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Joan Didion: cómo escribir cuando todo se desmorona

Como prometimos recientemente hoy escribimos un homenaje a Joan Didion (1934–2021). Fue una de las grandes maestras de la prosa norteamericana del siglo XX y comienzos del XXI. Nacida en Sacramento, California, creció en un ambiente marcado por las tradiciones pioneras y la luz implacable del Oeste americano, un paisaje moral y físico que impregnó gran parte de su obra.

Precoz escritora desde los cinco años, fue Licenciada en la Universidad de California, Berkeley. Joan Didion comenzó su carrera como redactora en Vogue en los años sesenta. Fue allí donde perfeccionó un estilo único, preciso como un bisturí, capaz de diseccionar con fría lucidez las tensiones y fracturas de la cultura estadounidense.

Periodista, ensayista, novelista y memorialista, Didion destacó como figura señera del nuevo periodismo, ese movimiento que rompió las fronteras entre el reportaje, la crónica y la literatura. Su escritura combina una mirada casi clínica con una sensibilidad doliente, revelando las grietas bajo la superficie del sueño americano.

Joan Didion fue también testigo lúcida y desgarrada de la dimensión más íntima del dolor. En sus libros de memorias, abordó sin concesiones la experiencia del duelo, el amor conyugal y la fragilidad de la vida, conquistando a nuevas generaciones de lectores con su honestidad brutal y su belleza implacable. Falleció en 2021 en Nueva York, dejando una obra que sigue iluminando las sombras de nuestra época.

Las Principales obras de Joan Didion según formatos de periodismo, memoria y ficción.

✒️ Ensayo y crónica. 

  • Slouching Towards Bethlehem (1968). Una colección seminal del nuevo periodismo: retratos implacables de la contracultura californiana y el desmoronamiento de los valores tradicionales.
  • The White Album (1979). Ensayos emblemáticos sobre el caos de finales de los años 60 y 70 en EE. UU., desde los asesinatos de Manson hasta las grietas en la psique colectiva.
  • After Henry (1992). Una colección que confirma su mirada crítica y melancólica sobre la cultura y la política americanas.
  • Political Fictions (2001). Análisis agudo de la política estadounidense, desnudando sus ficciones y rituales vacíos.
  • South and West (2017, póstumo en parte). Fragmentos de cuadernos que revelan su investigación sobre el Sur profundo y la California rural.

✍️ Memorias.

  • The Year of Magical Thinking (2005). Ganadora del National Book Award. Un relato inolvidable sobre el duelo tras la muerte súbita de su esposo, el escritor John Gregory Dunne. Una exploración sobre el dolor, la memoria y la obstinación de la esperanza. 
  • Blue Nights (2011). Un texto aún más íntimo y desgarrador, centrado en la muerte de su hija adoptiva, Quintana Roo. Reflexión sobre la maternidad, la pérdida y la fragilidad de la propia vejez.

📖 Novela.

  • Run River (1963). Su debut novelístico: un oscuro retrato del legado familiar y la violencia soterrada en el valle de Sacramento. 
  • Play It As It Lays (1970). Considerada su obra maestra de ficción: el vacío moral de Hollywood, el nihilismo elegante de una actriz rota, y la belleza mortal del desierto californiano. 
  • A Book of Common Prayer (1977). Una novela política y existencial ambientada en un país ficticio de Centroamérica, con mujeres atrapadas en el caos.
  • Democracy (1984). Ambiciosa y elusiva, explora la política internacional y las intrigas personales en el Pacífico.
  • The Last Thing He Wanted (1996). Thriller político que anticipa con fría ironía el escándalo Irán-Contra.

