puede disfrazar”. Lo cierto es que se descubre en la mirada la cualidad humana. Dicen que en las palabras se refleja el talento, pero en las miradas, el alma.
Aprender a mirar cordialmente a nuestros semejantes, particularmente a los más necesitados y en los momentos más críticos, nos reporta paz y serenidad a todos. Un proverbio árabe asegura que “quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”. Educar consiste en dotar a la mirada de los más pequeños con más sabiduría y con más cultura, pero la inteligencia y la humanidad ya reside en su mirada. Su ternura son ojos que se convierten en mirada. Los niños adivinan qué personas les aman. Es un don que con el tiempo se pierde.
… Me dijiste un secreto, en una larga mirada, larga, larga... (Gerardo Diego)
Quizá no sea recomendable esta lectura, si es usted impresionable. Es una historia verídica e inquietante, que acrecienta peligrosamente nuestra sensación de confinamiento en esta sociedad que nos ha correspondido protagonizar. Está a tiempo de desdeñar este escrito, y evitar así el “síndrome de la mirada presa”.
En una reunión multicultural, una delegación de aborígenes de las tribus amazónicas se alojó en un hotel brasileño. Los ancianos ocuparon sus habitaciones, pero se negaron a que los jóvenes accediesen al interior, quedándose a la intemperie en un jardín anexo durante los días del evento. Al preguntar asombrados por el aparente maltrato de los jíbaros hacia sus hijos, supimos que la medida adoptada era protectora, porque al acceder a un recinto cerrado la mirada se encierra entre sus paredes y se pierde la visión lejana, tan necesaria para sobrevivir en la selva.
Los indios tribales sabían por antiguas leyendas de sus antepasados lo que la óptica moderna explica. El cristalino humano es capaz de enfocar objetos muy cercanos o alejados, pero su capacidad de acomodación disminuye y defectos como la miopía o la “vista cansada” aparecen antes en aquellos que pasan mucho tiempo con la “mirada enrejada” por espacios reducidos. De ahí la conveniente recomendación médica de elevar la vista hacia la lejanía para aliviar la tensión del enfoque prolongado ante un libro o una pantalla de ordenador.
Esa ansia de “libertad de perspectiva” puede causar una leve claustrofobia, que -en mi caso- reconozco cuando viajo con la visión atrapada en un vagón del Metro, esperando salir de las entrañas de la Tierra y llegar al trazado al aire libre de las afueras de Bilbao para contemplar el anhelado horizonte y el azaroso cielo atmosférico. Sólo he descubierto dos embarazosos antídotos para la “mirada cautiva”, quizá con nula base física: cerrar los ojos, o admirar otros ojos igualmente prisioneros y sentir en sus pupilas la profundidad infinita y singular de cada ser humano.
La exposición ‘Miradas de una ciudad: Bilbao’, del fotógrafo Germán Elorza (1910-1983), se puede visitar hasta el próximo 5 de enero de 2018. Este archivo fotográfico, formado por instantáneas tomadas en Bizkaia entre los años 1932 – 1974, es una de las más extensas crónicas fotográficas que se conserva de este periodo y refleja la vida cotidiana en Bilbao y el entorno de la villa. La colección fue cedida al Archivo Histórico de Euskadi en 2016 y recoge varios reportajes de la época sobre temáticas variadas como los toros, el fútbol y el Athletic, así como sobre diferentes eventos políticos e institucionales.
Germán Elorza (Vitoria-Gasteiz, 1910; Bilbao, 1983), se inició en la fotografía en 1932, de la mano del prestigioso fotógrafo bilbaíno y fotoperiodista Manuel Torcida Lux. Comenzó su andadura profesional trabajando de corresponsal gráfico para los diarios Prensa Española y Prensa Gráfica de Madrid, y continuó trabajando para periódicos locales durante la Guerra Civil sin abandonar Bilbao. A partir de 1937 trabajó en el diario Hierro y su vida laboral concluyó en 1974 a consecuencia de un accidente laboral.
La exposición ‘Miradas de una ciudad: Bilbao’ pretende destacar la mirada del fotógrafo Germán Elorza, mostrando el modo en que el autor percibía los rincones y acontecimientos con los que convivía a diario, dejando al margen su tan conocida faceta de corresponsal gráfico o fotoperiodista. La exposición se ciñe a la mirada de un hombre transmitiendo lo que veían sus ojos y reflejando el día a día de aquel entonces. Son varios los objetivos que desde el Archivo Histórico de Euskadi se han pretendido aunar. Por un lado, se ha buscado acercar al público parte de la obra de Germán Elorza y algunos retazos de su vida. Además, se pretende dar a conocer la existencia del patrimonio documental y visibilizar el esfuerzo que supone recuperarlo, conservarlo y ponerlo a disposición de todos los ciudadanos. Por último, se ha buscado enmarcar la muestra en las Jornadas Europeas del Patrimonio, que este año abordan el tema ‘La Construcción de los Paisajes de Bizkaia’, reflejando otra mirada en la construcción de los paisajes de Bizkaia a través de las fotografías de Germán Elorza.
