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Han sido siete días en el Parador de Mojácar, Almería, en pleno centro de agosto de 2021. Demasiado calor, y demasiado tráfico, en una atmósfera poco recomendable para muchas actividades al tiempo libre. La conjunción de calima, inversión térmica, falta de lluvia, han dado días de preocupante contaminación (ver datos de BreezoMeter). Ello ha limitado nuestras visitas y alguno de los viajes previstos, como el de Roquetas de Mar que hemos pospuesto.
El Parador de Mojácar siempre es recomendable (quizá no tanto en agosto), a pesar de su precio, no solamente alto sino extrañamente variable día a día, con criterios inexplicables. Tanto en recepción como en cada habitación hay letreros oficiales (fotos) con el precio (IVA incluido), pero lo facturado ha oscilado entre 40 y 60 euros adicionales sin más explicaciones. Hablamos con la Directora que, simplemente, nos indicó que es el precio que les autorizan y que han de aplicar día a día cambiante. Misterios por descubrir en una red pública de alojamiento, Paradores.
Con todo, lo mejor del Parador de Mojácar es su estructura de baja altura, calidad y amabilidad del servicio y del personal, buena cocina y todo acorde a un hotel de cuatro estrellas. Excelentes las medidas de higiene en plena pandemia, tanto en el comedor (con pinzas desechables para el buffet) como en el conjunto. Podría mejorarse el aparcamiento (caótico en agosto), despejar con señalización horizontal el PDR (Punto De Recarga) que -valorando que fue uno de los primeros- ha quedado obsoleto por falta de potencia, enchufe Mennekes y WallBox.
Tuvimos problemas de mantenimiento, casi dos horas sin luz, por error del termostato del Aire Acondicionado, pero se arregló.... ¡sustituyendo el moderno digital por uno anticuado y analógico! Lo mejor las decenas de kilómetros de playa, de aguas limpias, pero con necesidad de calzado por las piedras de la orilla.
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