Joan Didion no fue solo una gran cronista de su tiempo. Fue, ante todo, una exploradora de la incertidumbre, de la fragilidad humana ante la muerte, el amor, la política y el mito del progreso. Su estilo —económico, luminoso y devastador— transformó el periodismo y la narrativa contemporánea. Su obra sigue siendo un espejo incómodo pero necesario, que nos obliga a mirar de frente el coste de nuestras ficciones colectivas y personales. ‘El agua estaba quieta y no sabíamos nadar’: el legado de Joan Didion, anatomista del colapso”

Por qué amo mi rutina (y por qué tú también podrías)

Hoy queremos elogiar el valor y el arte de la rutina, y cómo los hábitos nos enseñan a vivir. Abrazar lo cotidiano no es cárcel, es el mejor taller de una vida plena y la óptima estructura secreta para la libertad. 

Hay días, sobre todo en un verano de AlicanTerapia (más posts), que parecen repetirse con un ritmo tan previsible que casi podríamos recitarlos de memoria: levantarse temprano, antes andar ahora nadar unos largos en la piscina, escribir unas páginas, conversar y aprender con amistades de todas las edades y disfrutar de la naturaleza y del entorno

Lejos de ser un signo de monotonía, la rutina es un espacio de cultivo. Como dijo Gustave Flaubert«Sé regular y ordenado en tu vida para ser vehemente y original en tu obra».

La rutina nos da la estructura sobre la que construimos. La piscina, por ejemplo, no es solo ejercicio: es una forma de meditación en movimiento. El agua obliga a un diálogo interior. Al nadar, uno se encuentra con su respiración, sus pensamientos, y el ritmo cadencioso calma la mente y abre espacio a la creatividad. He resuelto más problemas en el silencio líquido de una piscina que en muchas tormentas de ideas.

Luego está la escritura diaria. No siempre se escribe bien, algunos casi nunca lo hacemos, pero siempre se entrena la mirada. La costumbre de sentarse ante la página vacía enseña humildad: hay días fecundos y otros baldíos, pero la rutina hace el trabajo. La gran escritora Joan Didion, a la que pronto dedicaremos un post, apuntó: «Escribo para saber lo que pienso».

Por último, las conversaciones con vecinos y amigos, de aquí y de allá, de niños a abuelos. Algunos ven en ellas una distracción; para mí son parte esencial de la rutina. Son laboratorios de ideas, espacios donde uno se expone a lo que no sabe. Nada reemplaza una buena charla, con risas o con silencios compartidos, para sentir que la vida tiene textura.

La rutina no es prisión. Es un andamiaje. Gracias a ella podemos explorar lo incierto sin miedo de perdernos. O como decía Séneca«La vida sin un plan es errar al azar».

Así, cada día que parece igual es, en el fondo, diferente. Porque somos diferentes después de cada brazada, de cada frase escrita, de cada conversación. Y esa es la magia de la rutina bien elegida: nos mejora. Añade a la rutina diaria un poco de lectura, otra dosis de aprendizaje y un montón de amor. Así será más feliz.

Marguerite Yourcenar: Escritura, memoria y eternidad

Ya anunciamos hace poco que teníamos a Memorias de Adriano en nuestro proceso de relecturas. Como homenaje a Marguerite Yourcenar y su relevancia en la literatura contemporánea, especialmente en relación con su enfoque histórico, filosófico y estilístico.

Marguerite Yourcenar (1903–1987) fue arquitecta del alma humana y de la historia y una de las figuras más singulares e influyentes de la literatura del siglo XX. Nacida en Bruselas con nacionalidad francesa y más tarde ciudadana estadounidense, Yourcenar fue mucho más que una novelista: fue una intelectual comprometida, una erudita de la antigüedad y la primera mujer en ingresar a la Academia Francesa en 1980, un hecho simbólico que reconocía la profundidad de su pensamiento en un mundo aún dominado por la voz masculina.

Marguerite Yourcenar es sobre todo recordada por su magistral novela Memorias de Adriano (1951), una obra que no solo revive la voz del emperador romano, sino que humaniza el poder y la fragilidad con una prosa serena, reflexiva y profundamente contemporánea. Esta novela marcó un punto de inflexión en la narrativa histórica, alejándose del espectáculo y acercándose a lo íntimo, lo filosófico.