"Las pequeñas virtudes" (leer en PDF) es una obra escrita por la autora italiana Natalia Ginzburg, publicada por primera vez en 1962. Se trata de un conjunto de ensayos autobiográficos y reflexivos, escritos entre 1944 y 1960, en los que Ginzburg combina experiencias personales con observaciones sobre la vida, el amor, la educación y la sociedad.
El libro está compuesto por once ensayos, cada uno independiente pero unidos por un tono íntimo, sobrio y a la vez profundamente humano. Ginzburg explora temas cotidianos, pero con una mirada que revela aspectos universales de la experiencia humana.
Entre los ensayos más destacados están:
- "El zapato roto": Reflexión sobre la pobreza y la dignidad, a través de imágenes de la posguerra.
- "Retrato de un amigo": Homenaje al escritor Cesare Pavese, con quien tuvo una estrecha amistad.
- "Las pequeñas virtudes" (último ensayo que da nombre al libro): Una crítica a la educación que enfatiza virtudes "menores" (como la prudencia, la obediencia, el ahorro), en lugar de fomentar las grandes virtudes como la generosidad, el coraje o la pasión por la verdad.
En este ensayo central, Natalia Ginzburgsostiene que educar solo en "pequeñas virtudes" forma personas temerosas y conformistas, mientras que las "grandes virtudes" permiten vivir con más plenitud y sentido ético.
Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).
Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.
Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).
Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.
Rogamos la lectura completa, pero destacamos algunas de sus mejores citas:
-"Las pequeñas virtudes no deben enseñarse, sino que deben derivarse de las grandes. Enseñar las pequeñas virtudes significa hacer del cálculo la base de la vida. Debemos enseñarles el amor por la vida, no el temor al dolor."
- "No debemos enseñar a nuestros hijos el ahorro, sino la generosidad. Debemos enseñarles el valor, no la prudencia. Es mejor enseñar a los hijos a no tener miedo del fracaso, a no avergonzarse del fracaso."
- "Los padres no debemos mirar a nuestros hijos como algo que nos pertenece. Somos los padres quienes pertenecemos para siempre a los hijos."
- "Los niños se educan observando, no oyendo nuestras palabras. La costumbre de la generosidad, del abandono, de no calcular, no se enseña, se vive.Queremos que nuestros hijos estén preparados para la vida, pero no hay preparación posible fuera del vivir mismo."
"Cuando somos felices nos sentimos más fríos, más lúcidos y distanciados de nuestra realidad" Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg pic.twitter.com/SB6wcxKiSa
— Jose Bueno Villafane (@PepeBuenoVillaf) April 11, 2023
Siempre he creído, desde que leí la poética expresión de mirada cautivadora, que cuando dos miradas se cruzan, directamente a los ojos, en ese momento almas y vidas se intercambian en un proceso mágico. La memoria también se permuta, y olvidando quiénes eran hasta entonces, cada uno adopta la identidad del otro, canjeando vidas, pasados y futuros.
Cuando era un niño, ello me llevó a mirar de reojo, porque pensaba que perdería mi identidad. Pero comprendí que merecía la pena mirar de frente, reflejarse en el espejo de las pupilas de los demás. Ahora busco el encuentro de miradas, continuamente, para superar la empatía por el cambalache de biografías.
Después, cuando las miradas se apartan, te recoges conmovido y en tu estrenada identidad haces balance de lo que ahora tienes y de lo que te falta, analizas dónde y cómo estás, reconoces quiénes te quieren y a quiénes amas. Viendo al otro, que eras tú segundos antes, y que ahora se aleja con la historia que le has dejado, comprendes que no sólo es tu hermano, sino que quizá pronto, de nuevo, tú serás él.
Esta original técnica, que he enseñado a algunos maestros, puede ser válida para que todos mejoremos nuestra convivencia. Lector, mira a tu alrededor, a la cara, a los ojos de tus familiares, amigos y vecinos, del mendigo, del anciano, del inmigrante, de quien crees que es tu adversario. Sólo así, intercambiando existencias, la vida recobra su pleno sentido.
Siempre he creído, desde que leí la poética expresión de mirada cautivadora, que cuando dos miradas se cruzan, directamente a los ojos, en ese momento almas y vidas se intercambian en un proceso mágico. La memoria también se permuta, y olvidando quiénes eran hasta entonces, cada uno adopta la identidad del otro, canjeando vidas, pasados y futuros.
Cuando era un niño, ello me llevó a mirar de reojo, porque pensaba que perdería mi identidad. Pero comprendí que merecía la pena mirar de frente, reflejarse en el espejo de las pupilas de los demás. Ahora busco el encuentro de miradas, continuamente, para superar la empatía por el cambalache de biografías.
Después, cuando las miradas se apartan, te recoges conmovido y en tu estrenada identidad haces balance de lo que ahora tienes y de lo que te falta, analizas dónde y cómo estás, reconoces quiénes te quieren y a quiénes amas. Viendo al otro, que eras tú segundos antes, y que ahora se aleja con la historia que le has dejado, comprendes que no sólo es tu hermano, sino que quizá pronto, de nuevo, tú serás él.