En Opus nigrum (1968), otra de sus grandes obras, explora el conflicto entre el pensamiento mágico y el científico durante el Renacimiento, encarnado en el personaje de Zenón. Aquí, la autora plantea una meditación sobre la libertad, la herejía y la búsqueda de sentido, anticipando muchas de las tensiones del mundo moderno.

El estilo de Marguerite Yourcenar es sobrio pero profundamente lírico, cuidado hasta el extremo, sin artificios gratuitos. Su prosa transmite una lucidez casi estoica, y cada palabra parece elegida con el rigor de un escultor clásico.

Más que contar historias, Yourcenar interroga la condición humana a través del tiempo, y su literatura se convierte en una forma de meditación. Lo histórico en ella no es decorado, sino herramienta para pensar el presente desde una perspectiva dilatada y sapiencial.

En tiempos donde lo inmediato predomina, Marguerite Yourcenar sigue siendo una autora que invita a la pausa, al pensamiento y al diálogo entre épocas. Su obra representa una forma de resistencia cultural: la creencia en que la literatura aún puede ser sabia, hermosa y necesaria. Su legado no es solo literario, sino ético: nos recuerda que escribir es también un acto de responsabilidad frente al tiempo y la memoria.

Marguerite Yourcenar, cuya frase autobiográfica era “Escribir no cambia el mundo, pero puede evitar que el mundo nos cambie del todo”, nos regaló esta selección de citas destacadas con contexto breve y organizadas por libro, ideales para enriquecer una entrada de blog literario:

Cuentos orientales (1938): “La piedad no cambia el curso de las cosas, pero nos vuelve menos crueles.”

Memorias de Adriano (1951): “Traté de describiros no a un hombre perfecto, sino a un hombre”. “Lo que la filosofía ha buscado en vano, el arte lo ha conseguido: la suspensión del tiempo”. “El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez se lanza una mirada inteligente sobre sí mismo.”

Opus nigrum (1968): “Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”. “El amor a la verdad no impide la fe, pero la purifica.

El tiempo, ese gran escultor (1983): “Todo lo que ha sido pensado existe en alguna parte”. “La historia es el polvo de los siglos, pero también su luz.”

Viento del norte: dando voz al alma gallega en la posguerra

Hoy recorreremos una historia de amor imposible entre muros de piedra y viento. Un amor marcado por el viento, la tierra y la mirada ajena: Marcela y Álvaro, atrapados en su tiempo.  Un amor que, cuando ella lo descubre y reconoce, ya es tarde. Hablamos de Viento del norte de Elena Quiroga

La protagonista, Marcela, es una joven criada abandonada desde bebé y criada por Ermitas en el pazo. El dueño del pazo, Álvaro de Castro, un hidalgo culto y mayor, se enamora de ella y acepta casarse pese a la gran diferencia social, la oposición de su familia y el rumor popular. La comunión entre ambos se ve bloqueada por la desconfianza, la envidia de los criados y la presión social. Marcela es internada en un convento previamente a la boda y, aunque la pareja tiene un hijo, el vínculo no fluye.

Un accidente deja a Álvaro paralítico y marcado por la culpa. Finalmente él muere, y sólo en ese momento Marcela comprende lo profundo de su amorLa novela Viento del norte destaca por su profunda atmósfera gallega, el uso de modismos y gallego popular en el castellano, y por explorar temas como el deseo, la incomunicación, el silencio y el peso del entorno rural en la identidad de los personajes.

La autora, Elena Quiroga (1921–1995), nació en Santander, en 1921. Pasó parte de su infancia en Valdeorras (Galicia). Falleció en A Coruña en 1995. En 1950 ganó el Premio Nadal con esta obra, lo que la colocó como segunda mujer en acceder a la Real Academia Española.