Esta original técnica, que he enseñado a algunos maestros, puede ser válida para que todos mejoremos nuestra convivencia. Lector, mira a tu alrededor, a la cara, a los ojos de tus familiares, amigos y vecinos, del mendigo, del anciano, del inmigrante, de quien crees que es tu adversario. Sólo así, intercambiando existencias, la vida recobra su pleno sentido.
Simone Weil, filósofa y mística, decía que “la atención es la forma más rara y pura de generosidad. Muy pocas mentes son capaces de descubrir que las cosas y los seres existen”. En un mundo saturado de estímulos en cada momento, detenerse a mirar, escuchar o sentir se ha convertido en un acto casi revolucionario. Prestar atención plena es regalar tiempo y cuidado sin esperar nada a cambio. Este simple acto es un modo de amar y de respetar profundamente al otro. Como apunta un análisis reciente, nuestra atención “da valor a las cosas; lo que atendemos se convierte en lo que importa” . Al dirigir nuestro foco con intención, otorgamos significado a lo cotidiano y hacemos sentir a los demás que existen en nuestra vida.
Atención en tiempos acelerados: La avalancha de mensajes y tareas diarias nos arrastra con facilidad. Simone Weil nos recuerda que al prestar atención elegimos qué lugar ocupan las personas y las cosas en nuestra existencia. En palabras de una experta, la atención es una energía sutil que da forma a nuestras vidas: “lo que miramos, lo que sentimos, lo que decidimos que importa… todo nace de nuestra capacidad de prestar atención” . En otras palabras, cada vez que atendemos a alguien o algo, lo validamos y lo hacemos crecer. Por eso la atención es un recurso tan valioso: convertir lo invisible en visible. En un mundo de prisas, la decisión de enfocarnos es un gesto de rebeldía contra la distracción generalizada. Es el hilo invisible que une lo que amamos y lo que soñamos, y lo transforma en algo real.
Atención: generosidad y amor. Prestar atención al otro es una forma de amor que humaniza la relación. No basta con dirigir la mirada; hay que detenerse, escuchar y hacer sentir al otro que tiene un lugar en nuestra vida . Cuando hablamos con alguien, renunciar al celular para mirarlo a los ojos es un regalo de respeto. Escuchar en silencio los miedos o alegrías de un amigo sin ofrecer consejos inmediatos es un acto de compasión. En ese gesto humilde reconocemos la dignidad ajena.
Simone Weil sostenía que este tipo de atención desinteresada equivale a una oración laica, un modo de orientarnos hacia lo divino que todos llevamos dentro . Al eliminar el “yo” del centro, la atención pura crea espacio para la presencia del otro o incluso de algo superior. Tal como escribía Weil, cada ejercicio de concentración disciplinada –sea resolver un problema o leer un texto– “se convierte en oración” cuando lo practicamos con verdadero deseo de verdad . La atención así entendida es iluminación mutua: nos abre a la belleza del mundo y a la profundidad de las personas a nuestro alrededor.
La atención en la vida cotidiana tiene poder transformador en lo pequeño y lo rutinario. Ejemplos sencillos muestran su alcance:
Escuchar sin interrupciones a un familiar o colega cuando habla de su día. Un silencio atento puede ser la mejor medicina para quien necesita contarse.
Mirar a los ojos con interés durante una conversación. Con solo enfocar la mirada y asentar con la cabeza se puede entregar apoyo y cercanía.
Ayudar con plena presencia: acompañar a una persona enferma o compartir una comida sin apuros. Estar ahí, sin prisa, es a veces el mejor regalo.
Observar la naturaleza o el arte con calma. Ver el amanecer o leer un poema con atención nos reconecta con lo esencial y expande el corazón.
Cultivar la atención a uno mismo, descansando el cuerpo y la mente. Cerrar los ojos unos minutos, respirar conscientemente o meditar son prácticas de auto-regalo que luego multiplicamos hacia afuera.
Estos gestos cotidianos de atención son formas discretas de generosidad. No se trata de grandes sacrificios, sino de presencia: ofrecer un poco de nuestro tiempo y de nuestra escucha genuina. Así manifestamos amor, respeto y responsabilidad ética. En cada detalle la atención crea un puente entre las personas y revela que el otro importa.
Conclusión inspiradora: Entender la atención como un acto de amor y de autenticidad nos invita a un cambio profundo. Simone Weil nos desafía a ver la atención no como algo mundano, sino como un camino ético y espiritual. Cada instante que damos con plena conciencia es un regalo: a los demás, al mundo y a nosotros mismos. Cultivar la atención transforma nuestras relaciones y nutre el alma. Al final, lo que más regala la vida son momentos de verdadera conexión: un silencio compartido, una escucha atenta, una mirada compasiva. Practicar la atención nos recuerda que estamos juntos en este viaje y que amar, en definitiva, es prestar la mejor de nuestras presencias.
— Mikel Agirregabiria (@agirregabiria) May 2, 2025
Un día como hoy, hace 79 años, falleció Simone Weil. Pese a su temprana muerte, con solo 34 años, consiguió dejar una producción filosófica que nos sigue fascinando.
“El mejor libro del mundo” de Manuel Vilas (@GranVilas) es una novela publicada en septiembre de 2024 de clara inspiración autobiográfica que narra la vida de un escritor que se esfuerza por crear la obra maestra definitiva. La historia se centra en la rutina diaria del escritor, sus luchas con el síndrome del impostor, las comparaciones constantes con otros, las decepciones y la incertidumbre, así como la convivencia con la alegría y el fracaso.
Expone la fragilidad del escritor, abordando temas como el síndrome del impostor (posts), las comparaciones constantes, las decepciones y la convivencia con la alegría y el fracaso. La novela ofrece una mirada única y real sobre la lucha diaria de un escritor por ser apreciado y dejar una huella en la posteridad, siempre desde una perspectiva cómica.
Vilas ofrece una mirada única y cómica sobre la vulnerabilidad de un escritor, explorando temas como la búsqueda de la excelencia, la fragilidad humana y la lucha por ser apreciado y recordado. La novela combina elementos de ficción con experiencias personales del autor, creando una narrativa divertida, irreverente y profundamente humana.
En “El mejor libro del mundo” de Manuel Vilas, el personaje principal es el propio autor, Manuel Vilas, quien se presenta de manera autobiográfica. La novela se centra en su vida cotidiana y su lucha por escribir la obra maestra definitiva. A través de su narrativa, Vilas explora su vulnerabilidad, sus comparaciones constantes con otros escritores, sus decepciones y sus momentos de alegría y fracaso.
Además de Manuel Vilas, otros personajes destacados incluyen a su esposa, la escritora Ana Merino, y sus hijos, quienes también forman parte importante de su vida y su proceso creativo. Aunque no se mencionan sus nombres específicos, sus hijos juegan un papel importante en su vida y en su proceso creativo. La memoria de sus padres de Vilas es una presencia constante en la novela, reflejando la influencia que han tenido en su vida y obra. La novela también incluye personajes ficticios y situaciones oníricas que Vilas utiliza para explorar sus obsesiones, devociones y vicios.
Entre ellos las personalidades destacan:
- Franz Kafka (posts): Vilas expresa su admiración por el escritor checo y su influencia en su obra.
- Sixto Rodríguez: El músico estadounidense también es mencionado como una figura inspiradora para Vilas.
Manuel Vilas Vidal nació el 19 de julio de 1962 en Barbastro, Huesca, España. Es poeta, narrador y ensayista. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, ejerció durante más de veinte años como profesor de secundaria. Su obra poética incluye títulos destacados como "Resurrección" (2005), que obtuvo el Premio Gil de Biedma, y "El hundimiento" (2015), galardonado con el Premio Internacional de Poesía Generación del 27.
En narrativa, ha publicado novelas como "España" (2008), "Aire nuestro" (2009) y "Los inmortales" (2012). Su novela "Ordesa" (2018) fue traducida a más de veinte lenguas y elegida libro del año por Babelia, además de obtener el Premio Femina en Francia. "Alegría" (2019) fue finalista del Premio Planeta, y "Nosotros" (2023) recibió el Premio Nadal. Vilas colabora habitualmente en medios como El País y la Cadena SER.
"Mi madre estaba convencida de que hacia la mejor tortilla de patata del mundo, esa era la ilusión que le ayudaba a vivir. La mía ha sido escribir el mejor libro del mundo. Y tanto mi madre como yo hemos acabado en el fracaso", Manuel Vilas @Granvilas. pic.twitter.com/bOcnI1lASw
Entrevista | Manuel Vilas (I) Revista 'Publishers' 📰Conversar con @Granvilas es siempre una fiesta. 'El mejor libro del mundo' fue uno de mis favoritos de 2024. No se puede pedir más. Y aquí queda todo, en @publishersmagpic.twitter.com/VsAueaq3te
Estoy leyendo "El mejor libro del mundo" de@Granvilas Muy bien titulado. Que conste que escribo para que el autor no se suicide, pues he visto una entrevista que si no se habla de su libro, se suicida. Pues a mi me tiene totalmente enganchado, me veo reflejado en él. pic.twitter.com/uL0rvMiKU9
Una niña colombianade 13 años, atrapada entre el barro y escombros dejados por un deslizamiento ocurrido tras la erupción del volcán Nevado del Ruiz. Pese a que la imagen dio vuelta al mundo, nadie pudo rescatarla a tiempo. Los miembros de los equipos de rescate se limitaron a rezar junto a ella y tratar de aliviarle la penuria. Omayra Sánchezmurió 72 horas más tarde, tras permanecer a la intemperie.
Una muerte anunciada
Sola en la noche, con el miedo de la oscuridad, el susurro de llantos, lágrimas, gritos, desfiles de cadáveres, la noche que venía, sola entre tantos muertos, sola sobre los escombros de su ciudad, sola y abandonada por todos, la de Omayra fue una muerte anunciada y televisada. Cuentan que, cuando llegaron los reporteros, estaba agachada sobre un flotador (la cámara de un neumático) que colocaron bajo sus brazos como único recurso, sintió las voces, levantó la carita y les miró. Intentó una sonrisa. "¡Ay...!", dijo pero no lloró, y los periodista afirmaron que "no nos miró con súplica, no estaba derrotada, había mucho de valentía en su mirada". No dijo que le dolían las piernas sino que simplemente no las podía mover. "Siento frío", parece que dijo con una mirada profunda, entre resignada y triste, pero se le veía tranquila, valiente: "Era una niña toda coraje", escribió entonces Cristina Echandía.