Fue una de las figuras más destacadas de la narrativa de posguerra en España, junto a Carmen Laforet o Ana María MatuteSu estilo se caracteriza por una prosa lírica, rica en modismos gallegos y metáforas ligadas al paisaje, la tradición rural y las tensiones sociales. Otros títulos notables de su obra incluyen Soledad sonora, La sangre, Tristura y Presente profundo.

Gaza: Un genocidio flagrante ante la mirada cómplice del mundo

Este es un modesto blog personal, pero hemos de sumarnos a las denunciar por el genocidio de Gaza junto a organismos internacionales y expertos en derechos humanos sobre la situación de limpieza étnica sistemática en GazaDesde octubre de 2023, la Franja de Gaza ha sido escenario de una devastadora ofensiva militar por parte de Israel, resultando en la muerte de más de 53.000 personas, incluidos más de 16.000 niños. Esta tragedia ha llevado a expertos y organismos internacionales a calificar estos actos como genocidio.

Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, ha presentado informes detallando que Israel ha cometido actos genocidas, como causar graves daños físicos y mentales a los palestinos, infligir condiciones de vida destinadas a su destrucción física y adoptar medidas para impedir nacimientos dentro del grupo. 

Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han respaldado estas afirmaciones, documentando asesinatos masivos, destrucción de infraestructuras esenciales y bloqueos que impiden el acceso a ayuda humanitaria, exacerbando la crisis humanitaria en la región. 

La Corte Internacional de Justicia ha reconocido la plausibilidad de que se esté cometiendo un genocidio en Gaza, emitiendo medidas cautelares para prevenir actos genocidas y garantizar la entrega de ayuda humanitaria. 

A pesar de estas denuncias, la respuesta internacional ha sido insuficiente. Mientras algunos países han comenzado a reconsiderar sus relaciones con Israel, otros continúan proporcionando apoyo militar y político, perpetuando la impunidad. 

Es imperativo que la comunidad internacional actúe con decisión para detener este genocidio, garantizar la rendición de cuentas y proteger los derechos fundamentales del pueblo palestino, así como los del pueblo judío. El silencio y la inacción no son opciones ante esta tragedia humanitaria.

    Las pequeñas virtudes arruinan las grandes, de Natalia Ginzburg

    "Las pequeñas virtudes" (leer en PDF) es una obra escrita por la autora italiana Natalia Ginzburg, publicada por primera vez en 1962. Se trata de un conjunto de ensayos autobiográficos y reflexivos, escritos entre 1944 y 1960, en los que Ginzburg combina experiencias personales con observaciones sobre la vida, el amor, la educación y la sociedad.

    El libro está compuesto por once ensayos, cada uno independiente pero unidos por un tono íntimo, sobrio y a la vez profundamente humano. Ginzburg explora temas cotidianos, pero con una mirada que revela aspectos universales de la experiencia humana.

    Entre los ensayos más destacados están:

    - "El zapato roto": Reflexión sobre la pobreza y la dignidad, a través de imágenes de la posguerra.
    - "Retrato de un amigo": Homenaje al escritor Cesare Pavese, con quien tuvo una estrecha amistad. 
    "Las pequeñas virtudes" (último ensayo que da nombre al libro): Una crítica a la educación que enfatiza virtudes "menores" (como la prudencia, la obediencia, el ahorro), en lugar de fomentar las grandes virtudes como la generosidad, el coraje o la pasión por la verdad.

    En este ensayo central, Natalia Ginzburg sostiene que educar solo en "pequeñas virtudes" forma personas temerosas y conformistas, mientras que las "grandes virtudes" permiten vivir con más plenitud y sentido ético.

    Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).

    Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.

    Natalia Ginzburg (1916–1991) fue una escritora, ensayista y política italiana. Su obra abarca desde la novela hasta el ensayo, con un estilo sobrio, directo y lleno de humanidad. Fue miembro activa de la resistencia antifascista y vivió de cerca la persecución política (su esposo, Leone Ginzburg, fue asesinado por los nazis).