"Tengo miedo que el agua suba y me ahogue porque yo no sé nadar, aunque soy aquí de tierra caliente", balbuceó. En un momento apoyó su rostro sobre el neumático, como para descansar y estuvo así unos cinco minutos, después, otra vez levantó el rostro y pronunció unas frases un poco incoherentes y ya sus ojos estaban más rojos y se notaba algo de delirio. "Tengo sed", dijo e intentó tomar un poco de aquella agua putrefacta: "Se lo impedimos y le pasamos otro vaso de agua", recuerdan los periodistas que asistieron impotentes a su agonía.
Los socorristas regresaron y se volvieron a ir, tras señalar que era imposible tratar de sacarla por la fuerza, porque eso sería destrozarla de la cintura para abajo o por lo menos perdería los pies. Dijeron que era indispensable traer la motobomba para sacar el agua y poder proceder a retirar la materia que la aprisionaba.
Cuando los helicópteros pasaban sobre ella, Omayra levantaba sus ojos enrojecidos y los miraba alejarse. "Te juramos, Omayra, que vamos ya a traerte la motobomba para sacarte de aquí" le decían los socorristas para darle un poco más de tranquilidad pero la niña les respondió: 'Váyanse a descansar y vuelvan a sacarme" Entonces, las crónicas cuentan que le dieron la espalda y se fueron todos llorando, con rabia, como odiando a Dios, a los hombres y a la naturaleza. Por fin, llegó la motobomba en un helicóptero, pero funcionó de manera lenta, y a veces se obstruía por el barro; a esa hora, ya Omayra escasamente podía mantener los ojos abiertos, le habían quitado su blusita de color azul y yacía con su espalda descubierta. Hasta las cinco de la mañana había estado sufriendo delirios y cantado y contado chistes a los médicos y socorristas que la acompañaron durante la noche.
Al principio de la noche, habían pasado ya tres días, estuvo todavía consciente, sosteniendo conversaciones coherentes, pero después de la una de la madrugada comenzó a delirar, cantaba canciones extrañas y un testigo relata que hacia las tres de la mañana le dijo que "ya el Señor la estaba esperando". "Después cantó la canción de los pollitos", recuerda el socorrista, que fue su acompañante durante tres noches de agonía y muerte.
Omayra Sánchez era fuerte, simpática, valiente y hacía sonreír entre lágrimas cuando la televisión transmitía las dramáticas imágenes, y siempre mostró una presencia de ánimo sorprendente. Estaba triste por no poder asistir al examen de matemáticas que tenía aquel 13 de noviembre, triste pero sonriente a las decenas de cámaras, todas impotentes, sin poder hacer nada. Entre ellas la de Frank Fournier, quien tomó la fotografía que todavía hoy nos anuda la garganta y nos encoge el alma. "Cuando se tomó esa foto, Omayra ya estaba agonizando, murió pocas horas después", recuerda Fournier que la valora porque "sirvió para destacar la irresponsabilidad y falta de coraje de los políticos del país".
Die tragische Geschichte von Omayra Sánchez erregte 1985 weltweites Aufsehen. Am 13. November jenes Jahres brach der Vulkan Nevado del Ruiz in Kolumbien aus und löste eine massive Schlammlawine, auch als Lahar bezeichnet, aus. Diese verwüstete die nahegelegene Stadt Armero und… pic.twitter.com/anvc5pHVIF
— Verborgene Weltgeschichten (@weltgeschichten) October 16, 2023
Nos sorprendemos cuando leemos que existen árboles vivos con diez siglos de existencia en el Amazonas. Algún abeto Douglas se complementa con madera subfósil con 22 siglos de existencia. A especies como el Pinus longaeva, la Sequoia gigante, el Drago Canario o ciertas esponjas les son atribuidas edades de hasta cinco mil años. Asombrosa vitalidad frente a las mariposas cuyo efímero ciclo vital apenas llega a un mes, o a bacterias que nunca sobreviven más allá de unos fugaces quince minutos.
Por fortuna, a nuestro alrededor existen elementos muy estables. En la película “Nueve vidas” un personaje menciona de pasada a su pareja que todos descubrimos y nos encandilamos con la misma Luna. Y así es. Desde todos los continentes y océanos. Niños y ancianos. Los que aún vivimos y nuestros más remotos antepasados. Jesucristo y Newton vieron la misma cara de la misma Luna.
La misma que hizo exclamar a Galileo cuando resplandeció a través de su catalejo: “Es muy hermoso y placentero contemplar la Luna”. A todos nos inspira la gobernadora de las mareas. A veces, hasta demasiado. Como dijo el poeta Matsuo Basho en un brillante haiku: “De vez en vez llegan las nubes, / y conceden al hombre una tregua: / le ocultan la Luna”.
En todo caso, es maravilloso contar con un amarre eterno, un noray donde fijar la mirada. En cualquier momento, de cualquier noche, desde cualquier lugar de la Tierra. Allí estará, la fría y casta Luna, reina del firmamento, siempre alumbrada. Helada llama, por cuartos transfigurada, pero siempre con la misma mirada. Ella no sólo nos ilumina, también… nos guarda.
Hemos perdido a Jane Goodall, una vida dedicada a los chimpancés y a la Tierra. Fue la personificación de la ciencia con empatía y la esperanza para el planeta. Jane Goodall (Londres, 3 de abril de 1934-California, 1 de octubre de 2025)) es una de las primatólogas y etólogas más reconocidas del siglo XX y XXI. Sin formación universitaria inicial en biología —trabajaba como secretaria—, viajó a Kenia en 1957 y conoció al paleoantropólogo Louis Leakey, quien descubrió su talento para la observación y la seleccionó para una expedición de investigación en Gombe (Tanzania).
En 1960 comenzó su trabajo de campo con los chimpancés salvajes del Parque Nacional Gombe Stream. Con una paciencia inusual, Goodall observó durante años sus hábitos sociales y alimenticios. Sus descubrimientos revolucionaron la primatología: documentó por primera vez el uso de herramientas por parte de chimpancés, así como comportamientos complejos de cooperación, afecto, agresividad y jerarquía.
En 1965 Jane Goodallse doctoró en la Universidad de Cambridge (una excepción notable, pues no tenía título universitario previo). Desde entonces ha recibido numerosos premios y reconocimientos, como el Premio Príncipe de Asturias (2003) o la Legión de Honor francesa. En 1977 creó el Instituto Jane Goodall, con el objetivo de promover la investigación, la conservación de especies y la educación ambiental.
Jane Goodall ha publicado decenas de libros científicos y de divulgación, tanto para adultos como para público joven. Entre los más destacados:
- “In the Shadow of Man” (1971): obra clave en la divulgación de sus hallazgos en Gombe, escrita en un lenguaje accesible.
- “The Chimpanzees of Gombe: Patterns of Behavior” (1986): su estudio más exhaustivo, fruto de más de 25 años de investigación, considerado una obra de referencia en la primatología.
- “Reason for Hope: A Spiritual Journey” (1999): mezcla de memorias y reflexión filosófica sobre la esperanza en un mundo amenazado.
- “Seeds of Hope” (2013): centrado en la relación entre seres humanos y plantas, y en el compromiso con la sostenibilidad.
Además, Goodall ha impulsado el programa educativo global Roots & Shoots, que promueve en jóvenes la conciencia ambiental, la compasión hacia los animales y la responsabilidad social. El legado de Jane Goodall es doble.
Científico: Transformó la primatología con métodos innovadores: dar nombres a los chimpancés (en lugar de números), pasar largos periodos de observación, centrarse en la dimensión emocional y social de los primates. Sus hallazgos sobre el uso de herramientas borraron la barrera que separaba a los humanos del resto de los animales. Introdujo en la ciencia una mirada empática y holística, que no resta rigor, pero que abre nuevas preguntas sobre el comportamiento animal.
Humano y educativo: Ha sabido convertir la ciencia en relato inspirador, acercando la conservación al gran público. Ha sido voz activa contra la destrucción ambiental, la explotación animal y el cambio climático. Su mensaje de esperanza y compromiso ha inspirado a generaciones de estudiantes, investigadores y activistas.
Goodall no solo ha observado chimpancés: ha mostrado que la ciencia puede ser herramienta de empatía y transformación social. Escuchemos algunas citas representativas:
- “Lo que haces marca una diferencia, y debes decidir qué tipo de diferencia quieres marcar.”
-“El mayor peligro para nuestro futuro es la apatía.”
-“No somos tan diferentes de los animales con los que compartimos el planeta.”
- “Cada individuo cuenta. Cada individuo tiene un papel que jugar. Cada individuo marca la diferencia.”
Jane Goodall llegó a Gombe en 1960, sin título universitario, pero con una pasión inmensa. Allí, en silencio, descubrió que los chimpancés usan herramientas, juegan, se abrazan y también sufren. Su ciencia cambió la mirada sobre lo humano. https://t.co/JGJHiFXcPk Más que una… pic.twitter.com/mdj2nKdIws
Con profundo respeto y admiración, compartimos la partida de la Dra. #JaneGoodall a los 91 años. Su vida fue un testimonio de entrega a la conservación de los primates, una trayectoria marcada por la ciencia, el activismo y un amor inquebrantable por los animales. 😢 pic.twitter.com/yltwhfNxNw
Como prometimos recientementehoy escribimos un homenaje aJoan Didion (1934–2021). Fue una de las grandes maestras de la prosa norteamericana del siglo XX y comienzos del XXI. Nacida en Sacramento, California, creció en un ambiente marcado por las tradiciones pioneras y la luz implacable del Oeste americano, un paisaje moral y físico que impregnó gran parte de su obra.
Precoz escritora desde los cinco años, fue Licenciada en la Universidad de California, Berkeley. Joan Didioncomenzó su carrera como redactora en Vogue en los años sesenta. Fue allí donde perfeccionó un estilo único, preciso como un bisturí, capaz de diseccionar con fría lucidez las tensiones y fracturas de la cultura estadounidense.