    Su literatura destaca por su mirada lúcida sobre las relaciones humanas, el dolor, la memoria y los vínculos familiares. "Las pequeñas virtudes" es una de sus obras más conocidas y representa bien su capacidad de abordar lo íntimo desde una perspectiva social y ética.

    Rogamos la lectura completa, pero destacamos algunas de sus mejores citas:

    -"Las pequeñas virtudes no deben enseñarse, sino que deben derivarse de las grandes. Enseñar las pequeñas virtudes significa hacer del cálculo la base de la vida. Debemos enseñarles el amor por la vida, no el temor al dolor."

    - "No debemos enseñar a nuestros hijos el ahorro, sino la generosidad. Debemos enseñarles el valor, no la prudencia. Es mejor enseñar a los hijos a no tener miedo del fracaso, a no avergonzarse del fracaso."  

    "Los padres no debemos mirar a nuestros hijos como algo que nos pertenece. Somos los padres quienes pertenecemos para siempre a los hijos."

    - "Los niños se educan observando, no oyendo nuestras palabras. La costumbre de la generosidad, del abandono, de no calcular, no se enseña, se vive. Queremos que nuestros hijos estén preparados para la vida, pero no hay preparación posible fuera del vivir mismo.

    Las Pequeñas Virtudes Natalia Ginzburg by Cristobal Florenzano

    La atención es generosidad silenciosa en un mundo acelerado

    Simone Weil, filósofa y mística, decía que “la atención es la forma más rara y pura de generosidad. Muy pocas mentes son capaces de descubrir que las cosas y los seres existen”. En un mundo saturado de estímulos en cada momento, detenerse a mirar, escuchar o sentir se ha convertido en un acto casi revolucionario. Prestar atención plena es regalar tiempo y cuidado sin esperar nada a cambio. Este simple acto es un modo de amar y de respetar profundamente al otro. Como apunta un análisis reciente, nuestra atención “da valor a las cosas; lo que atendemos se convierte en lo que importa” . Al dirigir nuestro foco con intención, otorgamos significado a lo cotidiano y hacemos sentir a los demás que existen en nuestra vida.

    Atención en tiempos acelerados: La avalancha de mensajes y tareas diarias nos arrastra con facilidad. Simone Weil nos recuerda que al prestar atención elegimos qué lugar ocupan las personas y las cosas en nuestra existencia. En palabras de una experta, la atención es una energía sutil que da forma a nuestras vidas: “lo que miramos, lo que sentimos, lo que decidimos que importa… todo nace de nuestra capacidad de prestar atención” . En otras palabras, cada vez que atendemos a alguien o algo, lo validamos y lo hacemos crecer. Por eso la atención es un recurso tan valioso: convertir lo invisible en visible. En un mundo de prisas, la decisión de enfocarnos es un gesto de rebeldía contra la distracción generalizada. Es el hilo invisible que une lo que amamos y lo que soñamos, y lo transforma en algo real.

    Atención: generosidad y amor. Prestar atención al otro es una forma de amor que humaniza la relación. No basta con dirigir la mirada; hay que detenerse, escuchar y hacer sentir al otro que tiene un lugar en nuestra vida . Cuando hablamos con alguien, renunciar al celular para mirarlo a los ojos es un regalo de respeto. Escuchar en silencio los miedos o alegrías de un amigo sin ofrecer consejos inmediatos es un acto de compasión. En ese gesto humilde reconocemos la dignidad ajena. 

    Simone Weil sostenía que este tipo de atención desinteresada equivale a una oración laica, un modo de orientarnos hacia lo divino que todos llevamos dentro . Al eliminar el “yo” del centro, la atención pura crea espacio para la presencia del otro o incluso de algo superior. Tal como escribía Weil, cada ejercicio de concentración disciplinada –sea resolver un problema o leer un texto– “se convierte en oración” cuando lo practicamos con verdadero deseo de verdad . La atención así entendida es iluminación mutua: nos abre a la belleza del mundo y a la profundidad de las personas a nuestro alrededor.