Periodista, ensayista, novelista y memorialista, Didion destacó como figura señera del nuevo periodismo, ese movimiento que rompió las fronteras entre el reportaje, la crónica y la literatura. Su escritura combina una mirada casi clínica con una sensibilidad doliente, revelando las grietas bajo la superficie del sueño americano.
Joan Didionfue también testigo lúcida y desgarrada de la dimensión más íntima del dolor. En sus libros de memorias, abordó sin concesiones la experiencia del duelo, el amor conyugal y la fragilidad de la vida, conquistando a nuevas generaciones de lectores con su honestidad brutal y su belleza implacable. Falleció en 2021 en Nueva York, dejando una obra que sigue iluminando las sombras de nuestra época.
Las Principales obras de Joan Didionsegún formatos de periodismo, memoria y ficción.
✒️ Ensayo y crónica.
Slouching Towards Bethlehem (1968). Una colección seminal del nuevo periodismo: retratos implacables de la contracultura californiana y el desmoronamiento de los valores tradicionales.
The White Album (1979). Ensayos emblemáticos sobre el caos de finales de los años 60 y 70 en EE. UU., desde los asesinatos de Manson hasta las grietas en la psique colectiva.
After Henry (1992). Una colección que confirma su mirada crítica y melancólica sobre la cultura y la política americanas.
Political Fictions (2001). Análisis agudo de la política estadounidense, desnudando sus ficciones y rituales vacíos.
South and West (2017, póstumo en parte). Fragmentos de cuadernos que revelan su investigación sobre el Sur profundo y la California rural.
✍️ Memorias.
The Year of Magical Thinking (2005). Ganadora del National Book Award. Un relato inolvidable sobre el duelo tras la muerte súbita de su esposo, el escritor John Gregory Dunne. Una exploración sobre el dolor, la memoria y la obstinación de la esperanza.
Blue Nights (2011). Un texto aún más íntimo y desgarrador, centrado en la muerte de su hija adoptiva, Quintana Roo. Reflexión sobre la maternidad, la pérdida y la fragilidad de la propia vejez.
📖 Novela.
Run River (1963). Su debut novelístico: un oscuro retrato del legado familiar y la violencia soterrada en el valle de Sacramento.
Play It As It Lays (1970). Considerada su obra maestra de ficción: el vacío moral de Hollywood, el nihilismo elegante de una actriz rota, y la belleza mortal del desierto californiano.
A Book of Common Prayer (1977). Una novela política y existencial ambientada en un país ficticio de Centroamérica, con mujeres atrapadas en el caos.
Democracy (1984). Ambiciosa y elusiva, explora la política internacional y las intrigas personales en el Pacífico.
The Last Thing He Wanted (1996). Thriller político que anticipa con fría ironía el escándalo Irán-Contra.
Joan Didion no fue solo una gran cronista de su tiempo. Fue, ante todo, una exploradora de la incertidumbre, de la fragilidad humana ante la muerte, el amor, la política y el mito del progreso. Su estilo —económico, luminoso y devastador— transformó el periodismo y la narrativa contemporánea. Su obra sigue siendo un espejo incómodo pero necesario, que nos obliga a mirar de frente el coste de nuestras ficciones colectivas y personales. ‘El agua estaba quieta y no sabíamos nadar’: el legado de Joan Didion, anatomista del colapso”
La mirada mágica fue una extraordinaria colección de DVDs realizada y dirigida por Iñaki Pangua sobrevolando con helicóptero todos los rincones de Euskadi. La serie fue trágicamente interrumpida el 21 de mayo de 2001 al estrellarse el aparato cuando filmaban en Markina la cantera Ingemar de reconocido mármol negro. Allí fallecieron Iñaki Pangua, director y realizador del espacio, Rubén Cortijo, cámara, y Roberto Arenas, piloto. El vídeo, el mejor homenaje a sus autores (a quienes tuve la suerte de conocer durante mi etapa en EITB) recorre Poveña, Santurtzi, Getxo,... Recuerdo que en mis funciones como Director de Formación inicié a Iñaki Pangua, médico dedicado a la direccción de documentales, en las posibilidades de Internet y de las enciclopedias digitales allá por 1997... y organicé cursos de wescam para Rubén Cortijo, quien se convirtió en un consumado cámara especializado en estas cámaras giroestabilizadas instaladas en helicópteros. No he encontrado ningún link actual que permita comprar la serie... [Deliberadamente he dejado el vídeo en pequeño formato para no incumplir posibles derechos de reproducción... Únicamente se exhibe como reconocimiento a una gran obra que forma parte del colectivo inconsciente de los televidentes de ETB que lo han visto emitido tantas veces... y para dar a conocer algunos rincones de Euskal Herria]
Un pueblo en el Tercer Reich(A Village in the Third Reich) o cómo el auge del nazismo impactó en la vida de la gente corriente, obra de Julia Boyd y Angelika Patel. Una obra excelente para quienes buscan entender no solo qué hizo el nazismo, sino cómo fue aceptado, resistido, normalizado o rechazado por personas de a pie. Es un libro que educa, conmueve y desafía. En un momento en que los discursos autoritarios resurgen en distintos lugares, la lectura se vuelve no solo histórica, sino urgente.
Julia Boyd es una escritora británica especializada en no ficción histórica. Es autora de libros como Travellers in the Third Reich: The Rise of Fascism through the Eyes of Everyday People, y ha vivido en Alemania entre los años setenta. Su trabajo se caracteriza por recuperar voces personales, historias cotidianas, documentos privados (cartas, diarios, memorias) para ofrecer una mirada humana al gran proceso histórico.
Angelika Patel nació en Oberstdorf, Bavaria, en una familia con raíces en ese lugar. Estudió Historia y Literatura alemana, además de un MBA. Es autora de Ein Dorf im Spiegel seiner Zeit (Oberstdorf 1918-1952). Colabora con Boyd para aportar conocimiento local, archivos y el acceso a fuentes primarias del lugar que describen su propia comunidad.
Un pueblo en el Tercer Reich se enfoca en la historia de Oberstdorf, un pintoresco pueblo bávaro en los Alpes alemanes, normalmente apartado de los grandes centros de poder. Aun así, como muestran Boyd y Patel, ni siquiera ese remanso estuvo exento de la influencia, la presión, la propaganda y las leyes del régimen nazi.
El libro está construido con cartas, memorias personales, entrevistas, archivos municipales, diarios, etc., lo que permite ver cómo el nazismo fue ganando terreno en lo que parece una vida paradisíaca y natural, cómo fue imponiéndose lentamente en lo institucional (gobierno local, escuela, sociedad civil), cómo se transformaron actitudes, miedos, resistencias, complicidades, ruegos y silencios.
Algunos episodios concretos destacados:
- La votación del 5 de marzo de 1933, momento en que la gente se reúne para escuchar al alcalde hablar de las elecciones federales, mostrando cómo las tensiones políticas nacionales penetran en la vida local.
- La historia del alcalde Ludwig Fink, quien fue miembro del Partido Nazi y a la vez ejerció cierta protección hacia personas perseguidas, mostrando la complejidad moral del poder local.
- El caso de Theodor Weissenberger, un niño ciego cuya vida fue considerada “indigna de ser vivida” según la ideología nazi del programa de eutanasia Aktion T4.
- Historias de familias judías (como Dora Lemkes, Emil Schnell), de ciudadanos comunes que resistían o simplemente intentaban sobrevivir bajo la opresión, así como de los efectos de la guerra, los bombardeos, el adoctrinamiento en escuelas, la propaganda, la vigilancia social.
El libro no es una novela, es historia social, historia de lo cotidiano, con un fuerte componente de micro-historia, centrado en un lugar concreto para exponer cómo los grandes procesos del nazismo (legislación, propaganda, racismo, exterminio, guerra) se experimentaron desde abajo.
Aquí unas frases seleccionadas que pueden funcionar como citas representativas:
- «Escondido en lo profundo de los Alpes bávaros yace el pintoresco pueblo de Oberstdorf … Sin embargo, ni siquiera ese idílico lugar pudo escapar al brutal puño del régimen nazi.»
- «Basándose en archivos personales, cartas, entrevistas y memorias, desnuda su brutalidad y amor; valentía y debilidad; acción, apatía y dolor; esperanza, sufrimiento, alegría y desesperación.»
- «Conocemos a los judíos que sobrevivieron –y a los que no; al alcalde nazi que intentó proteger a los perseguidos por el régimen; y a un niño ciego cuya vida fue juzgada como “no digna de vivir.”»
- «Cómo un pueblo bávaro con historia y aparentemente idílico fue abrazando gradualmente la ideología nazi.»
Puntos fuertes:
- Humanización de la historia: El principal logro del libro es dar rostro humano al nazismo, al mostrar no solo a los verdugos o las víctimas, sino a los habitantes “corrientes” de un pueblo remoto, con sus contradicciones, miedos y decisiones morales. Esto lo hace especialmente valioso para lectores interesados en la historia vivida y en la educación ética.
- Fuentes ricas y locales: El uso de archivos locales, memorias familiares, entrevistas y documentos de Oberstdorf le da autenticidad y profundidad. La colaboración de Patel, hija de esa zona, aporta además matices de memoria íntima.
- Mirada compleja: El libro no presenta una historia maniquea; hay personajes con roles ambiguos (como el alcalde Fink), personas que colaboran, otras que resisten, otros que se dejan llevar. Esta complejidad es esencial para entender cómo funciona el totalitarismo.
- Relevancia pedagógica: Es un excelente material para enseñanza de historia, ética, ciudadanía. Permite reflexionar sobre propaganda, responsabilidad individual, complicidad, violencia institucional, memoria histórica.
Posibles limitaciones o puntos de reflexión:
- Algunos lectores pueden encontrar que la abundancia de personajes locales y episodios menores dispersa un poco la narración; no hay una trama central fuerte como en una novela, lo que puede hacer que en algunos pasajes parezca más crónica que narrativa fluida.
- Aunque aborda muchas facetas, el libro está limitado al contexto de Baviera y Oberstdorf; para una visión global del Tercer Reich habría que complementarlo con obras que cubran otras regiones, clases sociales, grupos perseguidos menos documentados.