    La atención en la vida cotidiana tiene poder transformador en lo pequeño y lo rutinario. Ejemplos sencillos muestran su alcance:

    • Escuchar sin interrupciones a un familiar o colega cuando habla de su día. Un silencio atento puede ser la mejor medicina para quien necesita contarse.
    • Mirar a los ojos con interés durante una conversación. Con solo enfocar la mirada y asentar con la cabeza se puede entregar apoyo y cercanía.
    • Ayudar con plena presencia: acompañar a una persona enferma o compartir una comida sin apuros. Estar ahí, sin prisa, es a veces el mejor regalo.
    • Observar la naturaleza o el arte con calma. Ver el amanecer o leer un poema con atención nos reconecta con lo esencial y expande el corazón.
    • Cultivar la atención a uno mismo, descansando el cuerpo y la mente. Cerrar los ojos unos minutos, respirar conscientemente o meditar son prácticas de auto-regalo que luego multiplicamos hacia afuera.

    Estos gestos cotidianos de atención son formas discretas de generosidad. No se trata de grandes sacrificios, sino de presencia: ofrecer un poco de nuestro tiempo y de nuestra escucha genuina. Así manifestamos amor, respeto y responsabilidad ética. En cada detalle la atención crea un puente entre las personas y revela que el otro importa.

    Conclusión inspiradora: Entender la atención como un acto de amor y de autenticidad nos invita a un cambio profundo. Simone Weil nos desafía a ver la atención no como algo mundano, sino como un camino ético y espiritual. Cada instante que damos con plena conciencia es un regalo: a los demás, al mundo y a nosotros mismos. Cultivar la atención transforma nuestras relaciones y nutre el alma. Al final, lo que más regala la vida son momentos de verdadera conexión: un silencio compartido, una escucha atenta, una mirada compasiva. Practicar la atención nos recuerda que estamos juntos en este viaje y que amar, en definitiva, es prestar la mejor de nuestras presencias.

    Origen de los nombres de los continentes

    Recordemos el origen de los nombres, siempre en femenino en castellano, de los continentes conocidos actualmente:

    1. África: El nombre “África” proviene del latín “Africa terra”, que era el nombre que los romanos dieron a la región que hoy conocemos como Túnez. Se cree que deriva del nombre de una tribu local, los “Afri”. Otra teoría es que proviene del griego “a-phrike”, que significa “sin frío”.

    2. América: Llamada así en honor al navegante Américo Vespucio, quien fue uno de los primeros europeos en proponer que las tierras descubiertas por Cristóbal Colón no eran Asia, sino un “Nuevo Mundo”. El cartógrafo Martin Waldseemüller usó su nombre en un mapa de 1507.

    3. Asia: El nombre Asia proviene del griego antiguo “Ἀσία” (Asía), utilizado inicialmente para referirse a las tierras al este de Grecia. Posiblemente deriva del término acadio “asu”, que significa “salida del sol” o “este”.

    4. EuropaEl nombre tiene origen griego. “Europa” (Εὐρώπη) era una princesa fenicia en la mitología griega. El nombre puede derivar del griego antiguo “eurys” (ancho) y “ops” (cara/vista), posiblemente significando “amplia mirada” o “tierra del ocaso” (occidente).

    5. Oceanía: Este nombre proviene del griego “ōkeanós”, que significa océano. Fue acuñado en el siglo XIX para describir la región que incluye Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y miles de islas del Pacífico. Se refiere a “las tierras del océano”.

    6. Ártico: Deriva también del griego “arktikós”, que significa “relativo al oso”, en referencia a la constelación Osa Mayor que se ve en el hemisferio norte. 

    7. Antártida: El nombre Antártida viene del griego “antarktikós”, que significa “opuesto al Ártico”. 

    Robert Doisneau: El fotógrafo que inmortalizó la magia de París

    Robert Doisneau (1912-1994) fue un reconocido fotógrafo francés, célebre por sus imágenes en blanco y negro que capturan la vida cotidiana de París con un estilo espontáneo y poético. Nació el 14 de abril de 1912 en Gentilly, Francia, y desde joven mostró interés por la fotografía. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en la resistencia francesa y documentó la ocupación nazi.

    Su obra es considerada parte fundamental de la fotografía humanista, ya que retrata la sencillez y la belleza de la vida diaria con sensibilidad y humor. Fue un maestro en capturar escenas espontáneas que transmiten emociones genuinas.

    Falleció Robert Doisneau (ver en otros postsel 1 de abril de 1994, dejando un legado visual que sigue inspirando a generaciones de fotógrafos. Algunas de sus fotografías más icónicas:

    📸 "El beso del Hôtel de Ville" (1950) – Una de las imágenes más famosas de la historia, donde una pareja se besa apasionadamente en las calles de París.

    📸 "El infante de la boulangerie" (1953) – Un niño con una enorme baguette, capturando la simplicidad y alegría de la infancia.

    📸 "Los colegiales de la rue Damesme" (1956) – Un grupo de niños caminando por la ciudad, reflejando la inocencia y el dinamismo de la juventud.

    📸 "Mademoiselle Anita" (1951) – Un retrato elegante de una joven parisina que captura la moda y la actitud de la época.

    📸 "Banlieue de Paris" (1949) – Serie de fotografías sobre los suburbios parisinos que documentan la vida fuera del centro urbano.

    La obra de Robert Doisneau, pura poesía de la vida cotidiana en blanco y negro, sigue siendo un símbolo de la nostalgia y la belleza de la vida cotidiana, con una mirada única y profundamente humana.

    Amor fosilizado, lo más humano desde la prehistoria

    Corren tiempos difíciles, cuando nos preguntamos cómo hay adultos que votan por líderes que no son solidarios, ni casi humanos, por su modo de gobernar contra sus semejantes,... Pero la grandeza del ser humano radica en actuar de modo diferente al resto de especias vivas, desde el presente y desde hace medio millón de años. 

    Así nos lo recuerda el paleontólogo Ignacio Martínez Mendizábal cuando le piden elegir entre los fósiles que ha descubierto su equipo en Atapuerca, algo que es como elegir entre los hijos. Sin embargo, recuerda a tres cráneos que supusieron un antes y un después en su carrera. Entre ellos, la pequeña "Benjamina", la más querida, la que demostró que la humanidad entendida como altruismo se remonta a la Prehistoria y es el primer ejemplo de "amor fosilizado".

    Licenciado en Biología Evolutiva y Antropología, con una incansable curiosidad por desentrañar los orígenes del ser humano, Ignacio Martínez Mendizábal ha sido pieza clave en el descubrimiento de fósiles que redefinieron nuestra comprensión de las primeras migraciones y del comportamiento del ‘Homo antecessor’. Catedrático de Antropología Física en la Universidad de Alcalá (Madrid), su nombre está estrechamente vinculado a los hallazgos en los yacimientos de Atapuerca (Burgos), desde 1984. 

    Entre sus descubrimientos destacan restos óseos que evidencian el desarrollo temprano del pensamiento simbólico, la colaboración y la vida prehistórica en comunidad, que le llevó a recibir junto a su equipo el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997. Los llamados "Cráneo 4" (Agamenón), "Cráneo 5" (Miguelón) y "Benjamina" fueron algunos de los grandes hitos de su trabajo, que contribuyeron a entender mejor a nuestros ancestros. "Nunca pensé, en mi carrera como paleontólogo, que me iba a encontrar el amor fosilizado, porque eso es lo que es Benjamina, el amor fosilizado, que habla de lo mejor de las personas. Algo que científicamente es muy interesante porque Darwin pensaba que el amor había sido uno de los motores de la evolución humana", describe.

    Ignacio Martínez Mendizábal es autor de obras como 'El primate que quería volar', una reflexión sobre la evolución humana narrada de manera accesible y cautivadora, y coautor de los libros 'La especie elegida' y 'Amalur: Del átomo a la mente', en colaboración con Juan Luis Arsuaga, que ofrecen una mirada divulgativa sobre la evolución y la relación del ser humano con la naturaleza. El compromiso con la vocación científica del paleontólogo ha contribuido no solo al avance del conocimiento antropológico, sino también a inspirar el interés por la ciencia en las nuevas generaciones, a quienes aspira a dejar su ejemplo como legado.

    Vídeo completo, a continuación

    "El mejor libro del mundo" de Vilas: Oda al amor y la memoria

    El mejor libro del mundo” de Manuel Vilas (@GranVilas) es una novela publicada en septiembre de 2024 de clara inspiración autobiográfica que narra la vida de un escritor que se esfuerza por crear la obra maestra definitiva. La historia se centra en la rutina diaria del escritor, sus luchas con el síndrome del impostor, las comparaciones constantes con otros, las decepciones y la incertidumbre, así como la convivencia con la alegría y el fracaso. 

    Expone la fragilidad del escritor, abordando temas como el síndrome del impostor (posts), las comparaciones constantes, las decepciones y la convivencia con la alegría y el fracaso. La novela ofrece una mirada única y real sobre la lucha diaria de un escritor por ser apreciado y dejar una huella en la posteridad, siempre desde una perspectiva cómica.

    Vilas ofrece una mirada única y cómica sobre la vulnerabilidad de un escritor, explorando temas como la búsqueda de la excelencia, la fragilidad humana y la lucha por ser apreciado y recordado. La novela combina elementos de ficción con experiencias personales del autor, creando una narrativa divertida, irreverente y profundamente humana. 

    En “El mejor libro del mundo” de Manuel Vilas, el personaje principal es el propio autor, Manuel Vilas, quien se presenta de manera autobiográfica. La novela se centra en su vida cotidiana y su lucha por escribir la obra maestra definitiva. A través de su narrativa, Vilas explora su vulnerabilidad, sus comparaciones constantes con otros escritores, sus decepciones y sus momentos de alegría y fracaso.

    Además de Manuel Vilas, otros personajes destacados incluyen a su esposa, la escritora Ana Merino, y sus hijos, quienes también forman parte importante de su vida y su proceso creativo. Aunque no se mencionan sus nombres específicos, sus hijos juegan un papel importante en su vida y en su proceso creativo. La memoria de sus padres de Vilas es una presencia constante en la novela, reflejando la influencia que han tenido en su vida y obra. La novela también incluye personajes ficticios y situaciones oníricas que Vilas utiliza para explorar sus obsesiones, devociones y vicios.

    Entre ellos las personalidades destacan: 
    - Franz Kafka (posts): Vilas expresa su admiración por el escritor checo y su influencia en su obra. 
    - Sixto Rodríguez: El músico estadounidense también es mencionado como una figura inspiradora para Vilas. 

    Manuel Vilas Vidal nació el 19 de julio de 1962 en Barbastro, Huesca, España. Es poeta, narrador y ensayista. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, ejerció durante más de veinte años como profesor de secundaria. Su obra poética incluye títulos destacados como "Resurrección" (2005), que obtuvo el Premio Gil de Biedma, y "El hundimiento" (2015), galardonado con el Premio Internacional de Poesía Generación del 27. 

    En narrativa, ha publicado novelas como "España" (2008), "Aire nuestro" (2009) y "Los inmortales" (2012). Su novela "Ordesa" (2018) fue traducida a más de veinte lenguas y elegida libro del año por Babelia, además de obtener el Premio Femina en Francia. "Alegría" (2019) fue finalista del Premio Planeta, y "Nosotros" (2023) recibió el Premio Nadal. Vilas colabora habitualmente en medios como El País y la Cadena SER.